Revista de Relaciones Internacionales Nro. 4

EL SISTEMA EDUCATIVO ACTUAL
DEL JAPON

Por Chikako Fuiji

El sistema educativo actualmente en vigor en Japón se creo poco después de acabar la segunda guerra mundial, entre 1947 y 1950, y se inspiró en el sistema educativo de Estados Unidos. Hay nueve años de educación obligatoria, seis de primaria y otros tres en la escuela media inferior. Luego hay otros tres años de escuela media superior y cuatro de Universidad.

Durante los nueve años de educación obligatoria un 99,9 por ciento de los niños de Japón en esos grupos de edad asisten a escuelas públicas o privadas. Además actualmente un 94 por ciento de los que acaban los estudios obligatorios pasan a las escuelas medias superiores. Esta cifra ha permanecido sin cambios notables durante los últimos 10 años. La estructura y principios básicos del actual sistema educativo están trazados en dos leyes aprobadas en 1947: la Ley Fundamental de Educación y la Ley de Educación Escolar. La igualdad de oportunidades educativas para todos es un principio básico enunciado en la Ley Fundamental. La ley prohibe la discriminación por motivos de razas, religión, sexo, condición social, situación económica y origen familiar.

Un objetivo primordial del sistema educativo es la formación de ciudadanos seguros de sí mismos, en una nación pacífica y democrática, que respeten los derechos humanos y sean amantes de la paz y la verdad. La ley hace hincapié en la importancia de la madurez política y la tolerancia religiosa en la formación de buenos ciudadanos, pero prohibe expresamente toda vinculación de la educación con políticos u organizaciones religiosas. Los estudios sociales constituyen un elemento principal de los planes de estudios de los colegios públicos, en consonancia con la Ley Fundamental de Educación, que también apela al establecimiento de instituciones tales como bibliotecas, museos y centros cívicos por parte de las autoridades estatales y locales.

Historia

Los padres japoneses siguen la tradición de tratar de darles a sus hijos la mejor educación posible, aún cuando ello les cause dificultades económicas, pues creen que una buena educación es una garantía para la carrera del futuro. Esta aspiración de los padres se ha convertido en la fuerza motriz de la expansión de la educación en Japón.

Educación en la época feudal

El año en el que se estableció el sistema de educación nacional en el Japón fue 1.872, cinco años después de la Restauración de Meiji, la cual puso punto final a la época feudal en la historia del Japón. No obstante, antes de la introducción de ese sistema de educación nacional, ya existía en la sociedad japonesa un gran entusiasmo por la educación. Durante la larga época feudal que precedió a la Restauración de Meiji, se establecieron varios centros educativos para satisfacer las necesidades de las distintas clases sociales. Antes de la Restauración de 1867, dominó al Japón el Shogunato de Tokugawa durante 267 años (de 1.600 a 1.867). Esa época se denomina Epoca de Edo, porque la capital tenía su sede en Edo, antiguo nombre de Tokio. En aquel tiempo, la clase samurai o guerrera no solo se encargó de asuntos militares, sino que también asumió la responsabilidad en los asuntos políticos. El Shogunato ejercía en Edo el gobierno central con su jefe, el Shogun; y cada dominio feudal denominado Han, que era dirigido por el Daimyo o gobernador. Aunque existía una fuerte relación de señor y vasallo entre el Shogun y el Daimyo, cada Han tenía su autonomía en temas de política, justicia, y cobro de impuestos. Por ende, se establecieron en muchos Hans las escuelas oficiales de Han -denominadas Hanko- para enseñar a los hijos de familias de samurais asignaturas culturales, morales y marciales, las cuales eran necesarias para cumplir con sus deberes. Al terminar la época Edo, existían en Japón casi 260 Hanes, de los cuales más de 250 tenían su propia escuela Hanko. El primer Hanko fue establecido en el año 1.641 en el Han de Okayama, y a lo largo de esa época continuaron surgiendo en otros Hanes, hasta totalizar la cifra mencionada.

Aparte de la clase samurai, entre los ciudadanos y agricultores también existía la necesidad de instrucción. Para satisfacer ese requerimiento, a partir del siglo XV empezaron a aparecer TERAKOYAS. La traducción literal de TERAKOYA es "escuela del Templo", aunque en general no estaban manejadas por los templos, en la Terakoya enseñaban lectura, escritura y aritmética a los hijos de los ciudadanos comunes, principalmente en las zonas urbanas. En cuanto a la aritmética, se usaban los ábacos, famoso instrumento de cálculo en Japón y China. Mientras tanto, en las comunidades rurales existían escuelas para los hijos de los miembros ricos de la clase comerciante y de los agricultores. Al final de la época de Edo, existían aproximadamente 50.000 Terakoyas. En ellas, no existía límite de edad ni de duración de la instrucción, no obstante, se dice que asistían principalmente los niños de 6 a 13 años, y que los estudios se extendían por 4 o 5 años. Cada Terakoya se componía de una clase y un maestro, y acudían de 20 a 30 alumnos. En contraste con los Hankos, donde se enseñaba el confucionismo (que era la filosofía oficial de los samurai) y las artes marciales, en las Terakoyas se enseñaba primero la escritura para aprender a leer, y luego usaban los textos de geografía e historia.

Regulación de la Educación.

Garantía de oportunidades Educativas iguales en la escolaridad obligatoria.

El gobierno de Japón es muy severo en cuanto a obligatoriedad de la asistencia a clase durante los años de educación obligatoria. El país está dividido en distritos escolares, y en cada uno de ellos hay sólo una escuela pública en cada nivel. Eso quiere decir que todos los niños que no asisten a escuelas privadas deben asistir a la escuela oficial del distrito educativo en donde viven. Los niños no pueden elegir la escuela oficial donde estudiar, pero los maestros son trasladados libremente de una escuela a otra durante su carrera. Demás, es frecuente que el profesor se encargue de cursos diferentes cada año. Los gobiernos locales son los encargados de reclutar a los profesores que enseñarán en los distritos escolares de su incumbencia, pero el título de maestro o profesor es válido para todo el país. El reclutamiento de maestros y profesores se hace en grandes grupos, generalmente para toda una prefectura, de manera que la calidad del profesorado es muy homogénea en todas las escuelas del país. De esta forma el gobierno de Japón trata de garantizar la igualdad de oportunidades a todos los niños, tanto a los que viven en las ciudades como a los que asisten a escuelas situadas en áreas rurales. La mitad del salario de los profesores y maestros se cubre con dinero del presupuesto nacional. Además los gobiernos locales reciben otras muchas subvenciones para fines educativos, de manera que todos los niños puedan recibir educación obligatoria oficial de maestros igualmente calificados en escuelas igualmente bien equipadas.

Certificación y nombramiento

Todo ciudadano de Japón que desee hacerse profesor o maestro de las escuelas públicas del país, ante todo debe tener un certificado de enseñanza, y luego debe aprobar un examen que generalmente organiza el comité de educación de la prefectura. El examen escrito, muy competitivo, mide la capacidad del candidato en temas generales, profesionales y educativos. Luego el candidato es examinado oralmente, y finalmente debe demostrar su capacidad en otros tema prácticos, como educación física o artes. El comité de educación de la prefectura es el que nombra a los nuevos profesores y maestros con base principalmente en los resultados de los exámenes y de las calificaciones obtenidas por el candidato de sus estudios universitarios. Durante su carrera el profesor o el maestro es trasladado repetidas veces de una escuela a otra, pero generalmente dentro de los límites de la municipalidad en el caso de los maestros de la enseñanza obligatoria, o dentro de los límites de la prefectura en el caso de los profesores de la enseñanza secundaria superior. Hay dos certificados de enseñanza, de primero y de segundo grado. Ambos son válidos en todo el territorio de Japón para el ejercicio de la profesión en escuelas públicas, nacionales o privadas. Actualmente el certificado tiene validez durante toda la vida del que lo ostenta. no se necesita ningún otro certificado para los que ejercen los cargos administrativos, como directores o jefes de estudio en las escuelas, o superintendentes de los comités de educación.

Proporción de mujeres en la enseñanza

En mayo de 1987 la proporción de mujeres entre el profesorado era la siguiente: 56,6 por ciento en las escuelas primarias, 34,7 por ciento en las escuelas secundarias inferiores, y el 19,2 por ciento en las escuelas secundarias superiores. Esta proporción ha venido aumentando gradualmente, especialmente en los cursos más bajos, ya que hay más mujeres que consiguen el certificado de enseñanza al acabar su educación universitaria.

Currículos y libros de texto

El Ministro de Educación fija el plan de estudios, el currículo, de manera que en casi todas las escuelas primarias y secundarias inferiores del país se organiza la enseñanza de acuerdo con el plan de estudios nacional. Hay pocas variantes en cuanto al contenido de lo que se enseña, sin embargo, hay una gran variedad en la cantidad de alumnos que hay en cada clase, cosa que depende del lugar donde se sitúa la escuela. La media nacional de alumnos por clase es de 31,5 alumnos en las escuelas primarias y 38,1 alumnos en las secundarias inferiores. El máximo autorizado en las escuelas públicas, dentro del período de escolaridad obligatoria es de 45 alumnos por clase. En 1987, un 13 por ciento de todas las clases de la escuela primaria tenían entre 41 y 45 alumnos. Es decir, del total nacional de 330.324 clases, había 44.004 clases con esa cantidad de alumnos. Por el contrario un 6 por ciento de todas las clases (19.998) tenían sólo 7 alumnos o menos. En los lugares muy apartados los gobiernos locales mantienen algunas escuelas que funcionan bajo un tratamiento especial. Llegaban a un 19 por ciento (4.720) del total, y en ellas es frecuente que se reúnan en una sala de clases los alumnos de varios cursos escolares, pues hay muy pocos en cada uno de ellos.

Relato de un niño de secundaria

Para ingresar a la universidad, hay que pasar un examen muy duro y competitivo. Sobre ese examen de ingreso a la universidad, hay un relato de un estudiante de escuela secundaria superior de Tokio. Ese relato es un poco exagerado, pero marca muy bien el carácter de la situación y el sentimiento de este estudiante: "Los exámenes de ingreso a la universidad influyen notablemente en nuestra vida escolar y privada. Las universidades del Japón son muy exigentes con sus candidatos. En el extranjero puede tener cierta importancia el nombre de la universidad donde uno ha estudiado, pero lo más importante es la calificación obtenida y el talento personal. Estos son los factores claves para buscar empleo. Pero en Japón la situación es un poco diferente. Parece que lo más importante es el nombre de la universidad donde uno ha estudiado. Esta diferencia entre el Japón y Occidente se debe en parte a que las universidades tuvieron orígenes diferentes. En Occidente, la universidad es una institución que nació de las asociaciones de estudiantes de la Edad Media. En cambio, en Japón fue el gobierno el que estableció las universidades a mediados del siglo pasado con la meta claramente expresada de producir técnicos y funcionarios calificados para el funcionamiento del Estado moderno. Esta imposición "desde arriba" de la universidad como institución, se vio acompañada de la creación de un sistema escolar centralizado, y trajo como consecuencia una jerarquía entre las universidades. Este aspecto jerárquico se acentuó en los años anteriores a la segunda Guerra Mundial. Los más inteligentes iban a las universidades "imperiales" como Tokio y Kioto, y luego pasaban a ocupar los puestos claves en el gobierno y en los negocios. Una cosa parecida ocurrió con las universidades privadas.

Después de la Segunda Guerra Mundial, se crearon muchas universidades nuevas, pero la clasificación jerárquica siguió existiendo.

Debido en parte a esta situación, las firmas de negocios buscan a su personal no de acuerdo con el estudio de cada uno, sino de acuerdo con la universidad en la que estudiaron.

Tras ello se oculta el preconcepto de que los estudiantes de las universidades de primera clase son mejores. Por eso, los exámenes de ingreso en las universidades adquieren gran importancia. Es posible que haya entre los estudiantes de las mejores universidades, algunos que no muestran mucha diligencia ni aptitud después de haber ingresado; y es también posible que haya estudiantes de gran talento en universidades de menos prestigio, pero todo eso se ignora. En consecuencia, y dado el peso que se le da al examen de ingreso a la universidad para el futuro de cada uno, los estudiantes de escuela secundaria superior se ven sometidos a presiones para entrar en las universidades mejor calificadas. Son muchos los que repiten los exámenes de ingreso una y otra vez hasta que pueden ingresar en la universidad deseada; por ejemplo, más del 50% de los que ingresan a la Universidad de Tokio, han tenido que presentarse a examen más de una vez.

Los exámenes de ingreso de muchas universidades privadas exigen inglés, japonés, y estudios sociales como geografía, historia del Japón o del mundo para los que pretenden entrar en alguna facultad o ciencias sociales. Los que aspiran en facultades de física y ciencias tienen que aprobar los exámenes de inglés, matemática, y ciencias naturales (física o química). Pero las universidades nacionales mantienen un sistema diferente. Los exámenes para esas universidades se dividen en dos partes.

El primer examen, que se tiene a principios de enero, es una especie de prueba general para todos los aspirantes. Hay que rendir inglés, matemática y japonés, más otras dos asignaturas de ciencia, como física, química, geología o biología, y otras dos de letras, como geografía, historia del Japón o del mundo. Es decir, siete asignaturas en total. Luego, a principio de marzo, se tiene la segunda vuelta de exámenes, que hace cada universidad por separado. Sólo los que han conseguido una puntuación por encima de un cierto nivel, están calificados para examinarse en la segunda vuelta. La universidad den Tokio exige sacar entre 750 y 800 puntos sobre un total posible de 1000 puntos para calificarse. La media de todos los examinados que por lo general en los 600 puntos, de manera que es difícil calificar para entrar en la Universidad de Tokio. Esa primera vuelta de exámenes de siete asignaturas es muy dura para nosotros. Lo peor es que una vez acabada hay que pasar la segunda vuelta todavía.

Pero como decía antes, nos las hemos arreglado para adaptarnos a ese sistema tan duro. Sobre todo, en Japón no existe una clase privilegiada hereditaria, y hay mucha movilidad social, de manera que cualquier muchacho de familia pobre puede tener éxitos si tiene inteligencia y trabaja duro. En cierto sentido, la dureza de los exámenes de ingreso en Japón es un síntoma de la igualdad social que prevalece en el país, porque ni siquiera el hijo del primer ministro o del presidente de una gran compañía puede entrar en una de las mejores universidades sin estudiar mucho y trabajar muy en firme. Es inevitable el sufrir un poco en una sociedad que premia el esfuerzo personal."

El estudio en la universidad dura generalmente 4 años y 6 años para las carreras de Medicina y Odontología, se divide en dos cursos, curso general y curso especial. Los primeros dos años estudian en el curso general para conseguir conocimientos amplios, y los últimos dos años, se dedican en profundidad a su especialidad. El objeto de la educación universitaria es desarrollar en los estudiantes tanto conocimientos y carácter, como capacidad práctica. En otras palabras, la universidad es una organización educativa, y a la vez, es una institución de investigación académica.

El futuro

Las reformas introducidas a partir de la Restauración de Meiji y la Segunda Guerra Mundial allanaron el camino para la difusión de la educación en Japón. Sin embargo, en los últimos años han surgido numerosos problemas en los centros docentes del país, entre los que se incluyen la violencia, la intimidación y la feroz competencia por conseguir una plaza en los mejores colegios. Además, cada vez se hace más evidente que el sistema necesita transformarse en otros más apropiado para la sociedad japonesa en la presente etapa de reestructuración industrial, desarrollo tecnológico e internacionalización.

En 1984, el Consejo Nacional para la Reforma Educativa, órgano consultivo del primer ministro, fue creado para estudiar estos temas y fijar objetivos de largo alcance para el sistema educativo. En 1987 el Consejo emitió las siguientes recomendaciones basadas en el principio del respeto a la individualidad, la necesidad de promover una educación para toda la vida y la exigencia de dar respuesta a la internacionalización de la sociedad japonesa y la revolución informática:

1. Debe ofrecerse una selección más variada de materias en los niveles de la educación secundaria elemental y superior;

2. Debe revisarse el sistema de los exámenes de ingreso en la universidad y permite que cada centro establezca sus propias pruebas;

3. Deben aumentarse las oportunidades educativas para las personas que no estén matriculadas en centros docentes, y;

4. Debe mejorarse el sistema de admisión de estudiantes extranjeros.