Con el Profesor Víctor López Villafañe *.
Entrevista realizada
por el Profesor Jorge Rafael Di Masi,** con motivo del V Simposium de
Relaciones Internacionales "La Otra Visión", organizado por la
Sociedad de Alumnos de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico y
de Estudios Superiores de Monterrey, México, en abril de 1998.
*
Profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey,
México
** Coordinador del Departamento de Asia y el Pacífico del Instituto de
Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata.
Profesor
Jorge R. Di Masi: Profesor
López Villafañe, podría Ud. situarnos la crisis asiática en un contexto
mundial?
Profesor
Víctor López Villafañe: La
crisis en Asia, iniciada en 1997 deja a la luz los grandes cambios del entorno
mundial a una década del fin de la guerra fría y a sólo un par de años para dar
principio a un nuevo siglo. En primer lugar, muestra las grandes
contradicciones que existen en el sistema económico mundial, pues esta crisis
está caracterizada por la utilización en exceso de capital que se acumuló en
inversiones ociosas, mal calculadas y que recuerdan en muchos de los casos el
boom de préstamos para la América Latina de la década de los setenta por la
banca mundial. Por otro lado, en muchas regiones del mundo precisamente la
escasez de recursos es el factor que limita el crecimiento y desarrollo de las
economías nacionales. Así, la crisis asiática muestra las miserias de un
sistema mundial que distribuye cada vez más desigualmente los recursos generados
a escala global. Representa asimismo el dominio del sector financiero por
encima de las estructuras industriales.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Qué
existe detrás de la crisis en términos de la disputa entre modelos económicos?
Profesor
Víctor López Villafañe: Esta
crisis refleja también la lucha por la hegemonía de los modelos de economía de
mercado establecidos desde la posguerra y en el que la participación estatal
era, por lo general y en los casos más sobresalientes, un determinante esencial
en Asia para el desarrollo sostenido, el cambio estructural y el éxito de los
bienes exportables en los mercados mundiales. Es además una crisis de las
relaciones entre Asia y los Estados Unidos, este país protegió a la región del
comunismo y fortaleció su crecimiento a través de la ayuda directa y la
apertura de su mercado para las exportaciones provenientes de sus nacientes
sectores manufactureros.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Cómo ha
influido el Estado como agente promotor de las actividades económicas en Asia?
Profesor
Víctor López Villafañe: La
estructuración de mercados de trabajo, de capital, y el surgimiento de
industrias modernas están ligados en Asia con el fin de la transición de la
época colonial que en muchos casos se extendió hasta principios de la década de
los años 60 y con la instauración de grupos políticos que favorecieron casi por
lo general a los sectores exportadores luego de un breve periodo en el cual se
aplicaron programas de sustitución de importaciones. Los dos casos que merecen
una reflexión aparte son el de Japón y China, que sin lugar a dudas han
gravitado sobre la dinámica de los cambios ocurridos en la región desde por lo
menos los últimos cincuenta años. En el caso de China como se sabe no fueron
los nacionalistas, sino los comunistas los que se alzaron con el poder, lo que
implicó un gigantesco reflujo de recursos hacia sus zonas periféricas y que
aplicaron una política de autosuficiencia económica hasta el último tercio de
la década de los años 70, lo que permitiría que muchas industrias nuevas en la
región pudieran tener el tiempo suficiente para madurar, crear capacidades
tecnológicas y crear sus ligas con el mercado mundial.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Y qué
ocurrió con Japón?
Profesor
Víctor López Villafañe: Este
país presenta diferencias muy importantes con el resto, pues se trata de una
nación que tiene una transformación iniciada hace más de cien años y cuya
fortaleza ha radicado no sólo en el éxito de industrias exportadoras, sino en
el desarrollo tecnológico éndogeno y la creación de capacidades organizativas y
sociales con las que pudo soportar el peso del desarrollo especialmente desde
1950 en adelante. En realidad el desarrollo de Asia estaba referido
principalmente al Este de Asia, o sea Corea, Taiwán, Hong Kong y Singapur. Es
decir, viejas colonias de Japón las primeras dos y las otras, zonas periféricas
de China o pobladas mayoritariamente por chinos como Singapur.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Qué rol
jugó Estados Unidos en este proceso?
Profesor
Víctor López Villafañe: Este
desarrollo masivo y creciente de Asia, pero especialmente de Japón y los
llamados dragones tuvo como telón de fondo el paraguas protector que la
política de contención del comunismo les concedió los Estados Unidos. El
proteccionismo de sus mercados era en realidad una extensión del proteccionismo
militar y estratégico que les brindaría este país en la defensa de lo que
consideraban eran sus intereses globales. La posibilidad de desarrollar y hacer
madurar muchas nuevas industrias contó con este patrocinio americano. La ayuda
económica no fue menos importante, hay que recordar que Corea del Sur y Taiwán
fueron de los países que mayor ayuda recibieron por parte de los Estados
Unidos. Igualmente fueron importantes las conexiones comerciales que les
brindó. A Japón por ejemplo, le facilitó terceros mercados como parte de la
política comercial de posguerra, y ayudó a restablecerle los contactos
comerciales con los países del sudeste asiático desplazando a la libra
esterlina definitivamente de esa región. Los préstamos obtenidos por muchos de
estos países fueron otorgados en condiciones y tasas preferenciales, a
diferencia de otras regiones del mundo.
Profesor
Jorge R. Di Masi: El papel
de propulsor del desarrollo que jugó los Estados Unidos en Asia durante la
posguerra parece haberse modificado hoy, de alguna manera este país creó a su
propio competidor y hoy le cuesta frenarlo. ¿Cómo se planteó este "modo
asiático" en el desarrollo económico por oposición al tradicional capitalismo
anglosajón?
Profesor
Víctor López Villafañe: Todas
las reflexiones anteriores nos llevan al centro del debate en la forma de
operación de estas economías de mercado. Es decir no fue la fuerza invisible
del mercado la que sacó a estos países del atraso industrial. Fueron varios
componentes externos e internos muy precisos que en conjunto crearon el
invernadero para que floreciera el crecimiento económico. Desde el punto de
vista interno se trató de la fuerza visible y tangible del Estado y sus
directrices pensadas por órganos de la burocracia económica que fueron
convertidas en políticas industriales las que dotaron a todo el mecanismo de
una racionalidad de principio a fin y en el que todos los actores desempeñaban
su papel dentro del orden jerárquico establecido. Lo anterior fue muy evidente
en Japón, Corea del Sur, Taiwán y Singapur. Por eso se ha señalado y con razón
que el Estado en Asia fue un promotor del desarrollo, lo que desde principios
de los años ochenta la teoría económica ha cancelado ya como un atributo para
tener éxito económico y por lo tanto el ejemplo de Asia empezó a aparecer como
una anomalía dentro del nuevo cuerpo de ideas del llamado neoliberalismo. Estos
Estados, pues, gozaron de autonomía y albergaron grupos políticos que
detentaban el poder como tecnocracias industriales y exportadoras y, a
diferencia de América Latina, no han sido suplantados hasta ahora por nuevas
dirigencias cuyas políticas sean de corte financiero y de desregulación
acelerada de sus mercados locales, como en nuestro continente. Para muchos
economistas, especialmente en los Estados Unidos, lo que realmente está en
juego en la crisis de Japón y el Este de Asia es la muerte de lo que se puede
llamar es el capitalismo dirigido por el Estado.
En fin,
existe ya una enorme literatura sobre el desarrollo de Asia y los diferentes
modelos y rasgos comunes entre ellos, algunos de los cuales he reseñado
rápidamente. Lo que importa señalar es que la crisis actual de Asia no es
solamente de naturaleza financiera, incluso podríamos decir que no es
primordialmente financiera. Se trata de revocar los mecanismos de dirección
estatal y el proteccionismo, antaño funcionales dentro de las estrategias
globales de los Estados Unidos y que hoy ya no responden a la nueva lógica de
acumulación y conformación del poderío financiero a escala global. La región
asiática pasa pues por un momento de inflexión muy importante, en el que se
exige el pago de la factura de los viejos tiempos y en el que su autonomía,
dirección estatal y el apuntalamiento de su sector privado son expuestos a la
gran confrontación por la hegemonía económica del próximo siglo.
Profesor
Jorge R. Di Masi: Hemos
analizado hasta aquí cuestiones básicas sobre el debate alrededor de los
modelos, y las características de la crisis mundial, ¿pero no existieron
"fallos" en los países asiáticos que ayudaran a que la crisis se
expandiera con mayor fuerza?
Profesor
Víctor López Villafañe: Se
puede hablar quizá de lo que serán las causas de largo plazo en la gestación de
la crisis financiera de Asia y las causas coyunturales que la dispararon en el
verano de 1997. De acuerdo a las primeras se tratará del fin de un ciclo corto
de crecimiento muy veloz y sostenido en el sudeste asiático como efecto de
inversiones provenientes de Japón y los dragones en la década de los ochenta,
en la búsqueda de zonas baratas de producción para enfrentar el encarecimiento
de sus costos. Esta región se convirtió en una zona de exportación muy ligada a
capitales y empresas de las regiones desarrolladas de Asia, de tal modo que se
empezó a hablar de un estiramiento del famoso esquema de los gansos voladores y
de que bajo este proceso germinará la semilla de una generación de nuevos
dragones o tigres de Asia.
La
cúspide de este ambiente fue quizá ejemplificado por el plan de Malasia de
principios del año de 1991, Visión 2020, por el que ese país se transformaría
en un país desarrollado del primer mundo. Dicho plan recuerda al plan de México
de 1980, por el que la palanca petrolera de crecientes excedentes lo
transformaría para el año 2000 en una potencia industrial. Como sabemos a los
pocos años el precio del petróleo cayó y México se insertaría en un ciclo de
crisis financieras periódicas hasta el presente. Malasia y los otros países del
sudeste, igualmente parecen insertarse ya no en la comodidad de la estabilidad
económica de la década anterior, sino en las aguas de la globalización de
capitales que los ha alcanzado y en la búsqueda de nuevas áreas rentables para
la inversión financiera mundial que domina los circuitos del mercado de
capitales mundiales. Se trata de un pago a la membresía de estos países por los
años de disfrute del acceso a capitales y a la inversión eminentemente
productiva.
Profesor
Jorge R. Di Masi: Pero
existen países que ya estaban ingresando en una categoría superior del
desarrollo y habían logrado una acumulación de capital local muy importante
como Corea del Sur...
Profesor
Víctor López Villafañe: En
el caso de Corea del Sur, el crecimiento ha sido de mayor plazo y en realidad
se han atestiguado por lo menos dos cambios estructurales que han ocurrido
desde mediados de los años 60, el primero, y en la mitad de la década de los 80
el segundo, y que correspondieron a las respuestas que tuvieron que dar frente
a los cambios del entorno mundial para atrapar nuevos nichos de mercado
existentes y que el cambio de Japón y otras economías avanzadas iban dejando al
proseguir ellas mismas su propia evolución hacia industrias de mayor
tecnología, que se hizo más evidente después de la crisis petrolera de 1973.
Debemos recordar que Corea del Sur requirió de fuertes préstamos externos en la
primera etapa de su reestructuración industrial y pasó a ser junto con México,
Brasil y Argentina de los países más endeudados. La diferencia de Corea del Sur
con estos países latinoamericanos es que éste redujo dicha deuda externa
fuertemente con los excedentes comerciales obtenidos por el éxito de sus
industrias exportadoras en los mercados mundiales desde la segunda mitad de la
década de los ochenta, mientras que los países latinoamericanos han continuado
arrastrando el peso de la vieja deuda. El problema estructural de Corea reside
en el hecho de que sus industrias exportadoras están atrapadas ahora bajo la
presión de los competidores poderosos en las ramas de alta tecnología como
Japón mismo y los Estados Unidos y no puede regresar a las manufacturas ligeras
por ser ya incosteables frente al surgimiento de otros competidores como los
del sudeste o China. también por la presión enorme que han ejercido los Estados
Unidos desde principios de esta década para que Corea libere su comercio al
retirarle gradualmente los viejos apoyos y protecciones.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Las
transformaciones que se están llevando adelante en Corea pueden dar pie para
que recupere su posición relativa y los Chaebol vuelvan a ser las
"estrellas" que guíen el país?
Profesor
Víctor López Villafañe: Todo
este nuevo entorno, desde mi punto de vista ha operado como una enorme roca que
presiona a la industria Coreana, especialmente a los Chaebol y es quizás por
ello que estos tomaron la decisión de lanzar megaproyectos internos y también
de internacionalizar su producción y sus ventas en mercados emergentes como
algunos de América Latina. En México han realizado enormes inversiones en la
frontera con los Estados Unidos, también en Europa del Este y otras regiones
menos competidas por las grandes empresas multinacionales. Pero esta
reconversión dinámica, casi sobre el tiempo encima y la política de
internacionalización ha conllevado la utilización de enormes sumas de recursos
financieros. Por eso quizá Corea haya transitado en lo que se puede llamar una
segunda ronda de endeudamiento, ahora ya no público, sino privado que respondía
a la lógica antes reseñada. La deuda estimada de corto plazo, pagadera en dos
años, se calculaba en 160 mil millones de dólares. Además y como colofón, su
economía quedo atrapada en un descenso de las exportaciones y caída de la
demanda de algunos bienes como la de los semiconductores en los mercados
mundiales.
Profesor
Jorge R. Di Masi: No existe
cierto desfasaje también entre los distintos sectores de la economía coreana
donde algunos son muy eficientes y otros demasiado ineficientes?
Profesor
Víctor López Villafañe: El
Prof. Byung Nak Song ha llamado la atención sobre la asimetría existente entre
el enorme tamaño de los Chaebol y el sector financiero subdesarrollado y
pequeño de Corea frente a las necesidades crecientes de estos grupos como
Daewoo, Hyundai o Samsung. Así estos grandes grupos tienen que descansar en los
mercados de Nueva York, Londres o Tokio y el problema pues consiste en el
desequilibrio existente entre el sector financiero y el actual sector privado
de Corea. Este problema en realidad también nos indica que en Corea, la crisis
financiera será como en otras partes del mundo, un proceso de eliminación de
los competidores más pequeños. Los grandes Chaebol, como los mencionados tienen
una gran capacidad industrial, ventas y tecnología, figuran ya dentro de las
corporaciones más grandes del mundo, así el problema financiero aunque duro
podrá ser enfrentado con mayor desenvoltura. En cambio los medianos y pequeños,
veinte de los cuales tienen una deuda combinada de 55 mil millones de dólares y
que el año pasado reportaron pérdidas, enfrentarán un panorama diferente pues
la carga financiera los obligará a buscar alternativas de financiamiento
(asociaciones, fusiones, alianzas estratégicas) a nivel nacional e
internacional.
Así las
empresas coreanas van a entrar en un proceso de diferenciación, en el que la
lucha económica será más difícil para las medianas y pequeñas. Se provocarán
fusiones y compras a nivel de grupos privados coreanos en el que los de mayor
tamaño tendrán una posición más ventajosa. Además y gracias al acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional la apertura para la participación extranjera será
de ahora en adelante un hecho probablemente incontrovertible. En cierto sentido
parte de la economía coreana se latinoamericanizará esto es, que tendrá que
adoptar un proceso parecido al que se vio obligado este continente a asumir
como parte de la deuda y de los acuerdos firmados con ese organismo financiero
en la década de los años ochenta.
Profesor
Jorge R. Di Masi: Me
gustaría que nos comentara ahora la situación de Japón, país al que conoce bien
de cerca...
Profesor
Víctor López Villafañe:
Efectivamente, creo que para economías como la japonesa la crisis actual no
tiene ningún antecedente en por lo menos la historia cercana de la posguerra.
Esta crisis es como el congelamiento sucinto de una espiral de alto crecimiento
de más de treinta años, en los que pudo sortear con Éxito los cambios
mundiales. Es una crisis que se autogenera y que no proviene del exterior como
por ejemplo la petrolera de los años 70. Es más, se trata de una crisis que se
origina en Japón y afecta a Asia y a la economía mundial, como si cierta
centralidad de la economía capitalista mundial estuviera transitando hacia
estos nuevos polos de poder. Así en cierto sentido, la crisis financiera es un reconocimiento
del peso mundial de Japón y de las economías asiáticas como nuevos centros del
poder mundial. La crisis financiera de Japón es más el producto de una riqueza
acumulada inutilizada (en forma de préstamos fáciles, no rentables, corrupción,
etc), del país más rico financieramente pero que no cuenta con la hegemonía
política mundial. Esto explica porque Japón, recicló sus excedentes dentro de
su propia economía, haciendo una sobreinversión y acumulando una montaña de
deudas impagables desde el principio y no en cambio pudo reciclar este
excedente para las regiones pobres y en desarrollo del mundo, y es aquí donde
se halla una de las miserias del actual sistema mundial.
Profesor
Jorge R. Di Masi: A veces
suena increíble escuchar que se habla de crisis en Japón que es un país con una
gran capacidad de ahorro nacional y familiar
Profesor
Víctor López Villafañe: La
enfermedad y crisis en la economía japonesa se deriva de un exceso de riqueza
ociosa. No se puede producir más por el agotamiento de la demanda, pero se
consume riqueza financiera que indigesta a los balances contables, pues se
acumulan pasivos que en realidad no tienen un fin. La historia empezó con el
alza descomunal de los precios de bienes raíces (hubo una Época en el que toda
la tierra de Japón tenía un valor de cuatro veces superior al de la de Estados
Unidos) y ha terminado hasta ahora con la quiebra de grandes compañías
financieras y bancos, en una espiral de desvalorización que parece no tener
límite. Además el sistema construido en Japón, de relaciones estrechas entre
los grandes capitales, los bancos y el sistema político conservador, atiza
dicha crisis, pues quizá una política de créditos a las regiones menos
desarrolladas, a la mejora de la vivienda, a la pequeña y mediana empresa etc,
o para mejorar el bienestar de su población, hubiera hecho menos severa dicha
crisis.
Así Japón
que había tenido un papel central en las reestructuraciones productivas de las
décadas anteriores de los países de reciente industrialización en Asia, dando
lugar al famoso esquema de los gansos voladores, indujo ahora a estos a adoptar
una política de créditos fáciles y abundantes de corto plazo que provocaron un
calentamiento de sus economías y la especulación en los bienes raíces y la
formulación de proyectos de infraestructura muy ambiciosos. También la banca e
instituciones crediticias de otras regiones del mundo participaron en esta
aventura atraídos por la propaganda que la fiebre del crecimiento espectacular
de la región estaba siendo difundida por todas partes, y por el cambio de
flujos de capital que la crisis de México implicó desde fines del año de 1994.
Da la impresión por la magnitud de vasta cantidad de proyectos: obras
portuarias, aeropuertos, caminos e instalaciones en general, e inversión para
apuntalar el cambio industrial que las zonas atrasadas del sudeste de Asia
estaban tratando de aprovechar al máximo una oportunidad financiera que
esperaban se podría sostener indefinidamente, sin calcular que habría un
momento en el que la coyuntura podría cambiar de signo como ocurrió desde el
verano de 1997. también se otorgaron créditos para edificios de oficinas, y
construcciones suntuosas no necesarias o en industrias exportadoras que pronto
crearon sobrecapacidad.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Cómo ha
sido el flujo de fondos de origen asiático dentro de la región y cuál ha sido
la política de prestamos en las empresas?
Profesor
Víctor López Villafañe: De
acuerdo a estadísticas bancarias japonesas indican que estos tienen créditos en
la región del sudeste asiático por un valor de 130 mil millones de dólares, 70%
del cual por cierto fue a parar a manos de subsidiarias japonesas para
proyectos de ampliación productiva. Tailandia recibió 37 700 millones, Corea
del Sur 23 300, Indonesia, 23 200, China 18 700, y Malasia 10 500. Además, por
ejemplo, en el caso de Corea del Sur mucho del capital prestado (100 mil
millones de dólares hasta 1996) provino de capitales de bancos japoneses vía
los mercados «off-shore» de Singapur y Hong Kong. De este modo, en realidad la
mitad de los préstamos de Corea del Sur tienen como origen una fuente
financiera japonesa . Para junio de 1997, la banca japonesa tenía créditos en
estos países (excluyendo a China) por un valor de más de 95 mil millones de
dólares, tres veces más que la banca alemana, segundo acreedor en importancia.
Estos datos son importantes, entre otras cosas, porque uno se pregunta ¿porqué
no fue la banca japonesa quien rescató a estas economías ofreciendo algún plan
de reestructuración como el de Estados Unidos a México con la crisis de
1994-95?.
Profesor
Jorge R. Di Masi: Porque
Estados Unidos no lo quizo...
Profesor
Víctor López Villafañe: Este
punto es muy importante pues nos lleva a una serie de cuestionamientos y de
preguntas en cuyas respuestas quizá resida la comprensión de la crisis
financiera de Asia y los intereses que existen detrás de ella. Después que la
crisis tomó fuerza se escucharon voces dentro de Asia para formar un Fondo
Monetario Asiático o su equivalente integrado por una cantidad de 100 mil
millones de dólares, cantidad por cierto que sería la que finalmente costaría
el rescate de Corea del Sur, Indonesia y Tailandia con el aval del FMI. Esta
iniciativa fue descartada en la reunión de noviembre de 1997 efectuada en
Manila, por los Ministros de Finanzas de los países de APEC (Asia Pacific
Economic Cooperation) precisamente antes de iniciarse la reunión cumbre de esa
organización en Vancouver, Canadá. Como resultado de lo anterior, el FMI
pasaría a ser el único organismo que participaría en la ayuda financiera de
estos países. Japón debía tener el interés prioritario para buscar el arreglo,
pues no sólo por las deudas contraídas con sus bancos, sino por la importancia
que la economía regional de Asia juega dentro de su propio desarrollo (40% de
sus exportaciones). tenia la capacidad financiera para hacerlo, así lo
demuestra por ejemplo el propio programa de estímulo que ha lanzado en abril de
1998 consistente en 126 mil millones de dólares. la pregunta es entonces si
hubo un acuerdo previo entre Japón y Estados Unidos para que fuera el FMI quien
tomara el control de la situación.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Y porqué
Japón no confrontó más explícitamente con los Estados Unidos?
Profesor
Víctor López Villafañe: En
este sentido podríamos hablar de una política de cohabitación financiera entre
estos dos países para fortalecer el dólar y realizar una desregulación
económica profunda dentro de las economías afectadas, meta deseada por los
Estados Unidos desde hace años para beneficiar a sus corporaciones industriales
y financieras, quienes debido al proteccionismo prevaleciente en Asia no habían
tenido las mismas oportunidades de penetrar como por ejemplo en México a través
del Acuerdo de libre Comercio de Norteamérica. En APEC se han fijado las fechas
de 2010 para una apertura total de las economías más avanzadas de la región y
el 2020 para las menos desarrolladas. Los Estados Unidos se han opuesto a la
visión gradualista de Asia y han presionado para que los tiempos de las
aperturas sean más breves. Japón, al aceptar que sea el FMI quien coordine los
programas de ajuste, probablemente reduce las propias presiones que recibe de
los Estados Unidos para que desregule más rápidamente áreas de conflicto desde
hace mucho tiempo (sector financiero, distribución, telecomunicaciones, etc),
también fortalece la alianza con los Estados Unidos que data desde la
posguerra, para enfrentar conjuntamente los nuevos retos de la Europa Unida y
el surgimiento acelerado de China en la propia región de Asia. Para el profesor
Chalmers Johnson, el surgimiento de China como competidor llevó a un acuerdo
entre Estados Unidos y Japón en el verano de 1995 para ayudar a la reelección
del presidente Clinton, consistente en devaluar el yen para que Japón
mantuviera el nivel de exportaciones a ese mercado, con la promesa de que ese
país continuara abasteciendo de capital a los Estados Unidos (con la compra de
bonos del tesoro) para mantener las tasas de interés a un nivel políticamente
deseable. Al final de cuentas tenemos una especie de laberinto monetario
mundial, que nos ayuda a explicar sus contradicciones, pero también lo que
realmente se juega detrás de los movimientos económicos financieros actuales.
Por una parte Japón, con quien Asia esta ligada financieramente, sigue
inyectando capital a los mercados de dinero de los Estados Unidos y estos se
proclaman a través del FMI como el acreedor de último recurso para salir al
rescate de dichas economías. China ha venido siendo ya catalogada como la
amenaza para los Estados Unidos en el siglo XXI y de ahí la importancia de
nueva cuenta de la alianza con Japón.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Qué dirá
China de todo esto?
Profesor
Víctor López Villafañe: Las
economías del Este de Asia han estado enfrentando al aumento incesante de las
exportaciones de China. En el año de 1994 este país decidió devaluar el yen lo
que le permitió reducir los costos de sus exportaciones. Así en los últimos
diez años las exportaciones de China a los Estados Unidos han estado
desplazando a las de los otros países de la región. Junto con México, quien
goza de un Tratado de Libre Comercio, son las economías que han aumentado más
sus exportaciones a ese mercado. Hasta la puesta en marcha del TLC era China
quien superaba a México, pero éste después de 1994 aumentó más su comercio a
los Estados Unidos. De todos modos, China, en gran medida es el competidor más
serio para México en el mercado estadounidense y en general lo será para todas
las economías de América Latina en el futuro. Para Tailandia y Malasia, no sólo
China pero también Vietnam con su programa de apertura económica esté
desempeñando un papel de competidor muy serio para la localización de
inversiones extranjeras en los sectores en los que ya estas economías tenían
mercados importantes, como componentes automotrices y electrónica. El caso de
Vietnam es igualmente importante, pues a diferencia de otras economías
maquilladoras de la región cuenta con una infraestructura de industria mecánica
heredada de la guerra contra Estados Unidos. Ya desde 1996 se sentía que
Vietnam estaba surgiendo como el competidor de estas economías del sudeste
asiático .
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Qué puede
ocurrir en la región a partir de una masiva presencia del FMI como indicador
-en el menor de los casos- de políticas a seguir ? ¿Habrá una mayor influencia
de Occidente?
Profesor
Víctor López Villafañe: El
impacto que las negociaciones y acuerdos logrados por el FMI con los países de
Asia (Corea del Sur, Tailandia e Indonesia) podrán acarrear diversas consecuencias.
El primero tiene que ver con la intervención del FMI para desregular los
mercados y hacer por ejemplo un cambio dramático en Corea del Sur, que tiene
que ver con la apertura para que los extranjeros puedan participar dentro del
sector privado industrial y financiero. Lo mismo en otras economías de la
región como Tailandia, Malasia, Indonesia, etc. Bancos, financieras y empresas
que no resisten la crisis están entrando a la vorágine de compras por capitales
de multinacionales, más o menos como ha sucedido en otras partes del mundo (
especialmente en América Latina y Europa del Este) En realidad Asia parece como
si fuera uno de los últimos bastiones protegidos y cerrados que había que abrir
para la penetración de grandes capitales que van a tomar las riendas de
sectores dinámicos. Según la nueva lógica, la participación de las empresas
occidentales que se calcula podría llegar al 30% de los activos financieros de
Japón (actualmente su porcentaje es casi nulo) en los próximos cinco años una
vez que el ahorrador japonés deposite su ahorros en bonos y fondos mutuos que
concedan altos rendimientos, frente a los tradicionalmente bajos intereses que
otorgó por décadas el sistema de ahorros japonés y que fue fuente de las
políticas de largo plazo de créditos baratos para sus empresas. Para Occidente,
la crisis traerá el ajuste necesario entre la cultura de la ganancia rápida y
abundante, lo que técnicamente es definido como el ajuste de los rendimientos
sobre el capital que satisfagan los estándares mundiales establecidos por los
Estados Unidos.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Podrán
mantener las bases sociales de los modelos de desarrollo en Asia ?
Profesor
Víctor López Villafañe: Si
estos ajuste entran de lleno en Asia, entre otras cosas, estas economías
empezarán a vivir fenómenos como el de la desigualdad creciente entre los
diferentes estratos de sus sociedad. Debemos recordar que uno de los
fundamentos del alto crecimiento de esta región ha estado asociado con los
niveles de igualdad económica y el desarrollo de una clase media y atención al
aumento de la productividad de los llamados núcleos rezagados social y
productivamente. El fortalecimiento del dólar ha propiciado una mayor
penetración de capitales extranjeros por el aumento del poder de compra que esa
divisa tiene ahora en esa región. Al devaluarse sus monedas vertiginosamente y
al aumentar sus deudas muchas empresas se verán en la necesidad de abrir sus
puertas o de plano vender sus acciones o propiedades.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Qué
ocurrirá con el sector monetario?
Profesor
Víctor López Villafañe:
Estamos pues ante lo que sería la revancha del dólar después del acuerdo Plaza
de 1985 y su regreso triunfal a los mercados de Asia con un gran poder de
compra en la región y, sobre todo provocando un dominio monetario frente a lo
que se llegó a considerar el reto de yen. En este punto entramos a otro de los
grandes temas en la región y que tiene más bien alcances mundiales. Tenemos que
recordar que estamos frente a cambios históricos de una gran dimensión por la
aparición de la moneda única en Europa a partir de enero de 1999. Este hecho
está profundizando lo que podríamos llamar el fenómeno de la regionalización
financiera y monetaria a escala mundial. Frente a la aparición del euro, el
resto de las monedas fuertes y entre ellas el dólar, el yen y el yuan aparecen
como las divisas que se le podrán enfrentar y competir en los mercados de
capitales mundiales. Es indudable que la región de Asia y América Latina en ese
orden se van a convertir en el futuro inmediato en las zonas de competencia
financiera por la hegemonía ya no sólo comercial sino monetaria.
En Asia
el debate sobre la hegemonía del yen, económicamente tenía un gran respaldo,
pues y como lo hemos visto los créditos en yenes son abundantes y las empresas
y el comercio japonés domina la región desde hace ya largo tiempo. Sin embargo,
políticamente el debate sobre la hegemonía del yen nació muerto pues en general
los países asiáticos se encontraron siempre renuentes a utilizar el yen como moneda
de referencia única en los organismos regionales o en los planteamientos de
cooperación a futuro precisamente por los recuerdos hirientes de la dominación
japonesa del pasado. Además en el caso de Asia, cualquier arreglo monetario
debe pasar por la aquiescencia de China, quien definitivamente no estaría
dispuesta a ceder un sólo ápice de su soberanía en favor de nadie, menos de los
japoneses. De todo modos, una vez superada la crisis la pregunta que habrá que
hacerse es la de que pasará en Asia una vez que entre en funciones el euro,
cuál será la moneda fuerte o su equivalente.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Cuáles
son los escenarios probables?
Profesor
Víctor López Villafañe:
Puede ser una alianza monetaria basada en el dólar-yen, para contrarrestar al
euro y el futuro poder del yuan. Esto quiere decir que la actual crisis
financiera tendría también como justificación política el fortalecimiento del
dólar a través de la concesión de los japoneses de no participar directamente
en el rescate de la región. A partir de la gran inestabilidad y para enfrentar
el futuro, los países podrían empezar a dialogar al estilo de Europa y pensar
en la formulación de una política monetaria común para Asia. Tenemos ya la
discusión en Asia de crear miniregiones monetarias. El Primer Ministro de
Malasia, el Dr. Mahathir propuso la utilización de las divisas locales en el
sudeste asiático para el comercio y concentrar las divisas extranjeras en un
banco común para las transacciones con el exterior . En el Mercosur, se ha
propuesto una moneda única para los socios de ese mercado. Además la
inestabilidad financiera que va continuar por efecto no sólo de la fragilidad
de los controles en el comercio de divisas sino por la aparición de nuevos
fenómenos como son las fusiones bancarias y financieras de gigantescas
compañías que van a provocar quizá una mayor turbulencia financiera en los
países en desarrollo y que estos también como resultado de todo lo anterior,
empiecen a pensar en unirse a una moneda fuerte para evitar pérdidas cambiarias
cuantiosas y lograr la estabilidad financiera aún a costa de un gran sacrificio
social enorme y pérdida de soberanía monetaria.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Qué
relación observa Ud. entre esta crisis y la mexicana de 1994?
Profesor
Víctor López Villafañe: La
crisis de Asia es una crisis global del sistema mundial ,tal y como éste se
esta concibiendo al final de este siglo. No es un fenómeno fortuito sino que
responde a fuerzas e intereses de alcance mundial. La crisis de México de 1994
y la de Asia de 1997 son parte de un mismo proceso cuya base se encuentra en el
cada vez más decisivo dominio del capital financiero mundial. La salida de
capital de México es coincidente con el sobrecalentamiento financiero de Asia que
se acelera en 1995 y 1996. Se trata pues de una respuesta de los capitales en
busca de altas ganancias en la región de Asia una vez que el mercado de
capitales mexicano habría quedado prácticamente seco después de una espiral de
transferencias al exterior que alcanzó su climax al final del año de 1994. La
pregunta ahora será la de saber que va a pasar con el circuito de capitales
financieros y especulativos que demandan altas ganancias. La competencia por la
atracción de capitales será una lucha más encarnizada a nivel mundial y esto
provocará automáticamente que aquellas economías, empresas, bancos, etc, que se
encuentren en mejores condiciones financieras y que dependan menos de la
atracción de capital extranjero, podrán atravesar esta crisis y mirar hacia el
futuro con un mejor horizonte. Por el contrario, aquellos que requieran y se
encuentran ya en condiciones de restricciones financieras tendrán que ofrecer
un alto pago a la llegada de capitales, que se traducirá en lo interno de
muchos países en austeridad, baja de salarios, reducción de la demanda, etc.,
procesos que por cierto ha vivido América Latina en las últimas décadas. A la
devaluación de las monedas, se produce un debilitamiento de las economías que
conjuntamente con las medidas de desregulación impuestas por el FMI, hace que
los activos de muchas empresas, bancos, etc, puedan ser adquiridas a un mejor
costo por compañías extranjeras. El caso de México es también aleccionador. Por
ejemplo, en el sector bancario una vez que los bancos fueron privatizados en el
año de 1990 la participación extranjera era prácticamente nula, pero ésta ha
aumentado vertiginosamente después de la crisis de 1994. En la actualidad los
extranjeros ya poseen alrededor de un 20% de los activos bancarios del país y
se piensa que pronto, si se aprueba una ley que haría más rápida la
desregulación en dicho sector, podría alcanzar el 40% del total. Así que una
aceleración en el proceso de desregulación en las economías del sudeste de Asia
podría ser otra de las consecuencias de la actual crisis, provocando efectos
parecidos a las experiencias de otros países.
Profesor
Jorge R. Di Masi: ¿Cuál cree
que será la principal consecuencia de la crisis a nivel global?
Profesor
Víctor López Villafañe: El
impacto global más importante será la reducción que esta crisis va a provocar
en la producción mundial y el comercio. Se piensa que la producción mundial
podría reducirse de un punto porcentual hasta 2.2 puntos. En comercio la
reducción se piensa que el declive podría ser de medio punto. Los asiáticos se
volverán más agresivos en sus exportaciones especialmente a los mercados
mundiales, ya que en ellos buscarán resarcirse de esta crisis. Hay muchas
especulaciones de datos al respecto, pero es preferible ver las tendencias
desde antes y después de la crisis. Antes de las crisis y como factor de la
misma tuvo lugar una reducción de las exportaciones del sudeste de Asia a los
mercados mundiales, mientras que China venía aumentando las suyas. Es probable
que a partir de ahora se inicie una competencia intra-regional entre estas
áreas de Asia y por ello una devaluación del yuan es una posibilidad latente.
Profesor
Jorge R. Di Masi: Como
corolario, ¿hasta cuándo durarán los efectos de la crisis?
Profesor
Víctor López Villafañe: La
crisis de Asia es fundamentalmente en su región del sudeste una crisis causada
por la presión de los capitales en busca de nuevas áreas rentables que puedan
insertarse en el nuevo mapa de la periferia financiera global. Esta crisis fue
alimentada en lo interno con decisiones que crearon sobrecapacidad industrial y
sobreinversión que se traducirá en poco tiempo en deudas impagables. Esto fue
cierto especialmente en los casos de los países atrasados de la zona como
Tailandia, Malasia e Indonesia. En el caso de Japón, la crisis es el resultado
del cuello de botella representado por la riqueza financiera y la falta de la
correspondiente hegemonía a nivel mundial. Sin una salida internacional de
reciclamiento, la economía japonesa seguirá sufriendo del virus financiero
indigesto. Para Corea del Sur la crisis se deriva de la enorme presión a la que
han estado sometido sus conglomerados industriales en los mercados mundiales.
En estos dos últimos casos, pero en general en toda Asia, podemos decir que la
crisis actual es también una crisis que pondrán en tensión el modelo de
capitalismo basado en la dirección estatal, con políticas industriales y
proteccionismo estratégico. La región de Asia se convirtió en una de las
regiones más ricas del mundo en muy poco tiempo debido a factores externos e
internos, en donde existen enormes recursos financieros y productivos. Por lo
tanto estos países se han convertido en mercados altamente apetecibles en el
mercado global de capitales que se ha formado como consecuencia de las políticas
de desregulación financiera que sistemáticamente se vienen aplicando en el
sistema mundial desde la década de los 70.
Es por
otro lado una crisis que se eslabona a la mexicana de 1994. Sus efectos todavía
se harán sentir en los próximos meses y años. Surgirán presiones devaluatorias
en muchos países y regiones conectadas a la competencia del sudeste de Asia,
Corea del Sur y Japón. La posibilidad de una devaluación en China podría
desencadenar efectos devastadores en el mercado mundial. Además si en los Estados
Unidos se incrementa el déficit comercial por el aumento de las exportaciones
provenientes de Asia, este buscará pasar la factura a otras regiones y países
en los que América Latina tiene un papel primordial. La necesidad de atracción
de capital para muchas economías que han sido ya afectadas en Asia y en otras
regiones del mundo hará que la competencia entre las tasas de interés se
convierta en un juego de apuestas para el capital financiero mundial.
Obviamente el costo para empresas y ciudadanos de muchos países afectados por
esta crisis puede llegar a ser muy alto. Como se ve, esta crisis tiene en sus
entrañas múltiples causas y puede desembocar todavía en diferentes resultados
como expresión del gigantesco cambio mundial al que asistimos al final de este
siglo.