El tema propuesto, la relación soberanía estatal
-globalización y los cambios en la percepción del espacio territorial estatal,
han generado una extensa producción académica de un tiempo a esta parte.
Sin
embargo, dado que los procesos globalizadores están en marcha, hay pocos consensos
de fondo mas allá de los territorios conocidos de la economía internacional
y las relaciones internacionales, y predominan las conjeturas y controversias
sobre la naturaleza y la profundidad de esos procesos.Dada
esta situación nuestra intención mas que producir respuestas es empezar a pensar
el mundo venidero a partir de algunos interrogantes formulados desde una perspectiva
crítica.1A veces
es preferible plantear preguntas adecuadas que responder en forma apresurada,
provisoria o incompleta.Para
ello partiremos de la remanida pregunta: ¿Que es la globalización? En
primer lugar, la Globalización es susceptible de ser iluminada desde distintas
perspectivas; es así que en la vastísima bibliografía sobre el tema encontramos
análisis realizados desde la comunicación, economía, o las relaciones internacionales,
la cultura; entre otros.Sin
embargo, la realidad global es una sola y distinguimos sus aspectos diversos
solamente a los efectos analíticos. La
escala global es la resultante de la unidad contradictoria y los solapamientos
de distintos procesos globalizantes o que inciden en dicha escala. De modo que
partimos de la premisa que hay que entender esos procesos en su “conexión global
total”.
En segundo lugar, si bien la reflexión académica
sobre el tema es relativamente reciente, (excepto tal vez en geografía política
y en la escuela histórica de los “Annales”), la percepción histórica de la
globalización va unida a lo que Braudel ha denominado la “longue durée” que
presupone ondas históricas de larga duración, la comprensión de procesos que
se dan en un arco temporal extenso.2
En tercer
lugar, la Globalización implica un cambio en la forma en que percibimos el
espacio; las ciencias sociales, como por ejemplo, la ciencia política, la
teoría del estado, la antropología, han sido ciencias territoriales.Los
procesos en curso parecen estar promoviendo lógicas que redefinen las escalas
y la visión de las relaciones entre estado mercado y territorio al mismo tiempo
que las relaciones entre lo local y lo global.La
deslocalización de la producción, la transmisión de datos, imágenes, información
y capitales en tiempo real instantáneo de un punto a otro del planeta cambian
la idea del espacio como arraigo a y continuidad de un sustrato físico territorial.Pero
al mismo tiempo surgen nacionalismos, regionalismos, localismos, que forjan
identidades definidas por una nueva relación de arraigo a un territorio redefinido
en términos de sustrato espacial de una comunidad religiosa, cultural, étnica,
etc.Por todo esto, el presente
trabajo se basa en la idea de que los diversos aspectos de la globalización
implican entre otras cosas, formas distintas de concebir el espacio.Y
por lo tanto, la percepción espacial nos provee un eje de análisis que corta
transversalmente a esos procesos políticos, económicos y culturales de esa
unidad contradictoria que ha dado en llamarse globalización.Repensar
el espacio es importante, ya que las certidumbres políticas de la época en
que orden -territorio -identidad eran congruentes estan fuertemente cuestionadas;
es una de las dimensiones de un replanteo necesario de la política, en un
tiempo en que la escala nacional pierde importancia en la determinación de
los procesos y decisiones fundamentales que afectan la vida de las personas.