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Análisis de coyuntura n 40: Contradiciendo al refrán popular: a propósito de la centuria de Henry Kissinger

Año 2023 / Mes: junio / Análisis de coyuntura n 40 del CeRPI

El Centro de Reflexión en Política Internacional fue creado en 1995 y tiene como objetivos principales: promover e impulsar una instancia de análisis, discusión y seguimiento de la política internacional argentina, analizada en sus diversas fases pasadas, presentes y futuras; y constituir un ámbito de capacitación, actualización y producción académica en Política Exterior Argentina.

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Contradiciendo al refrán popular: a propósito de la centuria de Henry Kissinger

por Alejandro Simonoff

Existe en nuestra lengua un refrán popular que dice que “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista” que es interpretado como que no existe una adversidad duradera. Sin embargo, este último 27 de mayo hubo una persona que puede ser testimonio de lo contrario, se trata Henry Kissinger quien festejó su centenario.

Biografía

Nació en la Alemania de Weimar bajo el nombre de Heinz Kissinger, pero producto de la crisis política, económica y social que llevó al ascenso de Hitler hizo que sus padres decidieran migrar a los Estados Unidos, donde se convirtió en Henry, -aunque nunca perdió ni su cadencia centroeuropea, ni sus predilecciones gastronómicas de aquellos lares-.

Fue soldado para su país de adopción en la Segunda Guerra Mundial en la rama de inteligencia dado su carácter bilingüe, y tuvo un accionar destacado que le valió una medalla de bronce.

En 1947 ingresó a Harvard para estudiar Ciencias Políticas y se vinculó con otros intelectuales conservadores migrantes de su terruño natal (Hannah Arendt, Leo Strauss y fundamentalmente Hans Morgenthau -quien fuera su mentor y fundador de la corriente realista en Relaciones Internacionales-).

Desde mediados de los años cincuenta estuvo vinculado al Consejo de Relaciones Internacionales de esa casa de estudios de la Ivy League donde cobró notoriedad, desde entonces ha escrito un sinnúmero de libros entre los que se destacan Un mundo restaurado, Política Exterior Americana, La Diplomacia, Orden Mundial y su última publicación Liderazgo, además de Mis Memorias.

Tras un paso por la inteligencia militar, a fines de esa década se convirtió en asesor de Nelson Rockefeller, quien disputó en tres oportunidades la precandidatura por el partido Republicano sin éxito, pero que le permitió vincularse con otras figuras como Richard Nixon. Cuando éste último se convirtió en Presidente lo designó Consejero de Seguridad Nacional, luego Secretario de Estado y también lo fue de su sucesor, tras el escándalo de Watergate, Gerald Ford, desde esos momentos nunca dejó de hacer oír su opinión a presidentes norteamericanos.[1]

Pensador y ejecutor de la política exterior

Es ponderado en el ámbito de las Relaciones Internacionales por cumplir con los dos perfiles disciplinares: el de analista y el de ejecutor de la política exterior.[2]

En la academia tiene una larga lista de debates con diversos autores y corrientes desde los neo-institucionalistas liberales, pasando por los neoconservadores, e incluso con los propios realistas. Desde el ámbito político los “liberales” y progresistas estadounidenses, y de muchos lugares del planeta, se cuentan entre sus detractores.

Siguiendo la tradición conservadora de su terruño centroeuropeo es alguien que desconfía de la democracia[3], profundamente anticomunista y rusofóbico[4], como muchos de sus camaradas migrantes y universitarios a los que hicimos referencia.

 

El Sistema Internacional kissingeriano

Su trabajo navega entre la historia y la ciencia política, no sin cierto sesgo característico del realismo: hacer encajar los sucesos a un relato predeterminado.

En su análisis del sistema internacional encuentra dos modelos: uno de equilibrio y otro revolucionario. El primero de ellos se “mantiene la insatisfacción por debajo del nivel en que la parte ofendida trataría de altear el orden internacional.” (Kissinger, 1995, 15) Es decir, “la estabilidad no ha solido ser el resultado de una búsqueda de la paz, sino de una legitimidad generalmente aceptada.” (Kissinger, 1973, 11) Ésta “no vuelve imposible los conflictos, pero limita el campo de los mismos.” (Kissinger, 1973, 12) En cambio el revolucionario aparece:

Siempre que exista una potencia que considere opresivo el orden internacional o la forma de su legitimación, sus relaciones con otras potencias serán revolucionarias… el rasgo distintivo de una potencia revolucionaria no es que se siente amenazada –ese sentimiento es inherente al carácter de las relaciones internacionales basadas en estados soberanos-sino que nada puede tranquilizarla. Solo la seguridad absoluta –neutralización del oponente- se considera una garantía suficiente, y por lo tanto el deseo de una potencia de contar con una seguridad absoluta sínica la inseguridad absoluta para todas las demás.” (Kissinger, 1973, 12)

Dentro del funcionamiento del sistema, la política exterior tiene como tarea evaluar “el precio exacto que hay que pagar y su relación con otras prioridades norteamericanas esenciales, incluyendo la seguridad nacional y el balance geopolítico general…” (Kissinger, 1995, 809) Como discípulo de Morgenthau señaló que aquella “comienza donde concluye la política interior.” (Kissinger, 1976, 10) Y también rechazaba una estrategia de vinculación con el mundo de carácter principista wilsoniana que había caracterizado a los Estados Unidos hasta su llegada, ya que “los principios morales anulan con demasiada frecuencia los intereses, incluso cuando no producen los cambios deseados.” (Economist, 18 de mayo de 2023)

Todo hasta aquí parecería que estamos frente a un realista hecho y derecho, sin embargo como lo ha planteado Niall Ferguson en Kissinger: 1923-1968: The Idealist (2015) abreva también en otras fuentes, cuestión que le ha valido la adjetivación de “pragmático”.[5] Al respecto creemos muy significativa la definición que el autor hace del Orden Mundial actual:

… que afirma la dignidad individual y el gobierno participativo, y cooperan internacionalmente de acuerdo con reglas consensuadas, puede ser nuestra esperanza y debería ser nuestra inspiración… (Kissinger, 2016, 371)

La presencia de determinada forma de gobierno y la existencia de reglas internacionales no parecen de inspiración realista, sino institucionalista. Esa tendencia fue reafirmada en una reciente entrevista para The Economist, donde sostuvo que:

… Emmanuel Kant dijo que la paz llegaría o a través del entendimiento humano o a través de una catástrofe… Pensaba que se produciría a través de la razón, pero no podía garantizarlo. Eso es más o menos lo que yo pienso. (Economist, 18 de mayo de 2023)

Esta definición de paz, como ideal del sistema está muy alejada de las cuestiones de legitimidad que el Sistema Internacional debería poseer para garantizar su estabilidad, según su propia perspectiva.

En Orden Mundial (2016) Kissinger vio con preocupación la crisis del orden westfaliano, donde existe una reivindicación del carácter euro-céntrico de la construcción de ese sistema, basado en estados independientes, y reconoce que el liderazgo de los EE.UU. no siempre se ha comportado de acuerdo a las reglas del sistema basado en el reconocimiento de la soberanía de los Estados.

Sin embargo la adaptabilidad de su pensamiento no es solo producto de una elaboración conceptual, sino muchas veces del choque entre el analista con el hacedor de política exterior estadounidense.

Construyendo la política exterior

Como Secretario de Estado tuvo importantes logros como la firma del Acuerdo SALT que trató la limitación de armas estratégicas con la URSS y fue el fundamento de la estrategia de Distensión, del de Paris que terminó con la participación norteamericana en Vietnam y que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1973, junto a Le Duc Tho –quien lo rechazó, por no haber concluido la Guerra lo cual ocurrió dos años después-, las negociaciones entre árabes e israelíes que terminaron con la Guerra de Yom Kippur y la apertura de relaciones con la República Popular China.

Estos logros no estuvieron exentos de polémicas, como por ejemplo la estrategia de distención, donde claramente puso en juego su modelo de equilibrio observado en la Restauración del siglo XIX y que paradójicamente tanto molestaba a los neoconservadores, o para no dejar de mencionar el alejamiento de sus propuestas conceptuales de política exterior, cuando promocionó el golpe de estado en Chile y el apoyo a la dictadura argentina de 1976, por ejemplo.

Con respecto a la primera cuestión, Kissinger aplicó su modelo de estatus quo del sistema europeo del siglo XIX a la distención[6], pero ese era el concepto que impugnaban los neoconservadores con Albert Wohlstetter a la cabeza, quienes consideraban que el concepto de Destrucción Mutua Aseguraba, pilar de aquella estrategia era falso y ante la cual hacía falta impulsar políticas más asertivas hacia la Unión Soviética: había que pegar y no negociar sostenían. (Simonoff, 2022) [7]

Con respecto al golpe del 11 de septiembre de 1973, su biógrafo Barry Gewen en The Inevitability of Tragedy (2020) rescata una inquietante declaración que expone claramente en su percepción negativa de la democracia, cuando señaló con respecto al triunfo de Salvador Allende en Chile: “No veo por qué nos tenemos que quedar quietos y mirar cómo un país se vuelve comunista por la irresponsabilidad de su propio pueblo”. (Infobae, 24 de mayo de 2020)[8]

En el caso de la última dictadura argentina, como sostuvo Leandro Morgenfeld, “Kissinger fue una pieza clave en el vinculo de Estados Unidos con las fuerzas golpistas en la Argentina, antes, durante  después del 24 de marzo.” (Morgenfeld, 2021) E incluso como sostiene Héctor Pavón, dio “luz verde” para llevar adelante el plan sistemático y metódico del terrorismo de Estado, frente a la cercana llegada de Carter al poder. (20 de mayo de 2023, 10)

Desde el llano

Ya alejado de sus cargos ejecutivos formó parte de la Rand Corporation, think tank financiado por los proveedores del Pentágono y del grupo Bilderberg desde donde sus opiniones eran difundidas. Ello le permitió continuar con una visibilidad pública y participar disputas académicas, como hombre de la disciplina y de la práctica, con su némesis Zbigniew Brzezinski[9], con motivo de la ayuda a los muyahidines en su lucha con los soviéticos en Afganistán y sus repercusiones en el 11 de septiembre de 2001, e incluso con los realistas que cuestionan sus “ajustes” ante la guerra de Irak, o el actual conflicto en el Donbas.

Mientras el asesor demócrata consideró que la Doctrina Reagan de “apoyar al enemigo de mi enemigo” -y cuyos orígenes le atribuyó a Jimmy Carter-, era justificada y factible (Brzezinski, 1988, 233), Henry Kissinger, quien señala las virtudes de ella para el combate contra los soviéticos, no duda en plantear si no su aplicación no conlleva una tensión entre medios y fines –cuestión algo extraña para un realista-.[10] Esta pelea tuvo un segundo round, con motivo de las respuestas al 11 de septiembre, donde mientras el primero considera que el unilateralismo puede ser considerado como una amenaza por parte del resto de los miembros del sistema internacional y para evitarlo sugiere una coalición inspirada en una interdependencia cooperativa (Brzezinski, 3 de noviembre de 2001), nuestro autor sostiene que la respuesta a los ataques no pude depender del consenso, hay que actuar. (Kissinger, 13 de septiembre de 2001)

Pero las polémicas que llevó la posición de Kissinger no se limitaron al debate contra su opositor institucionalista liberal, sino que causó conmoción dentro del propio campo realista. Y aunque resulte paradójico, mientras el Orden Mundial impulsado por Washington tiene a neo-institucionalistas liberales y neoconservadores como pilares centrales, siempre se mostró dispuesto a acompañar las acciones en esa dirección[11], como en el caso de la Guerra contra Irak que contó con el repudio de prominentes analistas realistas, entre los que se encontraban John Mearsheimer y Stephen Walt quienes publicaron una solicitada en el New York Times titulada «War with Iraq Is Not in the US National Interest” (La guerra con Irak: no hay interés nacional de EE.UU).  (Walt, 2018, 19)[12]

En el caso de la pandemia Henry Kissinger escribió una nota de opinión en el Wall Street Journal en abril de 2020, donde planteo la necesidad de superar las divisiones políticas internas a partir de construir “un gobierno eficiente y con visión de futuro para superar los obstáculos sin precedentes en magnitud y alcance global.” (Kissinger, 2020) En ese sentido hizo una evaluación compasiva de lo realizado por Trump, ya que consideró “sólido” su tarea para evitar la catástrofe. Esta lectura confronta a la de otros realistas, como Stephen Walt, quien sostuvo que la administración republicana, tuvo la peor respuesta posible, asumiendo las peores características de las autocracias y de las democracias, porque mezcla la opacidad y propaganda con ineficacia sin liderazgo. (Walt, 2020)

Como segunda cuestión, argumentó que la magnitud “sin precedentes” de la crisis generada por el coronavirus iba a impactar en el escenario internacional, ya que “el mundo nunca será el mismo después del coronavirus.” (Kissinger, 2020) La tercera cuestión, y saliéndose de una agenda realista, señaló que:

… Ningún país, ni siquiera EE.UU., puede con un esfuerzo puramente nacional para superar el virus. Abordar las necesidades del momento que se debe en última instancia combinarse con una visión y un programa de colaboración global… (Kissinger, 2020)

E indicó una serie de tareas que los Estados Unidos debería realizar: apuntalar la resiliencia global a las enfermedades infecciosas, curar la economía global y salvaguardar los principios del Orden Mundial Liberal. (Kissinger, 2020)

En el Foro de Davos de 2022 con respecto a la Guerra librada en Ucrania por un lado repitió sus argumentos de 2014, cuando Rusia intervino en Crimea, donde sostuvo que EE.UU. y/u Occidente deberían no alterar condición de neutralidad de Kiev (“ser puente” dijo), dejar que Ucrania integrase asociaciones económicas del oeste europeo pero no la OTAN, y Rusia debería reconocer la soberanía de Kiev sobre la península, aunque reforzando su autonomía como así un estatus indubitable del asiento de la flota rusa del Mar Negro en Sebastopol. (Kissinger, 24 de febrero de 2022)[13] Por otro, agregó que Occidente no debiera “intentar infligir una aplastante derrota a las fuerzas rusas en Ucrania” ya que “tendría consecuencias desastrosas para la estabilidad a largo plazo de Europa”. (Avignolo, 24 de mayo de 2022)[14] Sin embargo, desde comienzos de 2023 cambió considerablemente su posición ya que propuso que Kiev adhiera a la OTAN, perdiendo su neutralidad, pero, según su interpretación, para garantizar su seguridad, Occidente debe seguir brindado apoyo militar hasta que se logre un cese el fuego –con lo que se abandona la idea de evitar la humillación-, y como consecuencia de ello la firma de un tratado que garantice la “reincorporación” de Rusia al sistema internacional conducido por Occidente. (Clarín, 19 de enero de 2023, 21) Precisándolo en declaraciones periodísticas a The Economist y reproducidas por diarios nacionales:

… Si la guerra termina como probablemente terminará, con Rusia perdiendo muchas de sus ganancias, pero conservando Sebastopol [la principal ciudad de la península de Crimea], es posible que tengamos una Rusia insatisfecha, pero también una Ucrania insatisfecha; en otras palabras, un balance de insatisfacción. Entonces, para la seguridad de Europa [y de Rusia], es mejor tener a Ucrania en la OTAN, donde no puede tomar decisiones nacionales sobre reclamos territoriales”. Kissinger cree que Ucrania fuera de la OTAN presentaría el peligro de “un estado solitario que solo cuida de sí mismo”. (Clarín, 18 de mayo de 2023, 25)

Si bien abandona la idea de no humillar a Rusia y se acerca al de legitimidad que se sustenta por la existencia de actores insatisfechos que toleran tal situación, creyendo que en ese contexto, Moscú no se convertirá en un actor desestabilizante o revolucionario.

Uno de los últimos coletazos del impacto de su accionar publico en su carrera como analista es su perfil como conocedor de China[15], y que le ha valido otro de sus trabajos memorables (China, 2012) Este libro no es mero repaso histórico de los últimos años, sino que es una gran guía fundamental para comprender el pensamiento de ese país del Lejano Oriente. [16] Desde esta perspectiva en la entrevista en The Economist que hemos hecho referencia advirtió:

… del peligro de malinterpretar las ambiciones de China. En Washington, “dicen que China quiere dominar el mundo… La respuesta es que [en China] quieren ser poderosos”, afirma. “No se dirigen a la dominación mundial en un sentido hitleriano”, afirma. “No es así como piensan ni han pensado nunca en el orden mundial”. (Economist, 18 de mayo de 2023)

Como sostiene Alexander Wendt  (2014) son las percepciones, y no la realidad empírica, sobre las que se toman la decisiones, por ello dependeremos que es necesario que se haga una lectura correcta de los acontecimientos, como sugiere Kissinger, lo cual resulta poco probable dado los antecedentes del lobby de la Política Exterior en Washington y seguramente el futuro nos encontrará con alguna nueva adaptación del viejo Henry que le servirá como bandera.

A modo de cierre

A pesar del proverbio popular, la perdurabilidad física de Henry Kissinger refuerza cierto estatus mítico auto-construido de su figura, gracias a cierta dialéctica entre sus análisis y prácticas que se han ido retroalimentando de un modo poderoso, no exento de contradicciones y con un lado oscuro nada envidiable.

A lo largo de estas líneas quisimos dejar constancia de todo ello y con el ejercicio de esta escritura ayudarnos a reflexionar por contraste sobre como pensar y hacer una política exterior que haga de las vinculaciones entre nuestras sociedades y el mundo un lugar mejor.

Bibliografía

Avignolo, María Laura. 24 de mayo de 2022. Para Henry Kissinger, no hay que “aplastar militarmente a Rusia” y Ucrania deberá ceder territorio. Clarín. Disponible en: https://www.clarin.com/mundo/henry-kissinger-aplastar-militarmente-rusia-ucrania-debera-ceder-territorio_0_gZH2lsPnqK.html

Brzezinski, Zbigniew. 1988. El juego estratégico: la conducción de la contienda entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Buenos Aires, Planeta.

Brzezinski, Zbigniew. 3 de noviembre de 2001. Una coalición de palabras y no de hechos. Clarín. Buenos Aires, p. 4.

CIA. 15 de octubre de 1970. Memorandum of Conversation, Dr. Kissinger, Mr. Karamessines, Gen. Haig at the White House. Washington, p.2, rescatado de: https://nsarchive.gwu.edu/document/30300-document-14-cia-memorandum-conversation-dr-kissinger-mr-karamessines-gen-haig-white

Clarín. 19 de enero de 2023. Kissinger propone ahora que Kiev sea incorporada a la OTAN. Buenos Aires, p. 21.

Clarín. 18 de mayo de 2023. Kissinger: “El ingreso de Kiev a la OTAN beneficia además a Moscú”. Buenos Aires, p. 25.

Dougherty, James y Pfaltzgraff, Robert.1993. Teorías en pugna en las Relaciones Internacionales. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano.

Economist, The. 18 de mayo de 2023. Henry Kissinger explica cómo evitar la tercera guerra mundial. Infobae. Rescatado de: https://www.infobae.com/economist/2023/05/18/henry-kissinger-explica-como-evitar-la-tercera-guerra-mundial/

Ferguson, Niall. 2015. Kissinger: 1923-1968: The Idealist. Nueva York, Penguin Books.

Gewen, Barry. 2020. The Inevitability of Tragedy: Henry Kissinger and his World. Nueva York, WW Norton & Co.

Infobae. 24 de mayo de 2020. Secretos y razones del pesimismo pragmático de Henry Kissinger: un viaje desde el nazismo a Mao y Pinochet. Rescatado de: https://www.infobae.com/america/historia-america/2020/05/24/secretos-y-razones-del-pesimismo-pragmatico-de-henry-kissinger-un-viaje-desde-el-nazismo-a-mao-y-pinochet/

Kissinger, Henry A. 1973. Un mundo restaurado. México, Fondo de Cultura.

Kissinger, Henry. 1976. Política Exterior Americana. Barcelona, Plaza y Janés.

Kissinger, Henry. 1979. Mis Memorias. Buenos Aires, Atlántida.

Kissinger, Henry. 1995. La Diplomacia. México, Fondo de Cultura Económica.

Kissinger, Henry. 13 de septiembre de 2001. Yo apoyo las represalias inexorables. Clarín. Buenos Aires, p.28.

Kissinger, Henry. 2012. China. Buenos Aires, Debate.

Kissinger, Henry. 2016. Orden Mundial. Buenos Aires, Debate.

Kissinger, Henry. 3 de abril de 2020. The Coronavirus Pandimic Will Forever Alter the Word Order. The Wall Street Journal. Disponible en: www.henryakissinger.co.ar/articles/the-coronavirus-pandemic-will-forever-after-the-world-order/

Kissinger, Henry. 24 de febrero de 2022. Cómo termina la crisis ucraniana. Infobae. Rescatado de: https://www.infobae.com/america/wapo/2022/02/25/como-termina-la-crisis-ucraniana/

Kissinger, Henry. 11 de junio de 2022. Henry Kissinger at 99: how to avoid another world war. Entrevista de Niall Ferguson. The Times. Rescatado de: https://www.thetimes.co.uk/article/henry-kissinger-at-99-how-to-avoid-another-world-war-lwt6q5vbq

Meaney, Thomas . 5 de mayo de 2020. El mito de Henry Kissinger. The New Yorker. Rescatado de: https://www.nuevospapeles.com/nota/el-mito-de-henry-kissinger

Morgenfeld, Leandro. 24 de marzo de 2021. La diplomacia de Henry Kissinger y el terrorismo de estado en la Argentina. Vecinos en conflicto. Disponible en: http://www.vecinosenconflicto.com/2021/03/kissinger-y-la-dictadura-argentina.html

Pavón, Héctor. 20 de mayo de 2023. Desclasificado y prontuariado. Revista Ñ, p. 10.

Rodrik, Dani. 2020. ¿El COVID 19 reconstruirá al mundo? Proyect Sindicate, 6 de abril de 2020, disponible en: https://www.project-syndicate.org/commentary/will-covid19-remake-the-world-by-dani-rodrik-2020-04/spanish, consultado 8/9/20.

Simonoff, Alejandro. 2021. La crisis de más de cuarenta años: Una historia global reciente. La Plata: Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. (Biblioteca Humanidades; 43)

Walt, Stephen M. 2018. “US grand strategy after the Cold War: Can realism explain it? Should realism guide it?” in: International Relations 2018, Vol. 32(1) 3–22.

Walt, Stephen. 9 de marzo de 2020. The Realist’s Guide to the Coronavirus Outbreak. Foreign Policy. Disponible en: https://foreignpolicy.com/2020/03/09/coronavirus-economy-globalization-virus-icu-realism/

Wendt, Alexander. 2014. Teoría Social da Política Internacional. Rio de Janeiro, Editora PUC-Rio.[1] Por ejemplo, en el debate presidencial de 2008 entre John Mc Caine y Barak Obama, ambos sostuvieron que Kissinger apoyaba sus posiciones hacia Irán como una forma de validación de ellas frente al público, aún cuando éstas eran opuestas. (Meaney, 5 de mayo de 2020)

[2] Éste ultimo aspectos fue el que le generó más rechazos, aunque como veremos no exclusivamente.

[3] Es interesante como este rasgo impacta sobre su accionar en política exterior, ya que su práctica desnaturalizó su carácter de política pública. Como bien ha sostenido Tony Judt si bien ésta “exige cierto grado de cálculo estratégico y de secreto” Kissinger rompió los límites impuestos para en una democracia liberal contemporánea. (Judt, 2008, 349-59)

[4] Este carácter puede observarse en su monumental obra La Diplomacia (1995), donde prolijamente ordena los sucesos, y Rusia – más allá del régimen político que tenga-, siempre aparece como la responsable ultima de los conflictos internacionales que se describen, aunque no necesariamente esos eventos puedan ser interpretados de ese modo.

[5] Para nosotros el uso de la expresión “pragmático”, no se debe a una preferencia por lo útil, sino a una estrategia o práctica de adaptarse al canon neo-institucionalista liberal.

[6] E incluso, como sostuvo Tony Judt, Metternich es su modelo a seguir en los tiempos de posguerra fría, no solo en cuanto a su caracterización de ser el impulsor de un orden conservador y reaccionario como eran los tiempos de la Santa Alianza, sino por el uso del secreto y la desinformación, elementos a los que Kissinger fue siempre muy afecto. (Judt, 2008, 348)

[7] Aunque para Kissinger no era sólo una cuestión de equilibrio sino de constituir “un mayor freno en nuestra conducta del que resultaría si solo se lo buscase en un arranque de entusiasmo.” (1976, 106)

[8] Resulta curioso que manuales de Relaciones Internacionales, como Teorías en pugna, sostengan que “Kissinger ve con desagrado la inyección de ideología en el sistema internacional” (Dougherty y Pfaltzgraff, 1993,121) cuando en su práctica la puso en juego en nombre del Interés Nacional constantemente. Dijo en sus Memorias expresamente con respecto al triunfo electoral de Salvador Allende en Chile “no era moral ni políticamente injustificado que los Estados Unidos apoyaran a aquellas fuerzas políticas internas que buscaban mantener un contrapeso democrático al dominio radical” (la cursiva es nuestra, Kissinger, 1979, 459) Aunque en documentos desclasificados de la CIA se desprende el uso de recursos alejados del constitucionalismo liberal, como por ejemplo en una reunión transcripta del 15 de octubre de 1970 con su Adjunto, Alexander Haig, y Thomas Karamessines de la CIA, donde señaló que había que llevar adelante “una política firme y continua que Allende sea derrocado por un golpe.” (la cursiva es nuestra, CIA, 15 de octubre de 1970)

[9] Existe cierto juego entre Kissinger y Brzezinski, ambos asesoraron en temas internacionales a republicanos y demócratas desde perspectivas realistas e institucionalistas, respectivamente.

[10] Al respecto señaló en La Diplomacia: “…. Los Estrados Unidos no tienen en común con los mujadeen más de lo que Richelieu había tenido con el sultán del Imperio otomano. Pero tenían un enemigo común, y en el caso del interés nacional eso los convertía en sus aliados. Los resultados ayudaron a acelerar el desplome del comunismo, pero dejaron a los Estados Unidos frente a la candente pregunta que han tratado de eludir durante casi toda su historia, y que es el dilema central del estadista: ¿Qué fines justifican cuales medios?” (la cursiva es nuestra, Kissinger, 1995, 770) Esta caracterización tuvo cierto sesgo anticipatorio, ya que aquellos sectores del islamismo que habían sido financiados por Washington en Afganistán en los ochenta y noventa llevaron adelante los atentados del 11 de septiembre de 2001.

[11] Según Meaney: Kissinger “rara vez ha desafiado el consenso” al lobby de Política Exterior de Washington formado por aquellas dos corrientes con las cuales confrontó en diversos momentos de su carrera “y mucho menos ha ofrecido el tipo de evaluaciones inconvenientes” como cuando George Kennan rechazó a la extensión de la OTAN en los años noventa. (5 de mayo de 2020) Para Walt, estas posiciones ajenas al realismo son producto de “un compromiso profundo con los asuntos públicos.” (2018, 18)

[12] Los realistas, en realidad neorrealistas, tienen una actitud crítica frente a la política exterior norteamericana desde el fin de la Guerra Fría, por sus pretensiones de modelar un Nuevo Orden Mundial bajo premisas neoliberales que excede las capacidades de Washington. (Walt, 2018) Cuestión con la cual Kissinger concuerda al menos conceptualmente, ya que como lo señaló en La Diplomacia: “… Por muy poderosos que sean los Estados Unidos, ningún país tiene la capacidad para imponer todas sus preferencias al resto de la humanidad; hay que establecer prioridades…” (1995, 809)

[13] El aspecto territorial en 2022 resultó confusa, ya que luego de su disertación en Davos The Telegraph tituló “Henry Kissinger: Ucrania debe ceder territorio a Rusia” cosa que despertó la ira de neo-institucionalistas y neoconservadores, e incluso el propio Volodimir Zelenski ,sin embargo el internacionalista germano-americano no habría dicho eso, sino que de eventualmente negociar algún tipo de paz, que la línea divisoria entre Ucrania y Rusia debería retrotraerse al 24 de febrero de 2022, es decir, “un retorno al statu quo ante” (Kissinger, 11 de junio de 2022)

[14] La idea de no humillar a Rusia tiene su fundamento dentro de sus parámetros conceptuales en no convertirla en una potencia revolucionaria que atente contra el actual estatus quo, o que consolide su alianza con China.

[15] Es un dato obvio que Kissinger fue el gestor del acercamiento a la República Popular para viabilizar una salida de Vietnam en condiciones no tan desfavorables y como contrapartida la diplomacia del ping-pong le permitió a Beijing un reposicionamiento internacional que ha sido fundamental para sus “Cuatro Modernizaciones”.

[16] El Capítulo I sobre la “Singularidad China” es un excelente material propedéutico que nos ayuda a desentrañar algunas claves de un pensamiento tan diferente al que fuimos formados.