Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1999

El gran interrogante con el cual sé concluida la presentación de este Departamento correspondiente al año 1997, consistía en saber si los países que conforman América Latina y el Caribe seria capaces de aproximar en el futuro lo que allí se mencionaba "como dos tiempos dos realidades". Aludiendo con ello a la disociación creciente entre los números macroeconómicos y la frágil situación social, como así también a la divergencia imperante entre los tiempos de los discursos pronunciados y los hechos cotidianos.

Se señalaba entonces esa dicotomía con el propósito de alertar sobre la eventual presencia del mayor desafío que se haya visto hasta el momento a las reformas estructurales aun en aplicación, esto es el descontento creciente de la sociedad, con el consiguiente desgaste del consenso que hoy avala su puesta en práctica y profundización.

En el caso del presente año en análisis, la región presentó un panorama complejo, rico en acontecimientos, que aunque principalmente de índole internacional, se constituyeron en un nuevo, enorme y serio desafío para la sustentabilidad de las medidas y reformas aludidas.

La prolongación de los efectos de la crisis financiera internacional que se originó en Asia a fines de 1997, la caída de los precios de las commodities, el default ruso de mediados de año y las catástrofes naturales se conjugaron para traducirse en una restricción al financiamiento externo y en una disminución del valor de las ventas externas de los países que conforman la región, por primera vez en el presente decenio. Al sumársele a este escenario el creciente deterioro de la economía brasileña -en cierto modo también explicada por las nuevas circunstancias mundiales- y con el ineludible efecto derrame sobre las economías de sus socios comerciales mas allegados del cono sur, el resultado para estos países no podía ser otro que presentar un nuevo deterioro de la cuenta corriente de la balanza de pagos y una mayor vulnerabilidad externa.

Es esta reversión del periodo de "bonanza" que se viviera en los años anteriores la que nos obliga nuevamente a desplazar el centro de nuestra atención y a focalizarla una vez mas, en las realidades político, económico y sociales nacionales, en lugar de hacerlo en los bloques subregionales o en el proceso de integración hemisférico cuyo dinamismo justificara que la presentación anterior se volcara al estudio de su alcance y devenir.

Así los números muestran para este año que la tasa promedio de crecimiento se redujo a cerca de la mitad, de 5,2% a 2,3%. El desempleo aumentó, aunque de forma moderada, mientras la inflación se estabilizaba en un promedio regional de 10%.

Un análisis mas minucioso de los datos revela que los números señalados no reflejan el agravamiento de los problemas económicos en el transcurso del año. De este modo podría decirse que en la mayoría de los casos el primer semestre se caracterizó por un alto crecimiento, como prolongación de la tendencia observada en 1997, en tanto que en la segunda mitad del año se produjo una muy baja expansión o incluso una contracción.

Algo parecido ocurrió con los datos sobre empleo, ya que la tasa regional registró pocos cambios durante el primer semestre pero aumentó en el segundo.

A ello se suma el incremento notable de la cuenta corriente, lo que coincidió con una disminución de la entrada de capitales.

A este escenario se contrapone la estabilización de la tasa de inflación, la cobertura del déficit global de balance de pagos por las reservas internacionales constantes, y la circunstancia que la afluencia de capitales de largo plazo fue casi tan alta como la del año anterior (ya que fueron los capitales de corto plazo los que abandonaron la región).

En general se observa con relación a este informe que los datos macroeconomicos que podrían considerarse en principio como no muy auspiciosos, se hayan para este año, en cierto modo justificados o vistos de una manera no del todo negativa.

Así por ejemplo en vinculación con el sector externo se sostiene que si bien hay una continuidad en la tendencia al empeoramiento de las cuentas corrientes y de los balances comerciales, esta continuidad se explicaría por factores diferentes a los que les dieran causa en años anteriores, señalándose para este año como origen del deterioro la pérdida de dinamismo de las exportaciones como consecuencia de la caída de sus precios y ello sin perjuicio de destacar el hecho que muchos países aumentaron sus exportaciones manufacturadas.

Asimismo se explica el incremento en la tasa de desocupación por los problemas atinentes al sector externo aludidos y por las consecuencias de las medidas de ajuste que debieron aplicarse, o se los explica por las catástrofes naturales que debieron paliarse. Lo mismo sucede con el tratamiento del déficit. El mismo encontraría justificativo en el alza de las tasas de interés (que debieron aplicarse para contener la presión sobre los tipos de cambio, la inflación, evitar la salida de capitales), el incremento de los recursos destinados al sector social y de los salarios públicos, o en los gastos extraordinarios impuestos por los fenómenos del El Niño y los huracanes desatados principalmente en la zona del Caribe. Destacándose al mismo tiempo la intención de los gobiernos de evitar la disminución de gastos en el área social.

En otras palabras en opinión de la CEPAL del comportamiento conjunto de todos los indicadores que constan en el balance anual preliminar, cabe extraer como conclusión que ante este cuadro extremadamente delicado en que se vieron envueltas las economías latinoamericanas y del Caribe, y que incidió adversamente en las tasas de crecimiento, e hizo muy difícil el manejo de las cuentas fiscales y externas, los gobiernos de la región respondieron con la implementación de medidas de índole monetaria, fiscal y cambiaria (en la dirección acorde con las políticas que se veniam aplicando con motivo de las reformas estructurales), que mostraron un desempeño razonable. De allí que pueda decirse que acorde con esta institución, nuevamente los datos macroeconómicos pasaron la prueba, mostrando, no obstante la magnitud de los shocks externos negativos, signos de buena salud..

Esta "lectura positiva" que se hace de la respuesta otorgada por las economías regionales al nuevo escenario económico, es la que el informe traslada al balance que debe hacerse en materia de integración, donde para la CEPAL, pese a las dificultades crecientes que se presentaron, las cuatro agrupaciones comerciales de la región -el Mercosur, la Comunidad Andina, la Comunidad de Caribe y el Mercado Común Centro Americano, siguieron avanzado en la aplicación de los respectivos acuerdo. Lo mismo cabe decir en alusión al proceso de convergencia que se observa entre estas agrupaciones con miras al ALCA. Es por otra parte esa misma visión la que impera o encuentra correlato en los documentos firmados en el marco de las cumbres políticas que tuvieron lugar en cada uno de los procesos.

A este respecto diremos que una mirada mas exhaustiva sobre la evolución de los mismos en el transcurso del año, nos obliga a ser mas cautos que esta Comisión respecto de este tema. En pos de este propósito debe recordarse que, los compromisos adquiridos por los Estados Parte que componen cada uno de estos bloques subregionales en miras tanto a la profundización de los respectivos procesos, como a su convergencia fueron adquiridos en momentos en que los efectos negativos de los acontecimientos internacionales no eran totalmente tangibles o no habían alcanzado a configurarse. De allí que los mismos se limitaran a repetir las características que presentaban el año anterior, sin tomar en cuenta el nuevo escenario.

Esta apreciación se comprueba cuando se observa mas de cerca el proceso que concitara, por sus avances concretos y liderazgo en las negociaciones del ALCA, la atención de la presentación anterior, esto es el Mercosur .

Con relación al mismo afirma Pedro Motta Veiga que "la historia reciente de este proceso ha sido marcada por la reducción de las tasas de crecimiento del comercio intrarregional, por conflictos derivados del manejo unilateral de los instrumentos de política económica por los diferentes Estados Parte, especialmente por Brasil y por las dificultades en abordar no solo la agenda de profundización de la Unión aduanera sino también para enfrentar temas propios de la agenda de consolidación.

Lo hasta aquí expuesto representa solo una descripción parcial de la nueva realidad que exhiben los países de Latinoamérica y el Caribe. El reverso de la moneda muestra a esta parte del continente americano como la región del mundo con los índices mas elevadas de desigualdad en la distribución del ingreso y como una región en la cual, si bien los índices de pobreza se han reducido con relación a la década anterior, el promedio se encuentra aún por encima de los niveles prevalecientes en la década del ochenta o década perdida.

En este sentido señala Daniel Filmus que "existe consenso en que el balance de la década del noventa deja un saldo profundamente contradictorio"... Actuando la desigualdad como disolvente social, destruyendo estados de derecho, sistemas electorales, estructuras familiares, zonas urbanas, etc.

No obstante que las políticas de libre mercado con las características actuales siguen fortaleciéndose en gran parte de la región, acontecimiento que se esta conteste en atribuir a los errores y excesos cometidos por el intervencionismo estatal, en los tiempos que corren tampoco se desconoce, como afirma Minujimel, que " el actual proceso económico y social esta dando lugar a un incremento y diversificación de las situaciones de vulnerabilidad que pueden cristalizar en sociedades con una fuerte tendencia a la exclusión social y económica.

Así Lozano, complementando el razonamiento anterior explica que "las transformaciones en los sistemas productivos y en la regulación del trabajo han conllevado un creciente incremento de la informalización del mercado de trabajo urbano con consecuencias claramente excluyentes. Este proceso, continua, coloca sobre la mesa de discusión "la debilidad del potencial de generación de empleos productivos por parte del Nuevo modelo Económico" y al mismo tiempo exige repensar la nueva estructura social que emerge en la región sobre el final de la década y su impacto en los comportamientos de los actores sociales y políticos".

La percepción de esta contracara de la situación latinoamericana y caribeña, es la que estaría posibilitando, de conformidad con Castañeda, que asistamos, después del Foro Económico de Davos, a la desaparición de la ciega exaltación del modelo de la pureza imprescindible del mercado. En su entender se estaría asistiendo a lo se denomina posliberalismo.

Así luego de la elección de Chavez en Venezuela estaríamos en transición a un nuevo ciclo en el cual la cuestión social pasaría a ser determinante en los procesos electorales, dejando atrás las agendas de los ochenta dominadas por la defensa prioritaria de los valores democráticos y de los noventa caracterizadas por el objetivo dominante de controlar la inflación, privatizar y desregular la economía.

Lo cierto es que "no existe una única manera de transformar el Estado, sino que como sostiene Isuani las características anómicas de los comportamientos que la sociedad de fin de siglo presentan hoy están fuertemente vinculadas a un tipo de transformación del Estado, que avanzó mucho en la poda de su estructura pero casi nada en dotarlo de capacidades regulatorias y en disminuir los niveles de impunidad".

Así Norbert Lechner señala como características propias de esta modernización que se vive en Latinoamérica, la adopción de una estrategia neoliberal que toma al mercado como el principio constitutivo de la reorganización social, obteniéndose como resultado la instauración de una sociedad de mercado, es decir una sociedad donde los criterios propios de la racionalidad del mercado -competitividad, productividad, rentabilidad, flexibilidad, eficiencia, permean todas las esferas. El mercado deviene la fuerza integradora pero con limitaciones evidentes. Ya que él depende de un conjunto de condiciones que no crea ni sustenta: la cohesión social. Por consiguiente el mercado no puede suplantar en todo al Estado, por el contrario presupone la función reguladora y coordinadora del mismo.

Interesa resaltar aquí las palabras de Filmus de donde se deduce con claridad las consecuencias concretas que esta aparejando para los países de América Latina el apego a las medidas de mercado como las descriptas. "Los avances obtenidos a nivel macro tanto en lo político como en lo económico no se vieron reflejados en una evolución correlativa en las condiciones de vida de los pueblos. El crecimiento económico no fue acompañado por una sensible disminución de los niveles de pobreza, la incorporación de tecnologías no evito la perdida de fuentes de trabajo en el mercado de trabajo formal, el aumento de la productividad no generó una mejor distribución de la riqueza, la apertura de las economías no modifico la estructura predominante primaria de las exportaciones, la reforma del Estado y las privatizaciones no significaron una atención significativamente mayor hacia sus fuciones vinculadas a la educación, a la salud, la política social, vivienda, etc. De esta manera la presencia continua de regímenes democráticos resultó insuficiente para generar las condiciones para la construcción de una ciudadania plena, donde la vigencia de los derechos civiles de los habitantes estuviera acompañada por una participación integral en la vida política, social y económica de las naciones

Importa resaltar aquí que, al lado de las características que presenta la actual economía globalizada y que explican parte de estos cambios y consecuencias disvaliosas, se hallan otras causas de raigambre exclusivamente latinoamericanas, que presentan igual o mayor grado de responsabilidad. Así entre los elementos de política macroeconómica cabe contar la tendencia a la revaluación de los tipos de cambio y la apertura de la cuenta de capitales que generaron patrones de crecimiento donde las exportaciones y los sectores productores de bienes transables presentan un menor dinamismo que las importaciones y los bienes y servicios no comerciables internacionalmente respectivamente, generando sesgos en la demanda de mano de obra que se reflejaron en el comportamiento relativo de las remuneraciones.

A lo que debe adicionarse el hecho que el manejo macro se ha caracterizado por fuertes ciclos de "stop and go" que en conjunto con las fluctuaciones de los flujos de capital, han mantenido una alta volatilidad de los ritmos de crecimiento, dificultando así la generación de empleos mas estables.

Ahora, volvamos a Lechner, sostiene este autor que "las reformas del estado de cumplir su cabal objetivo ha de tener en cuenta al menos tres elementos, de los cuales resaltaremos solo aquel que destaca que "la inserción en los mercados mundiales -meta principal de la reestructuración económica- se rige por el paradigma de la competitividad sistémica, es decir por la capacidad del país -organizacional y gerencial- para combinar un conjunto de factores económicos y no económicos y para articular la diversidad de actores. De la reorganización ya no solo de la economía, sino del conjunto de la sociedad depende la libertad de acción que tenga un país en el sistema mundial. Se desprende de ello que el mercado no brinda un equivalente funcional para una función especifica del Estado, la de fortalecer unas relaciones sociales equitativas, trama sobre la cual descansa el funcionamiento del mercado y por supuesto toda la convivencia en sociedad"

Como corolario de lo hasta aquí expuesto cabe preguntarse entonces si para los países de América Latina y el Caribe el gran desafío consiste en demostrar que el nuevo modelo de desarrollo es compatible con la corrección gradual de las grandes desigualdades, y si con su aplicación, en las condiciones actuales, se ha alcanzado el desarrollo pretendido, no obstante las críticas de presentar falencias por las consecuencias que el mismo provoca en materia social. En la dilucidación de estos interrogantes, en nuestro entendimiento debería partirse de alterar la concepción prevaleciente que tiende a ver a uno y otra como elementos separables, o hasta en cierto modo antagónicos.

En efecto, el secreto para estos países en e logro del éxito residiría en, entender a las políticas sociales más que como una compensación por las disfuncionalidades del Estado. En otras palabras admitir estas políticas como la esencia o como componentes estructurales del modelo.

Quizá esa otra característica que Lechner atribuye a la modernidad, esto es la vertiginosidad en los tiempos, hayan confundido a los países de América Latina en su pretensión de alcanzar el desarrollo sustentable.

Las condiciones o presupuestos que hacen al mismo son de tan enorme complejidad que al menos en este supuesto la globalización a dejado algo inoculen: el largo tiempo y enorme esfuerzo que su consecución demanda. De allí que no pueda pretenderse, ni siquiera caer en la creencia que esa "competitividad sistémica", a la que hace referencia Lecnher, se ha conseguido, no obstante los cambios de enorme trascendencia experimentados por los países de América Latina en estos últimos años.

Como hemos tenido oportunidad de ver la globalización, a pesar de su carácter de incontrastable e ineludible, no ha imposibilitado que los Estados impriman su propio sello a la tendencia de liberalización y apertura por ella marcada. Así como de este modo puede afirmarse que, junto a los efectos negativos propios de la globalización otros componentes exclusivamente latinoamericanos derivados de los tiempos y formas de su implementación han incidido en la configuración de las consecuencias disvaliosas que hoy muestran las economías y sociedades de la región, también puede validamente sostenerse que, con el sentido opuesto, lejos se esta de habérsele cerrado la puerta a América Latina para que marche en un sendero de desarrollo político, institucional, económico y social con fundamentos más sólidos.

En suma y a modo de conclusión diremos que, solo un cambio de conducta de parte de los gobiernos latinoamericanos y caribeños que atienda esta concepción, será capaz de revertir las disfucionalidades de este modelo aun en construcción y consolidación. Solo producto de la modificación de esta perspectiva será posible hacer de cada una de estas sociedades y economías un elemento valioso para contribuir a la integración regional, al desarrollo en el sentido expuesto y capaz de hacer de estas últimas un instrumento más idóneo para la obtención de un mayor numero de ventajas del ineludible proyecto hemisférico destinándolas a las sociedades en su conjunto.

Réstanos agradecer la valiosa colaboración de los integrantes de este Departamento Josefina Rossi, Facundo Perez Aznar, Agustina Pereira, Lorena Mejeras y Bautista Logioco en la elaboración de la Cronología y en la recopilación de los documentos que acompañan esta presentación.

Manuela Móccero

Coordinadora

 

Centroamerica en 1998 1

1998 fue para los centroamericanos un año bastante intenso. A pesar que la región ahora se desarrolla en un clima de relativa paz, luego de haber finalizado los conflictos armados internos de los países que conforman esta parte del continente, no se contaba con posibles dificultades que podían provenir del desequilibrio ecológico planetario, tal como el huracán Mitch, producto del sobrecalentamiento producido por el fenómeno del Niño. En efecto, este desastroso evento natural, que se produjo en la primero semana de noviembre y que afectó principalmente a Honduras y Nicaragua y, en menor medido, a Guatemala y El Salvador, provocó que las expectativas de crecimiento económico de esos países se vieran truncadas, al haber sido destruida, en gran medida, la infraestructura pública y privada de los mismos.

Es destacable que 1998 provocó que se acentuara un marcado déficit en la balanza comercial de los países de la región, principalmente por el incremento de las importaciones, contra un pobre comportamiento de las exportaciones. El único país donde las exportaciones fueron mucho mayores que las importaciones, resultado en donde tuvo gran incidencia el comportamiento de las exportaciones de la empresa Telecomunicaciones Internacionales (INTEL, por sus siglas en inglés), que se radicó en este país.

En el mismo año, se produjo la ascensión de nuevos presidentes en Honduras, donde tomó posesión Carlos Flores Facussé, y en Costa Rica, donde llegó a la primera magistratura a del país: Miguel Angel Rodríguez. En Panamá y El Salvador, también, se desarro11aban procesos eleccionarios, los cuales finalizarían a principios del presente año.

En Guatemala, e1 proceso de construcción de paz, iniciado a raíz de la firma en diciembre de 1996 del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, entre el gobierno y grupos armados de izquierda, sufrió un duro revés con la muerte violenta de Monseñor Juan Gerardi Conedera, quien había presidido un proyecto de la iglesia católico guatemalteca de recuperación de la memoria histórica, en el que se recogieron las experiencias las víctimas del largo conflicto armado que durante treinta y seis años afectó al país. Monseñor Gerardo fue asesinado dos días después de haber sido presentado el informe denominado "(Guatemala, Nunca Más", en cuyas conclusiones se establecía que el ejército nacional era responsable". de mas del ochenta por ciento de los violaciones o los derechos humanos ocurridos en el conflicto y del restante porcentaje era responsable la izquierda armada.

Las reuniones de los presidentes centroamericanos continuaron desarrollándose durante el año anterior, ahora ya no con las formalidades de las cumbres de antaño, pues cada vez se ha hecho más rutinario el trabajo en conjunto de los presidentes, Producto de esas reuniones, emergieron: "la Declaración de San Salvador", emanada de la III Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de los países integrantes de1 Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, realizada en San Salvador, E1 Salvador, el 17 de julio de 1998, y la Declaración Conjunta emanada de la Reunión Extraordinaria de Presidentes Centroamericanos, realizada el 9 de noviembre de 1998, en Comalapa, El Salvador2.

Estos acontecimientos fueron, a mi juicio, los más importantes ocurridos en Centroamérica durante 1998, aunque no se debe restar importancia al fuerte impulso que se le dio, principalmente en Guatemala, al proceso de privatización de empresas estatales que prestaban servicios públicos esenciales, tal como el de telefonía y electricidad. Además, es destacable el conflicto suscitado entre Nicaragua y Costa Rica, al haber prohibido el primero de los países que policías costarricenses naveguen armados las aguas del Río San Juan, el cual queda en el límite de ambos países, Este es, aún, un conflicto al que no se le ha dado solución. Igualmente, es un problema latente el tráfico de indocumentados y de estupefacientes, para el que el istmo se ha convertido en importante puente hacia los Estados Unidos.

 

Geovani Salguero Salvador

Abogado y Notario, USAC, Guatemala

Magister en Relaciones Internacionales, UNLP, Argentina

 

1. Al usar al término "Centroamérica", únicamente, se hace referencia a los países que conforman el istmo centroamericano. a saber: Belice. Costa Rica" EI Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.

2. Estos documentos se acompañan al presente comentario.