Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1999

En la presentación del Departamento Africa se sintetizan las actividades desarrolladas por los integrantes del Departamento durante 1998 referidas a la problemática sociopolítica y económica de los Estados del continente africano y al seguimiento de las relaciones argentino-africanas. Se complementa el enfoque con las secciones Cronología y Documentos

Del análisis de la situación de Africa durante 1998 y de las relaciones argentino-africanas se ha ocupado la Lic. Gladys Lechini, con los aportes de la Lic. Magdalena Carrancio para la región del Africa Norsahariana y del Lic. Marcelo de los Reyes con los atentados a las Embajadas de Estados Unidos en Dar-es-Salaam y Nairobi.

Con respecto a la Cronología ––realizada con un enfoque regional–– la secuencia referida al Africa del Norte ha sido efectuada por las Licenciadas Magdalena Carrancio, Lidia Gatti y Luisa Badalá. En tanto el Africa al Sur del Sahara por las Licenciadas Julieta Cortés, María Eugenia Iocco y el Licenciado Pablo Ahumada. Cabe mencionar que en la cronología correspondiente a la región de Africa del Norte, también se incluye la del año 1997, de las Lic. Carrancio y Gatti, que no fue publicada el año pasado. Los documentos incluidos son:

 

Africa durante 1998

Gladys Lechini de Alvarez

 

En Africa, la situación general no ha variado demasiado con respecto al año anterior. Desde la perspectiva política, coexisten avances y retrocesos. La democracia es un valor todavía muy frágil, no demasiado arraigado ni en las élites gubernamentales ni en los pueblos. No obstante, pareciera ir creciendo el consenso sobre la importancia de consolidar al menos, la democracia representativa: en algunos países se ha avanzado en las conversaciones entre gobierno y oposición, ha habido elecciones y se ha discutido la reforma de la constitución.

Pero la consolidación misma del Estado africano es la cuestión que subyace en un momento de las relaciones internacionales donde el proceso de trasnacionalización lo está debilitando cada vez más en los países del llamado Tercer Mundo. Los nuevos líderes, comprometidos con reformas económicas y administrativas, están todavía temerosos de las reformas políticas que conllevan participación popular y consolidación de los partidos y siguen creyendo en la importancia de la fuerza. Muchos piensan que sólo un Estado fuerte puede campear el temporal de la difusión del poder y la pérdida de control e identidad producto de la globalización.

Si a este dato externo le agregamos cuestiones internas propias a la realidad africana , como los acuciantes problemas económicos y la decadencia de estructuras administrativas, corrupción y falta de transparencia se observa un debilitamiento de la capacidad de los gobiernos para gobernar efectivamente. Otra cuestión no menor tiene que ver con que la mayoría de los estados africanos son construcciones artificiales, donde las diversidades étnicas han sido acicateadas por la lucha política para el control del poder. Así, son Estados con gobiernos que no controlan la totalidad del territorio nacional, sino y principalmente las áreas urbanas, siendo las rurales manejadas por la oposición o son tierra de nadie (Somalía es el ejemplo extremo, con un territorio subdividido entre los diferentes señores de la guerra, o Angola, donde el MPLA controla sólo las ciudades)

Las crisis regionales no han disminuido. Las perspectivas de encontrar una solución tanto local como con ayuda externa, parecen lejanas. La situación en Africa central sigue siendo una bomba de tiempo. A los conflictos internos se suman la participación de los Estados de la región, involucrados de una manera u otra en la situación. Kabila no termina de consolidar su poder en el Congo. Uganda y Rwanda apoyan a los rebeldes y Chad, Angola, Namibia y Zimbabwe a Kabila.

La posibilidad de construir una arquitectura colectiva de seguridad sobre la base de las organizaciones subregionales tiene muchos inconvenientes, entre los cuales las dificultades para ponerse de acuerdo entre los líderes o el temor por el control casi monopólico, por parte de un Estado, como sucedió con Nigeria en la ECOMOG (Economic Community of West African States Ceasefire Monitoring Observer Group) para Liberia y Sierra Leone. Por otra parte, las llamadas soluciones africanas, ¿son posibles, sobre todo si responden a los intereses africanos y no a los extranjeros?

La intervención o mediación externa no parece interesar mucho a las potencias occidentales. Las crisis en Africa no tienen las mismas implicancias para los centros de poder mundial que Kosovo, por ejemplo, más allá de discutir los beneficios y desventajas de la intervención multinacional.

Un caso paradigmático es la guerra civil en Angola, que no tiene solución militar y, por el momento, tampoco negociada y que ha provocado millones de refugiados. Las partes en el conflicto han recibido apoyo externo, tanto para vender petróleo y diamantes, principales recursos del MPLA y del UNITA, respectivamente, como para comprar armamentos, y así continuar una lucha que parece que nadie quiere terminar, salvo el pueblo exhausto que ha tenido la guerra como modus vivendi durante mas de 20 años

Desde la perspectiva económica, a pesar de la buena performance de algunos gobiernos, del éxito en la renegociación de sus deudas con el club de Paris, el FM y el BM, o la condonación de la misma por parte de los Estados desarrollados, aún no se observa el tan mentado efecto derrame. Africa continúa siendo marginal en los asuntos mundiales, con niveles elevados de pobreza extrema.

Y aunque el continente es altamente dependiente de la ayuda externa ––cuenta con 22 de los 30 países más dependientes–– porcentualmente no es el mayor recipiendario. Africa Subsahariana recibe solo un 25% de toda la ayuda bilateral y multilateral, un 10% de la cual consiste en fondos de emergencia para las víctimas de catástrofes. Las cifras son más bajas respecto a la inversión externa directa. Recibe sólo el 0,6 %, aunque ésta se ha incrementado en los 90, en particular con relación a algunos buenos performers ––como Uganda–– y en el marco de un cierto interés de algunos países de Europa y Estados Unidos, en su competencia por expandir sus negocios.

Los viajes del Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y la última cumbre francoafricana son una muestra de ello. La visita del Papa a Nigeria, por otra parte, simboliza su preocupación por la defensa de los derechos humanos y la inequidad social.

La visita de Clinton al Africa se inscribe en un intento por rediseñar una estrategia para un continente olvidado por las administraciones norteamericanas, donde los cambios, esto es, democracia y buena performance económica son premiados con negocios. En la segunda visita de un presidente norteamericano (Carter estuvo en 1977 en Nigeria y Liberia), Clinton recorrió en marzo, durante 11 días, Ghana, Uganda, Rwanda, Sudáfrica, Botswana y Senegal. Formaron parte de la delegación varios lideres afroamericanos: el activista de los derechos civiles Jesse Jackson, los secretarios de Trabajo y Transporte, Alexis Herman y Rodney Stater.

En Ghana, donde estuvo poco tiempo (15 horas), fue recibido por el presidente Jerry Rawlings y se pronunció dispuesto a "ayudar al Africa". En Uganda se reunió con media docena de presidentes africanos que asistían a la "Cumbre sobre Derechos Humanos y Prevención de Conflictos". En Rwanda reconoció que la comunidad internacional no había hecho lo suficiente para prevenir la crisis y el genocidio en ese país. Fue en Sudáfrica donde encontró las primeras protestas de su gira. El vicepresidente Mbeki censuró la filosofía norteamericana para el continente: "Trade not aid" (comercio, no ayuda) por considerarla beneficiosa sólo para los intereses comerciales norteamericanos.

Por su parte, el presidente Mandela también mostró las diferencias que mantiene con los Estados Unidos sobre las cuestiones comerciales, particularmente con la Ley de Crecimiento y Oportunidad, propuesta como una forma de usar el creciente comercio entre Estados Unidos y Africa como un vehículo para crear empleos en el continente. En realidad los Estados Unidos quieren abrir algunos mercados africanos para su propio beneficio mientras reducen la asistencia directa (el lema es Trade outside, jobs inside). Asimismo Mandela se refirió a otra cuestión álgida en las relaciones con los Estados Unidos, esto es, los lazos del gobierno de Sudáfrica con Cuba y Libia, justificados porque "Sudáfrica tiene la obligación moral de no abandonar a quienes nos ayudaron en las horas más negras de nuestra historia" y criticó la tendencia norteamericana de resolver las crisis por la amenaza de recurrir a la fuerza.

Con el lema "Africa tiene necesidad del mundo, pero el mundo también necesita de Africa", Clinton anunció tres programas de asistencia al Africa por 200 millones de dólares. También propuso cancelar la deuda externa que algunos países pobres de Africa tienen con su país (monto aproximado de 1600 millones de dólares) e invitó a los demás países industrializados a seguir su ejemplo.

En Johannesburgo, en la inauguración del Centro de Comercio Ron Brown, para favorecer las actividades de empresas estadounidenses en Africa, Clinton propuso, ante representantes de la industria sudafricana, una cumbre de Jefes de Estado de los países del continente y anunció importantes ayudas económicas para Sudáfrica. Recuérdese que Brown, entonces secretario de Comercio, acuñó la expresión de Big Emerging Markets ––mercados emergentes–– entre los cuales figuraba Sudáfrica.

La idea de las cumbres presidenciales (al estilo de las de Miami y Santiago, en América) recuerda en Africa el estilo de la diplomacia francesa. Fue Pompidou el presidente que en el marco de la política francesa de cooperación con Africa instrumentó la idea de las Conferencias Cumbres francoafricanas, con la primera reunión en Paris, el 13 de noviembre de 1973. A partir de entonces se institucionalizaron "relaciones especiales" entre Francia y sus antiguas colonias africanas, ampliándose progresivamente a otros países afrolatinos y anglófonos. La última cumbre en París (26 al 28 de noviembre de 1998) contó con la asistencia masiva de representantes de 49 países africanos (de los cuales 39 eran jefes de Estado), el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan y el de la OUA, Salim Ahmed Salim. La importante presencia no francófona (32 representamtes) muestra el éxito de la diplomacia francesa en Africa Subsahariana, luego del desastre de Ruanda. El tema central de la reunión fue la seguridad en Africa (en la anterior, en Ouagadougou, Centroafrica, en 1996, el eje giró en torno a la gobernabilidad).

También se concretó en marzo la segunda visita pastoral del Papa a Nigeria, durante tres días (la primera fue realizada en 1982). Aunque el objetivo explícito fue beatificar al sacerdote nigeriano Cipriano Iwenw Tansi, su presencia en el país más poblado del Africa Subsahariana conllevó realizar algún tipo de "presión moral" para apurar el dilatado proceso de vuelta a la democracia. En ese marco se reunió con líderes musulmanes y con miembros de la Conferencia Episcopal Nigeriana y pidió por la reconciliación y el respeto de los derechos humanos. En una carta al Ministerio de Relaciones Exteriores, el Vaticano solicitó la liberación de 60 presos políticos.

El continente africano terminará el siglo XX sin resolver su situación de atraso y subdesarrollo. La idea de revitalizar los Estados con democracia y libre mercado es atractiva pero difícil de implementar. Las elecciones y reformas económicas no han hecho desaparecer a los movimientos armados domésticos ni han prevenido que los conflictos internos se desbordaran. La democracia no trajo de la mano el desarrollo económico ni la disminución de la pobreza. La defensa de los derechos humanos y la resolución de la exclusión social son dos asignaturas pendientes de muy difícil cumplimiento.

 

Las relaciones argentino africanas

A pesar del perfil bajo y del rol marginal que le cabe al continente en los diseños de la política exterior argentina, durante 1998 se realizaron algunas acciones bilaterales y multilaterales, con intercambio de misiones y visitas de alto nivel.

Probablemente esta actividad esté vinculada al rol de nuestras embajadas en la implementación de Programas de Cooperación y en la negociación para la firma de proyectos de acuerdos sobre intercambio comercial así como a las iniciativas de algunos funcionarios de la Cancillería.

En el marco de la cooperación Sur-Sur y utilizando el Fo-Ar (Fondo Argentino para la Cooperación Técnica) se han realizado seminarios en varios países sobre temas sensibles como "reforma del Estado", desarrollo agropecuario y difusión de información sobre la Argentina

En el marco de las relaciones con el Africa del Norte merece anotarse por su importancia, el viaje del presidente Carlos Menem a Egipto, el 4 de febrero, para inaugurar el reactor nuclear construido por la empresa INVAP. También se dirigió a El Cairo una delegación argentina para participar de la VIII cumbre del Grupo de los 15 y en visita oficial, el entonces Secretario de Energía, Ing. Mirkin.

Asimismo, de relevancia es el viaje que el vicepresidente Carlos Ruckauf realizó en octubre al reino de Marruecos, seguido en el mes de noviembre por el senador nacional O. Vaquir.

Con respecto a Túnez, entre el 18 y el 21 de noviembre, el Subsecretario de la Secretaria de Inteligencia del Estado, Dr Rodrigo Toranzo y tres especialistas de su área, viajaron a ese país, firmando un Protocolo de Cooperación Bilateral de Inteligencia del Estado.

Con respecto a la contraparte norafricana, se destaca, entre el 2 y el 4 de marzo, la visita a Buenos Aires de D. Lahcene Moussaoui, Ministro argelino Delegado Encargado de la Cooperación y de los Asuntos Magrebíes y la presentación de cartas credenciales de los nuevos embajadores de Marruecos, D. Abdeslam Baraka, el 4 de mayo y de Egipto, D. Mohamed Dagash, el 17 de junio.

Con respecto al Africa Subsahariana, existen indicios para pensar que en ciertos sectores de la Cancillería se está reconsiderando la importancia de los países africanos y del llamado Tercer Mundo en los ámbitos multilaterales. Los cambios económicos en nuestro país, así como en algunos de los países del Africa Subsahariana han posibilitado que a través de diferentes acciones externas, se inicie una nueva búsqueda de intereses concretos políticos y comerciales para desarrollar relaciones recíprocas. Entre otras cuestiones, la crisis brasileña favoreció el despertar de empresas argentinas que se han planteado operar en el área.

Nuestro país cuenta con 5 embajadas atendidas por 11 diplomáticos (Senegal, Nigeria, Kenya, Zimbabwe y Sudáfrica), a lo cual debe ahora agregarse la reapertura de la Embajada en Costa de Marfil, sustentada en razones políticas (estabilidad y posicionamiento geoestratégico en el golfo de guinea, con gran densidad de países) y económicas (notable crecimiento luego de un período de estancamiento).

Asimismo y para un mejor manejo de los asuntos de la región se ha dispuesto la redistribución de las concurrencias de nuestras embajadas. Se encuentran en vías de tramitación numerosos convenios con Sudáfrica, Mozambique, Angola y Malí y pendientes visitas de los presidentes de Zimbabwe, Angola, Cabo Verde, Kenya, Guinea Ecuatorial y Bourkina Faso.

En el marco de las visitas recíprocas, entre el 13 y el 14 de julio contamos con la presencia del presidente de Mali, Alpha Konare, quien mantuvo reuniones con el Sr Presidente de la Nación y con el Sr. Subsecretario de Política Exterior así como con autoridades del Poder Legislativo y del Judicial.

También recibimos la visita del Sr Ministro de Reconstrucción de la República del Congo, Lekoundzou Itihi Ossetouma, el 5 de junio. En reunión con el Sr Vicepresidente, entregó una carta de su presidente, General Dennis Sassou N’Guesso y mantuvo una reunión de trabajo en la Subsecretaría de Política Exterior de la Cancillería. Tres meses antes, entre el 6 y el 11 de marzo, una misión comercial presidida por la Sra Amira Yoma había viajado a ese país con el objetivo de participar en el proceso de privatizaciones iniciado luego de finalizada la guerra civil.

Los cambios políticos en el ex Zaire se vieron reflejados con la presencia del Director Adjunto del Gabinete del Presidente de la República Democrática del Congo, Señor Georges Buse Falay, el 1 de noviembre, para entregar una carta del presidente Laurent Kabila. La relación con este país se articula en torno a los tratados firmados en la década del ‘80, cuando Mobutu vino a la Argentina

Entre el 24 y 27 de setiembre, el Sr Embajador Concurrente de la República de Guinea Ecuatorial, Pastor Micha Ondo Bile, viajó a Buenos Aires para presentar cartas credenciales. Fue recibido por el embajador Eduardo Airaldi, Subsecretario de Política Exterior y por el Ministro de Justicia Raúl Granillo Ocampo.

En función de los avances en el proceso de democratización en Nigeria y en el proceso de apertura de la economía, se han percibido nuevas oportunidades en materia económico comercial, tanto en el área de la cooperación agrícola-ganadera como en la formación de joint-ventures entre empresarios argentinos y nigerianos, para insertarse en el mercado nigeriano. Es con este motivo que entre el 31 de mayo y el 4 de junio, una delegación de la Oficina presidencial de Empresas Publicas de Nigeria visitó la Argentina.

Con respecto a las acciones externas en la región, Argentina ha provisto ayuda técnica a Senegal, en el marco del Fo-Ar, en áreas donde tenemos ventajas comparativas: agricultura, ganadería, salud, reforma del estado y privatizaciones. En cuanto a Sierra Leona, el 8 de mayo, a través del Programa Mundial de Alimentos, se envió ayuda alimentaria por un millón de dólares, como apoyo a la restauración de la democracia. La intención fue tanto contribuir a paliar las necesidades alimentarias a corto plazo como mostrar las capacidades argentinas para satisfacer, a más largo plazo, otros requerimientos para el desarrollo del país.

Pero es en la región del Africa Austral, donde se observa cierto acento por parte de la Cancillería, tal cual lo han mencionado la Directora de DIASA (Dirección de Africa Subsahariana), los embajadores acreditados en la región y el mismo Canciller Di Tella, con motivo de un Seminario organizado en el ISEN, en mayo de 1998, sobre Southern Africa-MERCOSUR. En este sentido se enmarcarían los pasos que apuntan a un mayor acercamiento con los Estados de la región, tanto a nivel de la cooperación científica y tecnológica como en el ámbito de los intercambios comerciales y académicos. Mas allá de Sudáfrica y Zimbabwe ––donde tenemos embajadas–– se intenta intensificar las relaciones con otros países de la región: Namibia, Angola y Mozambique. Durante 1998 se comenzó a negociar el establecimiento de relaciones diplomáticas con Lesotho que se concretó en 1999.

Desde la perspectiva de las relaciones político-diplomáticas, la visita a Buenos Aires, del presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela en julio y su traslado a Ushuaia para asistir como invitado especial en la XIV Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR ––y los países asociados, Chile y Bolivia–– y la anunciada y postergada del presidente Dos Santos, de Angola muestran una ventana de oportunidades que no se puede desaprovechar.

El presidente Mandela fue recibido en Buenos Aires por el presidente Menem, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y por el Honorable Congreso de la Nación, reunido en Asamblea Legislativa. En esa oportunidad se firmaron tres convenios bilaterales: un Acuerdo sobre Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, un Memorandum de Entendimiento sobre Consultas sobre Asuntos de Interés Común y un Acuerdo sobre Cooperación y Asistencia Mutua en la Lucha contra la producción y tráfico ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas.

Asimismo, por resolución 1331 del Ministerio del Interior, suscripta en julio de 1998, se dispuso la supresión del visado por turismo y negocios para ciudadanos sudafricanos. Esta es una norma unilateral equivalente a la emitida en febrero de 1995 por Sudáfrica.

En el ámbito de la cooperación, por ejemplo, se realizó en Harare, en mayo de 1998, un Seminario para Africa Meridional sobre reforma del Estado y privatizaciones organizado por la Subsecretaría de Cooperación Internacional y la embajada argentina en Zimbabwe. El mismo contó con la participación de funcionarios de Angola, Lesotho, Malawi, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe.

Alrededor de la misma fecha, entre el 17 y el 19 de mayo, funcionarios argentinos de alto nivel participaron en Windhoeck, Namibia, del Southern Africa Economic Summit, una iniciativa conjunta del World Economic Forum y la Secretaría de la SADC. El objetivo fue ofrecer un punto de encuentro entre la comunidad empresarial de la región y la internacional, organizaciones internacionales y representantes gubernamentales.

Asimismo, entre el 28 y el 30 de enero de 1998, representantes argentinos participaron en el Seminario "Local Government Training Summit" que se realizó en Rustenburg (Sudáfrica) y fue organizado por el gobierno de la provincia de Gauteng (donde se encuentran las ciudades de Johannesburg y Pretoria)

Con la creación de la Fundación ExportAr, las actividades de promoción comercial de las secciones comerciales de las Embajadas tienen otro respaldo institucional. En el marco del Plan de Actividades de la mencionada Fundación se incluyeron propuestas de las embajadas en Zimbabwe y Sudáfrica.

Por ejemplo, empresas argentinas avanzaron sobre Sudáfrica para explorar posibilidades, respaldados por la organización de agendas provistas por la embajada argentina en Sudáfrica. Entre ellas, en el mes de mayo, Coca Cola Argentina y Refrigeración SA desarrollaron entrevistas con firmas sudafricanas para concretar joint ventures para fabricar equipos de refrigeración, heladeras exhibidoras y máquinas expendedoras de bebidas gaseosas; directivos del Banco Almafuerte mantuvieron contactos con representantes del sector financiero para explorar posibilidades de asociación y facilitación de tramitaciones bancarias y una firma exportadora de mantas de viaje cumplió una agenda de entrevistas para comercializar sus productos. En junio se concretó una misión comercial de empresas exportadoras de prendas deportivas; en agosto, firmas argentinas productoras y exportadoras de aceites comestibles y productos de panadería participaron en una exhibición Internacional , "Food and Hotel 98" , en Johannesburg. y en setiembre, una empresa fabricante y exportadora de materiales para oficinas y equipamientos viajó para discutir sobre la comercialización de esos productos en el mercado local

Pero por su importancia, debe destacarse la participación argentina del 6 al 10 de octubre, en la Exhibición Internacional SAITEX 98, que congregó a 30 países. El pabellón argentino reunió a 32 empresas exportadoras, junto con la Camara Bilateral de Comercio.

En tanto, en el marco de las acciones gubernamentales es de relevancia la concreción de una misión comercial multisectorial que aunque programada para 1998, sólo pudo concretarse entre el 9 y el 19 de mayo de 1999. La misma visitó Angola y Mozambique (también Cote d’Ivoire), presidida por el Subsecretario de Negociaciones Económicas Internacionales, Embajador Eduardo Sadous y contó con la presencia de empresarios argentinos del área alimenticia, farmacéutica y de transporte marítimo y de dos investigadoras de las Universidades Nacionales de Quilmes y de Rosario.

El incremento de los contactos académicos se vio también fomentado por el respaldo gubernamental brindado a dos seminarios que tuvieron lugar durante 1998. Me refiero al ya mencionado Seminario Internacional, organizado por el Instituto del Servicio Exterior de la Nación, en Buenos Aires, entre el 13 y el 15 de mayo, donde se trató la cooperación Southern Africa/MERCOSUR y la reunión que tuvo lugar en Johannesburg, entre el 27 y 28 de octubre en el South African Institute of International Affairs, patrocinada por las Embajadas de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile en Sudáfrica, donde se abordó el tema: "Exploring South-South Dialogue, Mercosur in Latin America and SADC in Southern Africa".

Asimismo, entre el 20 y el 21 de agosto, el profesor del ISEN, Dr Roberto Bouzas, participó en un Workshop sobre "Lecciones para la SADC. El caso de la ASEAN y el MERCOSUR", organizado en Sudáfrica, por el Ministerio de Comercio e Industria de Sudáfrica y la fundación Friedich Ehbert.

Finalmente, en el ámbito de la política multilateral, cabe destacar que entre el 22 y 23 de octubre

Argentina fue sede de la V Reunión Ministerial de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur, (ZPCAS). Con motivo de la misma, se reunieron en Buenos Aires representantes de alto nivel de Argentina, Brasil y Uruguay con los de los países de la costa oriental de Africa: Angola, Benin, Cabo Verde, Gabón, Ghana, Guinea Ecuatorial, Namibia, Nigeria, República Democrática del Congo, Senegal, Sierra Leona, Sudáfrica, Togo. En este marco fue de relevancia la presencia del Ministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Alfred Nzo, quien entregó la presidencia pro tempore a la Argentina y mantuvo paralelamente reuniones con la Subsecretaría de Política Exterior.

Las intenciones de la Argentina apuntaron a una revitalización de los temas comunes a los países de la zona, vinculados a la paz y seguridad, protección del medio ambiente marino, conservación de los recursos vivos, promoción del comercio exterior, las inversiones y la cooperación económica y cooperación en relación con delitos vinculados con el narcotráfico, incluido el lavado de dinero. En la reunión de Buenos Aires se acordó una Declaración Final y un Plan de acción que los contempla. En la Declaración se destaca la voluntad de incrementar la cooperación en áreas de interés común. El Plan de Acción es un documento por primera vez adoptado en el marco de las reuniones Ministeriales que tiene por objetivo llevar a la práctica las medidas acordadas en la Declaración.

 

La situación política de Africa del Norte en 1998

Magdalena Carrancio

El análisis de los acontecimientos políticos que se sucedieron en la región nordafricana durante 1998, pone de manifiesto algunos ingredientes "sorpresivos" que sin duda reconducirán su inserción en el sistema internacional de cara al año 2000.

El proceso de democratización iniciado por el Presidente argelino, Liamin Zerual, recibió un cimbronazo con su decisión -inesperada- de llamar a elecciones a comienzos de 1999. La noticia de su dimisión, dada a conocer en el mes de setiembre, tuvo lugar en medio de un clima tenso, fomentado por la violencia endémica que acompañó todo su mandato, que ya ha cobrado la vida de casi cien mil personas, y que el gobierno atribuye al Grupo Islámico Armado (GIA). Pero este año, y pese al profundo hermetismo que pretende mantener el gobierno, por primera vez han tomado intervención en el conflicto Organizaciones internacionales, aunque sólo para obtener "información sobre el terreno" de la situación de violencia que azota al país. En el mes de enero la troika de la Unión Europea realizó una visita de menos de 24 horas a Argelia, en el mes de febrero una delegación del Parlamento Europeo intentó continuar con la política de aproximación iniciada un mes antes por la Unión Europea, por último, en el mes de julio las autoridades argelinas aceptaron la visita de una misión de las Naciones Unidas. Desde el exterior, se teme que la escalada de violencia se extienda a Marruecos y Túnez, pero también la crisis argelina desnuda el viejo dilema al que se enfrentan las democracias occidentales cuando ponen sus ojos en los Estados islámicos: la defensa de los derechos humanos y las libertades, por un lado, y los intereses económicos y estratégicos, por el otro. Este dilema se acrecienta aún más, si se tiene en cuenta que el conflicto argelino no ha interferido en la exportación de gas y petróleo a sus principales clientes: Francia, Estados Unidos, Italia y España.

No obstante, Europa y los Estados Unidos han solicitado a los militares que detentan el poder en Argelia, mayor transparencia en la lucha contra el "fanatismo asesino" y en el tratamiento de los derechos humanos. Estas "exigencias" externas pudieron haber profundizado los ya conocidos choques de la jerarquía militar entre partidarios y adversarios de la negociación con el islamismo, aumentando la presión política a la que ha estado sometido el Presidente Zerual y precipitando su decisión de abandonar el poder anticipadamente.

Con respecto a Marruecos, el rey Hassán II puso en práctica lo que él llamó "política de alternancia" colocando en el Gobierno a miembros de la tradicional oposición, como el socialista Abderrahmán Yusufi, designado Primer Ministro. Este nombramiento ––inédito en la historia de Marruecos–– responde a la voluntad del rey de hacer frente a los graves problemas sociales que sufre Marruecos y Yusufi es el único que puede encarnar una voluntad verdadera de renovación, del cambio que la mayor parte de la clase política tradicional se resigna a aceptar pero que el pueblo reclama. En los últimos años, los socialistas han estado a la cabeza de la lucha por la recuperación de los derechos democráticos, por la liberación de los presos políticos y por la libertad de expresión y de organización.

La decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de juzgar a los dos ciudadanos libios acusados de atentar contra el Vuelo de Pan Am en 1988, por un tribunal escocés en Holanda, es sin duda, el gesto de la comunidad internacional más esperado por el gobierno libio para salir de su aislamiento, pero no fue el único. España ha relanzado las relaciones con Libia tras seis años de escasos contactos e Italia firmó un acuerdo diplomático destinado a cerrar las heridas del pasado colonial. Esta aproximación de países europeos quizás sea también el preludio de una posible incorporación de Libia al Diálogo Euromediterráneo. Por último, los Estados Unidos, anunciaron en el mes de mayo que no castigarán las inversiones de la Unión Europea en este país nordafricano.

En cuanto al Conflicto del Sahara Occidental, las Naciones Unidas culminaron, tras ocho meses de intensos trabajos, con el proceso de identificación de las tribus reconocidas y aceptadas tanto por Marruecos y el Frente Polisario y que serían aptas para votar en el referéndum de autodeterminación previsto en la ex colonia española. Pero aún quedan por convocar algunos centenares de saharauis residentes en el extranjero y se generaron discrepancias por el reconocimiento de otros 60.000 posibles electores, hecho que impidió que la consulta prevista para el 7 de diciembre pudiera concretarse. En efecto, Rabat pretende que se proceda a la identificación de estas personas que según su argumento, no vivían en el Sahara porque el colonialismo español les obligó a marcharse. El Polisario se niega a ello y la MINURSO tampoco parece proclive a examinarlos. Estas diferencias ponen en duda que la solución a este conflicto pase por el Plan previsto por la ONU.

 

Los atentados a las embajadas de los Estados Unidos
en Dar-Es-Salaam y Nairobi

Marcelo Javier de los Reyes

Varios hechos llamaron la atención del mundo sobre el continente africano durante 1998, particularmente dos se han destacado y ambas estrechamente ligados: los atentados a las embajadas norteamericanas en Nairobi y Dar-Es-Salaam, cometidos el 7 de agosto, y el ataque de los Estados Unidos a Sudán.

Los dos atentados fueron reivindicados por el Ejército islámico para la liberación de los lugares santos musulmanes, nombre que hasta ese momento no había aparecido para denominar a una organización terrorista. El saldo fue de más doscientos muertos, de los cuales sólo doce eran diplomáticos norteamericanos.

Las explosiones fueron casi simultáneas y seguramente no fue la casualidad lo que llevó a sus autores a elegir a los dos países que mantienen las más estrechas relaciones con Estados Unidos en Africa del Este.

La organización terrorista que se adjudicó los atentados reclama la evacuación tanto de las fuerzas como de los civiles de Estados Unidos y de otros países occidentales de las naciones musulmanas; el cese del bloqueo marítimo en torno de la península arábiga y el retiro de los buques de guerra de aguas jurisdiccionales de los países islámicos; la liberación del guía espiritual de Djamaa islamiya Jeque Omar Abdel Rahman, del disidente saudí Jeque Salmane Al Oada y de jóvenes musulmanes detenidos en Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita; el fin de las expropiaciones de las riquezas de los países musulmanes; la interrupción del apoyo de los Estados unidos a Israel, así como la guerra que lleva a cabo contra los jóvenes islámicos bajo pretexto de la lucha contra el terrorismo y el genocidio contra algunos pueblos musulmanes bajo la cobertura de sanciones económicas.

El principal sospechoso de estos atentados fue el millonario Oussama Ben Laden, quien luchó del lado de los talibanes en Afghanistán, país en el que reside y desde donde financia numerosos movimientos integristas.

Pocos días después de estos atentados ––más precisamente el 20 de agosto–– el gobierno de los Estados Unidos llevó a cabo un bombardeo sobre Sudán y Afghanistán en represalias por los ataques a sus embajadas. El objetivo militar sudanés fue una fábrica que a criterio del gobierno norteamericano producía elementos vitales para la producción de armas químicas. Sin embargo en el mundo occidental surgieron muchas voces que respaldaron el argumento del gobierno sudanés que aseguraba que en esa fábrica se producían medicamentos.

Desde 1993 los Estados Unidos han sostenido que el gobierno de Sudán respalda al terrorismo islámico y que dentro del territorio de ese país existen campos de entrenamiento de terroristas.

Estos atentados a las embajadas norteamericanas en sendos países donde la población de religión musulmana llega aproximadamente al 30%, revela que los Estados Unidos se enfrentan a un nuevo terrorismo que no está respaldado por un determinado Estado, sino que se trata de un "terrorismo confesional transnacionalizado" dispuesto a encontrar blancos norteamericanos en los países menos imaginados. Desde este punto de vista estos atentados fueron similares a los dos perpetrados en Buenos Aires contra la embajada de Israel y contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).

Asimismo pone en evidencia el relajamiento del sistema de espionaje de los Estados Unidos en África, ya que en ningún caso hubo advertencia por parte de la CIA de algún tipo de atentados sobre blancos norteamericanos. Terminada la Guerra Fría ––durante la cual el continente africano fue uno de los escenarios de la confrontación Este – Oeste–– el gobierno norteamericano redujo notablemente el número de agentes de la CIA en la región así como los métodos para la obtención de información, de modo tal que este tipo de ataques no puede ser prevenido.

Por último, el bombardeo a Sudán y Afghanistán mostró una nueva y peligrosa forma de operar en las relaciones internacionales que finca en responder a la violencia con violencia ––aplicando la ley de la selva–– pero que fundamentalmente reside en una toma de decisiones fuera del Consejo de Seguridad de la ONU, hecho que crea un serio precedente.