Artículo de Reflexión

Algunas Reflexiones sobre el Cambio de Gobierno en los Estados Unidos y la vinculación con la Argentina.

 

Las últimas elecciones presidenciales en los Estados Unidos- tal vez la más emocionante y controvertida de su historia- determinaron que el país del Norte comience el nuevo milenio bajo la administración republicana de George W. Bush luego de 8 años de administración demócrata.

Independientemente de los errores personales cometidos por Willimam J. Clinton, uno de los presidentes más jovenes de la historia americana[1], éste será recordado sin lugar a dudas por su legado económico[2].

Ahora bien, verá la Argentina cambios en la política exterior de Bush que afecten sustancialmente el estado actual de las relaciones bilaterales?. Trataremos de responder el interrogante en los párrafos subsiguientes.

 

Como paso previo debo señalar que - conceptualmente - entendemos por política exterior: “El área particular de la acción político-gubernamental  que abarca tres dimensiones analíticamente separables: político-diplomática, militar-estratégica[3] y económica que se proyecta en el ámbito externo frente a una amplia gama de actores e intituciones gubernamentales y no gubernamentales tanto en el plano bilateral como multilateral”[4].

Dicho esto y en camino a responder la pregunta que formuláramos anteriormente debemos someramente efectuar una referencia a la situación y contexto actual de las relaciones bilaterales.

Desde la perspectiva nacional la llegada al gobierno de Carlos S.Menem en 1989 marcó un giro significativo en la política exterior argentina en un claro alineamiento a la potencia hegemónica[5].Al momento de la toma de posesión del gobierno justicialista la grave crisis económica y las demanadas sociales entre otras causas contribuían al crecimiento de la imagen internacional de Argentina como país poco confiable e imprevisible. No había entonces margen para una política confrontacionista con Washington ya que su cooperación era indispensable al momento de renegociar con los organismos financieros internacionales y con la banca privada de capitales y las autoridades estadounidenses condicionaban claramente su apoyo a la concreción de cambios efectivos a nivel interno en nuestro país[6].

La política exterior argentina y el alineamiento decidido se consolidaron  de conformidad con algunos de los principios del realismo periférico[7] .

Consideramos entonces a las relaciones bilaterales desde una perspectiva macro y micro de análisis. La macro relación bilateral implica tener en cuenta la totalidad de los vínculos, lo que incluye también las micro relaciones bilaterales. El alineamiento, así como otras medidas funcionales para una buena relación con una gran potencia, constituye parte de un marco global denominado macro-relación bilateral. Por otra parte las micro-relaciones bilaterales se articulan en torno a una cantidad de problemas puntuales a cargo de múltiples actores públicos y/o privados.

La diferencia esencial entre las macro y las micro-relaciones radica en que en aquéllas basta con la voluntad del más débil en tanto que las últimas (micro) dependen tanto de la voluntad de la parte más débil como de la más poderosa.

De modo que, una buena relación macro dependerá de la voluntad del más débil en el sentido de ajustar sus objetivos a los de la gran potencia ya que la macro política exterior de ésta es un dato dado[8].

Las micro-relaciones en cambio dependerán de ambas partes por igual. Y es en este ámbito donde se juegan intereses importantes del país más débil, razón por la cual las concesiones a hacerse no deberían ser gratuitas[9]. En otras palabras es allí donde el país más débil tiene algún margen de maniobra.

El final del primer mandato de Menem marcó un excelente estado de macro-relaciones bilaterales con una evidente adecuación de los objetivos a los de la gran potencia: defensa de la paz y seguridad internacionales, la no proliferación de armas de destrucción masivas, la estabilidad de la democracia, respeto por los derechos humanos, apertura de mercados, reforma del estado, etc. En el segundo mandato justicialista y el actual período de adminsitración radical el predominio de las micro-relaciones bilaterales es a todas luces evidente. La agenda no recae sobre los grandes temas sino sobre cuestiones muy específicas: seguridad jurídica, lucha contra la corrupción, disputas comerciales, entre otros.[10]

La política exterior de los Estados Unidos- compleja por cierto y donde la voluntad del poder ejecutivo por sí sola no es definitoria de aquélla[11]- ha sido caracterizada por un movimiento pendular entre períodos de extroversión –cuando EEUU orienta su atención al extranjero- y períodos de introversión –cuando se focaliza en cuestiones domésticas principalmente[12].

La administración Clinton se abocó a los temas domésticos y el intento de borrar la línea separadora de los temas nacionales e internacionales se advierte en las cuestiones más importantes: economía, droga, crimen, empleo. Las preocupaciones domésticas tuvieron por cierto su reflejo en la política exterior demócrata.

Pues bien, es razonable esperar grandes cambios o giros en política exterior durante el gobierno de George W. Bush?.

Si bien es prematura toda conclusión a 20 días de la asunción presidencial, trataremos de esbozar una respuesta sin caer en la futurología.

La respuesta es negativa. Se ha dicho que no habrá cambios dramáticos en la política exterior de Bush en consideración a la que se desarrolló en los tiempos de Clinton[13]. En la mayoría de los temas de política exterior existe un acuerdo bipartidista: respaldo a la OTAN, alianza incuestionable con Israel, preocupación selectiva por las violaciones a los derechos humanos, libre comercio como motor del desarrollo económico, derecho a intervención militar en la defensa de los intereses nacionales de los EEUU, etc[14]. Este “internacionalismo liberal bipartidista” presente en los últimos 50 años probablemente continuará siendo parte de la política exterior de EEUU tanto en administraciones demócratas como republicanas[15].

Con todo habrá algunas claras diferencias que responderán en parte a la formación partidaria y en parte al estilo personal del nuevo ocupante de la Casa Blanca[16]. El alcance del concepto “interés nacional” se verá más restringido[17], se espera menos acción y/o respaldo al multilateralismo y un acceso más reducido al proceso de toma de decisiones por parte de las asociaciones de ciudadanos (ONGs). Por otra parte los antecedentes del nuevo presidente hacen pensar en un primer mandatario que delega en sus asesores cuestiones importantes, para lo cual se ha rodeado de expertos e intelectuales de reconocida trayectoria; a modo de ejemplo cito al General (R.) Colin Powell quien será su Secretario de Estado recordado héroe de la Guerra del Golfo, Condoleeza Rice responsable del Consejo de Seguridad Nacional, experta en temas rusos y otros intelectuales conservadores de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford[18].

 

Bush y América Latina.

Durante su campaña electoral Bush prometió un compromiso fundamental con América Latina y sus primeros movimientos en el ejercicio de la presidencia parecen encaminarse en esa dirección, aún cuando es muy pronto para saber si serán sólo gestos o si éstos se transformarán en acciones concretas hacia la región.

De todos modos no son datos menores: a) el hecho de que el primer viaje al extranjero del nuevo mandatario será a México el 16 de febrero donde se entrevistará con el presidente Fox a fin de –entre otras cosas- comenzar una “relación especial” con el país azteca; b) que el primer día luego de la asunción de Bush el Embajador argentino en Estados Unidos recibiera una llamada del Departamento de Estado manifestando la intención del Secretario de Estado Colin Powell de encontrarse con el Canciller argentino el 5 de febrero[19]; c) el encuentro con el Ministro de Asuntos Exteriores Jorge Castañeda en los primeros 15 días de mandato, d) la reunión con el presidente de Colombia Andrés Pastrana el 27 de febrero y e) el proyectado encuentro antes de que finalice el mes de febrero con el Canciller chileno.

Existen elementos que tal vez influencien la mayor cercanía de Bush a Latinoamérica: así se han citado los lazos familiares con gente de México y su experiencia como gobernador de Texas, estado que comparte con México bondades y desventuras[20]. Sin embargo se ha advertido sobre una eventual “mejicanización de la política exterior de los Estados Unidos hacia Latinoamérica” lo que significaría que los temas de aquélla estarían dados por las cuestiones prioritarias de la agenda México-EE.UU desvirtuándose las prioridades que cada país latinoamericano tiene en su vinculación con el país del Norte[21].

Aún cuando pudiera conjeturarse que estos acercamientos guardan relación directa con el proceso de negociación comercial en curso (ALCA) y los plazos de aquél, no hay duda que el comercio internacional y la integración hemisférica ocupan un lugar importante en la agenda presidencial.

 

Recordemos que la idea de América liberalizada comercialmente se remonta a la “Iniciativa Bush” lanzada en 1991 por George Bush padre durante su presidencia. Si bien la iniciativa Bush tenía diferencias en cuanto al esquema de vinculación entre países, lo cierto es que el proyecto entusiasmó a republicanos y fue aceptada por demócratas en el Congreso. Con la administración Clinton la idea de que el libre comercio es motor del desarrollo económico y vehículo para el desarrollo de la democracia y otros valores caros a la sociendad americana el libre comercio y sus acuerdos se convirtieron en un tema de consenso bipartidista. Así entonces bajo dicha filosofía, Bill Clinton convocó a 34 presidentes y jefes de estado de América – a excepción de Cuba – a una reunión Cumbre en diciembre de 1994, conocida como la Cumbre de las Américas. De ella surgieron 21 iniciativas, incluída la liberalización comercial[22].

El lanzamiento de ALCA fue en 1998 con la concreción de 9 grupos negociadores. Si bien Clinton no logró la autorización de la vía rápida que debe extender el congreso de los EE.UU., las negociaciones se llevaron adelante según el calendario fijado. Los últimos 9 meses de la gestión demócrata fueron de trabajo intenso en este sentido y la nueva administración republicana ha asegurado que uno de sus objetivos es bregar por la apertura mundial de los mercados, entendiendo además que el comercio y la liberalización económica son medios para que las naciones salgan de la pobreza como así también un modo de promover el estado de derecho. En este punto resultan contundentes las manifestaciones del designado Secretario de Estado Colin Powell quien afirmara en ocasión de su audiencia ante el senado que el Departamento de Estado bajo su liderazgo jugará un rol muy activo en la política económica internacional de los EEUU[23].

 

Desde una perspectiva continental, el presidente Bush parece reafirmar lo manifestado por su Secretario de Estado en los temas de comercio internacional al convocar a un gupo de expertos en la Casa Blanca. Se ha dado a conocer recientemente que Peter Allgeier, asociado en la Oficina de Representación Comercial –USTR- para el Hemisferio Occidental será nominado como Director Senior para Asuntos Económicos Internacionales con el título de Asistente Especial del Presidente. Será el número 2 Gary Edson, quien también se desempeñó en la Oficina Comercial -USTR-. Ambos, en puestos nuevos, reportarán a Condoleeza Rice y a Lawrence Lindsay, Consejera de Seguridad Nacional y Consejero Económico Principal respectivamente. El Sr. Allgeier ha sido el negociador líder en el ALCA desde 1996 y tiene aquilatada experiencia en negociaciones comerciales[24].

Las consideraciones precedentes, sumado al hecho de que Robert Zoellick estará al mando de la Oficina de Representación Comercial parecen indicar que el ejecutivo asigna un lugar nada despreciable a esta temática y que existe voluntad a fin de concretar la zona de libre comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego[25].

 

Por su parte, el gobierno argentino bajo la administración de De La Rúa tiene un estilo más sobrio en el ejercicio de la diplomacia. En los hechos el alineamiento se mantiene dando una imagen de predictibilidad importante en el marco internacional.

Como ya dijimos, las diferencias que pudieren existir en torno al tratamiento de los temas que interesan a la agenda bilateral como por ejemplo la corrupción, el lavado de dinero, las disputas comerciales bilaterales, las negociaciones multilaterales, etc, se mantendrán en el marco de disenso que permite la buena relación macro con la potencia hegemónica. Dependerá de la habilidad negociadora de la Argentina maximizar sus beneficios. Veremos entonces y en términos generales continuidad en el desarrollo de las relaciones bilaterales.

Para finalizar y tomando por caso la integración hemisférica, entiendemos que es ésta una oportunidad histórica para exigir el acceso libre en el mercado de Estados Unidos para los productos agrícolas argentinos procurando la finalización de políticas proteccionistas que perjudican nuestros intereses. Para ello creemos fundamental dejar de lado las diferencias con Brasil y consensuar posiciones desde el Mercosur para llegar a la mesa de negociaciones de ALCA con una mayor fortaleza[26]. Tengamos presente que Estados Unidos más allá del discurso[27] necesariamente considerará a Brasil en su vinculación externa[28]. Su amplio mercado y el estado actual del las relaciones comerciales y de inversiones lo justifica.

Bush por su parte utilizará un importante capital político a fin de lograr la autorización del Congreso para la negociación de ALCA (fast track) que proyectó el 2005 como fecha de entrada en vigencia de la zona de libre comercio[29].

Sería deseable entonces que Argentina utilizara sin prisa pero con firmeza este tiempo para negociar y lograr tangibles mejoras de acceso para los productos y servicios argentinos (regionales).

 

Nora C. Luzi[30].

Coordinadora del Departamento de América del Norte

 



[1] Kennedy fue el más joven, tenía 43 años cuando asumió la presidencia; Clinton 46.

[2] : El boom económico experimentado bajo su administración produjo: 22 millones de puestos de trabajo; la expansión más prolongada de la historia (115 meses corrido con un crecimiento promedio del 4% desde 1993); el índice de desempleo más bajo en 30 años (se redujo del 7% en 1992 al 4% en noviembre de 2000); el traspaso de un déficit de U$S290 mil millones en 1993 a un superávit de U$S 237.000 millones en el 2000; una reducción de U$S 360 millones de deuda entre 1998 y 2000 con el superávit logrado y un plan de cancelación definitiva de aquélla  para el 2009 y logró en los dos años de mandato una disminución del gasto público como porcentaje de la economía del 22,2% al 18,5% (Fuente: RFA Dismal Sciences, Office of Managment and Budget, Institute for Policy Innovation citado en La Nación, 16/01/01.

[3] No abordaremos esta área.

[4] RUSSELL, Roberto, Política Exterior y toma de decisiones en América Latina: aspectos comparativos y consideraciones teóricas, en edición preparada por RUSSELL, Roberto, Política Exterior y toma de decisiones en América Latina, GEL, Buenos Aires, 1990, p.255.

[5] Aún cuando en un análisis más agudo-de la evolución de las relaciones bilterales podemos afirmar que en el gobierno del Dr.Alfonsín ya habían signos de mejoramiento de la relación con Washington, lo cierto es que la administración menemista definió y concretó el giro señalado.

[6] Más detalle sobre estas cuestiones y lo que entonces pensamos como futura evolución de las relaciones bilaterales entre EEUU pueden verse en: Posible evolución de las relaciones Argentina-Estados Unidos durante el segundo gobierno de Menem, en ANUARIO 1996 en Relaciones Internacionales por BUSSO, Anabella y LUZI, Nora C. p.62 y ss. (U.N.L.P.).

[7] ESCUDE, Carlos. Realismo periférico. Fundamentos para la nueva política exterior argentina.Editorial Planeta, Buenos Aires, 1992.

[8] ESCUDE, Carlos, ibidem.

[9] Conceptos tomados de ESCUDE, Carlos ob.cit. y de La Política Exterior de Menem y su sustento teórico implícito en Carta América Latina Internacional.Bs.As,enero-marzo 1991.

[10] Para un análisis pormenorizado de estos temas: BUSSO, Anabella, “Las relaciones Argentina-Estados Unidos durante el segundo gobierno de Menem: de la creación de un marco político de alineamiento a la negociación de cuestiones puntuales”  en La Política Exterior Argentina 1994/1997 Ediciones CERIR. Rosario Argentinap.25/82.-

También: BUSSO, Anabella, HERRERO, Alvaro y LUZI, Nora C.Diplomacia, comercio y cuestiones estratégico militares en las relaciones bilaterales con Estados Unidos durante 1999. De Menem a De La Rúa: un estilo diferente y una agenda similar., en ANUARIO 2000 en Relaciones Internacionales CD-Rom. Instituto de Relaciones Internacionales. Universidad Nacional de La Plata.

[11] Ejemplo de complejidad es la política exterior comercial donde interviene de manera sustancial el Congreso y los grupos de interés.

[12] KLINBERG, Frank, “Cyclical Trends in American Foreign Policy Moods: The Unfolding of America World Role”, Lanham, MD.University of America 1983, citado en BUSSO, Anabella, “Diplomacia..ob.cit.p.4.

[13] ZUNES, Stephen, “Little shift in Policy under (president) George W.Bush”. www.foreignpolicy-infocus.org.

[14] Respecto de la política hacia Cuba cabe recordar que Colin Powell en la audiencia de confirmación como Secretario de Estado ante el Senado afirmó que la administración Bush mantendrá las sanciones contra la isla.

[15] BARRY, Tom, “The Time of Republican Rule”.www.foreignpolicy-infocus.org

[16] En este sentido se visualiza como diferente la posición de Bush frente al conflicto de Medio Oriente donde el mandatario aparece como menos involucrado en lo personal y deja el rol protagónico a los líderes de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina en la solución del confllicto.

[17] Bush abiertamente declaró su falta de interés en los asuntos africanos, creyendo que lo que sucede en el continente africano tiene poca relevancia en los intereses de seguridad de los EE.UU. Citado en ZUNES, Stephen, “Little shift in Policy under (president) George W.Bush”. www.foreignpolicy-infocus.org.

 

[18] Durante la campaña Bush (h) había sido criticado por su ignorancia en los asuntos internacionales.

[19] OPPENHEIMER, A. en Oppenheimer Report publicado en Miami Herald el 28 de enero de 2001 cita textualmente palabras del Embajador Argentino en Washington: “No puedo recordar una vez en la que un Secretario de Estado de los EEUU. haya invitado a un canciller argentino dentro de los primeros 15 días de asumir el mandato”.

[20] NAFTA y sus beneficios son realmente palpables allí y  como asi también la inmigración ilegal ,el medio-ambiente, etc.

[21] El Embajador de Brasil en los EEUU Rubens Barbosa ha sido contundente en este sentido. OPPENHEIMER, A. en ob.cit.

[22] Los 34 líderes de la región, (excepto Cuba), avanzaron en la formulación de una perspectiva común tomando como ejes centrales 4 temas de la Cumbre: Fortalecimiento de la Democracia, Fomento de la Prosperidad Económica, Erradicación de la Pobreza y la Discriminación y la Garantía de un Desarrollo Sostenible.

[23] Las referencias incluyen acuerdos en Asia-ej. Acuerdos con Singapur, con China y América, excluyendo Cuba.

[24] Tuvo anteriores puestos en el USTR vinculados a Europa y a Asia-

[25] Aún cuando Zoellick es reticente a la firma de acuerdos de libre comercio que incluyan protección al medioambiente y cuestiones laborales, lo cierto es que es poco probable que el ejecutivo logre el acuerdo de negociación del Congreso –fast track- si no se incluyen dichos temas.

 

[26] Recordemos que el método de negociación decidido en ALCA fue el de que NADA está negociado hasta que TODO esté acordado (single undertaking).

[27] El 30/1/2001 Zoellick afirmó ante la audiencia de confirmación en el senado que se “dará un enfoque flexible al Mercosur”...y..”Si alguien no quiere negociar (en ALCA) se quedará atrás” en clara alusión a Brasil.

[28] Para el improbable supuesto de que ALCA se concrete sin Brasil, habrá voces y acciones que impulsarán un acuerdo bilateral entre Estados Unidos y Argentina, lo que claramente debilitará la posición argentina.

[29] Se ha propuesto acortar la fecha de entrada en vigencia al 2003. Brasil no está de acuerdo ya que los alcances del acuerdo requerirán tiempo de análisis. Chile está de acuerdo y Argentina ha manfestado conformidad.

[30] Abogada. Especialista en Relaciones Internacionales. (U.N.L.P.)

Este trabajo fue realizado para la publicación “Crecer en Democracia” Revista de la Fundación Ricardo Rojas en el mes de febrero del 2001.