Revista de Relaciones Internacionales Nro. 1

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA DR. ANGEL L. PLASTINO CON MOTIVO DE LA INAUGURACION DEL INSTITUTO DE RELACIONES INTERNACIONALES.

 

Es importante la jornada de hoy, muy importante. Por un lado, se está creando un Instituto nuevo en nuestra Universidad, un nuevo ámbito de trabajo, de reflexión, de estudio, de análisis, de investigación y, por otra parte, esta creación nos muestra que la U.N.L.P sigue viva. La comunidad universitaria que creará J.V. González no se va a doblegar por un presupuesto menor, por dificultades financieras. Vamos a seguir trabajando, vamos a seguir peleando, vamos a seguir investigando, vamos a insistir en contribuir desde al ámbito académico a una sociedad mejor, porque ese es el mandato que nos viene desde 1905, desde el momento en que se creó la U.N.L.P. Esta Universidad ha hecho aportes y contribuciones muy importantes a la República Argentina, desde 1905 hasta la fecha, y los va a seguir haciendo, no importan los escollos que haya que salvar, las dificultades que se tengan que vencer: el espíritu de J.V. González, que siempre ha imbuído esta Casa de Estudios, seguramente nos va a impulsar para continuar en la brecha. Todos los que con orgullo llevamos muy dentro nuestro fervor de ser universitarios de La Plata, podemos, pese a todos los obstáculos, seguir trabajando y seguir creando.

 

¿Por qué es importante el acto de hoy?. Porque muestra claramente que la Universidad sigue cambiando, sigue avanzando, no importa cuales sean las dificultades, no importa la gravedad de la crisis. El universitario de La Plata no se arredra fácilmente.

Señalamos que surge hoy un ámbito de trabajo muy especial y que aquí se van a analizar y discutir temas verdaderamente trascendentes para nuestra sociedad.

Este es un ámbito que la U.N.L.P. le debía a la sociedad argentina. El estudio de las relaciones internacionales constituye un capítulo fundamental ene l desarrollo de cualquier país y las universidades más importantes del mundo dedican mucho tiempo y esfuerzo hacia esta área especial del conocimiento. Es muy importante, entonces, que la Universidad pueda crear hoy este ámbito de trabajo y en nombre de la Casa de Estudios de J.V. González quiero agradecer profundamente el esfuerzo, el tesón, la perseverancia, la constancia, las ganas de trabajar, del Profesor Consani y de todos los que han colaborado con él, alumnos y docentes, para cristalizar esta realidad.

Este Instituto de Relaciones Internacionales, indudablemente, va a ser un ámbito interdisciplinario. Aquí se necesita el aporte de las más diversas disciplinas, pero, fundamentalmente, del aporte de todas las ciencias sociales. Aquí tenemos que, desde La Plata, contribuir al esclarecimiento del pensamiento argentino sobre temas trascendentes que hacen a nuestra inserción como comunidad organizada en el marco internacional. Porque vivimos todos los habitantes del planeta momentos de grandes transformaciones, de cambios profundísimos que están afectando todos los esquemas productivos, que están afectando y modificando las bases del crecimiento y del desarrollo de las distintas naciones. Se están transformando profundamente las relaciones internacionales , precisamente por el avance tecnológico. La revolución industrial que vive el planeta está permanentemente modificando, absolutamente, todo. Los grandes cambios políticos que estamos viviendo hoy en el planeta son resultado de una de las Revoluciones más importantes que ha vivido la humanidad en toda su historia. Posiblemente, sólo hay dos momentos comparables al actual: uno, que se llamó la revolución neolítica, hará unos 14.000 años y otro que se llamó la revolución industrial inglesa, de mediados de siglo XVIII. Es fundamental, entonces, que los universitarios tengamos un espacio y un ámbito para discutir problemas que son en realidad problemas de todos los argentinos, pero que necesitan el aporte y el tiempo de los especialistas que, con su esfuerzo y su labor creativa, ayuden a esclarecer cuestiones fundamentales para el país. Este tiempo de cambio que nos toca vivir ha alterado muchos de los esquemas conceptuales clásicos y por eso es que la tarea del analista, del estudioso, del investigador, hoy es más ardua que nunca, porque hay que rehacer muchos de los esquemas teóricos. La dirigencia política, que vive permanentemente apremiada y acuciada por la coyuntura, no tiene ni el tiempo ni la tranquilidad como para poder reflexionar con profundidad sobre los cambios que está viviendo el planeta y que obligan a repensar fundamentalmente cuales son los parámetros que condicionan las decisiones de carácter geopolíticos. Esta reflexión es un deber de la Universidad.

Los conceptos clásicos que nos vienen del siglo pasado, de Russell, ya no tienen el valor, la permanencia de antaño.

Algunos viejos problemas que la humanidad daba por superados vuelven al centro del terreno internacional y surgen demandas totalmente originales.

Durante muchos siglos las confrontaciones religiosas, para dar un ejemplo, fueron uno de los ejes centrales de las confrontaciones entre los Estados. Esto aparentemente había sido superado, pero todos sabemos que en los últimos años, increíblemente, con el resurgimiento del fundamentalismo islámico, cuestiones religiosas vuelven a tener un peso importante. Pero, además, la coyuntura actual en el marco de profundas transformaciones tecnológicas ha cambiado el marco de las relaciones internacionales. Los factores de predominio son otros y es necesario, especialmente en este momento, y para un país como el nuestro, tener muy clara conciencia de que se está jugando hoy en el mundo y como se está moviendo el tablero de las relaciones internacionales. Por eso es tan importante la labor que se va a desarrollar en este ámbito nuevo que hoy se crea.

Hay que tomar conciencia del profundo grado de interdependencia que tienen hoy todas las naciones, hay que esclarecer a nuestros compatriotas que una nación no es viable como tal por el mero hecho de que estén definidos parámetros geográficos. Ninguna nación es hoy autosuficiente, ninguna nación puede hoy crecer, desarrollarse, y mantener el nivel de vida sin el concurso de los demás, ninguna región del planeta tiene hoy los recursos como para mantener en actividad su economía por si misma y esto, que indudablemente es una verdad de perogrullo, sin embargo, no ha calado demasiado hondo en la conciencia de nuestros ciudadanos; frases como "... vivir con lo propio..." han formado parte y posiblemente lo formarán todavía del discurso político de muchos sectores.

Un país de sólo 32.000.000 de habitantes que para sostener su deficiente y poco competitiva estructura industrial necesita importar el 60% de sus insumos tiene que tener clara conciencia de que, nos guste o no nos guste, dependemos fundamentalmente, esencialmente, de nuestro comercio exterior. Sin comercio exterior no tendríamos luz eléctrica, sin comercio exterior no tendríamos combustible, sin comercio exterior prácticamente no tendríamos actividad industrial de ningún tipo en la República Argentina.

Y, sin embargo, no es demasiado obvio que nuestra sociedad tenga conciencia de esta situación: es verdad que somos autosuficientes en gas, en petróleo, pero, entre un pozo petrolero en Salta, Cuyo o la Patagonia, y el surtidor en la estación de servicio hay toda una cadena de procesos dónde entran componentes que no se producen en la Argentina, que es necesario importar, que aún en el mejor de los casos y teniendo los recursos para importarlos, no dominamos desde el punto de vista tecnológico. Es decir, nos falta hasta el conocimiento para comprar con acierto, pagando el mejor precio. Esto que nos pasa con el petróleo, de lo cual nos dimos cuenta recién en 1982 con la "Guerra de Malvinas", cuando se vió que ante una posible paralización del comercio internacional nos quedábamos en pocos meses con todo el país parado por la falta de transporte, nos pasa en prácticamente todos los rubros de la actividad productiva. ¿Como es posible entonces que supercherías tan grandes como la posibilidad de vivir aislados del mundo hayan formado parte, hasta hace muy poco tiempo, del discurso político de muchos sectores? La Universidad debe esclarecer, ilustrar, divulgar ...

Este es uno de los tantos condicionantes de la realidad argentina, es la realidad que tenemos que conocer en profundidad para saber como actúar. Pero, cuál es nuestro panorama real? Pareciera que en la Argentina se pueden resolver los problemas sin estudiarlos, que en la Argentina no hacen falta investigadores, no hacen falta estudiosos , no hace falta la tarea creativa intelectual, porque todo se va a resolver, mágicamente, con el auxilio de no se que misteriosa entelequia animista, que nos va a permitir salir de la crisis actual sin ningún tipo de intervención por parte de los intelectuales que en todo el mundo asesoran a gobiernos y empresas. Estudiar los problemas de la sociedad y proponer soluciones es aquello que en todo el mundo, salvo en Argentina, hacen las Universidades.

En estos momentos la Argentina tiene la distinción de tener los salarios universitarios más bajos del mundo, de tener presupuestos universitarios que también están entre los más bajos del mundo.

Claro está que es muy importante disponer de un ámbito donde los problemas se discutan en serio, más allá de las supercherías, las frases hechas, los slogans, la falta de contenido riguroso intelectual y esos ámbitos son los que debe recuperar la Universidad.

Hay países que han emergido de situaciones mucho más difíciles que las nuestras, en diversas épocas de la historia, pero ninguno lo ha hecho sin el auxilio de la Universidad.

Todos sabemos que hoy Japón es la nación líder, la nación éxito: líder del comercio, de la industria, de la tecnología. Pero ¿por qué Japón?. Tenía una sociedad feudal hasta 1867, totalmente agricultural. No tenía industrias en absoluto. Y, en 1870, tomó la decisión política de transformarse en potencia industrial. Para 1893 ya lo había conseguido, en poco más de 20 años. Pero no fue por arte de magia. Se tomó la decisión política de construir una potencia industrial y se decidió volcar el esfuerzo principal para lograrlo en la actividad intelectual. Se creó en ese momento y con ese objeto, la Universidad en Japón (la primera de ellas, la de Tokio, surge en la década de 1860).

Este es uno de los ejemplos que nos muestra la historia y sería deseable que los chicos de la escuela primaria repitieran: "no hay crecimiento sin Universidad". El sistema educativo es uno de los pilares fundamentales del sistema económico, pero es necesario que esta verdad, casi verdad de perogrullo, forme parte del discurso político. Cualquier ciudadano que camina por las calles de Amsterdam o Roma, sabe esto. Nuestros ciudadanos, no. Hace falta que la Universidad trabaje arduamente en difundir su pensamiento en la sociedad, por que en esa discusión nos va la vida. Se nos escapa el futuro. Es por esto y terminando, que es tan importante la creación de este ámbito aquí, en la U.N.L.P. Vamos a poder irradiar un mensaje serio, con rigor intelectual, en el cual va a participar con entusiasmo, con vocación, el conjunto de docentes y alumnos que se acerquen con el objetivo de mejorar el acervo propio intelectual, pero con el otro objetivo, fundamental, que siempre ha movido al universitario de La Plata: contribuir a través del conocimiento a construir una sociedad mejor y cumplir con lo que dice el escudo de la Universidad que creó J.V. González en 1905 "...UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA, POR LA CIENCIA Y POR LA PATRIA..."

Entiendo que al crear este Instituto de Relaciones Internacionales, en tan buenas y tan hábiles manos, las del Profesor Consani, estamos simplemente dando continuidad al mensaje de nuestro escudo "... POR LA CIENCIA Y POR LA PATRIA..."