Primeras Jornadas de Medio Oriente

 

Israel: Nuevo pensamiento crítico en las Ciencias Sociales

Pedro Brieger

Profesor titular de "Geopolitica de Medio Oriente" en la Maestria de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y coordinador del Departamento de Medio Oriente (DEMO) de dicha Universidad.
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Introducción

Al cumplirse cincuenta años de la Partición de Palestina la sociedad israelí asiste al desarrollo del pensamiento crítico en las ciencias sociales. Esto es así en varias áreas de estudio, especialmente en historia y sociología, desde donde se lanzan al debate los "Nuevos Historiadores" aunque no todos acepten esta denominación y no todos sean historiadores

De manera simplificada y esquemática, pero no menos valida, es posible señalar que, hasta la aparición de "los nuevos historiadores" la historia de los acontecimientos entre 1947 y 1949 (la Partición de Palestina y el fin de la guerra entre el Estado de Israel creado el 14 de mayo de 1948 y los países árabes) estuvo contada casi de manera exclusiva desde dos lados antagónicos.

Por un lado, la historiografía israelí hacia hincapié en el abandono voluntario de los árabes de sus tierras mientras que por el otro, los palestinos, afirmaban que los árabes-palestinos habían sido víctimas de un plan premeditado de expulsión. No es nuestra intención buscar o discutir aquí la "verdad histórica" misma sino analizar el surgimiento de "los nuevos historiadores", definición acuñada por uno de sus principales intérpretes, el profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Benny Morris autor del libro "The Birth of the Palestinian Refugee Problem, 1947-1949" publicado en 1987.1 

La Partición de Palestina en dos territorios - uno poblado mayoritariamente por judíos y otro por árabes favoreció al movimiento sionista que obtuvo aquello por lo que había luchado desde principios de siglo. Más allá de las discusiones respecto al "derecho legítimo" sobre una porción o toda de Palestina el movimiento sionista logró su objetivo de construir un Estado y que los perseguidos del nazismo pudieran encontrar un lugar hacia el cual emigrar.

Para el mundo árabe en general y los palestinos en particular, el rechazo a la partición implicó la declaración de guerra al Estado Judío. En el terreno fueron ampliamente derrotados y no pudieron evitar que el nuevo Estado surgiera con fronteras ampliadas de las propuestas por las Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1947. En el fragor de la lucha las tropas israelíes ocuparon parte del territorio que en principio debía corresponder al Estado árabe.

El Estado nació dotado de una mayoría judía (650.000) y una minoría árabe (133.000) que aún no se definía como palestina.

Entre 550.000 y 800.000 árabes abandonaron sus hogares de la zona judía para asentarse en las naciones árabes convirtiéndose en refugiados2 . El numero exacto de la población en Palestina aun es materia de discusión. Un trabajo del profesor árabe Fauzi Asadi cita fuentes de las Naciones Unidas según las cuales había en 1947 1.237.000 árabes y 608.000 judíos, lo que elevaría el numero de refugiados.3 

La euforia existente en la población judía al momento de la creación del estado fue la reacción de un puñado de hombres y mujeres sobrevivientes al genocidio de la Segunda Guerra Mundial donde perecieron 6 millones de judíos en los campos de concentración construidos por el nazismo y cuyo trauma influiría al momento de escribirse la historia del nuevo Estado.

La declaración de la Independencia del Estado proclamó "una completa igualdad de derechos sociales y políticos para sus ciudadanos sin diferencia de credo, raza o sexo" sin contener ninguna alusión al problema nacional planteado por la minoría de árabes que quedó dentro de las fronteras del nuevo Estado o los que lo habían abandonado circunstancialmente. Los árabes que escaparon entre 1947 y 1948 se convirtieron en refugiados y la solución de sus problemas - según los dirigentes israelíes- dependía pura y exclusivamente de sus hermanos árabes. Para los estamentos gubernamentales, los intelectuales orgánicos y la sociedad civil, la huida de los árabes había sido injustificada e inexplicable. La versión israelí siempre sostuvo que los árabes pensaban, que una vez reconquistada Palestina, volverían a sus hogares y que - por ende - el llamado de los dirigentes árabes de los otros países para que abandonaran el territorio había sido fundamental en la creación del problema de los refugiados. "No hubiera habido problema de refugiados - escribió el ex- Director General del Ministerio de Relaciones Exteriores, Walter Eytan- si los estados árabes no hubieran iniciado la guerra en 1948, y si no les hubieran ordenado que abandonaran sus hogares."4 . A pesar de la negativa por reconocer cualquier índole de responsabilidad en la creación del problema de los refugiados, Iosef Weitz, director de la Agencia Judía, escribió: "Entre nosotros debe quedar claro que en el país no hay lugar para ambos pueblos (...) Con los árabes dentro del país no podremos alcanzar nuestro objetivo de llegar a ser un pueblo independiente en este pequeño territorio, la única solución la constituye un Eretz (tierra o estado) Israel sin árabes (...) Y no queda otro recurso que trasladar a los árabes a los países vecinos, hay que trasladarlos a todos sin que quede una sola aldea ni tribu, y este traslado deberá hacerse en dirección a Irak, Siria e incluso Transjordania".5 

La creación del Estado de Israel significó el éxodo de cientos de miles de personas que obligadas a abandonar sus hogares y a convertirse en refugiados cuyo único anhelo era retornar a sus hogares, en su tierra. Su primera reacción, casi espontánea, fue intentar el retorno pacífico, de forma individual, con sus familias. Pero el Estado de Israel - definido como estado judío- lo evitó por medio de leyes que les impidieron regresar.

En los países árabes los "refugiados" fueron mantenidos en campamentos y en pésimas condiciones de vida; pero para ellos, el único responsable de su destino es el sionismo y el Estado de Israel. Desde siempre los intelectuales palestinos sostuvieron que era falsa la versión israelí respecto al éxodo palestino. En un estudio realizado al respecto, analizando periódicos y radios árabes de la época, Walid Khalidi, investigador del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard contradice la versión según la cual los países árabes instaban a los palestinos a abandonar sus hogares para luego retornar. Khalidi sostiene que la prensa y radio árabes afirmaban justamente todo lo contrario. Para darle mayor validez a su postura cita emisiones de Radio Damasco que amenazan a los que no participen de las defensa de sus aldeas con la confiscación de sus armas, la destrucción de sus casas y el incendio de sus cultivos."6 .

En los años ochenta surgió en Israel una nueva camada de historiadores, sociólogos y politólogos conocidos como "los nuevos historiadores" por su ruptura con una tradición investigativa ligada a la superestructura estatal y que analizan críticamente la estructura socio-política del Estado. Por lo general la evolución del pensamiento en la investigación histórica suele ser gradual, pero en el caso israelí lo sucedido en los años ochenta tiene las características de una verdadera revolución. Benny Morris, Tom Segev, Ilan Pappe, Avi Shlaim y Baruch Kimmerling, entre otros, son los más representativos de esta corriente.7 

Para la historiografía israelí, el surgimiento de estos historiadores representa un salto cualitativo en el estudio del conflicto israelí-palestino y, a su vez, posibilitará un cambio en la identidad colectiva. La principal característica de estos "nuevos historiadores" es la de no haber sido participes de la etapa histórica que estudian, esto es, la partición de Palestina en 1947, la creación del Estado de Israel en 1948 y la guerra que se desencadenó a posteriori. Al no estar involucrados personalmente han podido distanciarse de los sucesos y desarrollar una critica más amplia y global del sionismo. El surgimiento de los "Nuevos Historiadores" aporta una nueva visión desde una perspectiva israelí y tiene mayor puntos de contacto con los estudios realizados por intelectuales palestinos. Este es un punto central porque - por primera vez- los historiadores israelíes no consideran a sus pares palestinos como "enemigos" sino como interlocutores válidos al momento de discutir y analizar hechos históricos, por más difíciles que sean desde el punto de vista emocional.

A su vez, implica una ruptura con algunos mitos fundacionales del Estado, a saber: la huida voluntaria de los palestinos; la "moral humana" excepcional de los soldados israelíes durante los combates -que llevo a la creación del mito de la "pureza de las armas"-; la abrumadora superioridad de los ejércitos árabes; la voluntad de paz de los gobiernos israelíes y tantos otros mitos que han funcionado como "verdades" y han servido para cohesionar a la población israelí. Es importante señalar también, que los "Nuevos Historiadores" no se sienten obligados "moralmente" a defender y justificar mitos o verdades "incuestionables" por temor a que el "enemigo" utilice sus fuentes o argumentos.

La corriente central de la historiografía israelí analiza las tres décadas del Mandato Británico en Palestina como la historia de la lucha nacional entre el movimiento nacional palestino y el movimiento sionista que concluye al retirarse las tropas británicas y la derrota histórica de los palestinos en 1948. Una de las principales diferencias entre la nueva generación y la vieja es que esta última, atada a las circunstancias de su participación activa en la creación del Estado de Israel, siempre estudió la sociedad desde un punto de partida de lo "correcto y real". Los "viejos historiadores" siempre plantearon un estudio de la realidad reclamando que este estudio se hacia desde la objetividad del análisis, aunque en realidad negaban la importancia de su interpretación ideológica como parte de su propia historia en el movimiento sionista. También en el ámbito sociológico, entre 1948 y 1973, primo la sociología ligada al movimiento laborista, cultural, ideológica y políticamente hegemónico.

Para el sociólogo Baruj Kimmerling la tara central de la vieja "historiografía sionista" es que nunca abandonaron sus convicciones y apego al sionismo cuando entraban a la biblioteca para estudiar y revisar los documentos y las fuentes históricas.8  Entre sus presupuestos iniciales siempre fue fundamental el derecho inequívoco del pueblo judío a la tierra de Israel y la visión de que el sionismo representaba la única solución a la cuestión judía. Esto quiere decir que el principal problema de los viejos historiadores y sociólogos fue abarcar su campo de estudio partiendo desde la justeza del sionismo en función de esta cosmovisión ideológica. De allí también se comprende su incapacidad por estudiar de manera documentada los efectos que produjo la colonización sionista sobre los palestinos. Esto incluso se ve reflejado en algunos de los más lucidos exponentes de la sociología moderna -como Sami Samoha y Shlomo Sbirski- que estudiaron críticamente la relación entre sefaradíes y ashquenazíes.9  Ambos, profesores de la Universidad de Haifa con quienes tuve el placer de estudiar in extenso las temáticas por ellos desarrolladas, se caracterizaron por definir su campo de estudio, básicamente la opresión del establishment ashquenazi separado del marco del conflicto palestino-israelí y del impacto que tuvo sobre la sociedad palestina la guerra de 1948, que provocó su dislocación y virtual destrucción.

Es cierto que muchos de los viejos historiadores no tuvieron acceso a archivos, pero también es verdad que, cuando lo tenían, distorsionaban los hechos que no eran de su agrado y no los presentaban en sus escritos. Claro esta que casos como la matanza de Dir Yassin, Ikrit y Bir’am, o el famoso "Plan Dalet" de expulsión de árabes no pudieron ocultarse por la importancia que tuvieron o por su transcendencia internacional. Pero hubo muchos otros que solo de manera marginal llegaron a los libros de historia israelíes, aunque también es cierto que los vencedores no suelen escudriñar en las historias trágicas de sus vencidos.

Uno de los casos más emblemáticos fue la matanza de judíos en las refinerías de petróleo de la ciudad portuaria de Haifa el 30 de diciembre de 1947. Para la historia oficial ese día trabajadores árabes atacaron y mataron trabajadores judíos dentro de la refinería. Lo que suele ocultarse es que, previo al ataque de los árabes, explotaron bombas colocadas en la entrada de las refinerías por miembros del ETZEL (Organización del Ejército Nacional, una de las organizaciones clandestinas judías) que mataron a 6 árabes e hirieron a unos 50. Estos, como respuesta, atacaron a los judíos que se encontraban dentro de la planta industrial matando a 39 de ellos.10  Muy pocos historiadores israelíes revelan el conjunto de los hechos. Nataniel Lorch, quien organizó y dirigió la Sección Histórica del Ejército israelí desde 1952 resalta que los judíos fueron asesinados y que los árabes solo fueron heridos. Los actos o11 ficiales que cada año rememoran el hecho tampoco suelen recordar la primera parte de la historia. Pero ni siquiera Ilan Pappe de la Universidad de Haifa parece conocer toda la historia. En su destacado libro "The Making of the Arab-Israelí Conflict, 1947-1951" dice solamente que hubo "escaramuzas entre judíos y trabajadores árabes en las refinerías, cuyo resultado fue la muerte de 40 judíos."12  Por esto es muy acertada la frase de Benny Morris, en una entrevista concedida al diario Yediot Ahronot: "nos mintieron, ocultaron la verdad, barrieron datos bajo la alfombra". 13 

Después de la guerra de 1973 -denominada popularmente "Mejdal" (impericia o fracaso)- que sacudió como un terremoto a la sociedad israelí existe un visión más amplia respecto de los conflictos internos a la sociedad israelí, producto de un mayor reconocimiento de una pluralidad de la sociedad. Sin lugar a dudas, un hecho importante para el desarrollo de esta nueva corriente de pensamiento y análisis fue el ascenso del Likud al poder en 1977, visto en general como la victoria de una nueva periferia pluralista (los sefaradíes) sobre el viejo establishment sionista representado por los ashquenazies. Según Kimmerling, "el ascenso del Likud llevo a que la mayoría de los intelectuales y académicos israelíes se sintieran viviendo bajo una "ocupación extranjera". La separación de los intelectuales del poder fue muy sana para la vida intelectual israelí porque por primera vez puntos de vista críticos no vinieron solamente de la periferia (comunistas, trotskistas y otros grupos pequeños de izquierda o marginales (...) Cuando el laborismo retorno al poder en 1992 algunos de estos nuevos pensamientos quedaron".14 

A diferencia de las generaciones anteriores Kimmerling esta convencido de que absolutamente todo es dable de revisar, criticar y de construir desde un punto de vista filosófico, académico y honesto y que lo importante es buscar la objetividad histórica en las ciencias sociales, uno de los mayores objetivos de la comunidad científica.15  Uno de los temas más controversiales planteados por los nuevos historiadores es que la expulsión de los árabes en 1948. Lo interesante y novedoso para la historiografía israelí es que la nueva generación ya no duda respecto de la expulsión en si.

Según Morris desde 1948 la propaganda israelí sostenía que los árabes se habían escapado en 1948 pero que no existía una verdadera investigación histórica al respecto. La red educativa oficial siempre reprodujo esta versión aunque "la generación de 1948 sabia la verdad y deliberadamente la oculto. Sabían que hubo deportaciones masivas, masacres y violaciones, pero suprimieron lo que sabían y difundieron mentiras al respecto." 16  Segev y Morris revisaron exhaustivamente documentos oficiales y las actas de las primeras 101 encuentros del gobierno israelí entre el 15 de mayo de 1948 y el 15 de mayo de 1949. Según señalan Segev y Morris una parte de estas actas no fueron publicadas, especialmente lo que atañe a la expulsión de los palestinos y las masacres cometidas por los soldados judíos.

Segev incluso encontró y público los documentos que testifican que el propio gobierno discutió -aunque se lo oculto al público durante años- los alcances de las atrocidades cometidas, especialmente las violaciones a mujeres. Aharon Tsisling, en ese entonces ministro de agricultura dijo en una reunión gubernamental -según consta en las actas- que no siempre había estado de acuerdo con la utilización del rotulo "nazi" cuando se referían a los británicos. "Pero -dijo Tzitzling- debo decir que también los judíos cometieron actos comparables a los nazis (...) Es verdad, frente al mundo debemos hacer como si nada de eso hubiera sucedido"17 . A pesar de los lamentos de Tsisling, no cabe duda de que -leyendo los documentos oficiales revelados por los nuevos historiadores- las autoridades israelíes no hicieron el más mínimo esfuerzo por impedir las atrocidades. Posteriormente sus responsables nunca fueron condenados. Segev también se explaya sobre las discusiones en el gabinete respecto de la expulsión de los palestinos citando nada menos a Itzjak Rabin, fuente inobjetable sobre lo sucedido en 1948, que señala que Ben Gurion alentó abiertamente la expulsión en las ciudades de Lod y Ramla. Segun Segev, esta discusión fue censurada en la versión israelí de las memorias de Rabin y provocaron un escándalo cuando fueron reproducidas por el New York Times.18 

También que el argumento oficial israelí de que el nuevo Estado siempre quiso la paz con los árabes y que estos se negaban siquiera a conversar era una verdad a medias y -en muchos casos- una mentira.

El gran tema de discusión entre los propios "nuevos historiadores" es desentrañar si había un plan preconcebido para expulsar a los árabes y como se produjeron las deportaciones masivas.

Benny Morris, quien si bien sostiene que ya es irrefutable que la fuga masiva no fue producto del llamado de los árabes, niega que hubo un plan premeditado, centralizado y sistemático, cuyo objetivo era la expulsión completa de la población palestina autóctona. Para Morris la expulsión fue un subproducto de la guerra misma. Por el contrario, Ilan Pappe, profesor de la Universidad de Haifa esta convencido de que si existió un plan premeditado que no tuvo nada de improvisado y que fue encarnado por el famoso "Plan Dalet", definido por Dominique Vidal como "el pecado original" del Estado de Israel y que los "Nuevos Historiadores" han dejado al desnudo.19  Después de citar el "Plan Dalet" en sus pasajes claves20  Pappe llega a la conclusión de que "fue un plan diseñado para la expulsión de la mayor cantidad de palestinos como fuera posible".21 

Como vemos, los "Nuevos Historiadores" no representan un bloque homogéneo, también tienen diferencias entre ellos. Si la historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia dice el refrán, aunque en la mayoría de los casos los vencidos -justamente por haber sido derrotados- ni siquiera pueden escribir su historia. Lo interesante es que la "otra historia", en este caso, esta siendo contada desde aquellos que pertenecen a los vencedores, reescribiendo la historia sionista- israelí y destruyendo algunos de los axiomas y mitos más enraizados en la sociedad israelí.

 

Notas:

 1 Morris, Benny; The Birth of the Palestinian Refugee Problem, 1947-1949", Cambridge University Press, 1987

 2 Las cifras fueron tomadas de Gabbay, Rony : Una historia política del conflicto árabe-judío (1955) y diversas fuentes oficiales israelíes.

 3 Brieger, Pedro; "Medio Oriente y la Guerra del Golfo", Ed. Letra Buena, Buenos Aires 1991, pp.42-43.

 4 Eytan, Walter: Los diez primeros años (Una historia diplomática de Israel) Ed. Wainstein, Montevideo 1959. Pag.141.

 5 Weitz Iosef: "Una solución al problema de los refugiados: un estado judío con una pequeña minoría árabe". En "Davar", 29.9.67

 6 Khalidi, Walid: "¿Por que se marcharon los palestinos? En Estudios Arabes N§ 4, Buenos Aires oct-dic 1982. Pag.76.

 7 Aparte del libro de Morris ya citado, Tom Segev: "1949, Haisraelím Harishonim" (1984); Avi Shlaim: "Collusion Across the Jordan: King Abdallah, the Zionist Movement and the Partition of Palestine" (1988); Uri Ram: The Changing Agenda of Israelí Sociology: Theory, Ideology and Identity (1994); Avishai Ehrlich: "Israel: Conflict, War and Social Change", in C. Creighton and M. Shaw (Eds.) The Sociology of War and Peace (1987); Ilan Pappe: The Making of the Arab-Israelí Conflict, 1947-1951 (1992); Baruch Kimmerling y Joel Migdal: The Palestinians: The Making of a People (1993).

 8 Citado por Adiv, Ehud; Politics and Identity: A Critical Analysis of Israelí Historiography and Political Thought. En al- Siyasa al-Filastiniyya.

 9 Sami Samoha se destacó por su "Social Research on Arabs in Israel" (Haifa, Haifa University Press, 1982). Shlomo Sbirski por "Lo nejshalim ela menujshalim" (No fracasados sino hechos fracasar") una excelente descripción de la relación entre los judíos sefaradíes y azahquenazíes.

 10 Entrevista realizada por el autor el 10 de enero de 1995 en la ciudad de Haifa con Iaakov Taut, uno de los pocos judíos que sobrevivieron al ataque. Si bien Taut no pertenece al mundillo académico ha escrito un libro titulado "Judenfrage und Zionismus", ISP- Verlag, Frankfurt 1986, donde hace una pormenorizada descripción de lo sucedido (pp. 122-124), convirtiéndose en una fuente de incalculable valor histórico.

 11 Taut ob. cit, pag. 123.

 12 12. Pappe, Ilan; "The Making of the Arab-Israelí Conflict, 1947- 1951", Ed. Taurus, Londres 1994, pp. 80-81

 13 Entrevista a Benny Morris publicada en Yediot Ajronot, 16.12.94

 14 IntraView: With Israelí Sociologist Prof. Baruch Kimmerling on Israel, Palestine, the West, and the Rest. En msanews@faith.mynet.net (MSANEWS), 4.3.97.

 15 Idem.

 16 Entrevista a Benny Morris... ob. cit.

 17Segev, Tom; "1949, Haisraelím Harishonim" (1949, Los primeros israelíes), Domino Press, Jerusalem 1984, pp. 40-41

 18 Idem. pag. 41-42

 19 Vidal, Dominique; "L’expulsion des Palestiniens revisitee par des historiens israelíens", en Le Monde Diplomatique, decembre 1997, pp. 24-25.

 20 20. Dice el documento original del "Plan Dalet" citado por Pappe: "These operations can be carried out in the following manner: (...) by destroying villages (by setting fire to them, by blowing them up, and by planting mines in their debris) (...) In case of resistance, the armed force must be wiped out and the population expelled oustide the borders of the state". Pappe, ob. cit. pag. 92.

 21 21. Ibid. pag. 94