Revista de Relaciones Internacionales Nro. 10

China y Taiwan.
Hacia la Resolución del Conflicto

 

 

Marcelo de los Reyes*

* Licenciado en Historia y miembro del IRI

Introducción

 

En el presente trabajo se analiza el conflicto que mantiene dividida a China desde el triunfo de la Revolución Comunista en 1949, para lo cual se ha procedido a describir sintéticamente el proceso histórico desde mediados del siglo XIX, momento en que ese país comienza a padecer la fragmentación de su territorio como consecuencia de la política imperialista de las potencias europeas y de los Estados Unidos.

Luego se presentan las posiciones de ambas partes frente al conflicto, es decir, la República Popular China y la República de China en Taiwán -según la denominación adoptada por su gobierno- que a los efectos de evitar confusiones en el texto es designada simplemente Taiwán.

A continuación se destaca el desarrollo económico alcanzado por las mismas siguiendo dos caminos diferentes: Taiwán mediante el modelo de desarrollo capitalista y la República Popular China a través del establecimiento de la economía de mercado socialista. Asimismo se ha considerado relevante señalar el marco regional en el que se produce esta controversia y la participación de la República Popular China en los principales conflictos regionales.

La solución a este conflicto que amenaza la paz en el Este Asiático podría estar vinculada a la variable económica: el desarrollo sostenido podría eventualmente favorecer las negociaciones al dejar en un segundo plano los aspectos políticos de la relación.

Por otra parte, la futura reincorporación de Hong Kong a la República Popular China puede transformarse en un modelo a seguir para un nuevo tipo de vinculación entre ambos lados del estrecho de Taiwán tendiente a la resolución de un conflicto iniciado hace cuarenta y seis años. La opción de un tratado que le otorgue a Taiwán un "status especial" puede aparecer como una solución viable, aunque complicada, para la región.

La guerra con Japón (1937-1945) dió una tregua a la guerra civil protagonizada por los comunistas y el KMT, la cual fue reanudada en 1945. Las fuerzas del KMT contaban con la ayuda de los Estados Unidos, pero no pudieron controlar el poder y debieron replegarse a la isla de Formosa cuando en 1949 los comunistas proclamaron la República Popular de China.

La República de China en Taiwán -por esa época conocida como China Nacionalista- integró el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, mientras que China Popular encontró vetado su ingreso por los Estados Unidos en el marco del enfrentamiento entre el capitalismo y el comunismo.

Hacia la década de 1960 se produjo una ruptura ideológica entre China y la URSS, lo que favoreció -junto a la toma de un camino más moderado de la Revolución Cultural- que en los años setenta se iniciaran conversaciones con los Estados Unidos. Como corolario de ellas, en 1971 el gobierno de la República Popular reunió el respaldo suficiente para substituir a Taiwán como representante del pueblo chino en las Naciones Unidas. En esta oportunidad los Estados Unidos se abstuvieron de vetar considerando que podrían obtener ventajas mejorando sus vínculos con los comunistas. En 1979 ambas naciones restablecieron relaciones diplomáticas.

La substitución en las Naciones Unidas le significó a Taiwán caer en un cierto aislamiento, dado que desde ese momento el gobierno de Beijing fue reconocido internacionalmente como el legítimo gobierno de China.

 

¿Sólo una China o dos Chinas?

 

La fragmentación del territorio chino en dos entidades no sólo ha generado en su momento una dificultad para el reconocimiento del legítimo gobierno de China por parte de la comunidad internacional (1), sino que además agudizó el conflicto intersínico ya que desencadenó una dura competencia en el campo de las relaciones internacionales para imponer su respectiva tesis.

 

-La posición de Taiwán

 

Según el gobierno de la República de China en Taiwán tras la división del país que se produjo con el surgimiento de los regímenes de los señores de la guerra, en noviembre de 1931 el Partido Comunista Chino estableció la "República Soviética China". Esta proclamación significaría una nueva división de China (2).

Luego de la invasión japonesa en 1937 el Partido Comunista Chino y las fuerzas del KMT debieron unirse para enfrentar al enemigo. "Durante este período las fuerzas del PCCh adoptaron la táctica de dedicar una décima parte de sus esfuerzos a la resistencia contra los japoneses, dos décimas para hacer frente al gobierno nacionalista, y siete décimas a la acumulación de su propia fuerza".

Concluida la Segunda Guerra Mundial, una vez derrotados los japoneses, el PCCh decidió retomar las armas aprovechando el agotamiento del pueblo chino. La rebelión armada desembocó, en octubre de 1949, en el establecimiento de la República Popular China con capital Beijing y el gobierno de la República de China debió trasladarse a Taipei (Taiwán). Desde ese momento "China ha estado temporalmente dividida bajo dos gobiernos diferentes, cada uno de los cuales ocupa uno de los dos lados del Estrecho de Taiwán" (3).

Según el gobierno de Taipei, la actual división no sería el resultado de la guerra civil, sino el de la influencia internacional que generó una ideología diferente -el marxismo- que enfrentó a la cultura china. Además de política, esta división es de índole social y económica.

La República de China en Taiwán considera que China en la actualidad "se encuentra dividida en dos entidades políticas: China continental -que practica un sistema socialista- y un Taiwán libre y democrático" (4).

Procurando favorecer la reunificación, el octavo presidente de la República de China en Taiwán, Lee Teng-hui, en octubre de 1990 invitó a los partidos políticos y a personalidades de Taiwán a que participasen del Consejo para la Unificación Nacional (N.U.C.), institución que redactó las Directrices destinadas a ese efecto, las cuales constituyen un conjunto de normativas que encaminarían el proceso de acercamiento a la República Popular China. De allí en más surgieron otros organismos como el Consejo para los Asuntos de China Continental (M.A.C.), creado en enero de 1991, la Fundación para los intercambios a través del Estrecho de Taiwán (S.E.F.) y cuyo equivalente pekinés es la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwán (ARATS) (5).

Asimismo, el gobierno de Taipei resolvió renunciar unilateralmente al uso de la fuerza para llevar a cabo la reunificación de China y que dejaría de competir con la República Popular China como representante del país en todo evento internacional ya que a su criterio "existe una sola China".

Debido al sorprendente desarrollo económico que ha logrado Taiwán desde 1949, considera que el gobierno de Beijing aún debe profundizar sus reformas económicas y desarrollar políticas que permitan superar la pobreza y alcanzar una vida digna a los chinos del continente para favorecer el diálogo intrachino.

 

-La posición de la República Popular China

 

Cuando termina la Segunda Guerra Mundial, Taiwán -que había sufrido la dominación japonesa desde 1895- fue restituida a China, pero la guerra civil ocasionada por el KMT y la intervención del gobierno y las fuerzas armadas de los Estados Unidos -que llevaban a cabo su política de estrategia global de la Guerra Fría- pone nuevamente sobre el tapete el problema de Taiwán y la isla queda una vez más aislada del continente.

A pesar que el gobierno chino manifiesta que el acercamiento entre los Estados Unidos y la República Popular China -originado a mediados de la década del 50, según esta posición-, tiene como fin último aliviar la tensión en el Estrecho de Taiwán y recuperar la plena soberanía sobre la isla, parece más preciso vincular ese hecho a la necesidad que tenía el gobierno norteamericano de sacar partido de la división del bloque comunista (6).

La Resolución Nº 2758 de las Naciones Unidas aprobada en la 26º Asamblea General en octubre de 1971, le restituyó a la República Popular China todos los derechos legítimos ante la ONU y expulsó al representante de Taiwán. Por su parte el gobierno de los Estados Unidos reconoce la nueva situación y que Taiwán es parte de la República Popular China (7).

A fin de allanar el problema de Taiwán, el gobierno de la República Popular China ha adoptado dos principios básicos para su solución: el de la "reunificación pacífica" y el de "un país, dos sistemas".

A mediados de la década del 50 Zhou Enlai manifestó que ante la vía pacífica o la vía de la guerra, el pueblo chino elegía la primera opción como forma de solucionar el problema de Taiwán.

En 1979 el gobierno de la República Popular China en el "Mensaje a los compatriotas de Taiwán" expresó su intención de definir pacíficamente la controversia y de respetar el statu quo de la isla, integrándola a la República Popular con un alto grado de autonomía, respetando el sistema capitalista aunque en el continente se mantuviera el sistema socialista.

La solución al conflicto, desde el punto de vista del gobierno del continente, se ajusta a los siguientes puntos:

-Una sola China con capital en Beijing y de la cual Taiwán forma parte.

-Luego de la reunificación convivirán los dos sistemas, el socialista y el capitalista en el área de Taiwán. El gobierno central se compromete a respetar el modo de vida y la propiedad privada en Taiwán.

-Taiwán mantendrá un alto grado de autonomía administrativa, legislativa y judicial e incluso conservará su ejército.

-La negociación debe ser pacífica y todo es materia discutible bajo el prerrequisito de una China. De todos modos, el gobierno de la República Popular China se reserva el derecho que le asiste a todo Estado soberano "a tomar todas las medidas que considere necesarias, medidas militares inclusive, para salvaguardar la soberanía y la integridad territorial del propio país" (8).

Si bien el gobierno del continente reconoce que las autoridades de Taiwán han tomado algunas medidas que favorecen la distensión, sostiene que la principal traba se presenta porque no quiere reconocer el principio de una sola China.

 

Desarrollo Económico

 

-Taiwán

 

En 1895 Taiwán se convirtió en una colonia japonesa cuando China fue derrotada en la guerra que la enfrentó a Japón. La isla fue utilizada para la producción de alimentos destinados a Japón que, derrotado en la Segunda Guerra Mundial, debió restituir la isla a China. Durante esos cincuenta años, si bien su economía continuó siendo básicamente agrícola, hubo un cierto proceso de industrialización para la producción de fertilizantes, metales, textiles y sustancias químicas.

La reanudación del conflicto civil y la consecuente derrota del KMT transformó a Taiwán en la sede del gobierno nacionalista. Pero económicamente todo estaba por hacerse en el Nuevo Estado. Entre 1960 y 1973 su PBI creció en un 10,4%. Entre 1973 y 1983 su crecimiento descendió al 7,3% pero dejó de recibir la ayuda internacional y obtuvo un considerable superávit comercial.

La guerra de Corea produjo que los Estados Unidos, en 1950, enfatizaran la importancia que la isla tenía como bastión anticomunista y comenzaran a organizar bases militares. Asimismo asignó una ayuda anual de U$S 1.500 millones que dejaron de ser remitidos en 1965 cuando Taiwán dejó de solicitar esta ayuda.

Hacia los años sesenta se incrementó el proceso industrializador y tanto el FMI, el Banco Mundial como los Estados Unidos recomendaron y respaldaron al gobierno taiwanés en su política de desarrollo orientada hacia la exportación. Hacia los setenta la economía de Taiwán se hizo doblemente dependiente; por un lado, de su comercio exterior y, por el otro , de su necesidad de importar energía, lo que le alteró los términos de intercambio durante las dos crisis petroleras generadas por la OPEP (9).

A decir verdad el progreso económico alcanzado por Taiwán no podía considerarse un milagro ni un modelo de desarrollo económico sino que ha sido la conjunción de la ayuda económica y militar estadounidense con una mano de obra acostumbrada a la disciplina laboral, al trabajo pesado y sometida a una política económica altamente competitiva -a veces abierta a la importación, a veces proteccionista- dirigida desde un fuerte Estado centralista.

Sea como fuere, en la actualidad Taiwán se ha convertido en la 14º potencia comercial. Hasta la fecha su PBI ocupa el 19º lugar en el mundo; su ingreso nacional per cápita se aproxima a los 12 mil dólares estadounidenses, sus reservas de divisas extranjeras han superado los U$S 100.000 millones y es la sexta mayor fuente de inversiones externas (10).

 

-República Popular China

 

Luego de varios años de desarrollo de una economía de tipo soviético-stalinista -que tuvo su inicio en 1949 con el triunfo de la Revolución Comunista- en 1978, a instancias de su líder Deng Xiaoping, se decide que la economía centralizada y planificada debe ceder progresivamente a la incorporación de principios de la economía de mercado. A este efecto se crearon las zonas económicas especiales (ZEE) como polos de inversión extranjera y de transferencia tecnológica.

En 1978 se empezó a aplicar la estrategia de desarrollo económico hacia el exterior y la reforma del sistema económico de China. En octubre de 1992 el XIVº Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, en base a la experiencia transitada desde 1978, formuló la meta del establecimiento de la economía de mercado socialista.

Pero el desarrollo de la agricultura ha sido siempre preocupación del Estado, ya que es la base de toda la economía nacional y 900 millones de chinos son campesinos. A propósito de ello, el Vicedirector del Instituto de Desarrollo Mundial de Beijing, Sr. Chen Cingyu, manifestó en su visita a Buenos Aires en agosto de 1994, que "sólo cuando esté sólida esta base, sobretodo que los cereales sean autosuficientes, los otros sectores de la economía nacional se podrán desarrollar en forma coordinada y sostenida, y la sociedad podrá estabilizarse. China mantiene el 22% de la población mundial con sólo el 7% de la tierra cultivada de todo el mundo" (11).

El gobierno chino cumplió ampliamente con su planificación de duplicar su PBI durante los ´80. Tomando como base lo alcanzado a fines de esa década estimó necesario duplicar nuevamente su PBI, objetivo que se estaría cumpliendo a fines de 1995 en ciertas regiones de alto desarrollo del país. Así el plazo prefijado se acortaría a la mitad (12). El IX Plan Quinquenal prevee cuadruplicar el PBI correspondiente a 1980 para el año 2000, pero los planificadores chinos estiman que esta meta será lograda en 1997.

En los últimos diez años el número de empresas extranjeras, de variado tamaño, que se establecieron en China es superior a 190.000, lo que ha significado una inversión de más de U$S 200.000 millones. Paralelamente, unas 4.500 empresas chinas hicieron lo propio fuera del país (13). Los capitales chinos en el exterior superan los U$S 12.000 millones distribuidos a saber: 68,3 % en Hong Kong, 9,3% en Taiwán, 6,6% en el Japón, 4,6% en Estados Unidos y 2,2% en la Unión Europea.

En 1994 el comercio exterior de la República Popular China fue de U$S 236.000 millones, de los cuales 121.000 millones correspondieron a exportaciones y 115.700 millones a importaciones (14).

Por el volumen comercial, la República Popular China ocupaba el trigésimo segundo lugar en el mundo y en 1992 ya había escalado posiciones hasta alcanzar el undécimo lugar. En la actualidad mantiene relaciones comerciales y económicas con 220 países y regiones del mundo.

Pese a que los salarios son proporcionalmente más bajos que los de la Argentina, los volúmenes de gastos en el consumo interno alcanzan cifras espectaculares; a mediados de 1994 las ventas en el mercado interno superaron los U$S 20.000 millones por mes (15).

Siguiendo con el tema de la reforma económica, una de las mayores preocupaciones del gobierno chino es la reconversión de las empresas del Estado intentando alcanzar un sistema empresarial moderno que responda a las necesidades del sistema de la economía de mercado socialista.

En algunas empresas se ha practicado el sistema por acciones como experiencia piloto. Hacia fines de 1991, unas 100 empresas emitían acciones pero en la actualidad hay 3.800 en esta situación. Sin embargo, las reformas no se atrevieron a tocar a 140.000 plantas industriales del Estado, de las que más de 65% dan pérdidas, ya que de avanzar en este sentido varios millones de trabajadores quedarían desocupados.

En la década del 90, y debido a este formidable desarrollo económico, el FMI recategorizó a la República Popular China permitiéndole ascender en el ranking mundial y transformándola en un socio de peso.

En 1978 la nueva orientación económica del gobierno chino ha posibilitado la aparición de un modelo que se nutre de fuertes herencias culturales y de otros modelos aplicados así como de las tendencias y comportamientos del mercado global generando un modelo original que tiene por fundamento un desarrollo progresivo y controlado de su propia sociedad -tratando de preservar sus bases culturales- a la vez que logra una inserción participativa creciente en el consenso internacional.

 

Situación Actual

 

La historia del conflicto podría dividirse en tres períodos, a saber:

-Entre 1949 y 1978 se produce la mayor tensión entre las partes y se desarrolló en el marco de las guerras de Corea y Vietnam. Tanto China como Taiwán experimentaron el conflicto militar; en 1958 China bombardeó Quemoy y en 1960 las islas Matsu.

-Entre 1979 y 1987 la confrontación tomó un matiz pacífico circunscripto al ámbito diplomático.

-Desde 1987 se aprecia un creciente intercambio entre China y Taiwán pero liderado por el sector privado. Los tímidos intercambios iniciados entonces están creciendo constantemente y alcanzan cifras extraordinarias en dólares.

El volumen comercial en 1993 alcanzó los U$S 15.100 millones, un 29% superior a 1992, con exportaciones para Taiwán de U$S 14.000 millones e importaciones por U$S 1.100 millones. Los principales ítems importantes desde el continente a Taiwán consisten en hierbas medicinales, calzado, artículos de fibra polyester con algodón, pieles y plumas. Las principales exportaciones de Taiwán al continente son fibras textiles, géneros de punto, maquinaria industrial y equipamiento, componentes eléctricos y electrónicos y materias primas de plástico. (16)

Pero desde 1949 el gobierno de la República Popular China tiene prohibidos los contactos directos con la isla, por lo cual el comercio debe triangularse generalmente a través de Hong Kong. A pesar de ello, el intercambio continúa en constante crecimiento y el comercio bilateral indirecto entre las partes ascendió a U$S 8.700 millones para los cinco primeros meses de 1995, correspondiendo 7.400 millones a las exportaciones taiwanesas y 1.300 millones a las importaciones desde el continente. Con respecto al mismo período del año anterior el intercambio creció un 39,7%. (17)

No obstante, la tensión entre ambos lados del estrecho de Taiwán se ha incrementado notablemente debido a que el gobierno de los Estados Unidos, en junio de 1995, permitió una visita de carácter privado del presidente de Taiwán, Lee Teng-hui a la Universidad Cornell, oportunidad en que manifestó su esperanza de que esa visita ayude a formular un mayor entendimiento entre Taiwán y China continental.

Para el gobierno norteamericano el tema de la República Popular China ocupa un lugar prioritario en su agenda y es de difícil manipulación. Por un lado, debe evaluar la evolución del sistema internacional y de la política interior y exterior de la República Popular China para responder a las contingencias que se presentan. Para ejemplificar este punto es conveniente recordar que luego que se desarrollaron los acontecimientos de Tiannamen, los Estados Unidos presionaron por el respeto de los derechos humanos, pero cuando se produjo el conflicto del Golfo, negoció con China continental para que no vetara en el Consejo de Seguridad de la ONU a cambio de levantar las presiones sobre el país. A esto podría agregarse el espinoso tema de las explosiones nucleares llevadas a cabo por el gobierno chino. Por otro lado, el gobierno de los Estados Unidos recibe presiones de un poderoso grupo de empresarios norteamericanos que hacen importantes negocios con ese país y que no desean que se levante la cláusula de nación más favorecida a la República Popular China.

La relación entre ambos gobiernos sufrió un serio deterioro luego que la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó en julio del mismo año el Acta de Política China en la que se cuestiona el tema de los derechos humanos en China continental y la supuesta exportación de misiles y de tecnología nuclear a Pakistán e Irán.(18)

La situación derivó en el retiro del embajador chino en Washington el 17 de junio y en el retiro del embajador norteamericano en Beijing. La relación entre ambos países se complicó aún más con la detención del ciudadano norteamericano de origen chino Harry Wu, acusado de espionaje por las autoridades de Beijing, y la expulsión de dos oficiales de la fuerza aérea de Estados Unidos -uno de ellos de origen chino- acusados también de espionaje.

A modo de presión, Beijing llevó a cabo maniobras militares a fines de julio disparando misiles en un área ubicada a 140 kilómetros al norte de Taipei y trasladando aviones de combate jet Jian 8 a Nanjing -frente a Taiwán- y desplazando tropas hacia la provincia de Fujian.

El propósito de China es impedir que Taiwán continúe con su agresiva política a fin de obtener el reconocimiento diplomático en la comunidad internacional y recuperar su banca en las Naciones Unidas, a la vez de forzar al gobierno de Lee Teng-hui a que acepte la reunificación con el continente.

Con la certeza de recuperar Hong Kong en 1997, luego de una concertada retirada de Gran Bretaña, y Macau, China se halla en condiciones de avanzar sobre Taiwán procurando eliminar sus percepciones de amenaza de regionalismos caracterizados principalmente por esa Isla y por el Tibet.

 

 

El Marco Regional del Conflicto del Estrecho de Taiwán

 

El continente asiático presenta numerosos conflictos además del que es centro de este trabajo. Algunos de ellos obedecen a viejas disputas y otros surgieron como producto de los cambios derivados de la evolución del sistema internacional.

 

Conflicto ruso-japonés

 

La guerra ruso-japonesa de 1904/5 dejó abierto el conflicto entre ambos países por la soberanía de un grupo de islas al norte de Japón, que hoy permanecen bajo el poder de Rusia y que al presente no parece ser materia negociable.

Pese a la ancestral rivalidad, la República Popular respalda las reclamaciones territoriales de Japón, pero ya entrando en el terreno de las relaciones económicas bilaterales se aprecia una mutua necesidad: como país en desarrollo y en proceso de modernización China precisa de los bienes y tecnologías japoneses, pero por su parte Japón aprecia que China es un espectacular mercado potencial del que podrá obtener importantes frutos. (19)

 

La Península de Corea

 

Las guerras ruso-japonesa, chinojaponesa y la Segunda Guerra Mundial dejaron como una seria secuela la división postcolonial de Corea. Corea del Norte recibió el apoyo de la República Popular durante la Guerra de Corea (1950-1953) y luego del cisma ideológico que separó a China de la URSS, ha mantenido estrechas relaciones con ambas potencias comunistas y ha sabido obtener importantes beneficios económicos. No obstante, el 24 de agosto de 1992 el gobierno de Beijing estableció relaciones diplomáticas con Corea del Sur provocando el desalojo de la embajada de Taiwán en Seúl. Sin duda Beijing puede jugar un rol relevante en el difícil proceso de unificación de la península coreana. El entonces presidente surcoreano, Roh Tae Woo, manifestó que este acuerdo alejaba el principal obstáculo externo a la pacífica reunificación de las dos Coreas.

 

ASEAN

 

Paralelo a la existencia de países que optaron por la vía socialista, en 1967 se creó la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) que se alineó abiertamente con el mundo occidental y se mantuvo marcadamente anticomunista pero procurando "una política de equilibrio de poder entre las superpotencias y otras naciones líderes de la región (China Popular, Japón, Vietnam)". Esta política equidistante llevó a la creación en 1971 de la ZOPFAN (Zone of Peace, Freedom and Neutrality), considerando que la ASEAN no debía aliarse con ninguna superpotencia a fin de salvaguardar los intereses y la seguridad de los países miembros.(20)

La ASEAN contribuyó significativamente para que, en París en 1991, se firmara el tratado de paz entre Vietnam y Camboya, guerra que también enfrentó a Vietnam con la República Popular China.

El 28 de julio de 1995 Vietnam se convirtió en el séptimo miembro de la ASEAN y con ello ha desaparecido la dicotomía entre la Indochina comunista y el resto del Sudeste Asiático. Pero queda abierta un área crítica, pues Beijing reclama su soberanía sobre el Mar de China, zona en la cual se encuentran las islas Spratly que son reinvindicadas total o parcialmente no sólo por el gigante asiático sino también por Taiwán y cuatro de los siete miembros de la ASEAN: Vietnam, Brunei, Malasia y Filipinas.

El área en cuestión es relevante económicamente por su riqueza ictícola, sus yacimientos de gas y petróleo y porque confluyen en ella importantes vías de tráfico marítimo entre el Extremo Oriente y el Próximo Oriente. (21)

Recientemente, en febrero de 1995, el gobierno de Manila ha efectuado una dura protesta al descubrir la existencia de instalaciones y mojones chinos en los arrecifes de Mischief, en el archipiélago de las Spratly y cerca de la isla filipina de Palawan (22). El presidente de Filipinas, Fidel Ramos, ordenó la destrucción de esas instalaciones e hizo arrestar a "pescadores" chinos; pero en realidad las instalaciones permanecen porque están protegidas por marinos de guerra de la República Popular China.

Si bien la ASEAN y China han adoptado en 1992 una declaración para evitar desestabilizar la región, en un reciente encuentro entre las partes el gobierno de Beijing ha endurecido su posición. Sustentándose en la Convención de los Derechos del Mar, adoptada por la ONU en 1982, considera que toda negociación debe hacerse entre China y cada Estado y no con la ASEAN en conjunto. Sobre este punto cabe aclarar que el gobierno chino es reacio a integrar organizaciones supranacionales. A principios la Asamblea Nacional de la República Popular aprobó una ley reivindicando las aguas territoriales en el Mar del Sur de China e incluso firmó un acuerdo de exploración petrolera con la firma norteamericana Crestone Energy Corporation. Vietnam por su lado hizo lo propio a principios de 1994 con Mobil Oil para explorar en la misma región.

Asimismo, existe otra controversia entre China y Vietnam derivada de la indefinición de los límites en el Golfo de Tonkin. Por su parte Beijing también ha realizado objeciones por las crecientes inversiones de Taiwán en Vietnam (23). Taiwán junto a Hong Kong y Corea del Sur realizaron la mitad de los U$S 15 mil millones de inversiones extranjeras.

El empleo de armas nucleares

 

Tomando como base la declaración de Kuala Lumpur de 1971 y la reunión ministerial anual de la ASEAN de 1985 en Jakarta, Indonesia propuso que el Sudeste Asiático fuese una zona desnuclearizada. El tema de la erradicación de armamento nuclear o de naves a propulsión atómica ha sido un tema de largas negociaciones entre los Estados Unidos y los países de la región.

Para ejemplificar esta situación, se pueden citar la Constitución de Filipinas que rechaza la presencia de esas armas en su territorio nacional y que puso sobre el tapete el tratado sobre las bases militares de Subic Bay y Clark Field, cuyos contratos vencían en 1991 y que debieron ser retiradas en 1992 por los Estados Unidos, o el rechazo de Nueva Zelandia de recibir en sus puertos buques norteamericanos a propulsión nuclear o equipados con armas atómicas, produciendo la desintegración del Tratado de Seguridad de Australia, Nueva Zelandia y Estados Unidos (ANZUS). Por su parte Estados Unidos rechazó el tratado de Rarotonga que establece una zona desnuclearizada en el Pacífico Sur (24).

El fin de la Guerra Fría debió haber llevado tranquilidad a la región, pero la reanudación de los ensayos con armas nucleares de la Francia de Chirac en Mururoa y Fangataufa y el llevado a cabo por la República Popular el 17 de agosto de 1995 parecen conducir a un juego de pulsión al que la comunidad del Asia - Pacífico - incluidos los principales países de la región, Australia, Nueva Zelandia, Japón, los miembros de la ASEAN y Papua Nueva Guinea- debe asistir impotente debido a la indiferencia de Estados Unidos y la Unión Europea.

La situación se torna aún más preocupante debido a que el periódico británico The Sunday Telegraph denunció los alcances del programa nuclear Iraní y la asistencia que recibe de China y de Rusia. En 1992 el presidente iraní Alí Akmar Hasheni Rafsanjani firmó un acuerdo de transferencia tecnológica con China y, en función del mismo, esta potencia le ha suministrado uranio enriquecido.(25)

En oportunidad de realizar una visita oficial a la India (17 al 19 de abril de 1995) el presidente Rafsanjani renovó su intención de concretar un eje regional Beijing - Teherán - Nueva Delhi o una alianza estratégica integrada por Irán, India, Pakistán y China "para contrarrestar la interferencia externa en la región". Rafsanjani expresó que "si hay cooperación entre Irán, Pakistán, India y China, las fuerzas extranjeras no tendrán ningún pretexto para intervenir en esta región. No tendremos un problema como el que hubo en el Golfo Pérsico". (26)

De plasmarse este acuerdo, la debatida teoría sustentada por Samuel P. Huntington en "The clash of civilizations", por el cual los países del Islam y China se aliarían frente a Occidente, ya sería un fait accompli.

 

Reflexiones Finales

 

Abordar el conflicto del Estrecho de Taiwán requiere tener en cuenta varios factores.

En primer lugar, el contexto internacional de la postguerra fría. Esta etapa de transición ha dejado una superpotencia, los Estados Unidos, y un lugar relativamente vacante -luego de la desintegración de la URSS- si es que la bipolaridad logra imponerse nuevamente en la política mundial. Esta pérdida ha ocasionado un serio deterioro de la estabilidad estratégica de Asia. Tal vez Francia, con estas pruebas atómicas en el Pacífico Sur, intenta manifestar su independencia en materia nuclear y así competir con los Estados Unidos por el liderazgo mundial. Asimismo, la desaparición del enemigo común de los Estados Unidos y de la República Popular China ha llevado a que la amistad iniciada en los ´70 se convierta hoy en una fuerte competencia, similar a la relación que mantuvieron en la década del ´70 los Estados Unidos y la URSS, caracterizada por un interesante intercambio comercial, negociaciones sobre distensión que ocultaban la continuación de la carrera armamentista y trasladando el conflicto al Tercer Mundo. En tal situación, no sería descartable que se retome a situaciones de conflictos político-estratégicos.

En segundo lugar, el marco regional del conflicto, que conforma una zona cuya tensión requiere un exhaustivo análisis antes de realizar cualquier maniobra, aún más teniendo en cuenta que varios de sus actores -China, Taiwán, Corea del Norte, India, Pakistán, Irán- son "nu-clearcapaces". A ello se agrega que en casi todos los puntos sensibles de Oriente asoma, de una u otra manera, la República Popular China. Y ello no es casual sino que encuentra su explicación en su extensión, en su constitución pluriétnica y en su peso específico regional.

El tercer factor es el desarrollo alcanzado por los protagonistas del conflicto en cuestión. La República Popular China se encuentra en un camino de transición económica que la llevará -luego de consolidar su economía socialista de mercado- a poseer el mayor mercado interno del mundo y una disponibilidad de mano de obra cada vez más tecnificada y de bajo costo. Al igual que Francia, goza de una independencia nuclear y posee unas fuerzas armadas con experiencia, lo que sumado a los potenciales factores económicos le permitiría poseer la expectativa de convertirse en un polo del nuevo orden mundial. Esto significaría que estaría transitando otro camino: de gran potencia regional a superpotencia mundial.

Pero a diferencia de Taiwán, que está por celebrar en 1996 su primera elección presidencial por sufragio universal, la República Popular China no ha dado aún ninguna señal de liberalización política. Y tal vez esto sea peligroso para sí misma ya que mientras juega la carta de la reunificación, en su plano interno podría enfrentar la carta de la fragmentación, producto de la desigualdad económica y social creada por su modelo de desarrollo que beneficia a ciertas capas de población y a ciertas zonas del país -las ZEE y en el futuro Hong Kong. La desintegración soviética obra a modo de ejemplo; apelando a la geología se podría explicar que mientras en la superficie se desarrolla una integración como producto de la globalización económica, por debajo de ella se está produciendo una interacción de las placas culturales y sociales que, tarde o temprano podrían ocasionar un movimiento telúrico.

Sea como fuere, sería muy probable que la reunificación se produzca a caballo de un entendimiento económico entre las partes. Por un lado, Taiwán ha desarrollado una industria con tecnología de avanzada que podría trasladar a la República Popular China - tecnología que Japón se niega a transferir junto a sus inversiones en territorio continental-, tiene una gran disposición de capitales para invertir fuera de la isla, pero se encuentra limitada para expandirse debido a su carencia de combustibles y otros recursos naturales y a su reducido mercado interno que le genera una gran dependencia del comercio exterior. A ello se agrega la calificación de la mano de obra taiwanesa que eleva los costos de producción y el sostenimiento de unas fuerzas armadas que absorben un alto porcentaje de su presupuesto.

Como contrapartida, la República Popular China está ávida de recibir inversiones, posee mano de obra de bajo costo, el mercado interno más grande del mundo y considerables recursos minerales. Como fue dicho oportunamente, un relevante flujo de capitales taiwaneses se ha orientado hacia el continente llevando a cabo un acercamiento que la política aún no ha podido lograr. Además, un acuerdo con el continente también le ocasionaría a Taiwán una reducción de los gastos de defensa.

Es muy probable que los líderes taiwaneses se tomen su tiempo para analizar lo que sucederá luego de 1997 con Hong Kong. Entonces, entendiendo que la percepción temporal de Oriente es completamente diferente a la occidental, el proceso de reunificación debería ser visto a largo plazo.

No obstante, y sobre la base de un acuerdo económico, se podría estudiar una reunificación que contemple desde un status especial al estilo Hong Kong para Taiwán, hasta una plena autonomía, de modo tal que tenga márgenes amplios para maniobrar política y económicamente en el marco de una Federación China.

Para arribar a esta última solución, este proceso precisaría que Taiwán sea aceptado en la ONU, al menos como Estado observador, para que la reunificación sea alcanzada dentro de un marco institucional que garantice la evolución pacífica de las negociaciones.

En el caso de una reunificación con Taiwán con un status especial, sería menester que las negociaciones sean llevadas a cabo entre las partes y con prescindencia de otras potencias. Y esto se vincularía necesariamente a un cuarto factor: la política de los Estados Unidos en la región. Son sabidas las motivaciones que llevaron a un cambio de la percepción geopolítica norteamericana en la década del ´70. También es conocida la vinculación que mantuvo con Taipei a pesar de sus compromisos con Beijing. Sus recientes acciones que ocasionaron la ira del gobierno de la República Popular China parecen demostrar que nuevamente se inclinaría en favor de Taiwán, colaborando indirectamente en su agresivo despliegue diplomático y, militarmente, suministrando información de los movimientos de las fuerzas armadas continentales.

Probablemente la pérdida de una de las patas de la bipolaridad sea la causa de que los Estados Unidos estén, quizás, modificando permanentemente su política exterior en la región. Pero también es probable que un área china integrada por la República Popular, Hong Kong y Taiwán en el marco de una Federación sea un elemento poco o nada maleable para la Secretaría de Estado norteamericana.

Tal vez el gobierno de Beijing debiera ser más flexible con el de Taipei para impedir la intromisión externa y encontrar la vía adecuada para realizar la reunificación. La mejor manera de lograrla es trabajando sobre los puntos en que haya coincidencias y congelando las diferencias hasta una mejor oportunidad. Tanto Beijing como Taipei han expresado su intención de alcanzar la reunificación lo que ya significa un buen punto de partida para un entendimiento razonable en las negociaciones intrachinas.

1. Como ejemplo de estos casos se puede mencionar una nota publicada por el diario sudáfricano "The Citizen", de fecha 1º de febrero de 1995, que dice:

"El Ministro de Relaciones Exteriores Alfred Nzo aclaró ayer que su país deseaba reconocer a China continental pero `no veía razón alguna´ para romper relaciones con la República de China. En tal sentido afirmó: El gobierno de Sudáfrica espera fortalecer y mejorar sus relaciones con la República Popular de China por un lado, y con la República de China por el otro". (Reproducido en el Boletín de Noticias de la Embajada de la República de Sudáfrica en Buenos Aires, Año 4 Nº 2, semanas del 1 al 28 de febrero de 1995).

2. Relaciones a través del Estrecho de Taiwán. Consejo para los Asuntos de China Continental, Yuan Ejecutivo. Taipei: Chin-yu Printing Co. Ltd., julio 1994.

3. Op. Cit., p.3.

4. Ibidem, p. 12.

5. Ibid., p. 8 y 9.

6. El Problema de Taiwán y la reunificación de China. Oficina para Asuntos de Taiwán y Oficina de Información del Consejo de Estado de la República Popular China, Beijing: agosto de 1993, p. 8 - 10.

7. Ibid.

8. Ibid., p. 17.

9. Maddison, Angus. Dos Crisis: América y Asia. 1929-1938 y 1973-1983. México: FCE, 1988, p. 87.

10. "Mensaje del presidente de la República de China en Taiwán, Lee Teng-hui, con motivo del 50º aniversario de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas". Noticias de la República de China, vol. 25, Nº 18, 6 de julio de 1995. Taipei: Kwang Hwa Publishing Co.

11. Discurso pronunciado por el Vicedirector del Instituto de Desarrollo Mundial de Beijing, dependiente del Centro de Investigaciones para el Desarrollo del Consejo de Estado de China, Sr. Chen Qingyu, en ocasión del acto de firma del Convenio de Cooperación e Intercambio entre ese Instituto y la Fundación Integración. Buenos Aires, 23 de agosto de 1994.

12. Informe redactado por la Fundación Integración. China, un abanico de oportunidades para la Argentina.

13. Ibid.

14. China: Escenario económico y relación con la Argentina. Informe preliminar. Subsecretaría de Política Económica. Unidad Analítica Asia Pacíífico. Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos de la República Argentina, marzo 1995, p. 6 y 7.

15. Fundación Integración, op. cit.

16. The Republic of China. Yearbook 1995. Taipei: Government Information Office, p. 145.

17. "Creció en un 40% el comercio entre Taiwán y China continental". Noticias de la República de China, Vol. 25, Nº 22, 16 de agosto de 1995, p. 4. Taipei: Kwang Hwa Publishing Co.

18. "Tensión entre China y Taiwán", Clarín (Buenos Aires), 23 de julio de 1995; "La prensa internacional elogia la decisión de Washington", Noticias de la República de China, vol. 25, Nº 16, 16 de junio de 1995, p. 1. Taipei: Kwang Hwa Publishing Co.

19. Wilhelmy, Man-fred. Política Internacional: enfoques y realidades. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1988, p.309 y 310.

20. Berg, Evamaría. "ASEAN y el desarrollo del Sudeste Asiático" en Revista Cono Sur, vol. X, Nº 5, Santiago de Chile: FLACSO Chile.

21. "L´adhésion du Vietnam a l´ASEAN supprime les fron-tiéres de la guerre froide en Asia du Sud-Est. Les rela-tions avec la Chine sont devenues prio-ritaires pour les sept pays de l´associa-tion", Le Monde (París), Nº 2439, jueves 3 de agosto de 1995, p. 5.

22. "La Chine main-tient sa position sur le contentieux des Iles Spratly", Le Monde (París), Nº 2439, jueves 3 de agosto de 1995, p. 5.

23. Quinian, Joseph P. Vietnam. Business, opportunities and risks. A guide to success un Asia´s next dragon. California: Pacific View Press, 1995, p. 30.

24. Wanandi, Jusuf. L´ASEAN et la zone de paix, de liberté et de neutralité en Asie du Sud-Est, en Politique Etrangére, 1992, p. 87-97.

25. "Bomba atómica iraní con ayuda de China y Rusia", Clarín (Buenos Aires) 25 de septiembre de 2995, p. 29

26. Viswam, S. "Visita `satisfactoria´ de Raf-sanjani a la India". India Perspectivas, Ministerio de Asuntos Exteriores, Nueva Delhi, julio de 1995, p. 16-18.