Cumbre Árabe Extraordinaria

Comunicado Final

El Cairo, Egipto; 22 de octubre de 2000

 

 

En respuesta a la acuciante invitación de Su Excelencia Mohamed Hosni Moubarak, presidente de la República Árabe de Egipto, en su calidad de presidente de la Cumbre Árabe Extra- ordinaria celebrada en El Cairo en 1996, Sus Majestades, Excelencias y Altezas los reyes, Jefes de Estado y emires de los Estados árabes se han reunido para una cumbre extraordinaria en El Cairo los días 21 y 22 de octubre de 2000 (correspondientes al 23 y 24 Rajab del año 1421 de la Hégira).

 

Esta conferencia se reúne en circunstancias extremadamente importantes para la historia de nuestra nación, en una nueva etapa de la vida de nuestros pueblos, y en el marco de graves complicaciones que han llevado al proceso de paz entre árabes e israelíes a un callejón sin salida.

 

La conferencia se mantiene a pesar de que Israel ha transformado el proceso de paz en un acto de guerra  contra el pueblo palestino, usando la fuerza militar para sitiar, aislar y tomar como rehenes a los palestinos en Cisjordania y en la franja de Gaza.

 

La Cumbre saluda la Intifada del pueblo palestino en los territorios palestinos ocupados, la que expresa claramente una amarga frustración después de largos años de ilusión y espera de un arreglo pacífico. Ningún resultado positivo ha surgido como consecuencia de la intransigencia de Israel, de sus maniobras dilatorias y del incumplimiento de sus compromisos. Los dirigentes árabes imploran la misericordia de Alá para el alma de los mártires palestinos cuya sangre pura vertida será, según ellos, una valiosa contribución al proceso de liberación de la tierra, de establecimiento de un Estado y de instauración de la paz.

 

Los dirigentes árabes rinden homenaje a la respuesta de las masas árabes, desde el océano Atlántico hasta el Golfo, al levantamiento del valiente pueblo palestino, así como al consenso pannacional que se manifestaron claramente para condenar las agresiones y las atrocidades cometidas por las fuerzas de ocupación israelíes. Las masas árabes ya han expresado sus latentes sentimientos pannacionales y su comprometida solidaridad con el pueblo palestino en la lucha por su soberanía e integridad y por sus lugares sagrados. Los dirigentes árabes consideran que Israel tiene la responsabilidad  de haber  sumido nuevamente a la región en una atmósfera de tensión y de violencia provocada por sus prácticas y sus agresiones hacia los palestinos así como del sitio al que los somete, violando sus obligaciones como fuerza de ocupación, las que manan de la 4ª convención de Ginebra de 1949.

 

Esto representa además una flagrante violación de las reglas del derecho internacional y una tentativa que apunta a anular los esfuerzos de construcción de la paz en la región. Por otra parte, la ligereza con la cual los dirigentes israelíes han tratado el asunto de al-Quds al Charif[1] refleja una irresponsable ansia de demostración de fuerza y una deliberada provocación que reposa en un racismo abyecto. Los dirigentes árabes exigen que Israel cese inmediatamente toda práctica de provocación y toda política de represión hacia los civiles árabes.

 

Los dirigentes árabes ratifican, además, que la Intifada de al-Aqsa[2] se ha desencadenado como consecuencia de la prosecución de la ocupación y de la usurpación por Israel del sagrado santuario de al-Quds a y de los demás lugares sagrados musulmanes y cristianos en los territorios palestinos ocupados.

 

En este contexto, los dirigentes árabes recuerdan solemnemente –e invitan al resto del mundo a hacer otro tanto– a los mártires que han sacrificado su vida para defender su tierra ocupada y sus santuarios, sin dejarse impresionar por la maquinaria de guerra movilizada por Israel contra el desarmado pueblo palestino. Ratifican el derecho de los palestinos a requerir a Israel justa reparación por las pérdidas de vidas humanas y de bienes así como por los daños que le fueron infligidos.

 

Respondiendo a una propuesta del Reino de Arabia Saudí, los dirigentes árabes deciden por la presente declaración  crear dos fondos: uno de ellos, llamado “Fondo de al-Aqsa”, estará dotado de un capital de 800 millones de dólares estadounidenses, servirá para financiar proyectos que tengan por objeto preservar y arraigar firmemente la identidad árabe e islámica de Jerusalén y permitirá al pueblo palestino liberarse  de su dependencia con respecto a la economía israelí.

 

El segundo fondo que se llamará “Fondo de la Intifada de al-Quds” estará dotado de un capital de 200 millones de dólares estadounidenses destinados a proveer de medios de subsistencia a las familias de los mártires que perdieron la vida durante la Intifada, mediante la contribución al bienestar y a la educación de sus hijos. Al respecto, rinden homenaje al Guardián de las dos mezquitas sagradas, a raiz de la decisión tomada por el Reino de contribuir a ambos fondos con un cuarto del capital afectado.

 

Los dirigentes árabes invitan a todos los ciudadanos de la nación árabe a ofrecer el salario de un día en concepto de contribución del pueblo árabe al sostenimiento de la Intifada y a la lucha nacional de los palestinos, en este momento crucial de la historia de nuestra nación árabe.

 

Los dirigentes árabes requieren la creación de una comisión internacional  de investigación imparcial, bajo la égida de las Naciones Unidas, que presentará un informe al Consejo de Seguridad y a la Comisión de Derechos Humanos sobre las causas y la responsabilidad del grave deterioro de la situación en los territorios palestinos ocupados y sobre la masacre perpetrada por las fuerzas de ocupación israelíes contra los pueblos palestinos y libaneses y contra los ciudadanos árabes de los territorios ocupados.

En ese contexto, ratifican el tenor de la Resolución nº 1322 del Consejo de Seguridad de fecha 17 de octubre de 2000, de la Resolución publicada el 19 de octubre de 2000 al final de la sesión extraordinaria ad hoc de la Comisión de Derechos Humanos y de la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de fecha 20 de octubre de 2000.

 

Exigen además que el Consejo de Seguridad continúe observando el desarrollo de los acontecimientos en los territorios palestinos y árabes ocupados que constituyen una amenaza para la paz y la seguridad mundial

 

Se insta encarecidamente al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General de las Naciones Unidas a asumir su responsabilidad procurando la protección necesaria al pueblo palestino que vive bajo el yugo de la ocupación israelí, considerando la integración de una fuerza o de una presencia  internacional  con este fin, teniendo en cuenta que las Naciones Unidas asumen una responsabilidad permanente hacia el pueblo palestino y su territorio hasta que para éste llegue el momento de ejercer sus derechos inalienables en Palestina en un todo conforme al derecho internacional.

 

 Los dirigentes árabes afirman que los Estados árabes perseguirán, conforme a derecho internacional, a aquellos que están en el origen de esas prácticas bárbaras y solicitan al Consejo de Seguridad que establezca en el lugar un tribunal penal internacional para juzgar a los criminales de guerra israelíes que han perpetrado masacres contra palestinos y árabes en los territorios ocupados, a semejanza de los dos tribunales precedentemente constituidos por el Consejo para juzgar a los criminales de guerra en Ruanda y en la ex Yugoslavia. Los Estados árabes continuarán persiguiendo a éstos a fin de que sean juzgados conforme a los estatutos de la Corte Penal Internacional.

 

Los dirigentes árabes expresan su máxima indignación y condenan a Israel por haber intensificado los actos de hostilidad y de provocación en un momento en que la región comenzaba a estar en condiciones para una paz justa y global, especialmente después de la decisión adoptada por los árabes luego de la conferencia de  Madrid según la cual una opción de paz justa y global abriría el camino a la solución final de un conflicto explosivo que dura desde hace más de medio siglo.

 

Los dirigentes árabes condenan el hecho de que Israel no haya elegido la paz, rechazando el proseguir con seriedad el objetivo de una paz justa y global y advierten a Israel contra la prosecución de prácticas y actos que amenazan y minan la seguridad y la estabilidad de la región.

 

Los dirigentes árabes ratifican que la nación mantiene sus principios intangibles e inviolables, sus derechos propios no negociables y su objetivo irrenunciable de defender los supremos intereses de la nación árabe.

 

Los dirigentes árabes ratifican que para ser aceptable y viable, la paz debe ser justa y global; afirman que esta orientación requiere del compromiso correspondiente de parte de Israel quien debería responder con una actitud clara, fundada en el respeto hacia la legalidad internacional, conforme a las Resoluciones nº 242 y 338 del Consejo de Seguridad, a la Resolución nº 149 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el derecho de los refugiados palestinos  a la repatriación y a indemnizaciones; así como a las Resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas y a los principios del proceso de paz de los cuales el más importante es el de territorio a cambio de la paz.

 

Los dirigentes árabes ratifican, además, que una paz justa y global no podrá concretarse mientras el pueblo palestino no haya recobrado su plena soberanía sobre la Ciudad Santa de Jerusalén y mientras no hayan sido restablecidos sus legítimos derechos, incluido su derecho a un Estado independiente con la Ciudad Santa de Jerusalén como capital. Esta ciudad, con su dimensión espiritual y religiosa, es territorio palestino ocupado desde 1967.

 

Para que la paz sea instaurada, todos los territorios árabes ocupados deberían ser restituidos con la retirada total de Israel de Cisjordania y de la franja de Gaza así como del Golán sirio ocupado, hasta las fronteras anteriores al mes de junio de 1967; con la finalización de la retirada del Sur del Líbano, incluidas las granjas de Chebaa, hasta las fronteras internacionalmente reconocidas; todos los árabes detenidos en las prisiones israelíes deberían ser liberados conforme a las Resoluciones de las Naciones Unidas y las colonias[3] de poblaciones israelíes deberían ser suprimidas conforme a la Resolución nº 465 del Consejo de Seguridad de 1980.

 

En este contexto los dirigentes árabes expresan nuevamente su apoyo a sus hermanos en Siria, en Líbano y en Palestina, ratificando su apoyo a sus legítimos derechos y a la restitución de todos sus territorios ocupados. Al respecto, ratifican su rechazo a toda tentativa de imponer una paz injusta y desequilibrada basada en las reivindicaciones israelíes en detrimento de los derechos e intereses árabes.

 

Habida cuenta del largo tiempo que está insumiendo el proceso de paz, los dirigentes árabes declaran estar resueltos a neutralizar con firmeza las tentativas israelíes tendientes a infiltrarse, con cualquier pretexto, en el mundo árabe y a abandonar, como consecuencia el restablecimiento de relaciones con Israel. Consideran a Israel responsable de las medidas y decisiones tomadas por los Estados árabes en lo concerniente a las relaciones con Israel, incluida la ruptura necesaria para hacer frente al estancamiento en el que se encuentra el proceso de paz y de los graves acontecimientos que se registraron recientemente así como las complicaciones resultantes en la escena árabe y musulmana, a la espera de la instauración de una paz justa y global.

 

Insistiendo en que el bloqueo del proceso de paz en todos los aspectos bilaterales ha desembocado en la suspensión de la cuestión multilateral, los dirigentes árabes ratifican que los asuntos de cooperación regional no pueden ser abordados sin que se hayan concretado progresos ciertos hacia una paz justa y global en la región. El impase en el que se encuentra el proceso de paz, debido a la política y a las prácticas provocadoras de Israel, torna inútil discutir sobre un porvenir común en la región.

 

Deciden, además, interrumpir toda actividad oficial o informal en lo concerniente a la cuestión multilateral, suspender su participación o abstenerse de participar, en este marco, en las medidas y actividades en materia de cooperación económica regional con Israel. La reiniciación y el alcance de estas actividades deberían estar ligadas a la realización de progresos tangibles para una paz justa y global sobre todos los aspectos del proceso de paz.

 

Los dirigentes árabes celebran las Resoluciones de la Comisión de Jerusalén, especialmente el comunicado publicado al finalizar la reciente sesión presidida por Su Majestad el rey Mohammed VI en Agadir, Reino de Marruecos, ratificando su apoyo al Estado de Palestina sobre la base del respeto a la soberanía de Jerusalén Este, incluido el santuario sagrado de al-Quds al Charif y todos los lugares sagrados islámicos y cristianos que forman parte integrante de territorios palestinos ocupados, con Jerusalén por capital del Estado independiente de Palestina.

 

Los dirigentes árabes recuerdan la Resolución nº 478 de l980 del Consejo de Seguridad, apelando a todos los Estados del mundo a abstenerse de transferir su embajada a Jerusalén, y la Resolución de la 11ª Cumbre Árabe (Ammán 1980) confirmando la ruptura de todas las relaciones con los Estados que transfieran su embajada a Jerusalén o reconozcan a esa ciudad como capital de Israel. Los dirigentes árabes subrayan que para instaurar la paz y la seguridad en la región, Israel deberá adherirse al Tratado de No Proliferación Nuclear y permitir que todas sus instalaciones nucleares estén sometidas al régimen internacional de vigilancia y control. Al respecto, ratifican que es crucial evacuar todas las armas nucleares y de destrucción masiva de toda la región de Medio Oriente, como condición previa y obligatoria para  concretar cualquier compromiso regional en materia de seguridad en el futuro.

 

Los dirigentes árabes se declaran convencidos  de que los cambios sucesivos que son parte de la escena internacional exigen una reactivación de la acción árabe en común, un fortalecimiento y una modernización de la Liga Árabe así como el perfeccionamiento de sus instituciones para consolidar su papel pannacional  en el futuro.

 

En este contexto, los dirigentes árabes, reunidos en un momento crucial, han decidido aprobar el mecanismo se reuniones periódicas de la Cumbre Árabe, ya aceptado por el Consejo de la Liga Árabe en ocasión de su reciente reunión (114ª), y cuyo proyecto final fue ratificado por la reunión preparatoria de Ministros árabes de Relaciones Exteriores de la Cumbre. Dado que las reuniones periódicas de la Cumbre serán presididas por los Estados miembros por orden alfabético, los reyes, jefes de Estado y emires deciden que la 13ª sesión ordinaria de la Cumbre del Consejo de la Liga Árabe tendrá lugar en el mes de marzo de 2001 bajo la presidencia del Reino Hachemí de Jordania, en Amman, Jordania.

 

Los dirigentes árabes expresan su certeza de que las reuniones periódicas de la Cumbre árabe contribuirán a estimular la acción colectiva árabe en todos los órdenes, especialmente en el ámbito económico, en el que la urgencia jamás fue tan extrema en vista de las perturbaciones internacionales y regionales. Esto torna la integración económica árabe imperativa, teniendo en cuenta que los recursos humanos, naturales y estratégicos contribuyen a la estabilidad de la economía regional y mundial así como a su tasa de crecimiento y al bienestar de la población.

 

Al concluir la Cumbre, los dirigentes árabes rindieron homenaje al espíritu de total solidaridad que animó la conferencia y a las deliberaciones constructivas de las cuales participaron todas las delegaciones hermanas, de una manera  que reflejaba una profunda toma de conciencia sobre la gravedad de la situación entre todas las Partes: dirigentes, gobiernos y pueblos y sobre la importancia de determinar una posición árabe firme y uniforme con respecto a las amenazas israelíes, con el fin de intentar reencauzar el proceso de paz  por el buen camino, para restablecer una paz justa y global en la región.

 

Los dirigentes árabes han expresado su reconocimiento por la decisión de Su alteza real Cheikh Hamad Bin Khalifa al Thani, del Emirato de Qatar, de hacerse cargo de los gastos de la Comisión de investigación sobre las violaciones de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados, instituida por una decisión de la 5ª sesión extraordinaria ad hoc de la Comisión de Derechos Humanos en fecha  19 de octubre de 2000, lo que permitirá a la Comisión realizar sus objetivos.

 

Los dirigentes árabes han afirmado nuevamente que están resueltos a continuar con la movilización de las energías árabes para encontrar una solución a los problemas de la nación y con poner todos sus medios para liberar los territorios árabes ocupados, sosteniendo la lucha del pueblo palestino para recuperar su tierra y crear su propio Estado sobre su tierra nacional con Jerusalén por capital, así como para preservar los lugares sagrados musulmanes y cristianos en Palestina.

 

Los dirigentes árabes han acordado continuar consultándose para convenir sobre futuros despliegues a los que deberá hacer frente la nación árabe. Los dirigentes árabes han expresado su profundo reconocimiento y su agradecimiento a Su excelencia Mohamed Hosni Moubarak, presidente de la República Árabe de Egipto, así como al pueblo hermano de la República Árabe de Egipto por la hospitalidad brindada. Han expresado igualmente su más caluroso agradecimiento por la calidad de la organización y por los preparativos de la conferencia , dirigiendo sus mejores votos a Su Excelencia el presidente Mohamed Hosni Moubarak al igual que sus deseos de progreso y prosperidad duradera para el pueblo hermano de Egipto.

 

 

Fuente: MAE en Egipto

Traducción: Lucila Gagneux



[1] N.d.T. Nombre árabe de Jerusalén

[2] N.d.T. Conocida como Mezquita de la Roca o de Omán

[3] N.d.T. Asentamientos humanos