En este momento estás viendo Efemérides enero

Efemérides enero

01 de enero de 1912: se Proclama la Republica China tras la caída de la dinastía Qing

En octubre de 1911, se produjo una revuelta en la ciudad china de Wuchang, lo cual desencadenó la secesión de casi todas las provincias que se declararon independientes del poder imperial de la dinastía Qing. Meses después, los manifestantes llegaron a Nankín y, el 1º de enero de 1912, fundaron la República China. Gracias a una serie casi interminable de negociaciones, el emperador abdicó y se evitaron los levantamientos campesinos y la intervención extranjera. Yuan Shikai asumió como primer presidente.

La nueva era republicana se inició con un cambio importante en el sistema de vida, ya que se promulgó una Constitución con elecciones parlamentarias y presidenciales.

Los primeros pasos de la nueva república fueron difíciles. Sin embargo, se crearon las primeras asambleas provinciales y el Parlamento nacional, en el que había mayoría del partido Kuomitang (Nacionalista).

En poco tiempo, el nuevo presidente – de origen militar – entendió que las discusiones del parlamento demorarían su gestión y concluyó que la única forma de gobernar China era a través de una reafirmación de la autocracia. Inició la persecución de sus opositores y la limitación de las libertades públicas. En 1913, abolió la cámara representativa, lo cual suscitó las protestas de las asambleas provinciales. Ante la posibilidad de un movimiento en su contra, Yuan clausuró también a estas asambleas y puso las provincias bajo el control de sus funcionarios.

Simultáneamente, el poder del presidente se fue deteriorando al no poder poner en práctica ninguna de las reformas prometidas. En 1915, intentó convertirse en emperador pero murió a los pocos meses. Después de un corto interregno, los jóvenes revolucionarios – liderados por Sun Yansen– tomaron el poder.

Indudablemente, este fue un período de grandes cambios y, tanto Gran Bretaña como EEUU, tuvieron la intención de contribuir con el nuevo sistema, pero su ayuda fue insuficiente y tardía. Entre 1916 y 1927, los señores de la guerra continuaron siendo influyentes; sin embargo, desde el punto de vista cultural y social, hubo avances considerables.

En realidad, en esa época, existían dos Chinas: la de las ciudades portuarias y centros comerciales, cosmopolitas y modernas, donde estaban los bancos, las industrias y las universidades; y la del interior, la China de los señores de la guerra, agraria, pobre y atrasada.

Esta revolución no solo derribó el régimen imperial feudal e instauró un sistema republicano y democrático, sino que fundó la primera República de Asia y creó las condiciones políticas y económicas para la modernización de China.

Lic. Owen Mac Donald

Colaboradora de la Red  Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP 2016

 

01 de enero de 1959: triunfo de la “Revolución de los barbudos”

En Cuba, ser un hombre barbudo y exhibirlo públicamente durante muchos años tuvo connotaciones diferentes a las del resto del mundo y es que, nada más y nada menos que Fidel Castro portó hasta sus últimos días una barba emblemática que, por razones prácticas, se había dejado crecer 60 años atrás cuando acampaba en las montañas cubanas con su ejército rebelde.

De la mano de “los barbudos de Sierra Maestra» la barba terminó por convertirse en un símbolo de poder, el distintivo estético del guerrillero y el constante recuerdo de una revolución con la que se vio triunfar por primera y única vez un régimen comunista en América Latina: la Revolución Cubana

El 1 de enero de 1959 una corajuda nación caribeña lograba poner fin a siglos de sometimiento. Españoles primero, y estadounidenses después (estos últimos en complicidad con los políticos de la isla), se habían dedicado a expoliar a la perla de las Antillas hasta aquella histórica jornada en que su pueblo dijo basta y triunfó la revolución.

Podría decirse que todo comenzó con un naufragio, cuando a fines de noviembre de 1956, el yate Granma zarpaba de México llevando a Fidel Castro y a otros ochenta guerrilleros entre quienes se encontraba Ernesto “Che Guevara” con el imperativo de hacer caer el gobierno de facto de Fulgencio Batista.

Luego de una azarosa travesía, la embarcación encalló en las costas orientales de Cuba. Perseguidos y atacados, los sobrevivientes lograron internarse en Sierra Maestra, donde establecerían su cuartel general e irían sumando adeptos.

Dos años más tarde (habiendo ya huido Batista del país), los revolucionarios fueron recibidos como héroes en Santiago y en la Habana. La revista Bohemia en un extenso editorial del 11 de enero de 1959 con el título “De las tinieblas a la luz”, enunciaría el cierre de una de las “etapas de sufrimiento más atroces que ha tenido que soportar cualquier país”.

En sus principios, el gobierno revolucionario contó con el apoyo del conjunto de la burguesía cubana, la Iglesia católica, amplios círculos influyentes de Estados Unidos y los gobiernos latinoamericanos, puesto que Fidel había declarado abiertamente que la revolución no era “ni capitalista ni comunista”. Ahora bien, luego de las primeras medidas económicas, graves conflictos con los EEUU y la pérdida del apoyo de los sectores moderados Castro se vio obligado a recurrir a los militantes comunistas y a refugiarse en la órbita soviética.

Desde entonces, el régimen cubano tuvo que resistir diferentes adversidades y represalias: el embargo comercial, las crisis de los misiles, la caída de la unión soviética, la emigración de más de un millón de ciudadanos cubanos, denuncias por violaciones de derechos humanos y falta de libertades y la enfermedad de su principal líder quien, en el 2008, debió delegar el poder en su hermano, Raúl Castro.

El año 2018, fue un punto de inflexión para todo este proceso, pues con Raúl Castro retirado de la presidencia Cuba, la isla pasó a ser gobernada por Miguel Díaz Canel, alguien que no era un Castro por primera vez desde 1959.

Bajo estas circunstancias hay quienes dicen que la Revolución Cubana está acosada por su crisis y busca aprender a vivir dentro del capitalismo global, adoptando una postura que mezcla resistencia y adaptación. Esto se evidencia en el proyecto de constitución a someterse a referéndum del 24 de febrero del corriente año, que ratifica el destino “comunista” de la sociedad y el sistema de partido único, pero a su vez reconoce el papel del mercado, la propiedad privada y la inversión extranjera en su economía.

(De izquierda a derecha) Ernesto “Che” Guevara, Fidel Castro y Camilo Cienfuegos

María Solana Ledesma
Colaboradora de la Red Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP

 

01 de Enero de 1942: firma de la declaración de las “Naciones Unidas”.

El 1º de Enero de 1942, aprovechando la visita de Winston Churchill a la ciudad de Washington, se firmó el documento conocido como la Declaración de las Naciones Unidas; un acuerdo elaborado sobre la base de un proyecto del Departamento de Estado de los EE.UU., mediante el cual, veintiséis países se comprometían a elaborar un sistema de paz y seguridad, una vez terminada la guerra. El término “Naciones Unidas” que Franklin D. Roosevelt acuñó para este documento, sería propuesto tres años más tarde, para la organización internacional nacida en 1945.

Dicha declaración, tiene como antecedente y parte integrante, un documento especial – firmado también por Roosevelt y Churchill un año antes –denominado: “Carta del Atlántico”. En esta Carta, se definieron una serie de principios común esa las potencias aliadas y se los hizo públicos a fin de explicitar las reglas de juego para las potencias menores en circunstancias en las que aún no era tan evidente la victoria aliada. Cabe aclarar que entre los signatarios de la declaración, se encontraban muchos gobiernos europeos en el exilio, cuyos países estaban ocupados por los nazis; Grecia, Polonia, Yugoslavia, Checoslovaquia, etc. Estos países se comprometían a utilizar todos sus recursos contra los miembros del “Pacto Tripartito” (Potencias del Eje) y a no firmar con ellos por separado, ni amnistías ni condiciones de paz. Por otro lado y como instrumento persuasivo, el Gobierno de EE.UU. impuso sanciones económicas a las potencias que no colaboraran con la Declaración o no declarasen la guerra al eje, como fueron los casos de Argentina y España.

La tan negativa experiencia devenida de los acuerdos de paz firmados tras la Primera Guerra Mundial, urgió a las potencias aliadas a construir un complejo marco jurídico y un sistema de tratados para prevenir los sucesos de la entreguerra, tomando como punto de partida, los documentos de la Carta del Atlántico y la Declaración de las Naciones Unidas. En el último tramo de la guerra, se celebraron diversas conferencias: Moscú (octubre de 1943, en donde se obtuvo el apoyo soviético al proyecto de creación de una organización internacional fundada en la igualdad entre todos los Estados pacíficos), El Cairo (noviembre de 1943), Teherán (diciembre de 1943), Yalta (febrero de 1945) en la cual Roosevelt, Churchill y Stalin – con la presencia de Francia como potencia invitada – aprobaron finalmente el proyecto definitivo. Finalmente, la conferencia de Potsdam (julio-agosto de 1945).

La Carta de la Organización de las Naciones Unidas, cuyo primer borrador fue diseñado en la Conferencia de Dumbarton Oaks, fue finalmente aprobada en la Conferencia de San Francisco en junio de 1945.

La Organización de las Naciones Unidas fue fundada definitivamente el 25 de junio de 1945 en la conferencia de San Francisco, con la firma y adhesión de 46 estados. En la actualidad, la componen 193 países.

Lic. Ismael Iván Elías Adriss
Colaborador de la Red  Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP 2017

 

05 de enero de  1968 inicio de la Primavera de Praga

Desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Checoslovaquia fue considerada la más dócil de las repúblicas satélites de la URSS. Liberada de la ocupación alemana por el Ejército Rojo, poseía las condiciones necesarias  para que el Partido Comunista checo retomara el lugar privilegiado que había ocupado en los años previos a la conflagración mundial.

En este marco, Klement Gottwald, se convirtió en primer ministro de la República y adoptó el modelo autoritario del gobierno soviético, manteniendo un férreo control sobre la sociedad, la prensa, y la economía. Gottwald fue secundado por Antonin Novotny, primer secretario del Partido Comunista checoslovaco desde 1953 y presidente de la república a partir de 1957. Sin embargo, y debido a su desprecio por los eslovacos, su permanencia en el cargofue breve. En 1968 fue derrocado y reemplazado por Alexander Dubcek.

Dubcek no sólo era un nacionalista eslovaco, sino que también era un hombre profundamente imbuido de un espíritu reformista lo que lo llevó a iniciar un tímido programa de reformas sociales, políticas y económicas, que,  inicialmente fueron aceptadas por Moscú. No obstante, la paulatina flexibilización de la economía, la reducción de controles y la creciente restitución de la participación obrera en la industria, crearon el clima propicio para que fermentara un germen liberal en el seno de una población.

Esta novedosa expresión popular vio condensadas sus aspiraciones en el “Programa de Acción de Gobierno”, presentado a comienzos de abril por Dubcek. Este documento, radical en esencia, propugnaba la reorganización del partido comunista y del gobierno checoslovaco, junto con la rehabilitación de las víctimas de las purgas de 1949, la restitución de Eslovaquia, el multipartidismo y el restablecimiento del parlamento.

Fue entonces cuando Moscú empezó a temer la gestación de un sub-bloque homogéneo entre Checoslovaquia, Yugoslavia y Rumania. Sobre todo porque las reformas checas recibieron un efusivo apoyo por parte de la mayoría de los partidos comunistas europeos, de los reformistas húngaros, y del propio Josip Broz Tito. El Kremlin, convencido entonces de la inminente amenaza que los cambios políticos en Praga implicaban para el planteamiento estratégico regional y global de la Unión, decidió el 20 de agosto de 1968, enviar a Checoslovaquia un conjunto de fuerzas combinadas soviéticas en el marco del Pacto de Varsovia. La invasión sorprendió al ejército checo: derrocó a Dubcek y puso fin a la aventura liberal checa en el centro de Europa.

Sin embargo, la semilla había germinado y el proceso de liberalización en el seno de la URSS, había dado su primer paso.

Patricio Adorno
C
olaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – U.N.L.P

 

05 de enero de 1909: reconocimiento colombiano de la separación e independencia de Panamá

A lo largo de la historia de Latinoamérica, el istmo de Panamá ha representado un objeto de interés tanto para los mismos países de la región como para  naciones ajenas al continente. Aunque este territorio estuvo legalmente dentro de la zona de Colombia desde 1831, numerosos intentos de secesión (alrededor de 17) desembocaron en que, luego del desenlace de la Guerra de los Mil Días, en Noviembre de 1903, los panameños tuvieran su primer presidente (de facto, pues no tendrían un presidente constitucional hasta 1904) como República de Panamá, declarada así por el Consejo Municipal de la ciudad de Panamá. En el Acta constitutiva, se proclamaba la voluntad del pueblo de ser libre y soberano y vivir en una república independiente y con un gobierno propio.

La secesión jamás hubiera tenido éxito ni hubiera perdurado de no ser por un importante factor que tenía atractivo, tanto para los Estados Unidos como para  Europa: la posibilidad de construir un canal en su territorio que conectara los océanos Pacifico y Atlántico. Aunque inicialmente esta conexión fue planeada en el territorio de Nicaragua – ya que era tecnológicamente más fácil – el proyecto se canceló por motivos políticos, y el inmediato sustituto para aquellos que tenían intereses comerciales en la unión de los dos océanos, fue el istmo de Panamá. Si bien hubo más de un proyecto para la construcción del canal, fue el del ingeniero francés Fernando de Lesseps, el que consiguió la licitación para la obra.

Pero en contraposición a los intereses franceses, se encontraban los de los Estados Unidos de América, que, en plena ejecución de la Doctrina Monroe, y con Theodore Roosevelt a la cabeza, acordó un tratado con Colombia en Enero de 1903. Dicho Tratado, de Herran-Hay, le otorgó a Estados Unidos la concesión para la construcción del canal con el permiso de usufructo del mismo. El 5 de Agosto del mismo año, el congreso colombiano rechazó dicho tratado.

El 15 de Noviembre de 1903, llegó un telegrama a manos de PhillipeBunau-Varilla (presidente de Panamá luego de la secesión) escrito por John Hay, secretario de estado de EE.UU., que adjuntaba un nuevo tratado basado en el anterior, pero con ciertas modificaciones acordes a la nueva situación del territorio. Luego de unos cambios realizados por Bunau-Varilla, el tratado fue firmado el 18 de Noviembre por ambas partes, otorgando la concesión a perpetuidad y la soberanía sobre el canal a Estados Unidos, siempre y cuando éste garantizara y mantuviera la independencia de los panameños.

Desde 1905, Rafael Reyes Prieto, presidente de la República de Colombia, atravesaba una crisis con la opinión pública pues se le reclamaba el deterioro de las relaciones con Estados Unidos por los hechos sucedidos en 1903 con el Canal de Panamá. Finalmente, para solucionar este conflicto, el 5 de Enero de 1909, se firmó un tratado con Estados Unidos donde se reconocía la separación de Panamá y, a cambio, se les reconocía una indemnización por el territorio panameño y una autorización para el uso de los puertos nacionales.

Santiago Robles
Colaboradora de la Red Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP

 

10 de enero de 1964: Panamá rompe relaciones diplomáticas con los Estados Unidos

El 10 de enero de 1964, el presidente de Panamá Roberto Chiari decide romper relaciones diplomáticas con los Estados Unidos como respuesta a la ofensiva del ejército estadounidense contra el pueblo panameño. Esta decisión sería vista, en ese momento, como un hecho sin precedentes para un país latinoamericano. Para comprender qué sucedió ese día, también conocido como el ‘’Día de los Mártires’’, es necesario saber que había sucedido anteriormente en el territorio de Panamá.

En 1903 se firmó el Tratado Herrán-Hay entre Estados Unidos y Colombia (en este entonces Panamá aun no era territorio independiente, era un departamento colombiano). Este tratado establecía que, por 100 años, se cedía el control de una franja de 10 kilómetros en el istmo de Panamá para poder construir un canal entre el Océano Pacifico y el Atlántico.

Cuando Panamá se independizó, su embajador en EEUU firmó con Washington el tratado Hay-Bunau, que determinaba la ampliación del territorio del canal a 16 kilómetros y lo cedía a los norteamericanos a perpetuidad. A raíz de esta situación, el país quedo dividido entre la zona del canal, gobernada por Estados Unidos, donde residían los zoneítas y el resto del país. Esta situación llevó a que, con el paso del tiempo, aumentara la tensión entre las dos comunidades, ya que en el territorio del canal regían otras leyes, existían otras autoridades y se despreciaba enormemente a los panameños.

El 2 de mayo de 1958 se llevó a cabo la conocida ‘’Operación Soberanía’’, que consistió en un movimiento cívico, pacífico y patriótico, en la que un grupo de jóvenes de la Unión de Estudiantes Universitarios, penetró en la zona del Canal y colocó setenta y cinco banderas panameñas en lugares estratégicos. El 3 de noviembre de 1959, se realizó una marcha patriótica en la Zona del canal, para reafirmar así, la soberanía panameña en el lugar. Lo que comenzó siendo una marcha pacífica, terminó de la peor manera cuando la policía irrumpió violentamente con gases lacrimógenos. Esto derivó en una serie de disturbios y enfrentamientos entre ambas comunidades.

La Marcha patriótica fue uno de los antecedentes más significativos, ya que en base a ese antecedente, los panameños reafirmaron de manera elocuente su determinación de lograr el reconocimiento de sus derechos soberanos.

En 1962, se iniciaron las negociaciones entre el presidente panameño Roberto Chiari y el estadounidense John Kennedy, las cuales culminaron en un acuerdo en el que se estipulaba que, en la zona del canal, debían ondear las banderas de ambos países.

Estas negociaciones tendrían una enorme trascendencia histórica pues pusieron por primera vez a nivel presidencial, la revisión integral de los tratados realizados sobre el Canal de Panamá.

Cuando llegó la fecha en la que debía entrar en vigor la medida (1 de enero de 1964), los zoneítas ignoraron el acuerdo y se negaron a izar la bandera panameña junto a la de Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses no pudieron hacer nada para que ellos cumplieran con el acuerdo estipulado, lo que llevó a que los panameños se enfurecieran y, el 9 de enero de 1964, 200 estudiantes decidieron marchar pacíficamente hacia el Liceo Balboa con intenciones de izar la bandera panameña en ese colegio. La policía tenía la orden de detener a los estudiantes una cuadra antes de que llegaran al colegio, sin embargo, estos pudieron negociar con la policía y les permitieron que seis representantes se acercaran a izar la bandera panameña en el asta colocada frente a la escuela.

Pero los zoneítas no estaban dispuestos a permitirlo por lo que rodearon a los estudiantes e intentaron impedir su cometido; la bandera que iban a izar terminó rota en pedazos. Esta situación empeoró el escenario ya que los panameños consideraron que su bandera había sido ultrajada. La noticia de lo sucedido se extendió de inmediatamente y centenares de panameños acudieron a la zona del canal. Como los policías zoneítas se habían visto doblados en número, pidieron ayuda al ejército de los Estados Unidos, quién decidió disparar y utilizar gas lacrimógeno contra los manifestantes. Estos disturbios se extendieron durante tres días, no solo en la zona del canal, sino también en otros puntos del país. El número de heridos y muertos creció enormemente.

Mientras tanto, el presidente Chiari había demandado que las autoridades zonianas detuvieran la agresión contra el pueblo panameño, pero al no cesar esta agresión armada el presidente de Panamá decidió romper las relaciones diplomáticas con Estados Unidos a través de un cablegrama firmado por su ministro de relaciones exteriores. Horas después, el día 10 de enero de 1964, Roberto Chiari dio a conocer esta decisión públicamente.

Así, Panamá se convertía en el primer país de América que rompía relaciones con la primera potencia militar del mundo, Estados Unidos.

Nahir Borges Licciardi
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP

 

14 de enero de 1919: asesinato a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, íconos revolucionarios de Alemania

Después de la Primera Guerra Mundial, Alemania se encontraba devastada económicamente y sumergida en una profunda crisis política. En ese contexto, las masas obreras, inspiradas por la Revolución Rusa, intentaron forzar el curso de los acontecimientos. Sin embargo, este sueño terminó, en parte, el 15 de enero de 1919 cuando dos de sus más grandes exponentes, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, fueron asesinados.

Ambos habían nacido en 1871, aunque en entornos y lugares muy diferentes. Liebknecht provenía de la ciudad alemana de Leipzig y era hijo de Wilhelm Liebknecht, reconocido cofundador del Partido Socialdemócrata de Alemania. De profesión abogado, fue encarcelado en 1907 por participar en las huelgas antimilitaristas y,aún estando en prisión, fue elegido representante de la Cámara de Diputados de Prusia. Luxemburgo, por su parte, nació y se crió en la ciudad polaca de Zamość (parte del Imperio Ruso) y desde joven se involucró en diversas agrupaciones de izquierda. Tras exiliarse a los 18 años en Suiza, se formó intelectualmente y emigró a Berlín en 1898, donde continuó una prolífera carrera política dentro del movimiento proletario. De hecho, a pesar de sus posteriores discrepancias, Vladimilir Lenin la bautizó como “el Águila de la Revolución”.

El inicio de la Primera Guerra Mundial fue clave en la vida de ambos. Liebknecht fue el único diputado del Reichstag (parlamento alemán) en votar en contra de las partidas económicas para el ingreso a la contienda. Luxemburgo, por su parte, inició una intensa campaña antimilitarista. Ambos, ya reconocidos referentes del movimiento obrero, fueron encarcelados en 1916. Dos años más tarde, fundaron el movimiento Liga de los Espartaquistas, semilla de lo que luego sería el Partido Comunista Alemán.

Hacia fines de 1918, la situación en Alemania era crítica y la guerra era insostenible. El

9 de noviembre, se firmó el armisticio y el emperador Guillermo II fue forzado a abdicar. Se instauró una República, pero la estabilidad estaba lejos de llegar. Entre el 5 y 12 de enero de 1919, Berlín se sumergió en una huelga general acompañada de fuertes enfrentamientos. Este episodio se conoció posteriormente como el “Levantamiento Espartaquista”. Sin embargo, ni Luxemburgo ni Liebknecht lo convocaron o dirigieron, solo cooperaron con él.

Tan solo dos días después de estos tumultuosos hechos, Luxemburgo y Liebknecht fueron secuestrados, torturados y asesinados. Con su muerte, el sueño revolucionario alemán se marchitó, el fantasma ruso desapareció y se instauró finalmente la República de Weimar.

Jessica E. Petrino
Colaboradora de la Red Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP

 

22 de enero de 1919 conformación de un gobierno mixto en Kiev.

Ucrania, desde sus inicios, tuvo diversas dificultades para crear un Estado soberano. Dichas dificultades están íntimamente relacionadas al contexto de Europa durante la primera mitad del siglo XX: la I Guerra Mundial y la revolución de Octubre en Rusia, fueron dos de los acontecimientos más importantes.

Una buena parte del territorio ucraniano formaba parte del Imperio Ruso (el sector oriental) y otra, del Imperio Austro Húngaro (sector occidental).

Cuando finalizó la “Gran Guerra”, Kiev decidió formar una cámara legislativa (Rada Central) con el objetivo de iniciar su emancipación de la Rusia zarista. Formada por grupos socialistas, la Rada Central sancionó una serie de proclamaciones tendientes a asegurar su autonomía dentro del territorio ruso. Específicamente, en 1917, la Rada Central había proclamado la creación de la República Popular de Ucrania que no desvinculaba al país de Rusia, pero le permitió controlar la mayoría de las regiones ucranianas. En el mes de diciembre de ese año, el gobierno bolchevique de Moscú tomó contacto con la Cámara ucraniana para intentar implantar en ella una mayoría comunista. Ante los primeros obstáculos, Lenin decidió crear la República Popular Ucraniana de los Soviets – en la región oriental de Jarkóv –y la integró a la Rusia Soviética. Esta anexión dividió el territorio del país pues, la República Popular de Ucrania (creada por los ucranianos en el mes de Noviembre del 1917) quedó limitada al sector occidental del territorio. Más adelante, los hechos ocurridos en Rusia, alteraron los planes ucranianos; específicamente, la guerra civil, que dividió a sus habitantes en dos bandos enfrentados durante 4 años en una contienda encarnizada.

El 22 de enero de 1918, los diputados de Kiev decidieron romper relaciones con Rusia, condenando su accionar como “agresivo”. Así fue como la Rada Central comenzó a movilizar sus tropas e inició las correspondientes negociaciones de paz con Alemania.

Desafortunadamente para Kiev, las fuerzas de Jarkóv fueron superiores militarmente y tomaron varias ciudades del territorio ucraniano popular.

En estas circunstancias, tanto Alemania como Austria-Hungría, salieron en defensa de Kiev, la cual fue recuperada en Marzo de ese mismo año. Cuando se firmó el tratado de paz entre Alemania y Rusia, se incluyó un acuerdo que garantizaba el cese de las hostilidades en la región, dejando a Ucrania bajo el mando de Alemania. Sin embargo, tiempo después, la derrota alemana provocó la caducidad de dicho acuerdo.

El 22 de enero de 1919, Lenin decidió invadir nuevamente Ucrania y lograr un acuerdo definitivo, llamado de la Unión, que restableció la relación entre ambas “Ucranias”; un acuerdo que tampoco duró mucho tiempo debido a que ambas regiones – que sólo compartían el idioma y algunas tradiciones – no tenían ideales ni proyectos en común. Esta situación desencadenó otro conflicto que finalizó en 1922, cuando Moscú anexó definitivamente a Ucrania a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Este país, se independizó definitivamente de la URSS cuando la Unión se desintegró en 1991.

Nicolás Eduardo Carabajal
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP

 

25 de enero de 1919: Se funda en Paris la Sociedad de las Naciones. El primer intento mundial de organizar la paz.

«Los miembros de la Sociedad, se comprometen a respetar y a mantener contra toda agresión exterior, la integridad territorial y la independencia política presente en todos los miembros de la Sociedad. En caso de agresión, de amenaza o de peligro de agresión, el Consejo determinará los medios para asegurar el cumplimiento de esta obligación.»

Aquellas son las palabras escritas en el artículo 10° del Pacto de la Sociedad de las Naciones, sellado en enero de 1919. En dicho pacto, participaron 32 estados, pero se sintió el mayor peso por parte de los cuatro grandes: el presidente estadounidense Wilson, el premier británico Lloyd George, el primer ministro francés Clemenceau y Orlando, el jefe del ejecutivo italiano. A su vez, los tres primeros fueron quienes condujeron las negociaciones, en las cuales se encontraban presentes los vencidos.

Es bien sabido que Wilson fue el gran propulsor de la idea de crear un organismo de paz. Llegó a Paris en diciembre de 1918 y la conferencia se abrió el 19 de enero de 1919. Por esos días, los representantes de los países vencedores de la denominada Gran Guerra se reunieron en la Conferencia de París. Wilson logró que en la misma  se aprobara una Resolución sobre la creación de una Sociedad de Naciones el día
En abril, la Conferencia aprobó el Pacto de la Sociedad de Naciones, que más tarde se anexaría a los distintos tratados de paz. Finalmente, el acuerdo entró en vigor en junio del mismo año, al firmarse el Tratado de Versalles.

Francia quiso que su capital, Paris, fuese la sede de la Conferencia de Paz que terminaría con la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, y a pesar de la insistencia, la ciudad no pudo serlo debido a que no se encontraban en condiciones de ser anfitriones de un evento de tal magnitud; Paris había sido la retaguardia inmediata de la guerra durante cuatro años.

Así, la nueva Sociedad fijó su sede en Ginebra (Suiza). Sus principales instituciones eran una Asamblea General, un Consejo, del que eran miembros permanentes las grandes potencias, y un Secretario General, encargado dirigir los más de 600 funcionarios que trabajaban para la Sociedad.

Su objetivo principal fue mantener la paz, y por ende, la Sociedad debió encargarse de buscar las maneras para garantizar protección a aquellos países que se consideraban pequeños frente a las grandes potencias de la época. La Sociedad buscaba crear un nuevo orden internacional que estuviese basado en el principio de la seguridad colectiva. Querían asegurar la integridad de todos los estados, sin importar su tamaño o poder y el arbitraje de los conflictos internacionales para lograr la paz y evitar el desarme militar.

La sociedad tuvo a su cargo la administración de los Mandatos coloniales, de la ciudad de Danzig y de la región del Sarre, e intervino felizmente en algunas disputas territoriales. En la teoría, los Mandatos limitaban la soberanía de los nuevos propietarios, obligándoles a presentar un informe cada año sobre las medidas adoptadas con el objetivo de preparar a las poblaciones administradas para la independencia. En la  práctica,  no  difirieron  mucho  con  las  típicas  colonias. Francia y el Imperio Británico obtuvieron la mayor parte. Bélgica y Japón accedieron a pequeños territorios. Italia fue quien recibió la peor parte, o mejor dicho nada ya que fue excluida del reparto, lo cual provocó un gran descontento en el país.

La Sociedad de Naciones tuvo unos pocos logros en su corto tiempo de vida; ayudó a resolver pacíficamente algunos conflictos en el período inmediato de posguerra y tuvo su apogeo en el período 1924-1929 (Tratado de Locarno, 1925, Ingreso de Alemania en la Sociedad, 1926, Pacto Briand-Kellog, 1928).

Sin embargo, en 1929 la situación internacional se tornó cada vez más difícil de manejar con la Gran Depresión. La sociedad no fue capaz de mantener la paz, le faltaban los recursos económicos y militares para imponer las resoluciones y las potencias más importantes se ausentaron.

Cuando llegaron los años 30, todo se desmoronó definitivamente. Comenzaron las agresiones por partes de las potencias con regímenes fascistas y militaristas y la

Sociedad fue incapaz de responder eficazmente. Alemania y Japón la abandonaron en 1933, e Italia en 1936. La URSS fue expulsada en 1939. El inicio de la segunda guerra mundial confirmó así, la finalización del primer intento de una organización mundial por la paz.

María Emilia Fregenal
Colaboradora de la Red Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP

25 de enero de 1949: creación del COMECON. Estrategia soviética de control económico-político.

El Consejo de Ayuda Mutua Económica (“Council for Mutual Economic Assistance”, en inglés) fue el nombre que recibió el plan establecido por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para dar respuesta a las estrategias económicas de Estados Unidos en Europa. Con sede en Moscú, tuvo como integrantes a la URSS, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Rumania, la República Democrática Alemana, Mongolia, Cuba, Vietnam y Yugoslavia (como miembro “asociado”)

Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética y los Estados Unidos ya no compartían intereses comunes. Con Alemania fuera del tablero del juego mundial, correspondía a las dos nuevas grandes potencias empezar a establecer sus áreas de influencias. 1947 es el año en el que la mayoría de los historiadores afirman que se produjo la ruptura de la “gran alianza”.

En realidad, 1947 resultó ser el año en el que los Estados Unidos implementó su plan de reestructuración económica para el continente europeo: el “Plan Marshall”. Varios países lo habían abrazado con gran entusiasmo pues significaba una gran ayuda para la Europa asolada por la guerra. Durante cuatro años, la inyección de capitales norteamericanos -más de 12 billones- permitió a los países beneficiados recuperar sus aparatos productivos rápidamente. Ante esto, Iósif Stalin, el presidente soviético, entendió que este Plan representaba un instrumento político y económico poderoso que afectaba directamente sus intereses. Como Stalin era consciente de que una integración económica de los países de Europa del Este con los occidentales, significaría que escaparían de su control, les negó la posibilidad de aceptarlo. Sin embargo, hubo un Estado empezó a mostrar ciertos rasgos de rebeldía: Yugoslavia, quien más adelante seguiría un estilo de socialismo autogestionario.

Viacheslay Mólotov, ministro de Asuntos Exteriores y mano derecha de Stalin, fue quién le ofreció al jefe de Estado soviético la respuesta a la estrategia occidental. En 1947, el “Plan Molotov” -antecedente directo de la COMECON- permitió a la URSS infiltrarse poco a poco en lo que serían sus “países satélites”. Básicamente, consistió en una serie de acuerdos comerciales bilateral es cada país de la Europa central y oriental y la Unión Soviética. Así, en poco tiempo, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Rumania, quedaron bajo la órbita del régimen soviético. El Programa permitía que los países europeos no consideraran necesaria la ayuda norteamericana y en base a ello, reorganizaran sus relaciones comerciales hacia la URSS.

Paulatinamente, estos acuerdos económicos se expandieron y en 1949 el Plan Molotov evolucionó hacia la creación del COMECON; un Consejo de Ayuda Mutua que, con sus limitaciones, se convirtió en un gran pilar en la estrategia de la Unión Soviética. Mediante su implementación la URSS trató de exportar su modelo de economías planificadas/centralizadas a los diferentes países. En poco tiempo, las redes de tratados se expandieron de tal manera que entre sus miembros empezaron a dividirse el trabajo. De esta manera, existían zonas productoras de materias primas, siderurgia, industria petroquímica, etc.  A  finales  de  1950,  el  COMECON  emprendió esfuerzos más sistemáticos aunque tuvo un éxito limitado.

Según el ensayo “El Comecon y sus problemas” su órgano supremo eran los Congresos del Consejo, a los que concurrían delegaciones oficiales de todos los Estados miembros. Se reunían una o dos veces al año y acordaban recomendaciones generales, que pasaban a ser obligatorias para los órganos estatales del país interesado, por medio de una aceptación jurídica privada de cada país. Los acuerdos obligatorios los tomaba el Consejo sólo para sus propios órganos. Su órgano ejecutivo era la Asamblea de representantes, compuesta por un representante por cada país y asistido por consejeros especializados. Su función fundamental era estudiar las propuestas que se presentaban, firmar acuerdos y elaborar recomendaciones  que eran después ratificadas en los congresos.

Para 1989 su caída ya era inminente. Las revoluciones democráticas en Europa oriental hicieron que la organización perdiera su propósito y su poderío. Según la agencia Reuters, los ministros de Comercio y Economía de los nueve países que integraban el grupo, con excepción de Vietnam que envió a un embajador, se reunieron en 1991 para clausurar a la organización. Así, se creó una Comisión de Liquidación, que buscaba repartir la propiedad común del COMECON, incluyendo su sede en Moscú y dos bancos, el de Inversiones Internacionales y el de Cooperación Económica Internacional. Según el mismo comunicado su desaparición, “les causó a los estados europeos orientales una seria contracción económica por el derrumbe de sus exportaciones a la Unión Soviética.

Después de la COMECON se crearon nuevas instituciones y se reorientó el papel del Estado. Esto significó implementar reformas fiscales, en el comercio, en el régimen monetario, en el mercado de trabajo y en la seguridad social, entre otras. Sin embargo, la consecuencia más directa fue la incorporación de estos países a la Unión Europea. Para 1991, la Unión Soviética había caído, y con ella también pereció la integración económica que buscaba lograr en la Europa del Este.

Según consigna el autor Gregorio Burgueño Álvarez: “el orgullo nacional fue más fuerte que la ideología socialista; cada país quería desarrollar totalmente su economía, no limitándose a un solo sector que lo determinase a depender de los otros países; además, esto implicaba una falta de confianza, fruto probablemente de la experiencia”.

Augusto Gabriel Arnone
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP

 

28 de Enero de 1909: en Cuba, los últimos soldados estadounidenses abandonan la isla después de la Guerra hispano- cubano-estadounidense de 1898. EEUU retiene la base naval de Guantánamo hasta la actualidad.

Tomás Estrada Palma se constituyó como el primer presidente electo de la República de Cuba luego de que finalizara la guerra hispano-estadounidense. Desde el inicio, se mostró muy cercano al gobierno de Estados unidos y, convencido de que el gigante del norte sería un aliado para la isla, expresó su conformidad a la famosa y polémica enmienda Platt .Se trataba de un apéndice del proyecto de la Ley de los Presupuestos del Ejército, en el que se aprobaba un impuesto como parte de la primera Constitución de Cuba. Pero además, la enmienda Platt representó una limitación a la soberanía cubana puesto que con ella se realizaron concesiones económicas y territoriales a favor de EE.UU. Un ejemplo claro fue el posicionamiento de Washington en la Bahía de Guantánamo donde se procedió a establecer una base naval norteamericana sin la expresa voluntad del pueblo cubano; una base que se mantiene hasta nuestros días y cuya importancia reside en su valor geoestratégico ya que es clave para controlar el área del Caribe, América Central y del Sur. En 1903 se firmó un tratado de “reciprocidad comercial”, que tuvo muy poco de “recíproco” debido a que, en términos porcentuales, favoreció con amplísimo margen a los productos norteamericanos frente a los cubanos.

La gestión de Estrada Palma se caracterizó por la progresiva penetración estadounidense en la isla y, a nivel económico, por el desarrollo de las distintas industrias y la retracción del aparato agrícola. Este último elemento fue muy significativo ya que significó el incremento  de la brecha social y el descontento de gran parte de la población. Dicho descontento se transformó en huelgas, protestas y levantamientos armados en contra del presidente cubano. Principalmente los obreros, se mostraban impacientes por generar modificaciones en el tratado de reciprocidad económica y en lograr un mínimo de apoyo del gobierno nacional. Al pedido obrero por mejores condiciones laborales, se sumó una huelga en contra de la discriminación ejercida por los patronos, pero como era de esperar, no fueron escuchados y en su lugar, la represión fue muy dura. En el último tramo de la gestión,

Estrada Palma hizo pública su intención de candidatearse nuevamente para un segundo período, lo que sin duda contribuyó a generar más descontento y caos a la ya dramática situación.

El 23 de Septiembre de 1905 se convocó a elecciones; en ellas se enfrentó el Partido Moderado liderado por Estrada Palma y el Partido Liberal encabezado por José Miguel Gómez. La oferta no fue alentadora para el electorado, puesto que prácticamente no se contemplaba la solución a las demandas obreras. De todas maneras la campaña se empañó con rapidez, ya que se sabía quelas elecciones no serían libres. El Partido Moderado utilizó todos los instrumentos que poseía para coartar al Partido Liberal, que en vistas de la situación, optó por abandonar la contienda. Así fue como Estrada Palma fue el único candidato y se consagró nuevamente como presidente de la República.

Durante el segundo mandato de Estrada Palma, la oposición adoptó un espíritu más combativo que, poco a poco, ganó la fuerza necesaria para desestabilizar su proyecto de gobierno. El recién reelecto presidente, enredado y atemorizado por la situación y siempre convencido del vigor norteamericano, solicitó una vez más la intervención de Estados Unidos en Cuba.

Esta intervención tuvo dos momentos: el primero estuvo dedicado a absorber las funciones legislativas y a neutralizar a las milicias; y el segundo, tuvo por objetivo abrirle camino a Charles E.Magón, encargado de la gobernación mientras durase la intervención. Esta intervención fue muy negativa pues estuvo plagada de escándalos y actos  de corrupción que incluían, desde sobornos y malversación de fondos públicos, hasta atropellos, abusos y reiteradas y violentas represiones al sector obrero.

El objetivo de Estados Unidos era pacificar la Isla para luego celebrar elecciones. Cuando llegó el momento, se volvieron a enfrentar los mismos partidos, aunque en esta oportunidad el triunfo correspondió a los liberales. El 28 de enero de 1909 José Miguel Gómez se convirtió en el nuevo presidente y se dio por finalizada la segunda intervención militar de Estados Unidos en Cuba.

María Guadalupe Pereyra
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP