Revista de Relaciones Internacionales Nro. 6

RELACIONES ITALO-ARGENTINAS

Giuseppe Maria Borga*

* Embajador de Italia en Argentina

SALUDO Y AGRADECIMIENTO

Agradezco especialmente la invitación para este encuentro que he aceptado con el mayor agrado por tratarse de una reunión con gente estudiosa y joven y también por provenir de una Casa de estudios tan importante en la cultura argentina y tan encumbrada como es la UNIVERSIDAD DE LA PLATA. Por otra parte esta es una ciudad muy vinculada al trabajo y a la cultura de los italianos desde su fundación y por lo tanto una visita a La Plata resulta siempre particularmente grata.

Volver a la Universidad también es siempre grato porque implica un reencuentro con el espíritu de los años jóvenes y fortalece el nexo fundamental con las ideas nuevas que secundan las aspiraciones de la juventud estudiosa cuyo espíritu y cuyas ansias ideales son elementos fundamentales del progreso de la humanidad, a través de las distintas generaciones.

MI MISION

No hace todavía un año que soy Embajador de Italia en la Argentina y considero verdaderamente fascinante y muy atractiva mi misión que hace descubrir un mundo nuevo y extraordinario, en presencia de una experiencia no común: la feliz integración entre dos pueblos que ha hecho hablar más de una vez de "DOS NACIONES Y UN SOLO PUEBLO" sin ninguna exageración retórica, sino respetando escrupulosamente la realidad.

Siendo de esta magnitud las relaciones entre nuestros países, creo que el cometido más importante e inmediato sea el de concretar, sin pérdida de tiempo, las posibilidades de una más amplia y renovada colaboración no solo en el plano de la teoría y de la experimentación, sino también en el campo operativo.

La Argentina de hoy ofrece posibilidades incomparables para profundizar sobre todo el trabajo en común que caracteriza desde siempre estas relaciones. Esta es la Argentina de la democracia y de la estabilidad como no se daba desde hace mucho. Y bien, yo creo que no hay mejor terreno para poner a prueba de una vez y en base a nuevos esfuerzos todo lo que deriva de la historia de nuestras relaciones.

En efecto, los italianos no hemos esperado a la estabilidad para venir a colaborar con la Argentina. La cooperación nuestra con el pueblo argentino la entendemos como un imperativo que nos viene desde lejos, un imperativo moral, quiere decir, y que tiene en cuenta también las múltiples ocasiones en la que los argentinos han sido solidarios con los italianos. Por lo tanto, es más que natural que hoy existan las condiciones mas favorables para que podamos seguir actuando sin necesidad de grandes innovaciones sino respetando la continuidad de la tradición de nuestras fraternales relaciones, abonadas por largas décadas de trabajo en común en pos del progreso y de la prosperidad. Repito aquí algo que vengo diciendo desde mi llegada y que creo fundamental en mi trabajo de todos los días; no es necesario repetir continuamente que somos parientes de los argentinos, que tenemos mucho en común y que nuestra acción esta apuntalada por una larga y comprobada experiencia de vida en común entre los dos pueblos. Más importante es obrar para llenar de contenido concreto y "aggiornar" estas relaciones. En la Argentina de hoy hay italianos que han experimentado el éxito gracias a su capacidad, su tesón y sacrificio personal, contribuyendo de ese modo al progreso de este gran país. Mi misión apunta a actualizar y consolidar la presencia de Italia aquí no ya seguramente a través de la inmigración, visto que Italia no es más tierra de emigración, sino con el aporte de la industria y de la finanza de Italia que convierta a Argentina en un verdadero centro de interés para nuestras inversiones, favorecidas por el clima de profundo entendimiento que existe entre los dos países y que ha de facilitar nuestros propósitos comunes con razonables ventajas.

Creo que para ello basta analizar brevemente la realidad italiana y la actualidad argentina.

ITALIA HOY

La Italia de hoy tiene poco que ver con aquel País dejado por lo pueblos que emigraron a la Argentina y al que muchos aquí hacen referencia aún hoy, sin tener en cuenta a menudo ni el tiempo que ha pasado ni la profunda transformación que se ha operado en mi país en estos años.

Además justo en este específico momento, en Italia se esta produciendo una verdadera revolución pacifica de la cual -debo decir- me siento orgulloso. Creo que estamos cambiando aquellas cosas que era menester cambiar.

Esto no quiere decir que todo lo anterior sea descartable. Nada de eso. El sistema democrático en Italia funcionó muy bien por muchos años y significó para el país una renovación global en términos de ampliación de la participación social al debate y al devenir político nacional, de evolución cultural, de progreso económico y de prosperidad general que queda en nuestra historia como una página señera.

Analizar la realidad italiana desde el punto de vista sociológico y político global resulta siempre de interés, porque tradicionalmente Italia es un verdadero laboratorio de ideas en lo económico-social y en lo político, pero en el momento actual aumenta tal interés por las circunstancias especiales que todos conocemos.

"Mani Pulite" no es una realidad fuera del contexto histórico y político en que se produce, sino que surge en medio de una innegable crisis de la tradicional democracia liberal que resulta siempre más exigida por una SOCIEDAD NUEVA, una NUEVA CLASE, hija de la mayor

instrucción y de la generalizada información universal, que llega a todas partes y actualiza a todos, transformando la visión de la sociedad tanto en las grandes conglomerados urbanos como en los más perdidos pueblitos de montañas, con pocas variantes si se piensa en los desniveles abismales que diferenciaban a la misma sociedad hace solo pocas décadas.

En efecto, el Estado-Nación aparece hoy como demasiado grande para poder responder a la ayuda conciencia nacional actual, al sentido del Estado como difusamente se lo entiende y a los crecientes reclamos de mayores autonomías locales y regionales. Por otro lado el Estado-Nación es demasiado chico para poder hacer frente con eficacia a los modernos problemas que derivan de la globalización económica, del ambiente y de las comunicaciones.

Paralelamente con este proceso se ha asistido y se asiste en casi todas partes a la declinación siempre más pronunciada de los grandes partidos tradicionales que en su globalidad se han visto superados por las corrientes internas, reductivas e intolerantes pero activas y vitales, al punto de colocar a menudo a los más representativos dirigentes en la incómoda posición de no tener mucho que ofrecer a la gente. Es esta altura cuando se sucede, a la vista de todos, el increíble proceso del crecimiento de absurdos aparatos con inaudita malversación de enormes sumas de dinero, lo que no podía sino derivar en la corrupción que emerge por doquier.

Esto en Italia ha llevado al pacífico y democrático reemplazo radical de una entera clase dirigente, bajo el firme reclamo de un electorado siempre más atento a los problemas concretos de todos los días que a las cuestiones ideológicas por los partidos y por sus dirigentes por encubrados que fueran.

Es esta la realidad actualmente en marcha. La reforma electoral, la acción de la justicia, la atenta y persistente exigencia de la gente han producido la transformación en curso. Los elementos nuevos determinantes son la convergencia de intereses y no ya de la ideología en las agrupaciones de nuevas fuerzas políticas y la influencia de los medios de comunicación. Para el futuro se planean seguramente nuevas reformas, aunque naturalmente no falten interrogantes sobre el punto de llegada de la nueva orientación, que le corresponde a la sociedad juzgar y fiscalizar debidamente, a través de los instrumentos que el sistema democrático nos proporciona.

El resto, Ustedes ya lo conocen a través de las crónicas diarias que figuran en los medios de comunicación. "Mani Pulite" representa el anhelo de la justicia y de la transparencia moral que nuestro pueblo saluda como altamente positivo para consolidar los logros - que no han sido pocos- conseguidos en las ultimas décadas y que -como les decía- han transformado radicalmente aquella Italia conocida aquí gracias a la memoria de tantos buenos abuelos.

Desde la ultima gran emigración italiana a la Argentina, en los primeros años de la década del 50, Italia en efecto, ha cambiado mucho. Quienes por razones de trabajo y de familia han quedado largo tiempo sin viajar descubren un mundo nuevo en Italia. Quien vuelva a Italia llevando de la mano hijos o nietos tiene dificultades reales para ilustrar los distintos aspectos de la vida nacional, de tal magnitud es la transformación que se ha efectuado. En realidad, algo que a otras naciones europeas les costo siglos, Italia -con la ayuda de los tiempos nuevos y de nuevas tecnologías- lo ha podido realizar, gracias a Dios, en pocas décadas. En parte por mérito de algunas cualidades específicas de los italianos, y en parte porque el mundo ha venido cambiando muy rápidamente y así la etapas del progreso y de la renovación se quemen unas tras otras sin discontinuidad alguna.

Italia era un país agrícola y es hoy una nación industrial, de vanguardia en mucho rubros. El país figura entre las cinco primeras naciones más industrializadas y participa plenamente del Grupo de los 7, que reúne a las naciones más industrializadas y económicamente más sólidas. Es una posición que ha conquistado con muchos esfuerzos y que a través de enfoques estables y coherentes de la realidad internacional. Una vez que se optó por el sistema democrático -que tanto nos costó conquistar- en Italia se fue hacia el régimen republicano, se abrió el país a la competencia internacional, como así también a la cooperación con Europa y con el mundo. Las grandes opciones de la Comunidad Europea, de la alianza con Occidente fueron opciones de los años cincuenta que todos los gobernantes de posguerra han acatado solo corrigiendo el rumbo para adaptarlo a los cambios indispensables y ello ha permitido -por ejemplo- ampliar las bases políticas y sociales con una más vasta participación en los beneficios de la nueva situación.

Italia era una vez -en la época de los abuelos de tantos argentinos- un país donde era difícil estudiar y es hoy donde todos o por lo menos el que quiere se puede doctorar. Era un país marcado por la necesidad ineludible de la emigración y nadie sabe esto mejor que los argentinos. Hoy, como ya decíamos, es un país de inmigración. Se ha conseguido que los italianos no expatrien más o por lo menos que la emigración no derive de una dura necesidad sino que se funde en la que nosotros hemos llamado "la libera scelta", la elección autónoma y libre de los interesados.

Las ultimas estadísticas confirman que Italia sigue siendo la quinta potencia industrial del mundo con un producto bruto de mas de 1.150 mil millones de dólares, superada únicamente por Estados Unidos, Japón, Alemania y Francia. La renta "per capita" de mas de 20 mil dólares indica para los 57 millones de italianos un nivel de vida que figura entre los más elevados del mundo.

País fundador del Mercado Común Europeo, Italia mantiene fluidas y muy importantes relaciones comerciales con todos los países de Europa y del mundo entero. El año pasado las exportaciones italianas globalmente fueron de más de 150 mil millones de dólares con un notable superavit de casi 20 mil millones de dólares en la Balanza Comercial, un éxito considerable si se tiene en cuenta el panorama más bien recesivo que caracterizan hoy a todos los países industriales, los que sin excepción están sufriendo de las faltas de puestos de trabajo. El import-export total con la Argentina llega a una cifra cercana a los mil millones de dólares, monto que consideramos muy por debajo de la potencialidad del comercio de los dos países en este momento y que seguramente esta destinado a aumentar.

LA ARGENTINA DE HOY Y LA COLABORACION CON ITALIA

Si esta es la situación de Italia, si tan abiertamente la situación italiana se proyecta hacia el mundo a través de una infinidad de estructuras, de organizaciones y de siglas y, si la situación argentina es la que decíamos al comienzo, es decir, una situación otro tanto abierta a la colaboracion internacional, una situación de libre democracia y de plena libertad operativa, no hay duda que tengo razón cuando sostengo que estas son las mejores condiciones para que las relaciones entre nuestras naciones progresen y se perfeccionen como nunca. Alguna vez se dijo que había disparidad de sistemas políticos y esto ha terminado. Ahora vivimos en democracia tanto Italia como en la Argentina. Otra vez se ha hablado de las dificultades que las asociaciones regionales podrían constituir para una mayor cooperación. En la actualidad la situación es pareja también es esto: Italia debe operar dentro de las reglas de la Comunidad Europea y la Argentina se esta vinculando ella también a organizaciones regionales destinadas -nosotros creemos- a un beneficioso crecimiento de mercado que se debe traducir, en libre circulación de bienes y de personas. Y se debe traducir, sobre todo, en circulación de mayores bienes y de mejores productos, porque la aspiración última es en definitiva facilitar, mejorar y hacer más agradable la vida en todos lados.

Con estas premisas se explica fácilmente, creo yo, mi idea y casi mi pretensión de orientar mi misión en la Argentina especialmente hacia una expansión del trabajo en común en muchos aspectos. Por ejemplo, no se puede decir que haya todavía una adecuada red de empresas mixtas, no podemos estar satisfechos de un intercambio comercial siempre moderado, como me parece que queda muchos espacios todavía en lo concerniente a la presencia de las llamadas PYMES que han hecho la riqueza de Italia y que, en el marco de la estabilidad actual, los argentinos estudian y analizan seriamente.

Queda seguramente mucho por hacer. Pero tenemos premisas y antecedentes excelentes, como decíamos. Italianos y argentinos, antes de los negocios hemos fusionado la vida, las familias, nos hemos convertido casi en un único pueblo, para volver a repetir lo mucho que tenemos en común.

Un campo muy propicio a la expansión de nuestra colaboración me parece el ámbito cultural y comenzando por la identificación de los cursos de idioma de nuestros Institutos de Cultura, en lo cultural nosotros queremos renovar el compromiso de una cooperación siempre más amplia entre los dos países.

Desde la Unión Europea, Italia debe operar para abrir a la Argentina que se renueva y se moderniza las puertas de la tecnología más avanzada que quiere decir progreso y bienestar.

Por eso nuestro empeño en llegar -en mutuo beneficio- al reconocimiento de los títulos de estudio, por ejemplo. Por eso nuestro compromiso de incrementar las becas que ya asignamos. Por eso el compromiso de multiplicar contactos, misiones, intercambios que nos acerquen y nos hagan conocer siempre más y siempre mejor, a través también de misiones artísticas y de especialistas y profesores.

Deseo anunciar también nuestro propósito de promover en la Argentina renovadas manifestaciones artísticas y culturales fundadas en las tradiciones que nos son comunes y respondiendo también al reclamo que nos viene de nuestras comunidades de residentes, comenzando por esta tan laboriosa y tan afincada que vive en La Plata. Es éste, en conclusión, el mensaje que les puedo dejar, como Embajador de un país hoy empeñado en cambios fundamentales con un coraje y con una decisión que nos hacen vislumbrar grandes exitos para nuestro futuro.

Es un mensaje para todos los jóvenes estudiantes argentinos, muchos seguramente con apellido y ascendencia heredados de padres y abuelos italianos que le supieron transmitir también el afán de progreso que desde siempre distingue a la gente italiana.

Esas virtudes antiguas del trabajo, del respeto, de la tolerancia y de la capacidad de convivir constituyen la herencia de la cual juntos debemos sentirnos orgullosos y sobre cuya base no es retórico imaginarse para un mañana a nuestro alcance, una Argentina siempre más moderna y actualizada, cuya realización -creo yo- queda encomendada a la voluntad y a las iniciativas de todos ustedes.