ISSN 2468-9858 │ No 54 – Mayo/Junio de 2023
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Coordinador del Departamento: |
En este número encontrará diversos artículos y documentos relativos al periodo referido en el encabezado. Las opiniones escritas por los autores son estrictamente personales y no reflejan, necesariamente, las del Departamento o del Instituto de Relaciones Internacionales. |
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Artículos
-
- ¿Qué pasó y qué pasará en Rusia?
Juan Alberto Rial
-
- La Seguridad Internacional vista desde el prisma de los halcones y los búhos
Gonzalo Salimena
-
- El Sahel, una década de una agenda de seguridad sin resultados
Sebastián Osorio Bunster
-
- Ucrania – Rusia Mucho más que lo que se ve
Mariano Corbino
Documentos
* ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (www.un.org)
Consejo de Seguridad
Resoluciones
S/RES/2691 (2023) | 10 de julio de 2023 | La situación en Oriente Medio (UNMHA) |
S/RES/2690 (2023) | 30 de junio de 2023 | La situación en Malí (MINUSMA) |
S/RES/2689 (2023) | 29 de junio de 2023 | La situación en Oriente Medio (UNDOF) |
S/RES/2688 (2023) | 27 de junio de 2023 | La situación relativa a la República Democrática del Congo |
S/RES/2687 (2023) | 27 de junio de 2023 | La situación en Somalia (ATMIS) |
S/RES/2686 (2023) | 14 de junio de 2023 | Mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales |
S/RES/2685 (2023) | 2 de junio de 2023 | Informes del Secretario General sobre el Sudán y Sudán del Sur (UNITAMS) |
S/RES/2684 (2023) | 2 de junio de 2023 | La situación en Libia |
S/RES/2683 (2023) | 30 de mayo de 2023 | Informes del Secretario General sobre el Sudán y Sudán del Sur (Sudán del Sur sanciones) |
S/RES/2682 (2023) | 30 de mayo de 2023 | La situación relativa al Iraq (UNAMI) |
S/RES/2681 (2023) | 27 de abril de 2023 | La situación en el Afganis |
Informes del Secretario General |
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S/2023/464 | 22 de junio de 2023 | Aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad 2139 (2014), 2165 (2014), 2191 (2014), 2258 (2015), 2332 (2016), 2393 (2017), 2401 (2018), 2449 (2018), 2504 (2020), 2533 (2020), 2585 (2021), 2642 (2022) y 2672 (2023) |
S/2023/451 | 19 de junio de 2023 | Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo |
S/2023/443 | 15 de junio de 2023 | Situación en Somalia |
S/2023/442 | 15 de junio de 2023 | República Centroafricana |
S/2023/433 | 13 de junio de 2023 | La situación en Sudán del Sur |
S/2023/419 | 9 de junio de 2023 | Necesidades humanitarias en la República Árabe Siria |
S/2023/402 | 1 de junio de 2023 | La situación en Malí |
S/2023/400 | 1 de junio de 2023 | Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación |
S/2023/389 | 31 de mayo de 2023 | La situación en África Central y las actividades de la Oficina Regional de las Naciones Unidas para África Central |
S/2023/355 | 16 de mayo de 2023 | Situación en el Sudán y actividades de la Misión Integrada de Asistencia de las Naciones Unidas para la Transición en el Sudán |
S/2023/345 | 12 de mayo de 2023 | La protección de los civiles en los conflictos armados |
S/2023/341 | 11 de mayo de 2023 | Trigésimo séptimo informe del Secretario General presentado de conformidad con el párrafo 4 de la resolución 2107 (2013) del Consejo de Seguridad |
S/2023/340 | 11 de mayo de 2023 | Aplicación de la resolución 2631 (2022) |
S/2023/328 | 9 de mayo de 2023 | Fuerza Conjunta del Grupo de los Cinco del Sahel |
S/2023/308 | 2 de mayo de 2023 | Aplicación de la resolución 2635 (2022) |
S/2023/305 | 1 de mayo de 2023 | La situación en Abyei |
S/2023/303 | 1 de mayo de 2023 | Aplicación de las resoluciones 2320 (2016) y 2378 (2017) del Consejo de Seguridad y consideraciones relativas a la financiación de las operaciones de apoyo a la paz de la Unión Africana por mandato del Consejo de Seguridad |
S/2023/300 | 28 de abril de 2023 | Evaluación de los progresos realizados en relación con los parámetros de referencia clave enunciados en el párrafo 2 de la resolución 2577 (2021) |
S/2023/284 | 20 de abril de 2023 | Aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad 2139 (2014), 2165 (2014), 2191 (2014), 2258 (2015), 2332 (2016), 2393 (2017), 2401 (2018), 2449 (2018), 2504 (2020), 2533 (2020), 2585 (2021), 2642 (2022) y 2672 (2023) |
S/2023/280 | 17 de abril de 2023 | Aplicación de la resolución 1559 (2004) del Consejo de Seguridad |
S/2023/274 | 14 de abril de 2023 | Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití |
S/2023/248 | 5 de abril de 2023 | Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia |
S/2023/247 | 5 de abril de 2023 | Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo |
S/2023/237 | 30 de marzo de 2023 | Aplicación del Acuerdo Marco sobre la Paz, la Seguridad y la Cooperación para la República Democrática del Congo y la Región |
S/2023/236 | 30 de marzo de 2023 | La situación en Malí |
S/2023/222 | 24 de marzo de 2023 |
* ORGANIZACIÓN DEL TRATADO DEL ATLÁNTICO NORTE (www.nato.int)
DATE | TITLE |
11 Jul. 2023 | Vilnius Summit Communiqué issued by NATO Heads of State and Government participating in the meeting of the North Atlantic Council in Vilnius 11 July 2023
The NATO Invitee associates itself with this Communiqué. |
18 Jun. 2023 | Statement by NATO Spokesperson on Kosovo |
16 Jun. 2023 | Eighth progress report on the implementation of the common set of proposals endorsed by EU and NATO Councils on 6 December 2016 and 5 December 2017 |
09 Jun. 2023 | North Atlantic Council Statement on Russia’s withdrawal from the Treaty on Conventional Armed Forces in Europe
The NATO Invitee associates itself with this Statement. |
29 May. 2023 | Statement by the NATO Spokesperson on unprovoked attacks against KFOR troops |
* STOCKHOLM INTERNATIONAL PEACE RESEARCH INSTITUTE (https://www.sipri.org)
Artículos
* ¿Qué pasó y qué pasará en Rusia?
Juan Alberto Rial[1]
Ya han transcurrido más 500 días desde la invasión rusa a Ucrania. La supuesta “operación militar especial”, que preveía inicialmente llegar a Kiev en pocas semanas, se ha prolongado mucho más de la cuenta, y parece (ahora mismo) encontrase en una suerte de punto muerto. Los llamados a la paz (hasta ahora) han sido desoídos, y muchos de ellos han generado enormes costos políticos para quienes deseaban ofrecer sus buenos oficios (por ejemplo, para el presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva o, en alguna medida, los propuestos por Beijing) debido a los términos y condiciones en los que eran planteados.
Mientras tanto, la tan anunciada “ofensiva de primavera” del ejército defensor llena de suspenso a la comunidad internacional. Quizás para generar un efecto teatral cuando ella se iniciara, o más que nada, por la demora de Occidente en proveer el armamento que Ucrania demanda hace meses (por ejemplo, los cazas de nueva generación que se esperan hace mucho en la tierra del trigo).
Sin que nada de ello deje de ser un tema secundario en la Agenda Internacional, hace unos días el mundo se vio conmocionado por un suceso imprevisible (aunque todos los caminos, como se sabe, conducen a Roma): el levantamiento contra las autoridades de Moscú del ejército privado (grupo mercenario, para llamarlo por su nombre) Wagner. El día 23 de junio de 2023 todas las cámaras apuntaron hacia el frente de batalla para ver como fuerzas armadas se dirigían desde Ucrania hacia la capital de la Federación Rusa, con la paradoja de que no eran los ucranianos invadiendo a su agresor, sino parte de las tropas que combaten en su pequeño vecino occidental para dirigirse contra quien lo contrató… ¿Qué fue lo que pasó?
Yevgueni Prigozhin[2], quien debe su ascenso y fortuna al presidente Vladímir Putin elevó su pirotecnia verbal contra el ministro de Defensa del país, Serguéi Shoigú, a un punto ¿irreversible? a través de una ofensiva con sus mercenarios lanzada desde Rostov del Don ―a 100 kilómetros de la frontera ucrania y sede del centro de mando militar del distrito sur―, con la mira puesta en llegar a la capital rusa. El mismo sábado 24, sin haber alcanzado su objetivo geográfico, Prigozhin anunciaba el cese de las operaciones, después de las febriles gestiones del presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko.
El jefe de Wagner se había transformado, sobre todo en los últimos 6 meses, en uno de los pocos que se atrevía a criticar la forma en la cual la invasión estaba siendo ejecutada, con la paradoja de que él era uno de los protagonistas de dicha ejecución, en la primera línea en el Donbás. Entre sus quejas se contaba desde la falta de apoyo en algunas batallas hasta el rechazo liso y llano de la necesidad y urgencia de la operación lanzada hace el 24 de febrero de 2022, a la vez que acusaba al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, de ser su principal artífice. Tampoco ahorró ataques al jefe del Estado Mayor, el veterano Valeri Guerásimov, (algunos de ellos velados, ya que fue recurrente que se mostrara en las redes sociales posando en las trincheras, cerca del fuego enemigo, mientras los principales líderes militares no se movieron de Moscú); a la estrategia militar de los mandos rusos en el terreno, y, sobre todo, acusaciones de operar en su contra por la falta de armas y municiones para los integrantes de Wagner.
Todo pareció entrar en un punto sin retorno cuando Prigozhin denunció que, días antes de su alzamiento, sus filas habían sido objeto de ataques del Ejército ruso durante el repliegue y la retirada. El viernes 23 Prigozhin responsabilizó al departamento de Shoigú de bombardear sus campamentos. Aquello fue la antesala de la ofensiva de Wagner desde la región suroeste rusa de Rostov[3].
¿Cómo es posible que se tolerara durante tanto tiempo los desplantes de Prigozhin hacia el ministerio de defensa ruso? Putin instigó el ascenso de Prigozhin e ignoró las señales de advertencia sobre Wagner, la compañía militar privada bajo el control de Prigozhin. Mientras el ejército ruso luchaba en Ucrania, la estrella de Prigozhin fue en ascenso, alcanzando un punto alto cuando Wagner ocupó Bajmut para Rusia en mayo. Todo indica que el desenlace al cual se arribó en junio fue resultado de una trama oculta de meses, con un golpe de Estado en ciernes, protagonizando disputas públicas con el liderazgo de las fuerzas armadas rusas, ofreciendo críticas populistas del esfuerzo bélico y cuestionando (ello más recientemente) las justificaciones oficiales del Kremlin para la guerra que el propio Putin ha articulado. A pesar de ello, Moscú fue tomado por sorpresa cuando Prigozhin pidió a sus soldados dar inicio a la “marcha por la Justicia” y que fueran parte de una rebelión contra el Ministerio de Defensa ruso[4].
También parece haber causas estructurales que explican la dinámica de los sucesos. Muchos analistas afirman que la forma de gobernar de Vladimir Putin se asienta en el hecho de que, deliberadamente, gestiona en medio de una caótica lucha de facciones que alienta y arbitra. Lo irónico de la trama es que el levantamiento de Prigozhin tuvo su origen en los esfuerzos de Putin por blindar su régimen. La base del poder Putin ha sido una población rusa pro-Putin (o, al menos, indiferente). Basado en ello, ha habido facciones rivales entre las élites y los servicios de seguridad, a las cuales Putin ha hecho enfrentar. La estructura ha permanecido con algo de unidad previniendo el descontento popular y marcando constantemente límites a la élite política. De allí su inclinación por rodearse de una nomenclatura que conocía desde sus días en la KGB, en la década de 1980 y sus días en el gobierno de San Petersburgo en la década de 1990. Este grupo le era leal en la medida que alcanzara cuotas de poder y riqueza, con Putin al frente de ellos. El riesgo para el presidente ruso estaba en quienes habían arribado a los servicios de seguridad y al ejército por méritos propios. Todos ellos deberían ser supervisados y controlados a través “dimes y diretes” constantes, convirtiéndose ellos en la rutina del Kremlin. Con la invasión, ello no cambió. Los líderes militares entraban y salían de escena, en parte porque la guerra no evolucionaba de acuerdo a lo planificado, pero también para evitar que algún general de las fuerzas armadas se destacara tanto como para contar con capital suficiente para desafiarlo. Quizás por ello Putin enfrentó a Wagner con el Ministerio de Defensa ruso, en una arriesgada apuesta para ver quién rendía mejor a durante el conflicto e imponiendo controles al poder del ejército y del ministro de defensa. Los resultados obtenidos por Wagner condicionaron, y mucho, al ejército ruso. Por encima de ese escenario, Putin movía de a una las piezas de su ajedrez personal, hasta que alguien llegó y pateó el tablero[5].
Sin embargo, en esta ocasión, ese caos puede haber dejado huellas indelebles en el futuro (en el mediano plazo) de Vladimir Putin frente a la Federación Rusa e, inclusive, al lugar de Rusia en el tablero internacional. Veamos…
Grietas en la armadura
Putin lleva 23 años gobernando en Moscú con puño de hierro. Este levantamiento es la primera insubordinación grave que sufre durante su mandato, el primer intento de golpe de Estado en Rusia tras 30 años y, sin dudas, no será el último.
Es muy llamativo que, durante el levantamiento, Prigozhin y sus mercenarios no encontraron prácticamente resistencia en su camino hacia Moscú, hasta que desistieron de su actitud, fruto de la negociación política más que de la amenaza de violencia por parte de las fuerzas regulares rusas. De hecho, sólo pueden destacarse varios ataques desde el aire con helicópteros del ejército regular, disparos desde un avión de combate y la voladura de dos depósitos de combustible para dificultar su avance. Una pregunta que sobrevuela por los pasillos del Kremlin es: ¿Tuvo Prigozhin ayuda interna? Varios analistas entienden que algunos altos oficiales militares podrían haber respaldado su intento de destituir al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el general Valery Gerasimov. O tan solo especularon y quisieron ver qué pasaba. Por lo pronto, ya comenzaron a rodar cabezas, y la primera de ellas fue la del general Sergie Surovokin, arrestado cuatro días después del levantamiento[6]. En otro orden de cosas, los observadores de estos sucesos afirman que Moscú no sufría una amenaza tan seria desde la guerra de Chechenia (más de 20 años). La puesta en marcha de la rebelión puede transformarse en la apertura de la Caja de Pandora en el país poseedor del segundo arsenal nuclear del mundo[7].
Durante el sábado 24 de junio, las autoridades rusas elevaron el nivel de alerta en Moscú hasta el de “operaciones antiterroristas” que prevé cierre de rutas, la posibilidad de espiar las telecomunicaciones y restricciones en la libertad ambulatoria. La primera reacción de Putin fue la de destilar su “bronca” con un furibundo discurso de 5 minutos, transmitido por los canales públicos, en el cual calificó como una traición personal al levantamiento de Prigozhin. Sin nombrarlo (aunque sí a Wagner), el presidente ruso cargó contra el jefe de los mercenarios, a quien acusó de traición, de “apuñalar por la espalda” al pueblo ruso, a la vez que prometía aplastar el golpe “Nuestra reacción será contundente”. Comparó la sublevación con la revolución de 1917 que destruyó el imperio ruso, “cuando el país estaba librando la I Guerra Mundial pero le robaron la victoria”, declaró. “No permitiremos que esto se repita. Defenderemos a nuestro pueblo y nuestro Estado contra todas las amenazas, incluida la traición interna. Las ambiciones desenfrenadas y los intereses personales han provocado la traición a nuestro país y a nuestro pueblo… Cualquier conflicto interno será una amenaza mortal para nuestro Estado, para nosotros como nación. Nuestras acciones para defender la patria contra este peligro serán contundentes.”[8] Por último, manifestó que las fuerzas de seguridad contaban con órdenes de contrarrestar el golpe y de recuperar el control de la ciudad de Rostov del Don[9].
Tan debilitada habría quedado la posición del presidente ruso que se confirmó que cinco días después del motín (el 29 de junio), se produjo una reunión en el Kremlin entre Putin y 35 personas, entre ellos, Prigozhin. La información fue revelada por el periódico francés Liberation y confirmada por el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov[10]. En conferencia de prensa, el portavoz declaró que «Lo único que podemos decir es que el presidente dio su evaluación de las acciones de la compañía (de Wagner) en el frente durante la Operación Militar Especial (en Ucrania) y también dio su evaluación de los hechos del 24 de junio (el día del motín)».
Sumado a esto, el líder del Kremlin «escuchó las explicaciones de los comandantes (de Wagner) y les propuso alternativas» para el futuro. «Los comandantes (de Wagner) dieron su versión de los hechos. Reiteraron ser partidarios incondicionales y soldados del jefe de Estado y comandante en jefe (Vladimir Putin) y dijeron estar dispuestos a seguir luchando por la patria», indicó.
Ha trascendido que durante la reunión hubo un pedido específico: el jefe de Wagner tiene la misión de usar su grupo de mercenarios para asesinar a Volodomir Zelenski (presidente de Ucrania) y «llevar su cabeza» al Kremlin. Naturalmente, esto no ha sido confirmado por ninguna fuente, pero el periodista y premio Nobel de la Paz, Dmitri Muratov, estimó la teoría como verosímil: «él (Prigozhin) puede cometer alguna gran atrocidad en beneficio de Rusia». «Él puede tratar de organizar un intento de asesinato de Zelenski y traer la cabeza del presidente de Ucrania al Kremlin», afirmó. En definitiva, sería su estrategia para «quitar el sabor a lo que Putin llamó ‘una puñalada en la espalda de Rusia'»[11].
Todo esto deja un enorme interrogante sobre el futuro de Putin y de la estabilidad política interna de la Federación. El 17 de marzo de 2024 se producirá la primera vuelta en las elecciones presidenciales rusas, y sí Putin no tuviera para ofrecerle al pueblo ruso una victoria en Ucrania, y un contexto interno libre de sobresaltos a las élites políticas y económicas, es más que dudoso que se le renovara la confianza (salvo que se recurriera a amañar groseramente las elecciones, lo que no sería una novedad en la potencia euroasiática).
Podemos concluir este apartado con el análisis de Tatiana Stanovaya: “Este amotinamiento fue tan impactante que a muchos les pareció que el régimen estuvo a punto de colapsar, lo que socava significativamente la capacidad de Putin para asegurar el control a ojos de la clase política”.
¿Y fuera de casa cómo andamos?
La novedad no produjo enormes sorpresas en Occidente, pero sí mucha incertidumbre, lo que llevó a que las principales capitales se manejaran con enorme cautela, un poco por el temor que despertaba que todo desembocara en un cambio violento del régimen que pusiera en manos de alguien impensable el segundo arsenal nuclear del mundo, y otro tanto para no ser acusados de ser instigadores (o partícipes) de una conspiración.
Cabe recordar que Occidente ya tenía a Prigozhin en la mira hace años. Estados Unidos y la Unión Europea, han llevado adelante una fuerte presión contra el grupo de mercenarios, con acusaciones de reiteradas violaciones de los derechos humanos. Todo ello desencadenó una batería de sanciones contra sus principales dirigentes, tanto en Rusia como en Ucrania, África y Oriente Próximo, disminuyendo (como consecuencia de ello) las arcas del grupo mercenario, que ha encontrado en el tráfico ilegal de madera, oro y diamantes fuentes “alternativas” de financiación. Por su parte, la Organizaciones No Gubernamentales que se ocupan de la defensa de los derechos humanos (entre ellas, Amnistía Internacional y Human Rights Watch) condenaron las detenciones, torturas y ejecuciones practicadas por los mercenarios. Incluso la ONU publicó un informe en mayo de 2023 en el que culpaba a “personal militar extranjero” ―en referencia a efectivos rusos, pero sin identificarlos― de participar en la muerte de 500 civiles en Malí junto al ejército maliense[12].
Los países del G-7, ante el transcurso de los acontecimientos analizados, celebraron una junta de emergencia y, en sintonía con la UE y los aliados de OTAN, manifestaron que seguían de cerca la situación, sin ir más allá de ello. Así fue que se habló de un “problema interno” de Rusia. Es significativo que el Ministerio de Exteriores de Rusia advirtió a los países occidentales de que no trataran de “explotar” el motín “para lograr sus objetivos rusófobos”[13]. Por su lado, Reino Unido expresó que Rusia afrontó el mayor desafío interno en años, en el que será clave el grado de lealtad del ejército al Kremlin[14]. La enemistad entre el líder de Wagner y el Kremlin se convirtió en una “confrontación militar” y la pasividad con la que algunos militares rusos han aceptado el levantamiento de los mercenarios hace pensar en que lo aceptan, afirmó el Ministerio de Defensa.
En esa ocasión, la viceministra de Defensa ucrania, Hanna Maliar, declaró que la insurrección pone en evidencia las grietas que ya invaden a la sociedad rusa, abriendo una “ventana de oportunidad” para sus fuerzas. Abundó en detalles al sostener que la decisión de lanzar la invasión a gran escala sobre Ucrania ha desencadenado “la inevitable degradación del Estado ruso”[15].
El principal asesor del presidente Zelenski, Mijailo Podoliak, sostuvo que “Todo acaba de comenzar en Rusia”, en su evaluación sobre la división de poder que se produjera en Rusia. “La división de las élites es demasiado obvia” y “alguien debe perder” (o Putin o Prigozhin)[16].
Es innecesario aclarar que cualquier mala noticia para la Federación Rusa es una buena noticia para Ucrania.
En el otro extremo del mundo hubo enorme preocupación por las consecuencias que esta asonada tendría en el inmediato y largo plazo[17]: nos referimos a la República Popular de China. Al respecto, es pertinente recordar que hace apenas tres meses, el líder de China, Xi Jinping, durante una visita a la capital de la Federación destacaba su confianza en el “firme apoyo” del que disfrutaba el presidente ruso entre su pueblo.
Los analistas de la dinámica interna china entienden que el levantamiento puede traer como consecuencia que Xi limite la relación con Rusia (ya que su cercanía ya le ha acarreado enormes costos externos, el exponer a Beijing a la crítica mundial y amenazado algunos de sus intereses en el extranjero). Pero se torna paradójica esa limitación dado que Rusia es un socio imprescindible para que el Imperio del Centro pueda desafiar el orden global dominado por Washington.
Sin embargo, esa sociedad es sostenible en el tiempo en la medida que el líder del Kremlin se encuentre en control y con condiciones internas para ser parte de la tarea de defender los intereses compartidos por los dos actores.
En tal sentido, Xiao Bin, investigador del Instituto de Estudios de Rusia, Europa del Este y Asia Central de la Academia de Ciencias Sociales de China, concluía que la intentona golpista “Hace que China se dé cuenta de que la política interna del gobierno de Putin es bastante frágil… La fragilidad existía antes, pero ha aumentado desde el comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania”.
Puertas afuera Beijing reiteró su acompañamiento a Moscú tras el levantamiento, pero los observadores concluyen que el mismo debilitará la relación, al menos en el exterior, debido a cómo se alinean los intereses de los dos líderes. Lo que es seguro es que la insurrección llevó a que China evaluara cómo se verían afectados sus propios intereses geopolíticos, económicos y territoriales si Putin fuera derrocado repentinamente. Ello demanda que, al menos en cierto aspecto, Beijing y Moscú se distancien.
Recordemos que durante la presidencia de Boris Yeltsin, tanto China como Rusia enviaron decenas de divisiones militares para enfrentarse entre sí a lo largo de la extensa frontera que comparten.
Si Putin dejara de ser el huésped del Kremlin, sin dudas se efectuará un ajuste de cuentas instantáneo para la relación. No puede descartarse que asumiera alguien que quisiera acercar Moscú a Occidente, lo cual podría dejar a China aislada en su rivalidad con EE.UU. y exponerla a más presión, teorizaba Xiao.
Yendo un paso más allá, John Culver, ex analista de inteligencia de EE. UU. sobre China, concluía que una relación tensa entre la Federación y la República Popular podría requerir que China volviera a desplegar tropas en la frontera con Rusia, descuidando otras áreas: “La reducción del número de tropas a lo largo del límite binacional ha permitido a China prepararse para un mayor potencial de conflicto sobre Taiwán o el Mar de China Meridional o con India”. Señaló que “No creo que haya sucedido lo suficiente como para hacerlos repensar eso, pero por primera vez tienen motivos para preguntarse si tal vez tienen que hacerlo”.
En otro orden de cosas, Wen-Ti Sung, politólogo de la Universidad Nacional de Australia, trajo a colación un dato no menor: cualquier inestabilidad en Rusia también sería una advertencia para China sobre la urgencia de proteger el suministro del país de las importaciones de energía rusa. Al mismo tiempo, un Putin más débil podría ser una oportunidad para que China lograra algunos avances, agregó.
Es conocido que a partir de la invasión a Ucrania, el comercio ruso con China alcanzó niveles récord. Por su parte, Beijing se aseguró de que Moscú no estuviera aislada diplomáticamente. “El principal incentivo de Rusia es sacar más provecho de sus tratos con China”, sostuvo Sung. Y concluyó: “Rusia puede hacer esto cuando parece imprudente e impredecible, como Corea del Norte”.
Conclusiones
La rebelión de Wagner ha traído a un escenario incierto (el futuro de la guerra motivada por la invasión a Ucrania) una incertidumbre aún mayor. Los servicios de inteligencia de Occidente preveían la posibilidad de un cambio de régimen en Rusia en caso de un agravamiento de la situación doméstica resultado de las sanciones económicas impuestas y por un resultado negativo de la invasión a su vecino del oeste. No se previó que el régimen sufriera una primera amenaza en estas circunstancias, lo que encendió todas las luces de alerta ante el riesgo de un cambio de manos en el control del arsenal nuclear.
Por otro lado, Ucrania encontró una ventana de oportunidad inmejorable para poner en marcha la tan mentada ofensiva de primavera, que se lleva adelante a la misma velocidad a la que avanzaban los famosos “tanques de Alais”[18].
China, que aparecía en primera instancia (al menos desde nuestra perspectiva) la principal beneficiaria del vendaval producido el 24 de febrero de 2022, es ahora quien mayores costos pudiera pagar por las respuestas a las preguntas que han comenzado a hacerse todos los actores involucrados tras la bravuconada de Prigozhin. Beijing ya ha pagado un precio considerable por su apoyo a Rusia. La guerra ha empeorado las tensas relaciones con EE.UU. y socavado su intento de mejorar el lazo con la UE.
El denominado por Kissinger “enigma ruso” sólo sorprende cuando deja de sorprender, sigue siendo tal: es parte del equilibrio de poder en Europa y Asia, pero solo contribuye irregularmente al equilibrio del orden internacional. Ha iniciado más guerras que cualquier otra potencia contemporánea… Todo lo concerniente a Rusia –su absolutismo, su tamaño, su ambición de propagarse por el globo y sus inseguridades – suponía (supone) un cuestionamiento implícito (explícito) al tradicional concepto europea de orden internacional, basado en el equilibrio y la restricción[19]… Rusia afirmó su vínculo con la cultura occidental, pero… llegó a verse como un puesto de avanzada de la civilización asediada, cuya seguridad dependía en exclusiva de que ejerciera un poder absoluto sobre sus vecinos. (KISSINGER, 59-62: 2016)
Todo lo sostenido por este gran teórico de las relaciones internacionales se materializa en los sucesos acaecidos durante este último año y medio, con la amplificación que estos sucesos han tenido en el último mes, fruto de una sorpresiva (para algunos desprevenidos) inestabilidad política interna, con tendencia al agravamiento. Sólo cabe sentarse a esperar el resultado de esta película en marcha.
Bibliografía:
KISSINGER, H. Orden Mundial. Buenos Aires, Debate, 2016.
Sitios web consultados
www.clarin.com.ar
www.elpais.es
www.infobae.com.ar
www.lanacion.com.ar
www.perfil.com
* La Seguridad Internacional vista desde el prisma de los halcones y los búhos
Gonzalo Salimena[20]
Parece que la política internacional de nuestros días puede ser explicada en los mismos términos del mundo que describió y pensó muy fehacientemente Hobbes y no Kant. En ese marco, Kenneth Waltz en su obra Teoría de la Política Internacional (1978) explica que el mundo se encuentra frente a un estado de guerra, pero no a través de la significación común de que “la guerra sea constante sino en el sentido de que cada Estado puede decidir por sí mismo cuando usar la fuerza, la guerra puede estallar en cualquier momento” (WALTZ, 1988: p. 151). Parece que el ecosistema internacional nos conlleva a pensar que este es tal estado de cosas en la política internacional de nuestros dias. De esta manera, el uso de la fuerza se transforma en recurso recurrente al que los Estados deciden invocar para dirimir sus intereses contrapuestos en un entorno descentralizado y desregulado. Allí reina un marco de inseguridad, donde las unidades políticas se preocupan en primer término por la supervivencia y la alta política se transforma en los tema de agenda del momento, tomando distancia de una posible desjerarquización de la misma mediante otras problemáticas que nos circundan y exigen una rápida resolución. Pero lo cierto, es que más allá de esta contextualización, tanto hacia el interior de la unidades políticas y como en el marco internacional, parece darse una constante confrontación en torno a la seguridad entre los denominados “los halcones”, que propugnan un accionar más asociado al uso de la fuerza y al unilateralismo, frente a otro grupo denominado “los búhos” que sostienen que es posible una resolución más pacífica de las controversias antes que usar la fuerza como instrumento. Este esquema fue puesto en evidencia por Benjamin Barber en el apartado I de su libro El Imperio del Miedo (2004). Desde el principio elegí tomar esta dicotomía para el análisis ya que me pareció interesante la reflexión y las categoría de análisis de “búho” en detrimento “palomas” como usualmente se los suele denominar aquellos más moderados en la política doméstica o internacional. Dentro de este esquema, si bien el análisis del autor se circunscribe al caso norteamericano y al contexto inmediato del 11-S, creo que sus categorías pueden ser capaces de “viajar” para aplicarse a la actualidad.
Cuestiones filosóficas separan las aguas en ambas facciones. Los halcones en general tienden a robustecer el papel del derecho soberano y el unilateralismo sostenido por un “destino manifiesto” (en el caso de Estados Unidos). La seguridad por lo tanto emana de la creencia y convicción, de que hay un único actor internacional que es lo suficientemente poderoso y temido desde lo económico, militar y político para actuar por sí mismo y brindar seguridad. En consecuencia, se producen una serie de actos unilaterales estratégicos que tienen como finalidad imponer el dominio y la hegemonía por medio de amenazas, guerras o el uso del instrumento militar. La nueva estrategia impone una conflictividad permanente, en búsqueda de nuevos objetivos y sustentada sobre una doctrina de guerra preventiva. La visión que otorgan los prismáticos a los halcones es aguda pero reducida o limitada al mismo tiempo, ya que muchas veces esa fuerza de convicción y empuje no se puede controlar y precipita anticipadamente el uso de la fuerza militar y desata la conflictividad. Su panorama es claramente cortoplacista. Para Barber “ya no son realistas tenaces de los tiempos de la guerra fría, cuando el delicado equilibrio del terror nuclear dictaba prudencia y paciencia, contención en lugar de prohibición, disuasión en lugar de transformación de los regímenes agresivos” (BARBER, 2004: p. 42). Esta prudencia no sólo era uno de los rasgos distintivos de esta corriente de pensamiento, sino que “el realismo considera a la prudencia como la suprema virtud en política” (MORGENTHAU, 1986: P. 21). Hoy para el autor son los “nuevos idealistas” que abogan por el unilateralismo y la guerra, promoviendo la convicción de que el poder hegemónico les da la posibilidad de atacar rápida y decisivamente (Barber, 2004).
En contrapartida a esta perspectiva más extrema, nos encontramos con los búhos que parten de una valoración filosófica antitética a la presentada con anterioridad: No hay una única nación que pueda garantizar la seguridad y la libertad por sí misma en el actual contexto de conflictividad. El derecho soberano y el uso de la fuerza no dejan de ser elementos claves para pensar esta realidad compleja, pero debe realizarse sin dejar de considerar a la interdependencia en la cual estamos inmersos. Es evidente, entonces, que el uso de la fuerza debe darse en un marco de legalidad. La seguridad internacional y el uso de la fuerza deben alcanzarse como parte de un proceso en el cual la diplomacia, la cooperación y la seguridad colectiva, cumplen la misión de ser los medios a través de los cuales se logre un consenso suficiente constituyendo una coalición duradera y una prudencia virtuosa. Allí es donde el Derecho Internacional se revitaliza y cobra un vigor inusitado y los prismáticos visualizan una confianza tal que se proyecta en un largo plazo. De alguna manera, el autor nos está conduciendo a un planteo distinto: los que solían ser realistas en la Guerra Fría ya no lo son tanto, de hecho serían los “nuevos idealistas” y éstos habrían dejado de serlo para inclinarse por un mayor realismo. Tanto los halcones, como los búhos han tenido sus victorias en la política internacional, aunque la interdependencia y la globalización amenazan a los Estados más vulnerables pero también a los poderosos y a las diversas facciones con sus respectivas estrategias.
¿Cuál de las dos posturas prevalece hoy en el entorno internacional interdependiente y conflictivo? Si el ecosistema está signado por un estado de guerra, donde la fuerza es el recurso aplicar y esto desemboca en guerras preventivas, parece que prima la postura de los halcones por sobre la de los búhos y que los primeros se adaptan mejor a un contexto donde las relaciones de poder y el uso de la fuerza conducen a una arena política que nos indica que el tablero internacional es juego de una sola una mano y quién se anticipa corre con ventaja sobre sus enemigos o adversarios dada la desconfianza y la incertidumbre. Sin embargo los búhos hacen sentir su presencia en un mundo interdependiente, a través de la diplomacia y la cooperación, pero sobre todo por medio de un sistema de seguridad colectiva de contención frente al creciente expansionismo, que cree que basta con tener poder para generar temor y conseguir sus metas en la política internacional. El poder sin legalidad carece de sustento y un mundo que se caracteriza cada vez más por la desconfianza y el egoísmo, la coexistencia de halcones y búhos, requiere de la construcción de pequeños pasos bien orientados y prudentes que ayuden a matizar el uso de la fuerza y pensar una realidad intersistémica en la cual no hay un único actor con capacidad global que garantice la seguridad.
Referencias bibliográficas
Barber, B (2004), El imperio del miedo. Guerra, Terrorismo y Democracia, editorial Paidós, Capítulo I, Barcelona, España.
Morgenthau, H, (1986), Política entre naciones. La lucha por el poder y la paz, Editorial Grupo Editor Latinoamericano (GEL), sexta edición, capítulo I, Buenos Aires.
Waltz, K, (1978), Teoría de la política internacional, Editorial Grupo Editor Latinoamericano (GEL), capítulo VI, Buenos Aires.
* El Sahel, una década de una agenda de seguridad sin resultados
Sebastián Osorio Bunster[21]
El viernes 30 de junio, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas estableció el fin del mandato en la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali (MINUSMA), tras 10 años de un funcionamiento que abre dudas sobre la efectividad del sistema de mantenimiento de la paz y que invita a pensar si estas operaciones son la mejor herramienta para hacer frente a los desafíos de seguridad que enfrenta el Sahel. Aquí se vierten algunas reflexiones sobre la situación general de esta región y los efectos que podría tener este cierre en el sistema de operaciones de paz.
La historia post colonial de la región del Sahel evidencia Estados frágiles y/o fallidos, con gobiernos que colapsan ante distintas amenazas externas, con altos grados de corrupción y una falta de desarrollo sistémico. Como ha señalado el PNUD (2019), “la región del Sahel enfrenta una crisis multidimensional de inseguridad, acentuada por el terrorismo y el extremismo violento, una crisis humanitaria con miles de personas que huyen de sus hogares y desafíos ambientales caracterizados por fuertes variaciones climáticas y lluvias irregulares, que representan dos de los mayores obstáculos para la seguridad alimentaria y la pobreza. reducción en la región. Estas desigualdades socavan la vida comunitaria y dan lugar a tensiones y violencia reiteradas”. A lo anterior se suma el tráfico de drogas que ha acentuado el nexo entre droga y terrorismo, ya sea porque las organizaciones terroristas transportan y venden, o bien porque cobran tributos a quienes trafican. El movimiento de drogas es tanto desde el oeste hacía el este, con cocaína latinoamericana, como de este a oeste, con heroína afgana; pero también de norte a sur con cannabis y derivados.
El cierre de la Misión resultaba previsible debido al giro político de las autoridades malienses tras los golpes de agosto 2020 y mayo de 2021, las que mantienen un marcado carácter anti occidental (particularmente anti francés), llevándolos a un acercamiento a otras potencias y a la utilización de otros métodos para hacer frente a los grupos armados separatistas y terroristas que operan en la región. En esa línea, Francia puso fin durante el año pasado a la Operación Barkhane que operaba en conjunto a tropas del Ejército de Mali en el norte del país desde 2014, lo que supuso la salida de casi 6.000 soldados. Asimismo, las misiones de la UE en el país han sido criticadas por el gobierno de Bamako (EUCAP Sahel Mali y EUTM Mali), pero, pese a esto, se han mantenido en el país.
La política adoptada por EE.UU. y la Unión Europea para abordar las problemáticas de la región se ha basado en la securitización de la agenda, lo que en la práctica ha implicada la imposición de la guerra contra las drogas y la guerra contra el terrorismo a través de la Reforma al Sector de Seguridad (RSS) de los países del Sahel. En la práctica, desde la instauración del Comando Africano de EE.UU. (AFRICOM) en 2008 y de la Estrategia para la Seguridad y el Desarrollo en el Sahel de la UE (Estrategia Sahel) de 2011, la situación de seguridad de la región ha empeorado significativamente (principalmente como efecto colateral del desmoronamiento de Libia), el retroceso económico ha sido evidente y la fragilidad de los gobiernos ha quedado de manifiesto. Cambiar el foco de cómo abordar las problemáticas de la región parece más necesario que nunca.
Lo anterior parece urgente a la luz de los recientes sucesos en la región. Tras el inicio de la pandemia se han sucedido distintos conflictos armados y golpes de Estado que han imposibilitado la estabilización y desarrollo de la región. Ejemplo de esto son los recientes golpes en Mali (agosto 2020 y mayo de 2021), el fallido golpe en Níger (marzo 2021), la sucesión dictatorial en Chad (abril 2021), el fin de la transición democrática en Sudán (octubre 2021) seguido del recrudecimiento del conflicto (abril 2023) y el golpe de Estado de enero del 2022 en Burkina Faso. A los anteriores hay que sumar el exitoso golpe de Estado en Guinea (septiembre 2021) y el fallido golpe en Guinea-Bissau el 1 de febrero de 2022, países que no son parte del Sahel, pero que se ven influidos por las acciones que en esta ocurren, como el tráfico de personas y armas. El SG de la ONU ha llamado a esta seguidilla de acciones antidemocráticas una “epidemia de golpes de Estado”.
Las políticas de formación y entrenamiento militar, que han sido el foco de la UE y EE.UU., no han tenido un mayor efecto en el desarrollo de una autonomía estratégica de las fuerzas locales ni en el control del crimen organizado en el Sahel. Pese a esto y debido probablemente a las inmensas sumas de dinero puestas en esta estrategia, parece no haber marcha atrás ni existen alternativas para mejorar la situación de seguridad en la región. Más aún, parece ser que la política europea para el Sahel solo tiende a profundizarse, sin ampliar la mirada a otras alternativas. La seguidilla de golpes de estados ocurridas en los últimos años en la región son otro ejemplo de los pocos avances en la consolidación de la paz y la democracia en la región. Cabe destacar que los militares golpistas son parte de las generaciones entrenadas por fuerzas occidentales en la última década, lo que hace más cuestionable la estrategia occidental.
El Sahel se ha transformado en un laboratorio de experimentación de las políticas de seguridad de los países occidentales tras el fracaso de estos en Libia, sin embargo, las acciones emprendidas hasta ahora más bien dan cuenta de lo que se ha dado llamar como “entrampamiento de la política exterior” (Plank y Bergmann, 2021). Asimismo, se debe cuestionar el enfoque preferentemente centrado desde la seguridad para abordar las problemáticas de la región, en particular la extensión e imposición de la mirada de “guerra contra”, la que en el caso de la “guerra contra las drogas” a demostrado ser un fracaso en sus 50 años de existencia. De hecho, los 22 años de guerra sostenida “contra el terrorismo” encuentran opiniones disimiles sobre su efectividad.
Respecto a esto último, en la región operan diversos grupos beligerantes, dentro de los que destacan el Estado Islámico (EI) y Al Qaeda, pero no son los únicos en operación. Este último formó su propia ramificación en la región en 2006, cuando se estableció Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM por su sigla en inglés), tras el renombramiento del Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC), formado en 1998 como fuerza beligerante en la Guerra Civil de Argelia. AQIM es reconocido por secuestrar a occidentales a cambio de rescate en todo el norte de África y participa activamente en el tráfico de drogas, armas y personas. Solo en la primera década del siglo XXI la organización recaudó más de USD 50 millones en secuestros y en la actualidad es el principal transportista de cocaína sudamericana a Europa a través de África.
En la actualidad, una suma de grupos terroristas, separatistas y fuerzas beligerantes agrupadas en el Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin – JNIM) lideran los combates contra las autoridades de la Región. Se añaden a esta mega organización criminal como actores relevantes en el Sahel el grupo terrorista Ansarul Islam, los separatistas de la Coordinación de los Movimientos del Azawad (CMA) y el Grupo de Autodefensa Tuareg Imghad y Aliados (GATIA) y, por último, el grupo Dan Na Ambassagou, combatiendo entre ellos y a favor o en contra de los gobiernos locales según el momento político imperante.
El cierre de la MINUSMA a fin de año supondrá una reducción de casi un 20% en el personal militar y policial desplegado en misiones a nivel global, lo que implicará el menor aporte de personal al sistema en más de una década. Lo anterior no supone que estemos ante un momento de mayor estabilidad o una paz generalizada, sino más bien responde a la propagación de políticas identitarias que cuestionan el actuar internacional como una imposición e intervención extranjera en los asuntos internos, cuestionando el sistema multilateral y la construcción de soluciones comunes. Cabe señalar que el cierre de esta misión fue requerido por las autoridades malienses, acusando una “crisis de confianza” (documento S/2023/463 del Consejo de Seguridad) entre la población y la Misión, lo que forzó el cierre al no contar con el respaldo del país anfitrión.
Si bien en otros países donde existen misiones de paz no hay una animadversión generalizada a estas, se debe pensar en cómo evitar que lo ocurrido en Mali no lleve a otros gobernantes a solicitar el cierre de misiones en curso debido a posibles crisis de confianza. Ya existen alarmas sobre el cuestionamiento a las misiones en República Democrática del Congo y Sudán, las que deben ser miradas con atención.
Respecto a la Misión en sí –salvo algunas medidas de seguridad y la protección de civiles impuestas en el mandato–, esta no ha sido exitosa, siendo incapaz de una restauración efectiva de la autoridad estatal y la construcción del estado de derecho, fracasando en el proceso de Desarme, Desmovilización y Reinserción, no logrando resultados a través de sus buenos oficios para apoyar el diálogo con y entre todas las partes interesadas hacia la reconciliación y la cohesión social y, por último, no generando un entorno seguro para la asistencia humanitaria y el retorno voluntario de la población que ha sido desplazada por el conflicto. En resumen, la MINUSMA no fue capaz de responder a los desafíos de seguridad que enfrenta el país, aunque las misiones de Naciones Unidas no estén diseñadas para hacer frente al conjunto de problemáticas actuales y emergentes. Una evaluación completa del porqué no se ha dado cumplimiento al mandato o porqué las acciones emprendidas han fracasado resultará imperativo como mecanismo para entender las complejidades detrás de las misiones y el rol de terceros actores en la desestabilización de la paz y seguridad internacionales.
Por último, cabrá la preguntarse qué hacer con los USD 1.344.105.600 de presupuesto de la Misión. Si bien el mismo no sale del presupuesto ordinario de las Naciones Unidas y está destinado específicamente para el mantenimiento de la paz, el ejercicio lúdico de pensar en obras de infraestructura y desarrollo, en programas agrícolas y de regadío o en la formación y educación para la paz podrían llevarnos a pensar en enfoques alternativos para dar respuesta a las problemáticas de seguridad del Sahel, invirtiendo el proceso y desecuritizando la agenda en la región.
* Ucrania – Rusia. Mucho más que lo que se ve
Mariano Corbino[22]
Introducción:
Ucrania quiere que Rusia pase a la lista negra, y es por esto que está presionando activamente para que Rusia finalmente sea incorporada en la lista negra del Grupo de Trabajo de Acción Financiera (GAFI), el organismo de control mundial de delitos financieros, que, como consecuencia igualaría a Rusia en un nivel de países que requieren una revisión internacional como (Irán, Corea del Norte y Myanmar) en la próxima sesión plenaria en junio
Desarrollo:
Si bien en febrero, el GAFI ya había comunicado la suspensión de Rusia de la organización como Estado miembro, fundamentando que había incurrido en violaciones de compromisos (principios fundamentales) de en materia de cooperación internacional y respeto mutuo, este nuevo paso que reclama Ucrania sería más devastador para Rusia.
Para que el pedido de Ucrania sea efectivizado, primero deberá ser evaluado por el Grupo de Revisión de Cooperación Internacional (ICRG) entre el 19 y 23 de junio (que es una de las tres fechas que el GAFI realiza luego de sus reuniones plenarias en febrero, junio y octubre) en la que será llevada adelante la reunión plenaria donde se revisarán las jurisdicciones que registren un potencial estratégico contra el Lavado de Activos y la Financiación del Terrorismo (LA/FT).
Si bien es cierto que Ucrania no es miembro oficial del GAFI, sus intereses están representados por el Comité de Expertos en Evaluación de Medidas contra el Lavado de Dinero y el Financiamiento del Terrorismo (MONEYVAL) del Consejo de Europa.
Si finalmente Ucrania logra su objetivo, Rusia ingresa en un proceso de revisión del ICRG durante un período de observación de un año en el que deberá colaborar con el GAFI para afrontar las deficiencias en materia de LA/FT y por ende, Rusia, deberá adquirir un compromiso político para implementar reformas legales, regulatorias y operativas.
El GAFI se ha pronunciado tanto por la situación de Ucrania como la de Rusia. En el caso de Ucrania, ha dejado conocer al mundo sus condolencias por las pérdidas humanas y la destrucción provocada por los ataques que este Estado ha sufrido
Cuando un Estado o jurisdicción es incluido en la lista negra, los miembros del GAFI deberán aplicar la debida diligencia mejorada la cual implica determinar, según un enfoque basado en el riesgo, investigar a clientes particulares más a fondo, por ende precisa que se consiga recopilar muchas más pruebas e información detallada sobre la reputación y el historial de la jurisdicción que está siendo evaluada) y aplicar contramedidas para proteger el sistema financiero internacional de los riesgos continuos sobre el LA/FT.
Conclusión:
El arreglo Pacífico de Controversias del Capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas (Art. 33 a 38), siempre es la opción deseada, mediante los procedimientos o métodos establecidos en la misma.
Es necesario recordar que los principios básicos del GAFI, que tienen como objetivo promover la seguridad y la integridad del sistema financiero mundial y además teniendo en cuenta la Carta de las Naciones Unidas (CNU), es importante remarcar el artículo 1º donde se hace referencia al mantenimiento de la Paz y la seguridad internacional que, junto con la cooperación internacional, son el motor de este organismo.
Sin dudas, hace tiempo que las guerras ya no se libran en el campo de batalla per se, todos los recursos lícitos que puedan ser utilizados para debilitar y vencer al enemigo, serán puestas a consideración y evaluación de los organismos y la comunidad internacional.
[1] Profesor de Derecho Internacional Público (JurSoc – UNLP), Magister en Relaciones Internacionales (IRI – UNLP), Secretario del Instituto de Relaciones Internacionales (UNLP) y Coordinador del Departamento de Seguridad Internacional y Defensa (IRI – UNLP).
[2] El magnate del sector del catering, (de allí su apodo de “El Chef de Putin”), reagrupado ahora como el grupo Concord, ha ascendido sin pausa en los últimos 30 años desde San Petersburgo, donde tenía un pequeño puesto de comidas rápidas, haber ido a la cárcel por robo y haber llegado al frente de batalla en la región oriental de Ucrania, encarnando él y sus contratistas la batalla de Bajmut. Su conglomerado de empresas ha ido creciendo en los últimos 10 años a la sombra del Kremlin con dos puntales esenciales: Wagner y la Agencia de Investigación de Internet (lo que se ha denominado como su “agencia de troles”.)
[3] Ver Rusia: Claves para entender la rebelión del jefe de Wagner contra Moscú | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
[4] Ver The Beginning of the End for Putin? Prigozhin’s Rebellion Ended Quickly, but It Spells Trouble for the Kremlin (foreignaffairs.com)
[5] Ver The Beginning of the End for Putin? Prigozhin’s Rebellion Ended Quickly, but It Spells Trouble for the Kremlin (foreignaffairs.com)
[6] Ver En Rusia aseguran que el general que conocía el complot militar de Yevgeny Prigozhin está detenido – Infobae
[7] Ver La rebelión de Wagner exhibe la debilidad de Putin | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
[8] Ver La rebelión de Wagner exhibe la debilidad de Putin | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
[9] Ver La rebelión de Wagner exhibe la debilidad de Putin | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
[10] Ver Vladimir Putin se reunió en secreto con el jefe del grupo Wagner | Perfil
[11] Ver Vladimir Putin se reunió en secreto con el jefe del grupo Wagner | Perfil
[12] Ver Rusia: Claves para entender la rebelión del jefe de Wagner contra Moscú | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
[13] Ver La rebelión de Wagner exhibe la debilidad de Putin | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
[14] De acuerdo al informe diario sobre la guerra emitido por el Ministerio de Defensa británico en su informe diario sobre la guerra.
[15] Ver La rebelión de Wagner exhibe la debilidad de Putin | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
[16] Ver La rebelión de Wagner exhibe la debilidad de Putin | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)
[17] Ver El motín del grupo Wagner en Rusia abre dudas en China sobre el futuro del vínculo bilateral (clarin.com)
[18] El General Alais y la historia de la marcha más lenta: por qué casi nadie quería que llegara a Campo de Mayo – Infobae
[19] Las negritas entre paréntesis son agregados personales.
[20] Posdoctorado en nuevas tecnologías, DD.HH y Diplomacia Parlamentaria (Universidad Mediterránea di Reggio Calabria). Estudios posdoctorales en Diplomacia Parlamentaria (Universidad Complutense de Madrid). Doctor en Relaciones Internacionales (USAL). Miembro del Departamento de Seguridad y Defensa del IRI-UNLP. Secretario del Instituto Universitario de Terrorismo IRI-UNLP. Miembro de la Comisión Asesora del Doctorado del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor del doctorado del IRI-UNLP.
[21] Profesor de Historia y Geografía (UMCE) y Magíster en Política Comercial y Estrategia Internacional (Universidad de Chile).
[22] Licenciado & Magister en Relaciones Internacionales. Secretario del Observatorio en PLA & Compliance y es miembro del Departamento de Seguridad Internacional y Defensa (IRI – UNLP). Director y Docente de cursos relacionados a la Prevención del Crimen Organizado, el Lavado de Activos el financiamiento del Terrorismo, el Compliance en UCES.