Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1995

 

PRESENTACION GENERAL

 

"Dos cosas amenazan el mundo: el orden y el desorden"
Paul Valéry

 

Como alguien lo expresara en el recinto de las Naciones Unidas en marzo en Nueva York, "cuando se llega a los cincuenta, se mira hacia su pasado para encontrar el sentido de la acción realizada"

En este cincuentenario de la Naciones Unidas, creemos necesario hacer un balance, no de la Organización sino de los fines que le dieron sentido a su nacimiento. Los mismos figuran en el preámbulo de la Carta:

"Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad..."

Después de 50 años, el balance tiene algunos logros importantes en el haber pero también un gran debe.

El mejor instrumento que podemos encontrar para realizar el mismo, es el último Informe sobre Desarrollo Humano que todos los años desde 1990 elabora el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En el haber tenemos:

-La familia de las Naciones Unidas pasó de los 51 Miembros originarios a los 185 que la componen actualmente.

-Actualmente, hay en el mundo mayor seguridad respecto de la amenaza de un holocausto nuclear.

-Se logró un desarrollo humano sin precedentes; los países en desarrollo avanzan a un ritmo tres veces más acelerado que el de los países industrializados hace un siglo. El aumento de la esperanza de vida, la disminución de la mortalidad infantil, el aumento del nivel educacional y las grandes mejoras en la nutrición son algunos de los alentadores indicadores de este adelanto humano.

-Si bien en 1960 casi un 70% de la humanidad sobrevivía en condiciones humanas de gran indigencia (con un índice de desarrollo humano inferior a 0,4), en 1992, sólo un 32% de la población mundial estaba en esas condiciones. La proporción de la población mundial que disfrutaba de niveles de desarrollo humano bastante satisfactorio (por encima de un IDH de 0,6) aumentó desde un 25% en 1960 hasta un 60% en 1992.

-En los últimos 50 años, la riqueza de los países se ha multiplicado. El PIB mundial se ha multiplicado por siete, desde aproximadamente 3 billones hasta 22 billones de dólares. Dado que la población mundial se ha duplicado con creces, desde -2.500 millones hasta 5.500 millones de personas- el ingreso per cápita se ha triplicado ampliamente.

-En los últimos seis años, el gasto militar en todo el mundo ha disminuido apreciablemente, tras los monumentales aumentos producidos en los cuatro decenios anteriores.

-Además, también hubo espectaculares adelantos en materia de tecnología. En 1927, el primer vuelo trasatlántico de Charles Lindbergh insumió 33 horas. Actualmente, el Concorde puede cruzar el Atlántico en un décimo de ese tiempo. Y casi todas las partes del mundo son ahora inmediatamente accesibles por teléfono, televisión o fax.

-Entre la mitad y las tres cuartas partes de los habitantes del mundo viven ahora en regímenes relativamente pluralistas y democráticos. Solamente en 1993, se celebraron elecciones en 45 países y, en algunos de ellos, por primera vez.

En el debe:

-Pese a todos nuestros avances tecnológicos, aún vivimos en un mundo donde la quinta parte de la población del mundo en desarrollo está hambrienta al ir a dormir cada noche, donde la cuarta parte carece de acceso a necesidades básicas como el agua de beber no contaminada, y la tercera parte vive en estado de abyecta pobreza, tan al margen de la existencia humana que no hay palabras para describirlo.

-Vivimos también en un mundo de inquietantes contrastes: donde tantos padecen hambre, pero hay tanta comida que se desperdicia; donde tantos niños no viven lo suficiente para disfrutar de su infancia, pero hay tantas armas que no son necesarias. Los 1.000 millones de personas más ricas tienen ingresos 60 veces superiores a los 1.000 millones de personas más pobres.

-Los países, tanto pobres, como ricos, están afligidos por crecientes angustias humanas: debilitamiento de la trama social, aumento de las tasas de delincuencia, crecientes amenazas a la seguridad personal, difusión de los estupefacientes y creciente sentido de aislamiento individual.

-Las amenazas a la seguridad humana no sólo se producen meramente a escala personal, local, o nacional. Están asumiendo magnitud mundial: los estupefacientes, el SIDA, el terrorismo, la contaminación, la proliferación nuclear. La pobreza mundial y los problemas del medio ambiente no respetan las fronteras nacionales. Sus macabras consecuencias llegan a todos los rincones del planeta.

-Asimismo, se hacen cada vez más urgente las cuestiones básicas de la supervivencia humana en un planeta ecológicamente frágil.

-Varios Estados-nación están comenzando a desintegrarse. Si bien las amenazas contra la supervivencia nacional pueden provenir de diversas fuentes -étnicas, religiosas, políticas-, las causas subyacentes son a menudo la falta de adelanto socioeconómico y la limitada participación de las personas en dicho adelanto.

Y ante estas evidentes contradicciones de nuestro mundo actual, se hace necesario como dice el Informe: "encontrar un nuevo papel para las Naciones Unidas, de modo que puedan comenzar a satisfacer las necesidades de la humanidad, no sólo en materia de paz sino también de desarrollo"

Uno de los temas en debate, en el cincuentenario, es la nueva configuración que debería tener la Organización Mundial para hacer frente a la realidad de la postguerra fría.

Es precisamente en la nueva composición que debería tener uno de sus órganos políticos clave, el Consejo de Seguridad, donde se centra la verdadera discusión.

En el futuro diseño del Consejo, nosotros pensamos que se debe privilegiar lo cualitativo por sobre lo cuantitativo. Es decir no sólo tomar en cuenta los parámetros cuantificables sino y fundamentalmente el comportamiento de los Estados miembros con respeto a los grandes principios que le dan vida a la Carta y a la sociedad internacional.

Cuando se critica a las Naciones Unidas por sus fracasos, se olvida muy frecuentemente que la misma es producto de la voluntad política de sus miembros, y que si estos deben más de 2.000 millones de dólares a la Organización, donde además los principales deudores son Estados Unidos y Rusia, y que sólo 10 Estados están en regla con la misma, cabría legítimamente preguntarse quienes son los verdaderos responsables por tales "fracasos".

Hace cincuenta años, asistíamos al derrumbe del fascismo y del nazismo, al bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, y los hombres de buena voluntad gritaban "NUNCA MAS", se pensaba que no volverían a repetirse esas atrocidades, pero los "genocidios actuales" nos recuerdan de "nuevo" uno de los lados oscuros de la condición humana.

De la "certeza" del equilibrio de Yalta, a la incertidumbre de hoy, algunos suponían, como bien los describe, el novelista John Le Carre "que a medida que se derriban las fronteras comerciales y avancen los sistemas de comunicación, los países del mundo estarán más unidos. Nada más alejado de la verdad. El fin de la guerra fría fue testigo de una distensión de lazos y lealtades y el agotamiento de la paciencia por parte de los oprimidos".

También, hoy, nos reencontramos con el sentido del tiempo, al ver celebrar a esos luchadores de la segunda guerra mundial, que impidieron el triunfo de la barbarie. Ante esto nos vuelve a nuestra memoria los comentarios de Jean Chesneaux, en su artículo en Le Monde Diplomatique del mes de setiembre de 1994 que expresaba: "el tiempo, el sentido del tiempo no son hoy, los grandes ausentes de la conciencia social y del horizonte político?. Es esta dislocación del eje pasado-presente-futuro, el zócalo mismo de la responsabilidad cívica y de la praxis política, y su olvido la ilustración más trágica de los abandonados por la sociedad dual. Para ellos, la exclusión social va a la par de la exclusión temporal. Caídos al nivel cero de la ciudadanía activa, no sobreviven que al nivel cero de la temporalidad, literalmente -au jour le jour-".

No debemos olvidar las lecciones de la historia. Ninguna civilización se puede fundar en la indiferencia frente al crimen.

Nos debe indignar Saravejo, Ruanda, Burundi, Oklahoma, Bagdad, tanto como lo que ocurrió un 18 de julio a la mañana en nuestro barrio de Once.

En este siglo que está terminando en la más absoluta desorientación, necesitamos organizar la reflexión para preparar el futuro.

Esta edición que abarca el año 1994, como la anterior, se divide en tres secciones. La primera una Presentación a cargo de los Coordinadores de los diferentes Departamentos que componen el Instituto; la segunda, Documental en la cual se incluyen los principales instrumentos; la tercera, Cronología, donde se reflejan los principales acontecimientos del área y el Anexo, con información general.

Por último, reiterar nuestro reconocimiento a todos los que trabajaron en este Anuario, que sin ningún tipo de retribución material, sólo imbuidos de una gran vocación académica lo hicieron posible y también nuestro agradecimiento por las muestras de apoyo y en especial por las críticas que nos hicieron llegar, que siempre permiten superarse, con motivo de la aparición del Anuario 1994, primero en la historia de nuestro país.

Prof. Dr. Norberto E. Consani