FICHA
Fecha y Lugar :
Monterrey, México, 18 al 22 de marzo de 2002
Países Participantes :
183
ONGs Participantes :
557 ONGs participaron de la Conferencia, pero más de 700 fueron parte del Foro Global "Financiación para el Derecho al Desarrollo Sustentable con Equidad" realizado en Monterrey entre el 14 y el 16 de marzo.
Principales documentos resultantes :
Documento resultante del trabajo de las ONGs:
Resolución Final del Foro Global: Financiación para el Derecho al Desarrollo Sustentable con equidad
Conferencias anteriores :
Como antecedente directo puede señalarse la Cumbre del Milenio (naciones Unidas, 2000), no obstante vemos en las diferentes Conferencias, Cumbres y Períodos Extraordinarios de la Asamblea General de las Naciones Unidas que la preocupación por la financiación necesaria para el logro de los objetivos y compromisos asumidos en cada una de ellas es una constantes
Compromisos :
A lo largo de la Conferencia de Monterrey se anunciaron muchos e importantes compromisos de aumento y mejora de la financiación al Desarrollo, entre los cuales se destaca el asumido por los Estados Unidos, anunciado 4 días antes del inicio de la Conferencia por parte de Estados Nacionales y la Unión Europea.
Entre los más destacados compromisos resultantes del Consenso de Monterrey podemos señalar:
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adoptar políticas racionales, promover una buena gestión pública en todos los niveles y respetar el estado de derecho.
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movilizar recursos internos
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fomentar el comercio internacional como motor del desarrollo
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incrementar la cooperación financiera y técnica internacional en pro del desarrollo
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promover una financiación sostenible de la deuda y adoptar medidas para el alivio de la deuda externa
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aumentar la coherencia y cohesión de los sistemas monetarios, financieros y comerciales internacionales"
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apoyar la creación de nuevos mecanismos de financiación en los que participen los sectores público y privado
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facilitar el ingreso de todos los países en desarrollo a la Organización Mundial del Comercio.
Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo
En 1999, por resolución 54/196, la Asamblea general de las naciones Unidas establecía los objetivos de una futura Conferencia Mundial sobre la Financiación para el Desarrollo.
A inicios de 2000 se creó un Comité Preparatorio para la Conferencia, y desde entonces se celebraron 5 reuniones regionales en Suiza, Líbano, Colombia, Indonesia y Etiopía.
Al trabajo del Comité Preparatorio se sumó un Grupo de Alto Nivel sobre la Financiación para el Desarrollo, designado por el Secretario General de las Naciones Unidas, presidido por Ernesto Zedillo que presentó un informe final en junio de 2001. 1
En marzo del año siguiente se reunió la Conferencia de Monterrey, con el mandato que le asignó la Asamblea General de promover la cooperación internacional en 6 áreas claves:
Aumentarla movilización de recursos financieros
Incrementar las corrientes de inversión privada internacional
Abrir el acceso a los mercados y asegurar regímenes comerciales justos
Fortalecer la Asistencia Oficial al Desarrollo
Resolver la problemática del endeudamiento externo de los países en Desarrollo
Mejorar la estabilidad y coherencia de las sistemas monetarios, financieros y comerciales mundiales y regionales promover la justa representación de los Estados en Desarrollo en la toma de decisiones internacionales
Es decir, el tema central de la convocatoria era el de generar los fondos necesarios para llevar adelante el proceso de Desarrollo propuesto a través de toda la serie de Conferencias, Cumbres y Períodos especiales de la Asamblea General de las Naciones Unidas, especialmente los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Quizás sea este el motivo de que el lenguaje utilizado en el texto de su documento final, el Consenso de Monterrey, sea diferente al que vemos en otros documentos. La Conferencia de Monterrey también significó el primer intercambio de opiniones entre los gobiernos la sociedad civil, el sector comercial y los inversores institucionales sobre la problemática económica mundial. Otra particularidad fue la participación del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio en un proceso dirigido directamente por las Naciones Unidas
El documento resultante de la Conferencia de Monterrey sobre Financiación para el Desarrollo recibió el nombre de "Consenso de Monterrey", y está estructurado en tres capítulos, a saber: I. Cómo hacer frente a los problemas de la financiación para el desarrollo: una respuesta mundial; II. Principales medidas y; III. Mantenimiento del compromiso.
El primer capítulo comienza por hacer patente la decisión de los Estados presenten en Monterrey de enfrentar los problemas de la financiación del Desarrollo: "Nuestra meta es erradicar la pobreza, lograr un crecimiento económico sostenido y promover un desarrollo sostenible al tiempo que avanzamos hacia un sistema económico mundial basado en la equidad y que incluya a todos" (punto 1).
A continuación se expresan preocupados por las estimaciones que indican n marcado descenso del volumen de recursos disponibles para alcanzar las metas de Desarrollo convenidas (punto 2) para expresar luego que la movilización de recursos humanos y el logro de condiciones económicas que permitan alcanzar las metas de Desarrollo convenidas internacionalmente "será el primer paso que daremos para asegurar que el siglo XXI sea el siglo del desarrollo para todos" (punto 3)
El punto 4 marca un compromiso genérico inicial: "Nos comprometemos a adoptar políticas racionales, promover una buena gestión pública en todos los niveles y respetar el estado de derecho. También nos comprometemos a movilizar nuestros recursos internos, atraer corrientes financieras internacionales, fomentar el comercio internacional como motor del desarrollo, incrementar la cooperación financiera y técnica internacional en pro del desarrollo, promover una financiación sostenible de la deuda, adoptar medidas para el alivio de la deuda externa y aumentar la coherencia y cohesión de los sistemas monetarios, financieros y comerciales internacionales"
El quinto punto introduce el tema de la coyuntura mundial, haciendo referencia al atentado terrorista sufrido por los Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.
La responsabilidad nacional en el propio Desarrollo es mencionada junto con la actual situación de interrelación entre las economías nacionales y el sistema económico mundial, lo que lleva a apoyar el emprendimiento de programas de Desarrollo regionales, y a aprovechar las oportunidades que brinda la mundialización al tiempo que se brinda apoyo a los países en desarrollo para evitar los problemas que también la mundialización ha traído consigo. (puntos 6 y 7). En esta misma lógica, el punto 8 pide "...adoptar un enfoque integral con respecto a los problemas nacionales, internacionales y sistémicos, relacionados entre sí, de la financiación para el desarrollo (...) Para ello es necesario adoptar medidas conjuntas y coherentes en cada uno de los ámbitos interrelacionados de nuestro programa, con la activa participación de todos los interesados.
Es entonces coherente que encontremos aquí un compromiso "a promover sistemas económicos nacionales y mundiales basados en los principios de justicia, equidad, democracia, participación, transparencia, responsabilidad e inclusión." (punto 9).
Se abre a continuación el segundo capítulo que lleva por título "Principales medidas" y comienza haciendo referencia a la movilización de recursos financieros nacionales para el Desarrollo.
Identifica lo que aparece como una suerte de condición previa básica para avanzar hacia el Desarrollo: "la imperiosa necesidad de crear las condiciones internas necesarias para movilizar el ahorro interno, público y privado, mantener un nivel adecuado de inversiones productivas y mejorar el capital humano (...) Un entorno nacional propicio es fundamental para movilizar los recursos internos, aumentar la productividad, reducir la fuga de capitales, estimular al sector privado y atraer y utilizar productivamente las inversiones y la asistencia internacionales." Y esta tarea debe ser apoyada desde el ámbito internacional (punto 10)
Más adelante el punto 19, en una reelaboración de este, afirma que "Es fundamental reforzar la labor nacional de fomento de la capacidad en los países en desarrollo y con economías en transición, entre otras, las siguientes esferas: infraestructura institucional, desarrollo de los recursos humanos, finanzas públicas, créditos hipotecarios, reglamentación y supervisión financieras, educación básica en particular, administración pública, formulación de políticas presupuestarias con una perspectiva de género y teniendo en cuenta sus repercusiones sociales, sistemas de alerta temprana y prevención de crisis y gestión de la deuda" prestando especial atención "a las necesidades especiales de África, los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países en desarrollo sin litoral." Se alienta en este sentido la cooperación Sur-Sur.
Volviendo al punto 10, entre las "condiciones internas" a las que hace referencia, los puntos 11 y 12 hacen mención de la buena gestión de los asuntos públicos, la aplicación de políticas económicas racionales, la existencia de instituciones democráticas sólidas, la libertad, la paz, la seguridad, el respeto de los derechos humanos, el estado de derecho, la igualdad de género y, en la misma enunciación, las políticas con orientación al mercado (punto 11) y la lucha contra la corrupción (punto 12).
Se reconoce la necesidad de aplicar políticas macroeconómicas racionales, en esta oportunidad identificadas como aquellas "encaminadas a mantener índices altos de crecimiento económico, el pleno empleo, la erradicación de la pobreza, la estabilidad de los precios y saldos fiscales y externos sostenibles a fin de que el crecimiento beneficie a todos, en particular los pobres. Los gobiernos deben asignar prioridad a la prevención de distorsiones inflacionarias y fluctuaciones económicas bruscas" por ello los gobiernos deben "contar con un sistema cambiario apropiado y aplicar políticas fiscales y monetarias prudentes." (punto 14).
Aparece a continuación otra de las preocupaciones centrales en la materia: la eficacia, eficiencia, transparencia y responsabilidad de los gobiernos, es decir el buen gobierno, concepto que aparece aquí referenciado por la necesidad de sistemas fiscales, tributarios y de administración impositiva equitativos y eficaces.
De allí se pasa a considerar lo fundamental de la inversión en servicios sociales básicos, de los que se pide tengan en consideración la problemática de género, al sector rural y a las comunidades desfavorecidas, "para lograr que la población, en particular la que vive en la pobreza, se adapte mejor a los cambios de la situación económica y pueda aprovechar las oportunidades que surjan." (punto 16)
Se reconoce luego "la necesidad de fortalecer y promover el sector financiero interno..." y se hace referencia aquí a la necesidad de contar con sistemas bancarios sólidos, de contar con mecanismos de financiación, poniendo de relieve el sector de los seguros y el mercado de valores y bonos; "Para ello se requiere un buen sistema de intermediación financiera, marcos reglamentarios transparentes y mecanismos de supervisión eficaces, respaldados por un banco central sólido" (punto 17)
Un extenso punto 18 se refiere a la micro-financiación y el crédito para las pequeñas y medianas empresas, la promoción de innovaciones financieras y la capitalización de los planes de pensión. Se hace una mención a lo importante de reducir los gastos de transferencia de remesas de dinero enviadas por trabajadores migrantes y a la necesidad de crear oportunidades de inversión en el sector de la vivienda.
El tema siguiente abordado dentro del segundo capítulo es el de la Movilización de recursos internacionales para el desarrollo, en especial la Inversión Extranjera Directa y otras corrientes de capitales privados
Retomando la línea sostenida, afirma el punto 20 que "Las corrientes internacionales de capitales privados, en particular las de inversiones extranjeras directas, así como la estabilidad financiera internacional, constituyen un complemento fundamental de las actividades nacionales e internacionales de desarrollo" y por ello "un gran desafío es crear las condiciones internas e internacionales necesarias para facilitar las corrientes de inversiones directas"
La referencia obligada a que los países deben ser jurídicamente seguros y económicamente confiables para captar IED, y tomar las medidas conducentes a tal fin es el centro del punto 21.
Pero con el desafío no es solo para los Estados potenciales receptores de IED, por ello "es necesario que las instituciones internacionales y regionales pertinentes y las instituciones apropiadas de los países de origen aumenten su apoyo a la inversión extranjera privada en el desarrollo de la infraestructura y otras esferas prioritarias, incluso en proyectos para cerrar la brecha en materia de tecnología informática" (punto 22) lo que hace importante que se proporcionen "créditos de exportación, servicios de co-financiación, capital de riesgo y otros medios de financiación, garantías contra riesgos, servicios de movilización de asistencia, información sobre oportunidades de inversión, servicios de desarrollo empresarial, foros para facilitar los contactos comerciales y empresariales y la colaboración entre empresas de países desarrollados y en desarrollo, así como fondos para financiar estudios de viabilidad"
El punto 25 sostiene además que las corrientes de recursos financieros privados hacia los países en Desarrollo y con economías en transición se mantengan estables. Medidas de transparencia tanto en los estados receptores como en los de origen contribuirían a tal fin, con el agregado de su capacidad de atenuar los impactos de la inestabilidad de las corrientes de inversión de corto plazo. También afirma el artículo 25 que "es importante tener en cuenta las características de la gestión nacional de la deuda externa, prestar suma atención a los riesgos cambiarios y de liquidez, fortalecer las normas de disciplina y control y la supervisión de todas las instituciones financieras, incluidas las que tienen un alto nivel de endeudamiento; liberalizar las corrientes de capital en forma ordenada y bien escalonada, de conformidad con los objetivos de desarrollo, y aplicar en forma progresiva y voluntaria los códigos y normas convenidos internacionalmente"
El siguiente tema en consideración es el rol del comercio internacional como promotor del Desarrollo.
Como no podía ser de otra manera, el primer punto dentro de esta parte del Consenso de Monterrey hace alusión al rol de la OMC y haciendo referencia a "Un sistema comercial multilateral abierto a la participación de todos basado en normas, no discriminatorio y equitativo, junto con una liberalización real del comercio..." como factor de estímulo al Desarrollo (punto 26) para remarcar en el punto siguiente que "El comercio es en muchos casos la fuente externa más importante de financiación para el desarrollo..."
Pasa lista luego a "las cuestiones relativas al comercio internacional que interesan particularmente a los países en desarrollo y a los países con economías en transición (...) Estas cuestiones son, entre otras, las siguientes: las barreras comerciales, los subsidios y otras medidas que distorsionan el comercio, en particular en sectores de especial interés para las exportaciones de los países en desarrollo (...), la aplicación indebida de medidas anti-dumping; las barreras técnicas y las medidas sanitarias y fitosanitarias; la liberalización del comercio en industrias manufactureras de gran densidad de mano de obra; la liberalización del comercio de productos agrícolas; el comercio de servicios; las crestas arancelarias, y la elevada cuantía y la escalada de aranceles y las barreras no arancelarias; la circulación de personas; la falta de reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual para la protección de los conocimientos tradicionales y el folklore; la transferencia de conocimientos y tecnologías; la aplicación e interpretación del Acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio de manera que sirvan de apoyo a la salud pública, y la necesidad de incluir en los convenios comerciales disposiciones que prevean un trato especial y diferente para los países en desarrollo..."
Llega entonces el punto 29 instando los miembros de la OMC a poner en práctica los acuerdos alcanzados en Doha. 2 y comprometiéndose los Estados participantes de la Conferencia de Monterrey a facilitar el ingreso de los países en desarrollo a la OMC y a cumplir los compromisos contraídos en Doha respecto de las dificultades de participación de los Países Menos Adelantados en el comercio mundial (punto 31).
Volverá sobre el particular el punto 38 afirmando que "En apoyo del proceso iniciado en Doha, se debería prestar atención inmediata al fomento y fortalecimiento de la participación plena y activa de los países en desarrollo en las negociaciones comerciales multilaterales..." para lo que es necesario prestar asistencia especial a "...los países en desarrollo (...) para participar eficazmente en el nuevo programa de trabajo de la OMC y en el proceso de negociación"
La atención se dirige en sucesivos puntos hacia la promoción de acuerdos regionales y subregionales (punto 32); el acceso de exportaciones de los países en Desarrollo a "todos los mercados" (punto 33); y a los países Desarrollados en particular (punto 34), a los que se llama además a reducir sus barraras comerciales respecto de los países con economías en transición. (punto 35).
El punto 36 llama a las Instituciones Financieras y de Desarrollo a apoyar las medidas de los países tendientes a aprovechar las oportunidades que les brinda el comercio internacional y a asumir otros compromisos vinculados. En el mismo punto se pide a los donantes bilaterales y a los programas y organismos pertinentes del Sistema de las Naciones Unidas "a que redoblen su apoyo a los servicios de capacitación, desarrollo de la capacidad, fortalecimiento institucional y apoyo al comercio..." dando trato especial "...a los países menos adelantados, los países en desarrollo sin litoral, los pequeños Estados insulares en desarrollo, los países en desarrollo de África, los países en desarrollo de tránsito y los países con economías en transición, en particular por medio del Marco integrado para la asistencia técnica en materia de comercio para los países menos adelantados y las correspondientes actividades de seguimiento, el Programa Integrado Conjunto de Asistencia Técnica, el Fondo Fiduciario Global del Programa de Doha para el Desarrollo, de la Organización Mundial del Comercio, y las actividades del Centro de Comercio Internacional." (punto 36)
El punto 37 agrega que "También es necesaria la ayuda multilateral para mitigar las consecuencias del estancamiento de los ingresos de exportación de los países que aún dependen considerablemente de las exportaciones de productos básicos..." y se pide atención y apoyo internacional sobre el particular
Se pasa luego, bajo un título diferente pero siempre dentro del capítulo II, a considerar el aumento de la cooperación financiera y técnica internacionales para el Desarrollo, en el cual se entra al tema tan sensible para los Estados Desarrollados de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (en adelante AOD).
Precisamente de esta se afirma en el punto 39 que "desempeña un papel esencial como complemento de otras fuentes de financiación para el Desarrollo "en particular en los países cuya capacidad de atraer inversiones directas privadas es mínima" para agregar que "La AOD puede ayudar a los países a movilizar un volumen adecuado de recursos internos en un plazo apropiado, y a la vez a mejorar su capital humano y aumentar su capacidad productiva y de exportación. También puede contribuir de manera decisiva a mejorar el entorno para las actividades del sector privado, y de este modo, preparar el terreno para un crecimiento vigoroso. Asimismo, es un instrumento de apoyo de importancia crítica para la educación, la salud, el desarrollo de la infraestructura pública, la agricultura, el desarrollo rural y el aumento de la seguridad alimentaria. Para muchos países de África, países menos adelantados, pequeños Estados insulares en desarrollo y países en desarrollo sin litoral, la AOD sigue representando el grueso de la financiación externa y es indispensable para alcanzar las metas y objetivos de desarrollo enunciados en la Declaración del Milenio"
Pero la responsabilidad de los resultados que pueda brindar la AOD no es no solamente ni fundamentalmente de los países Desarrollado. Afirma el punto 40. "Para ser eficaces, las asociaciones entre donantes y receptores debe basarse en el reconocimiento de que los países deben identificarse con los planes de desarrollo y hacerse cargo de su dirección; en ese marco, se necesitan políticas racionales y una buena gestión pública en todos los niveles para garantizar la eficacia de la AOD." Esta idea de propiedad ("ownership") de los planes de Desarrollo viene complementada por otra: "Las metas, objetivos y compromisos estipulados en la Declaración del Milenio y otros objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente puedan ayudar a los países a fijar prioridades nacionales a corto y a mediano plazo que sirvan de base para establecer asociaciones de apoyo externo.".
El punto siguiente mantiene el tratamiento de este particular ala firmar que "será necesario aumentar sustancialmente la AOD y otros recursos para que los países en desarrollo puedan alcanzar las metas y objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluso los consignados en la Declaración del Milenio..."; y en el punto 42 continúa "instamos a los países desarrollados que aún no lo hayan hecho a que adopten medidas concretas para dedicar el 0,7% de su producto interno bruto (PIB) como AOD para los países en desarrollo y, destinar entre el 0,15% y el 0,20% de su PIB a los países menos adelantados, objetivos reafirmados en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados"
El punto 43, avanzando siempre en el tema de la eficacia de la AOD, pasa revista a una serie de medidas e invita a los donantes a ponerlas en práctica.
En el punto 44 se reconoce "la utilidad de considerar fuentes innovadoras de financiación, siempre que esas fuentes no constituyan una carga excesiva para los países en desarrollo..." y se hace mención de la posibilidad de utilizar la asignación de derechos especiales de giro (DEG) para el desarrollo..."
Seguidamente se destaca el rol y potencialidades en la materia de los Bancos de Desarrollo Multilateral y Regionales; el punto 46 se refiere a los recursos a disposición del sistema financiero internacional para apoyar el Desarrollo, "Seguiremos tratando de aumentar la eficacia general de esa financiación procediendo de manera que los países asuman más responsabilidad, promoviendo operaciones que aumenten la productividad y rindan resultados tangibles en la lucha contra la pobreza y estrechando la coordinación con los donantes y con el sector privado"
El siguiente título abre el tema de el endeudamiento externo. Dice el punto 47: "La financiación sostenible de la deuda es un instrumento importante para movilizar recursos destinados a la inversión pública y privada. La formulación de estrategias nacionales generales para supervisar y gestionar las obligaciones externas en que se tengan en cuenta las condiciones para la sostenibilidad de la deuda en cada país (...) es fundamental para reducir la vulnerabilidad de los países..." y continúa, "Los deudores y los acreedores deben compartir la responsabilidad de evitar y resolver situaciones en que el nivel de endeudamiento es insostenible..."
Herramientas fundamentales para lograr niveles de endeudamiento sostenibles, expresión de por sí ambigua, los puntos 48 y 49 contemplan el alivio de la deuda externa y la Iniciativa reforzada para la Reducción de la Deuda de los Países Pobres Muy Endeudados.
Respecto de la primera se entiende que permitiría "liberar recursos que pueden entonces encauzarse hacia actividades que promuevan un crecimiento y un desarrollo sostenibles" e involucrando en el proceso a los Clubes de París, Londres y otros foros pertinentes, invitando a que se adopten medidas e "incluso, cuando corresponda, medidas para la cancelación de la deuda..." (punto 48). El punto 51 pide al Fondo Monetario Internacional y al banco Mundial que al formular recomendaciones sobre este tema se tengan en cuenta "cualquier cambio que haya alterado de manera fundamental la sostenibilidad de la deuda de un país "como consecuencia de catástrofes naturales, trastornos graves de la relación de intercambio o conflictos."
La segunda "ofrece la oportunidad de mejorar las perspectivas económicas y fortalecer las medidas adoptadas por los países beneficiarios para reducir la pobreza..." y se reclama de los Países Pobres Muy Endeudados "adoptar las medidas de política necesarias para poder recibir asistencia en el marco de la Iniciativa..."
El título se cierra en el punto 52 referente a crisis financieras, destacando "...la importancia de establecer un conjunto de principios claros para la gestión y solución de crisis financieras que prevea una distribución equitativa de la carga entre el sector público y el privado y entre deudores, acreedores e inversores..."
El último título que integra el capítulo II es "Tratamiento de cuestiones sistémicas: fomento de la coherencia y cohesión de los sistemas monetarios, financieros y comerciales internacionales en apoyo del desarrollo"
Allí los temas que se abordan son:
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la promoción del rol central de las Naciones Unidas en el fomento del Desarrollo, la coordinación de programas de instituciones financieras internacionales (punto 52);
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la reforma de la arquitectura financiera internacional (punto 53);
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la coordinación de políticas macroeconómicas de los principales países industriales (punto 54);
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la prevención de nuevas crisis internacionales y las consecuencias de los "contagios", y en particular la responsabilidad al respecto del Fondo Monetario Internacional (puntos 55 y 59);
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la necesidad de que las instituciones financieras internacionales tomen en cuenta programas con los que los receptores de ayuda se identifiquen y que consideren los efectos sociales de los planes de ajuste estructural (punto 56);
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la participación de los países en Desarrollo en la formulación de normas o códigos financieros (puntos 57 y 62);
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los parámetros a considerar en la evaluación de riesgo soberano (punto 58);
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el establecimiento de un mecanismo internacional de renegociación de la deuda (punto 60);
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la buena gestión pública (punto 61)
Los puntos 63 y 64 instan y recomiendan la adopción de medidas para lograr una eficaz participación de los Estados en Desarrollo y con economías en transición en la adopción de decisiones por un lado, y para lograr un más eficaz apoyo al sistema económico mundial al Desarrollo.
El punto 65 se refiere a la negociación de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción y a la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. 3 El punto 66 hace lo propio respecto del Convenio Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo.
El punto 67, cierre del título y del capítulo, se dedica la necesaria revitalización del Sistema de Naciones Unidas, considerándola "una cuestión prioritaria (que) tiene importancia fundamental para promover la cooperación internacional en pro del desarrollo y un sistema económico mundial que beneficie a todos..." para luego reafirmar el compromiso de lograr que la Asamblea General desempeñe con eficacia su papel, en tanto que principal órgano deliberante, normativo y representativo de la Organización y el de fortalecer al Consejo Económico y Social.
El capítulo III, cerrando el Consenso de Monterrey, tiene el sugestivo título de "Mantenimiento del Compromiso".
En él hay referencias a compromisos:
de seguir dedicando esfuerzos a establecer una alianza mundial en pro del Desarrollo;
de fortalecer a la Asamblea General y al Consejo Económico y Social de Naciones Unidas;
de aumentar la interacción entre los miembros del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas y los representantes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional;
de alentar el tratamiento coordinado de cuestiones entre las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio;
de reestructurar el Diálogo de Alto Nivel sobre el Fortalecimiento de la Cooperación Internacional para el Desarrollo mediante la Asociación que se realiza bienalmente en la Asamblea General de Naciones Unidas;
El punto 70 deja la decisión, tomada "En apoyo de lo que antecede a nivel nacional, regional e internacional..." de seguir promoviendo la interacción entre ministerios de desarrollo, finanzas, comercio, relaciones exteriores y bancos centrales "para aumentar la coherencia política interna; de buscar el apoyo activo de las Comisiones Regionales de naciones Unidas y Bancos Regionales de Desarrollo; mantener el proceso de financiación para el Desarrollo en el programa de las principales entidades interesadas.
Tras reconocer en el punto siguiente la relación entre la financiación del Desarrollo y el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se pide al Secretario General de las Naciones Unidas preste apoyo al seguimiento de los compromisos y acuerdos logrados en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, y que presente al respecto un informe anual.
El Consenso se cierra instando a al celebración de una Conferencia Internacional de seguimiento "cuyas modalidades se decidirán a más tardar en 2005" (punto 73)
Nos resta decir aquí que paralelamente a la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de Monterrey, tuvo lugar un Foro de ONGs del que participaron más de 700 organizaciones del sector civil, reuniendo a un nutrido grupo de intelectuales y a más de tres mil personas interesadas en la problemática a la que se abocó la Conferencia Oficial. Adjuntamos aquí su documento final.
Hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio: aporte de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo
La Conferencia de Monterrey estuvo más claramente imbuida que cualquiera anterior por la Declaración del Milenio y especialmente por los Objetivos de Desarrollo del Milenio que de ella resultan.
Esto no es extraño considerando que la tarea básica del encuentro era buscar la manera de crear recursos para el Desarrollo y mejorar la utilización de los existentes.
Si bien no hay compromisos concretos de financiación que resulten del texto del Consenso ni iniciativas internacionales que el mismo ponga en marcha, ni tan siquiera plazos para que estos ocurra, ya hemos visto que el tratamiento brindado a la cuestión del financiamiento del Desarrollo ha dejado abiertas puertas cuyo aprovechamiento depende ahora de la voluntad política de los Estados, sobre todo, aunque no exclusivamente, de los donantes. Desde entonces hasta hoy la situación no es alentadora en este sentido y son pocos, insuficientes y lentos los avances en la materia.
No obstante ello, fueron los Objetivos del Milenio los que en Monterrey dieron la pauta de lo escaso de los recursos destinados al Desarrollo: "Tomamos nota con preocupación de que, según las estimaciones actuales, disminuirá marcadamente el volumen de recursos disponibles para alcanzar las metas de desarrollo convenidas internacionalmente, incluso las fijadas en la Declaración del Milenio" (punto 2)
De la misma manera, los ODMs han estado presentes en los planteos y las razones de la Conferencia como se ve en los puntos 3 y 4 del Consenso de Monterrey: "La movilización de recursos financieros, el aprovechamiento de esos recursos y el logro a nivel nacional e internacional de las condiciones económicas necesarias para alcanzar las metas de desarrollo convenidas internacionalmente, en particular las consignadas en la Declaración del Milenio, de eliminar la pobreza, mejorar las condiciones sociales, y los niveles de vida y proteger el medio ambiente, será el primer paso que daremos para asegurar que el siglo XXI sea el siglo del desarrollo para todos." (punto 3) y; "El logro de las metas de desarrollo convenidas internacionalmente, incluso las establecidas en la Declaración del Milenio, requieren una nueva alianza entre los países desarrollados y en desarrollo..."
También se hacen presentes los ODMs, aunque en el punto 25 la alusión sea más genérica, como pauta que guía el trabajo al que los Estados presentes en Monterrey deciden abocarse, ya en cuestiones puntuales: "...Dadas las diferencias de capacidad de los países, también es importante tener en cuenta las características de la gestión nacional de la deuda externa; prestar suma atención a los riesgos cambiarios y de liquidez; fortalecer las normas de disciplina y control y la supervisión de todas las instituciones financieras, incluidas las que tienen un alto nivel de endeudamiento; liberalizar las corrientes de capital en forma ordenada y bien escalonada, de conformidad con los objetivos de desarrollo ..." 4
Lo mismo ocurre al asumirse el tratamiento de la Asistencia Oficial al Desarrollo, cuando se afirma que "Para muchos países de África, países menos adelantados, pequeños Estados insulares en desarrollo y países en desarrollo sin litoral, la AOD sigue representando el grueso de la financiación externa y es indispensable para alcanzar las metas y objetivos de desarrollo enunciados en la Declaración del Milenio y otros objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente." (punto 39). Lo propio sucede con el punto 41: "Reconocemos que será necesario aumentar sustancialmente la AOD y otros recursos para que los países en desarrollo puedan alcanzar las metas y objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluso los consignados en la Declaración del Milenio..."
Se afirma la importancia de los ODMs en la planificación de políticas de Desarrollo de los países receptores, a fin de que se los utilice como prioridades en los mismos y puedan ser útiles para involucrar a donantes y receptores de la ayuda tras el logro de fines comunes: "...Las metas, objetivos y compromisos estipulados en la Declaración del Milenio y otros objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente puedan ayudar a los países a fijar prioridades nacionales a corto y a mediano plazo que sirvan de base para establecer asociaciones de apoyo externo" (punto 40)
También se demuestra la importancia de tener presentes los ODMs en programas e iniciativas ya en marcha. Tal es el caso del la Iniciativa Reforzada para la Reducción de la Deuda de los Países Pobres Muy Endeudados, respecto de la cual se afirma: "...En los análisis futuros de la sostenibilidad de la deuda, también se debería tener en cuenta cuánto influye el alivio de la deuda en el avance en el logro de las metas de desarrollo de la Declaración del Milenio..."
En el título dedicado al tratamiento de cuestiones sistémicas, los ODMs vuelven a ocupar un lugar cuando se hace referencia a la necesidad de aumentar la coherencia, buena gestión y cohesión de los sistemas monetarios, financieros y comerciales mundiales, donde los Estados afirman que "deberíamos promover la coordinación de las políticas y programas de las instituciones internacionales y la coherencia a nivel operacional e internacional a fin de alcanzar las metas de desarrollo de la Declaración del Milenio, a saber, un crecimiento sostenido, la erradicación de la pobreza y un desarrollo sostenible"
Los ODMs vuelven a hacerse presentes en el capítulo final del Consenso de Monterrey sobre mantenimiento del compromiso: "Reconocemos el nexo que existe entre la financiación del desarrollo y el logro de las metas y objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los que figuran en la Declaración del Milenio, al evaluar los progresos en la esfera del desarrollo y al ayudar a fijar prioridades en esa esfera. (...) Apoyaremos a las Naciones Unidas en la ejecución de una campaña mundial de información sobre las metas y objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los consignados en la Declaración del Milenio."
De lo afirmado resulta que los ODMs cruzan todo el texto del Consenso de Monterrey, que menciona repetidamente a la necesidad de acabar con la pobreza como un tema prioritario en el camino hacia el Desarrollo. También hay referencias a la educación básica, a la potenciación del rol de la mujer, aunque extrañamente hay pocas referencias al tema de la protección del medio ambiente, y nulas a el VIH/SIDA.
Pero sin dudas, todo el contenido de este documento cabe dentro del objetivo 8, Fomentar una asociación mundial para el Desarrollo, razón de ser de la Conferencia de Monterrey sobre la Financiación para el Desarrollo.