- Instituto de Relaciones Internacionales - Anuario 2002 -
Departamento de Derecho Internacional
 
Presentación

2001: un año difícil

El año 2001 ha sido, para decirlo brevemente, un período con final abierto.

Los acontecimientos del 11 de septiembre que sacudieron no sólo a los Estados Unidos sino a la comunidad internacional en su conjunto hicieron que todas aquellas tareas que habían sido ya emprendidas en el ámbito internacional hayan debido ser reelaborados, cuando no interrumpidas.

En el campo que es centro de nuestra atención, el derecho internacional público, no ha sido ajeno a esta realidad.

El delito de terrorismo pasó a ocupar un lugar preponderante en su agenda, el que seguramente se verá reflejado en los próximos años, debido a los tiempos que la misma esencia del DIP exige en su progreso.

No obstante, el progreso en nuestra materia sigue su curso, y este puede verse reflejado en la realización de importantes conferencias internacionales, las que no se incluyen aquí ya que su publicación es pertinente en otras secciones de este Anuario, aunque a fuerza de ser sincero los resultados no siempre han sido los que quienes creemos en el Derecho Internacional como herramienta para perseguir un mundo más justo, hubiésemos deseado.

Los progresos no han sido despreciables, y así lo dejan ver los documentos aquí incluidos, entre los que se destaca el Informe presentado por la Comisión de Derecho Internacional en su 53 período de sesiones.

La conclusión sobre lo ocurrido a lo largo del año 2001 en materia de DIP es pues la siguiente: mientras se sigue avanzando en el tratamiento jurídico a nivel internacional de temas de relevancia práctica, tales como la responsabilidad de los estados o la legalidad de la utilización de armamento nuclear, los hechos han impuesto una renovación de las discusiones que aún no nos permite ver con total claridad sus consecuencias. Frente a la gravedad de los hechos ocurridos, el sólo hecho de que la discusión sobre las respuestas a las nuevas amenazas se dé (también) dentro del campo jurídico es un signo alentador y, como tal, debe recibir nuestro beneplácito y apoyo, tanto como nuestra atención sobre los cauces que se elijan para brindar respuestas.

Y por sobre todas las cosas, es imperativo mantener la idea de que es dentro del derecho, favoreciendo su constante progreso y estando a la altura de las nuevas exigencias, donde debe hallarse el cauce por el que se den las respuestas que la comunidad internacional, Estados e individuos, aguardan y exigen.

Prof. Javier Surasky