Artículo de Reflexión

Las Relaciones Argentino – Americanas a partir del gobierno de la Alianza UCR-FREPASO
La influencia creciente de los condicionantes domésticos

 

El cambio de gobierno despertó especial interés para el estudio de los vínculos con EE.UU. debido a las expectativas que la llegada al poder de la Alianza UCR-FREPASO generó en la sociedad argentina la cual esperaba un giro significativo de las políticas públicas establecidas por el gobierno anterior. A pesar de dichas expectativas, un seguimiento más minucioso de lo acontecido durante los primeros 15 meses de gobierno del presidente De la Rúa me conduce a conjeturar que el ámbito de la Política Exterior (PE) estará caracterizado más por la continuidad de sus aspectos esenciales que por los cambios y, en este marco, los vínculos con EE.UU. no constituirán una excepción que ponga a prueba la regla. Sin embargo, considero que la acción externa de la República Argentina durante el gobierno de De la Rúa se verá afectada en mayor medida por cuestiones domésticas (crisis económica, ausencia de liderazgo, amenazas a la gobernabilidad) en comparación con el peso que dichas cuestiones tuvieron a lo largo de la administración Menem.

En ese sentido, considero que para un examen sobre el impacto del cambio de gobierno en la Política Exterior Argentina (PEA) hacia Washington resulta útil reseñar las modificaciones, fundamentalmente políticas y económicas, producidas a nivel doméstico, regional y en los EE.UU. con el fin de caracterizar el contexto en que se produce el traspaso de una gestión a otra. Además, como este artículo es parte de una serie de publicaciones que cada año aparecen en el ANUARIO revisaré si el valor explicativo de los conceptos utilizados en la investigación sobre el vínculo bilateral durante la administración Menem se mantiene en el gobierno de la Alianza UCR - FREPASO. Posteriormente, sistematizo los datos más importantes de la dimensión político – diplomática del período 2000/2001 a los fines de sustentar la hipótesis de trabajo y de mantener una continuidad con el estilo de la publicaciones anteriores.

Ajuste conceptual para un análisis de la Política Exterior Argentina hacia Washington durante la gestión De La Rua.

En este trabajo se señala una línea de continuidad en cuanto al contenido de la PEA hacia Washington entre los gobiernos de Menem y De la Rúa, mientras que las diferencias se concentran principalmente en el estilo. Consecuentemente, los conceptos que formaban el marco teórico para el análisis del período anterior continúan siendo útiles para abordar la vinculación con los EE.UU. durante el gobierno de la Alianza. Sin embargo, en la introducción conjeturé que, a pesar de esta continuidad, la acción externa de la República Argentina durante el gobierno de De la Rúa se verá afectada en mayor medida por cuestiones domésticas (crisis económica, ausencia de liderazgo y amenazas a la gobernabilidad) en comparación con el peso que dichas cuestiones tuvieron a lo largo de la administración Menem. Esta caracterización conlleva la necesidad de complementar el marco teórico. Por tal motivo haré una breve referencia a los conceptos que venía utilizando y que considero continúan siendo útiles para el estudio de la PEA hacia Washington a la vez que incorporo o enfatizo aportes teóricos que resaltan la necesidad de analizar la influencia de la política doméstica sobre la PE, principalmente en los gobiernos democráticos, y la importancia de los liderazgos sobre la PE en las épocas de crisis.

Como afirma Milner los paradigmas tradicionales de las RR.II -realismo y liberalismo institucional- han ignorado un punto central de la disciplina: la política doméstica. Para entender los grandes temas de las RR.II, como las probabilidades de paz, las fuentes del conflicto y la posibilidad de cooperación entre los estados, los teóricos de esta especialidad deben incorporar un análisis sistemático de la política doméstica a su campo de estudio. El fin de la Guerra Fría y la propagación de la democratización parecen dar a entender que la política doméstica es un requisito “sine qua non” para que las RR.II tengan tanto habilidad predictiva como relevancia política. Por otra parte, la sola atención de las relaciones interestatales es insuficiente por no considerar a los actores no gubernamentales. (MILNER, 1999: 119-120)

Por su parte Michael McFaul sostiene que en democracia los estados no tienen objetivos de PE. Más bien son los líderes políticos, los partidos y los grupos de interés los que tienen metas de PE. Bajo ciertas condiciones, todas esas fuerzas pueden apoyar un propósito único, pero en otro momento los mismos grupos pueden tener visiones conflictivas acerca de los objetivos a nivel externo e, inclusive, ellos pueden sustentar los mismos objetivos de PE por diferentes razones y no acordar en torno a los instrumentos adecuados para alcanzarlos. Consecuentemente la PE que eventualmente resulta es un producto del debate, la lucha política, las prácticas electorales y la capacidad de cabildeo de los grupos de interés más importantes. (McFOUL, 1999: 393)

A pesar que las variables que no están vinculadas directamente a los atributos de poder del Estado no son tenidas en cuenta por el Realismo, ciertas conductas de los estados parecen estar prima facie más allá de los objetivos de este paradigma. Por ejemplo, durante los períodos de cambios rápidos en el sistema internacional, los cálculos racionales del interés nacional devienen crecientemente difíciles. En forma similar, los resultados de situaciones únicas como las crisis o los cambios inesperados son complejos de explicar desde la perspectiva realista justamente porque en las condiciones de alta incertidumbre las ideas y los actores asociados con ellas pueden jugar un rol mucho más determinante. De ahí la importancia de complementar los enfoques tradicionales con perspectivas suplementarias que examinen el rol que las ideas domésticas, las instituciones, la burocracia y las fuerzas sociales pueden tener en el proceso de toma de decisiones sobre asuntos externos. (McFOUL, 1993: 395-396)

Además, siguiendo a Hermann y Hagan, el contexto de pos - Guerra Fría es más ambiguo y, en ese marco, las perspectivas de los líderes que participan de la toma de decisiones en PE puede tener más influencia en lo que el gobierno hace. Por otra parte, como los límites internacionales sobre la PE han devenido más flexibles e indeterminados, la preocupación por los temas domésticos se ha incrementado. Los especialistas en RR.II comenzaron a hablar sobre las diferentes clases de estados (democracias, democracias en transición, autocracias), pero también sobre cómo las presiones de las políticas domésticas pueden ayudar a definir el Estado (fuerte, débil; estable, inestable; cohesivo, fragmentado; satisfecho, revisionista). Estos autores también enfatizan que los líderes gubernamentales tienen algunas opciones en los roles que sus estados juegan en la política internacional (palomas, halcones; involucrados, aislacionistas; unilateralista, multilateralista; regionalista, globalista; pragmáticos; radicales). Estas disparidades predeterminan diferentes clases de reacciones dentro de la arena internacional. De ahí la importancia de recuperar los estudios sobre la relación entre el liderazgo y la toma de decisiones en PE y, en nuestro caso, las características de los gobiernos de coalición compuestos por líderes con diferentes intereses. (HERMANN Y HAGAN, 1998)

Resumiendo, hasta aquí se puede afirmar que la República Argentina en la actualidad es un país democrático que aún enfrenta problemas de falta de institucionalización como las democracias en transición, cuyo gobierno está constituido por una coalición gobernante con dificultades para alcanzar consenso sobre el conjunto de las políticas públicas y una evidente ausencia de liderazgo, en un contexto de fuerte recesión económica y crecientes demandas sociales, donde los actores sociales y económicos reclaman por sus intereses haciendo uso de distintos instrumentos de acuerdo a sus cuotas de poder y poniendo en evidencia un deterioro de la cohesión del Estado. Todo esto en un marco internacional de creciente globalización e incremento del poder de los actores económicos no gubernamentales. Estas características tienen, como es de esperar, un fuerte impacto sobre la PEA y sobre las relaciones con Washington.

En concordancia con estos enfoques teóricos presentados más arriba evalúo conveniente continuar utilizando gran parte de los conceptos en los que se basó este programa de investigación en tanto y en cuanto estos permiten una articulación adecuada de elementos exógenos y endógenos.

En primer lugar, entiendo a la política exterior como "el área particular de la acción político - gubernamental que abarca tres dimensiones analíticamente separables: político - diplomática, militar - estratégica y económica y que se proyecta al ámbito externo frente a una amplia gama de actores e instituciones gubernamentales y no gubernamentales, tanto en el plano bilateral como en el multilateral". (RUSSELL, 1990: 255)

En segundo lugar, desde nuestra perspectiva una de las líneas de continuidad marcada por el gobierno de la Alianza se refiere a la decisión de mantener las relaciones con EE.UU. dentro del marco político global positivo, que denominamos macro – relación bilateral[1] (ESCUDÉ, 1991) el cual se constituyó sobre un conjunto de valores ligados a la PE que, según la administración Menem, eran compartidos por Washington y actuaban como cimientos de la relación (defensa de la paz y la seguridad internacionales; no proliferación de armas de destrucción masiva y sus vehículos lanzadores; consolidación del sistema democrático y el respeto a los DD.HH., reforma económica argentina -apertura a las inversiones extranjeras y disminución de las barreras al comercio-). Además, y en este caso tal como ocurrió durante el segundo gobierno de Menem, la relación con Washington se mantendrá ordenada en torno a las micro - relaciones bilaterales. (ESCUDÉ, 1991) Por tal motivo, la agenda entre ambos países durante el gobierno de la Alianza se conformará sobre cuestiones específicas con un perfil marcadamente técnico. Consecuentemente, temas como cielos abiertos, telecomunicaciones, libre comercio, lucha contra la corrupción, modalidades para controlar el lavado de dinero etc, serán issues de nuestra agenda con Washington. Esta continuidad también se caracteriza por la denomina densidad de las relaciones bilaterales[2], motivo por el cual sostenemos que los vínculos argentino – americanos continuarán siendo densos, tanto en los aspectos positivos como en los negativos. Esto significa que hoy existen más lazos no gubernamentales: comercio, inversiones, intercambios culturales, transporte, telecomunicaciones, contratos, acuerdos, obligaciones y planes. Sin embargo, las relaciones normales involucran mayor densidad y mayor presencia de actores privados y, en ocasiones, esta situación genera negociaciones difíciles que dejan en claro que una buena macro – relación bilateral no garantiza la ausencia de problemas a nivel de las micro - relaciones bilaterales. (TULCHIN, 1996)

Por otra parte, el reconocimiento de que la agenda bilateral continuará caracterizada por las micro - relaciones bilaterales implica que la conformación de la misma es, y será, consecuencia de las necesidades y de los problemas del conjunto de las políticas públicas del Estado - Nación (económica, de defensa, exterior, etc.) y de su interrelación con el medio interno e externo, y no únicamente el resultado de las influencias del sistema internacional o las variables externas.

Por otra parte, en este trabajo se privilegia el concepto de agenda internacional sobre el de interés nacional. El último concepto se utiliza al mismo tiempo como un instrumento de análisis y como un componente de la PE. En la práctica, sin embargo, resulta mucho menos útil el primero de estos roles, mientras que los estadistas parecen no poder prescindir de él en el segundo. Sin desconocer la importancia que algunos sectores políticos, diplomáticos y analistas continúan otorgándole a este concepto, a pesar de las crecientes críticas metodológicas que el mismo recibe desde los 70`, se adoptó en su reemplazo el concepto de agenda internacional por varios motivos.

En primer lugar, la idea de agenda refleja con más claridad las características del mundo actual. Éste es cada vez más transnacional, más interdependiente, más complejo y, en él se incrementan los actores gubernamentales y no gubernamentales que buscan la satisfacción de sus aspiraciones en el frente externo y que, de hecho, provocan que los intereses nacionales se vuelvan cada vez más sectorializados, desagregados y específicos, siendo sólo posible englobarlos en una agenda internacional y no en una noción abstracta de interés nacional. Tres rasgos han sido señalados, entre otros, como esenciales a la nueva agenda en torno a la cual se estructurará la competencia y la articulación internacional de los países: su carácter más diversificado, menos jerarquizado y más entrelazado que antes. (TOMASSINI, 1991)

Otro elemento para el análisis de las relaciones argentino – americanas durante el segundo mandato de Menem y que se mantiene para el gobierno de la Alianza está ligado a la macro PE de los EE.UU.: su perfil altamente interméstico. Esta particularidad crecientemente importante en las acciones externas de EE.UU. puede rastrearse en la historia de la PE americana. En ocasiones fue exaltada con el sustento del excepcionalismo americano y la importancia del “ideal nacional” como guía de la PE. En otras, fue atenuada por el predominio realista y la tradicional recomendación de separar la política doméstica de la internacional y la idea de que esta última debía guiarse por “el interés nacional”. Con el incremento de la interdependencia y la globalización la influencia de los temas domésticos sobre las cuestiones internacionales se instaló como la tendencia predominante.

Frank Klingberg ya nos señaló hace años que la PE americana se caracteriza por un movimiento pendular entre períodos de extroversión -esto es cuando EE.UU. orienta su atención y su energía hacia el extranjero- y la introversión caracterizados por la concentración del gobierno en las cuestiones domésticas. (KLIMBERG, 1983)

Justamente una de las explicaciones sobre el triunfo de Clinton es que captó el deseo de la sociedad americana de que sus líderes pusieran atención en los temas internos. Como afirma Pastor, la fórmula de la administración Clinton fue borrar la línea entre los temas internos y los internacionales. A partir de ese momento la dirección de la PE tuvo siempre como horizonte los temas que tenían que ver con las preocupaciones políticas e intereses al interior de la frontera de los EE.UU. Droga, crimen y empleo son ejemplos claros de una agenda de campaña que fue, y aún es, absolutamente interméstica. Desde un punto de vista operativo, para evaluar cuándo y cómo responder a una crisis internacional la administración aplicó cálculos políticos domésticos. Fue justamente este hecho el que contribuyó a elevar la ya existente influencia de los medios de comunicación, los grupos de interés, tanto étnicos como de negocios, en las decisiones de PE al mismo nivel que podían hacerlo sobre cuestiones domésticas. (PASTOR, 1996)

Esta tendencia ha ejercido una notable influencia en las relaciones bilaterales con Argentina porque: a- hace que la PE americana sea cada vez más intrincada y, consecuentemente, más difícil de comprender por parte de otros actores internacionales; b- institucionaliza como política oficial una tendencia preexistente como es el creciente poder de los actores no gubernamentales domésticos americanos sobre la PE; c- complejiza el proceso de toma de decisiones a la vez que dificulta la identificación de quienes son los actores que podrían tener intereses comunes con la Argentina sobre un tema puntual de nuestra agenda externa. Dicho en otras palabras, cada vez es más laborioso identificar nuestros “posibles” aliados americanos en el amplio espacio de los actores no gubernamentales y más complejo aún desmarañar la red de contactos oficiales y no oficiales que los mismos mantienen con las distintas agencias gubernamentales del enorme Estado americano. Consecuentemente, las micro - relaciones bilaterales son cada vez más permeables a los intereses de múltiples actores privados y más problemáticas para ser manejadas exitosamente por los actores estatales, y más aún en nuestro caso donde el gobierno nacional evidencia dificultades en la elaboración de consenso en la coalición gobernante, ausencia de liderazgo y amenazas a la capacidad de gobernabilidad.

Actualmente, la administración de George W. Bush pretende atenuar la influencia de los actores domésticos sobre la PE concentrando mayor poder de decisión en el Estado, esto es en los hacedores de PE. Si bien éste es un dato a tener en cuenta porque intenta corregir la tendencia vigente durante el gobierno de Clinton, lo cierto es que podrá atenuarla, pero difícilmente anularla ya que ha adquirido un carácter estructural.

Las mudanzas de orden sistémico y su incidencia en las cuestiones domésticas: el cambio de gobierno en EE.UU. y la situación latinoamericana

Las modificaciones en la PE Americana son relevantes para este análisis por varios motivos entre los que privilegiamos dos: en primer lugar porque es la PE de una gran potencia y, por tal condición, en la mayoría de los casos aparece como un dato dado; segundo porque el gobierno de De la Rúa inició su gestión cuando Clinton estaba en el poder y la identificación ideológica entre la corriente social demócrata a la cual adhiere la UCR a nivel internacional y el partido Demócrata es mayor que con el Republicano.

En la era Clinton la PE Americana vivió un nuevo momento liberal. Esta postura fue presentada como un cambio de paradigma que significaba el abandono del modelo de contención al comunismo y la adopción de otro caracterizado por el compromiso y la expansión de la democracia y la economía de mercado. Dichos cambios fueron implementados en un marco de predominio de la agenda doméstica sobre la externa sumado a la decisión presidencial de borrar la línea entre los temas internos e internacionales. Como sostuve más arriba esta modalidad política contribuyó a elevar la ya existente influencia de los medios de comunicación y los grupos de interés en las decisiones de PE al mismo nivel que podían hacerlo sobre cuestiones domésticas.

La llegada a la Casa Blanca de George W. Bush involucra un desplazamiento de los ejes de PE estadounidense establecidos por la administración Clinton debido a varias razones: la visión teórica desde la cual se interpreta el acontecer internacional, un estilo político más pragmático propio del partido republicano y el perfil de los nuevos hacedores de PE como Condoleezza Rice y  Collin Powell con posiciones claramente realistas que influyen en la dirección que Washington tomará para conducir los asuntos externos.

A partir de las ideas de Rice y Powell[3] podemos afirmar que la PE de Bush intenta establecer un nuevo momento realista ajustado a las características de post Guerra Fría. Consecuentemente se destacarán ideas tales como: guiar los asuntos externos por el interés nacional más que por el ideal nacional; trabajar en función de una agenda prioritaria; disminuir las intervenciones por ayuda humanitaria; revertir la causalidad en la relación intervención – defensa de la democracia, privilegiar las relaciones con los estados más poderosos; mantener buenas relaciones políticas y económicas con el resto del hemisferio y no desconocer la influencia de actores domésticos e internacionales, pero otorgar a los funcionarios encargados de la conducción de la PE, esto es al Estado, un rol decisivo y menos comprometido con los intereses de determinados grupos parroquiales sobre todo sindicatos y grupos ambientalistas.

En el contexto regional los avances de los países latinoamericanos vinculados a la defensa de la democracia, la modernización, el crecimiento económico, la apertura comercial, la lucha contra la corrupción y el debate sobre nuevas formas de cooperación en el de área de seguridad que durante la primera mitad de los noventa aparecieron como temas comunes en la agenda externa de la región con los EE.UU., se estancaron y mostraron la subsistencia de problemas estructurales de difícil solución. Además, los espacios multilaterales -tanto los organismos internacionales y la concertación política como los procesos de integración subregional- se debilitaron como alternativas para la acción conjunta, mientras que el poder creciente de EE.UU. y los actores económicos no gubernamentales se hicieron -y se harán- sentir fuertemente sobre el conjunto de las políticas exteriores de la región, marco en el cual Argentina no constituye una excepción.

Este escenario complejo enmarca también una tensión progresiva entre “la política y/o los políticos” y “la sociedad” que presenta crecientes demandas ante la compleja realidad socio – económica. A diferencia de otras épocas el debate de ideas y propuestas políticas alternativas no parece acorde a la magnitud de los problemas sociales. En ese sentido, la dimensión de la crisis parecería haber generado un efecto paralizante y desconcertante sobre el conjunto de los gobiernos regionales que no han encontrado alternativas de desarrollo. Además, y esto es muy importante, las consecuencias de la crisis actual afectan tanto la arena internacional como la doméstica perjudicando, en algunos países, los niveles de gobernabilidad.

Esta situación es particularmente grave en Argentina. El estancamiento de los índices de crecimiento; el incremento del desempleo; los problemas de solvencia para el pago de la deuda; la falta de consenso al interior de la coalición gobernante en temas de política interna e internacional (caso Cuba o posiciones frente a la disyuntiva NAFTA – MERCOSUR), la necesidad de tener una relación privilegiada con EE.UU. para negociar la salida de la crisis frente a los organismos financieros internacionales, la banca privada y el tesoro norteamericano, desafiando parte de lo anunciado como propuesta de PE a lo largo de la campaña electoral, han generado problemas de liderazgo y han instalado el temor de una crisis de gobernabilidad. Desde nuestra perspectiva esta situación tendrá influencia sobre el conjunto de la PEA y sobre las relaciones con Washington generando, a pesar del marco de continuidad señalado anteriormente, una diferencia importante con el gobierno de Menem que podría afectar la calidad de los resultados que se esperan obtener en las relaciones con EE.UU.

La dimensión político diplomática en las relaciones vis a vis Washington: el predominio de la continuidad.

Las decisiones tomadas por el gobierno de Fernando De la Rúa hasta el presente permiten inferir líneas de continuidad, a pesar que el gobierno enfatice el cambio de estilo. En este sentido, tanto el perfil de los temas de agenda como el esfuerzo puesto por el gobierno para mantener una buena relación con Washington en todas las dimensiones de la PE ponen de manifiesto el lugar privilegiado que se le otorga a este vínculo.[4]

1. Los principales encuentros a nivel diplomático. La búsqueda de contactos relevantes con la administración Clinton.

Una vez elegido Fernando De la Rúa se iniciaron distintos tipos de contactos entre ambos gobiernos.[5] El primer vínculo de nivel Ministerial a inicios del año 2000 tuvo como protagonista al Canciller Adalberto Rodríguez Giavarini quien se reunió en Washington con la Secretario de Estado Madeleine Albright, tratándose de la primera entrevista, con agenda abierta mantenida por el Canciller con su par estadounidense.[6] Al finalizar la reunión el Canciller manifestó “Nosotros vamos a tener con EE.UU. relaciones intensas” “La Argentina tiene un nivel de relaciones con EE.UU. muy alto. En nombre del presidente Fernando De la Rúa le manifesté a la Secretaria de Estado que nuestro gobierno aspira a tenerlas a un nivel aún más alto”. El Canciller invitó a Albright a la Argentina y habló sobre un futuro encuentro entre De La Rúa y Clinton. A todo esto también se sumaron los elogios de Albright hacia el funcionario argentino.[7]

Este primer encuentro dejó en claro que en el gobierno no sólo hay voluntad política de continuar con el mismo tipo de relaciones que la Argentina mantuvo con los EE.UU. durante el gobierno menemista, sino también reforzarlas y mejorarlas. Rodríguez Giavarini especificó, sin embargo, que en vez de hablar de relaciones carnales, es mejor hablar de “relaciones óptimas”.[8]

 

Los temas sociales,  la independencia del Poder Judicial y la lucha contra la corrupción incrementaron la lista de temas de la agenda bilateral y confirmaron el predominio de las micro - relaciones bilaterales. En el mes de enero de 2000 el Ministro de Justicia de la Nación, Dr. Gil Lavedra y la Ministro de Desarrollo Social y Medio Ambiente, Graciela Fernández Meijide, visitaron Washington para asistir a la Conferencia sobre el Papel de la Justicia y la Reconciliación en Transiciones Democráticas auspiciada por el Departamento de Estado y el Instituto por la Paz. También se entrevistaron con sus pares norteamericanos, con quienes tocaron temas relativos a los pedidos de asistencia judicial presentados por jueces argentinos[9] y los planes sociales para los sectores de menores ingresos, respectivamente. Asimismo, durante ese mismo año existieron dos declaraciones del gobierno americano apoyando las iniciativas en la lucha contra la corrupción[10] y, el 14 de junio, en ocasión de la visita del presidente De La Rúa a Washington, se firmó en esa ciudad el “Memorándum de Entendimiento sobre Eficiencia y Transparencia en la Gestión de Gobierno entre el Gobierno de la República Argentina y el Gobierno de los EE.UU. de América”.

En el espacio de las visitas presidenciales se destacan a lo largo del 2000 los tres viajes del presidente De la Rúa a los EE.UU.

El acontecimiento más significativo fue su primer viaje Washington que se concretó entre el 11 y el 14 de julio de 2000 y tuvo la característica de visita oficial. La agenda fue variada[11], pero los temas de la agenda económica aparecieron como los de mayor peso. En este sentido, el Agregado Comercial a cargo de la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires, Manuel Rocha, señaló con anterioridad al viaje que el tema fundamental de la visita iba a girar en torno a la desregulación de las telecomunicaciones, porque EE.UU. estaba muy interesado en la liberalización total del mercado telefónico, la industria informática y la transmisión de datos vía Internet. A cambio propone una inversión de 5000 millones de dólares en un período de tres años.

En orden a avanzar sobre estos intereses el Presidente argentino hizo firmar el decreto de liberalización de dicho mercado y, además, viajó a los EE.UU. acompañado por un grupo de jóvenes empresarios que lideran empresas en el área de servicios de multimedios y de Internet. Antes de partir el Presidente le dejó en claro a sus colaboradores que quería dar la imagen de un país que hace esfuerzos, que quiere ser competitivo, pero que necesita apoyo. Por otra parte, necesitaba lograr un soporte externo para el plan de ajuste económico que había sido presentado por el Ministro de Economía pocos días antes.

La reunión con el presidente Clinton fue positiva y estuvo caracterizada por la amabilidad. Durante el encuentro en el Salón Oval el mandatario estadounidense le preguntó al argentino qué podía hacer para mejorar las relaciones con Argentina, a lo que De la Rúa respondió que estaba tratando que los organismos internacionales tuvieran una actitud más comprensiva hacia países como la Argentina, pero que necesitaba que su gobierno trasmitiera la idea de que EE.UU. iba a estar cada vez que lo necesitemos. Posteriormente, durante el almuerzo Clinton avanzó sobre uno de los temas conflictivos de la agenda: cielos abiertos. Lo hizo con sutileza planteando que quizás a la Argentina le ayudaría a generar empleos una política de cielos abiertos. El presidente De la Rúa destacó la voluntad de abrir los mercados por parte de Argentina, pero aclaró que en este tema en particular no contaba con el consenso necesario dentro de la opinión pública, motivo por el cual iba a enviar al Congreso el Acuerdo sobre Cielos Abiertos firmado por el gobierno anterior. Además, hablaron sobre los problemas institucionales en Perú y Colombia, se prometieron mayores intercambios de cítricos y carnes y elogiaron la tarea de ambos países en el área de las nuevas tecnologías y en el uso de Internet.

La delegación argentina volvió al país conforme con los logros alcanzados. El FMI emitió un comunicado apoyando el plan de ajuste del nuevo gobierno, existieron promesas de importantes inversiones y Arturo Valenzuela describió la relación entre De la Rúa y Clinton como “extraordinaria”.

Desde nuestra perspectiva el Presidente argentino hizo gala de su nuevo estilo y logró generar un buen impacto en Washington. Sin embargo, quedó en claro que gobierne quien gobierne en Argentina las autoridades estadounidenses seguirán presionando por los intereses de sus empresas. Además, la agenda bilateral continuará teniendo una fuerte impronta económica que, como se verá más adelante, se acentuará en forma paralela a la complejización de la situación económica en Argentina y la permanente necesidad de negociar e informar a Washington sobre las medidas económicas implementadas por nuestro país.

La segunda visita de De la Rúa se concretó en septiembre para participar en la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas[12] y en la Sesión Especial en el Consejo de Seguridad la cual debatió sobre cómo asegurar un rol eficaz del Consejo de Seguridad en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, particularmente en África. Además el Sr. Presidente se entrevistó con Clinton y el Primer Ministro Británico Tony Blair. A los efectos de lograr una amplia representación y variados contactos en los EE.UU. el Presidente estuvo acompañado por el Canciller, ministros, gobernadores, senadores y diputados[13].

En el mes de octubre concreta su tercera visita para participar como orador con el tema: los esfuerzos que realiza el gobierno para reforzar la calidad de la democracia en el Seminario sobre Democracia y Transparencia titulado “Los Desafíos de la Democracia en las Américas” organizado por el Centro Carter. También participaron el Subsecretario de Política Latinoamericana, Embajador Adolfo Nanclares, el vicepresidente de la Nación Dr. Carlos Álvarez y el ex – presidente de la Nación, Dr. Raúl Alfonsín.[14] Esta fue la última vez que los referentes políticos de la Alianza UCR-Frepaso estuvieron juntos en Washington como integrantes de un misma gestión de gobierno.

Durante el año 2000 la República Argentina recibió la visita de seis funcionarios estadounidense de alto rango cuya labor se inserta en el espacio político diplomático.[15] Se entrevistaron con distintos miembros de Cancillería y del gabinete nacional. Entre los temas tratados figuran: Operaciones de Mantenimiento de la Paz y Haití; políticas de transparencia en la actividad del Estado, continuidad del Proceso Especial de Consultas Bilaterales Regulares de Alto Nivel, intercambio de los instrumentos de ratificación del Tratado de Extradición; e implementación del Memorandum de Entendimiento sobre Eficiencia y Transparencia en la Gestión de Gobierno.[16]

Desde la perspectiva político – diplomática la visita más relevante fue la de la Secretaria de Estado de los EE.UU., Madeleine Korbel Albright, quien llegó a nuestro país en agosto de 2000 como parte de una gira terminal en la región, para despedirse antes de finalizar sus funciones en el gobierno demócrata. El viaje incluyó Brasil, Chile, Bolivia y Ecuador.[17] Se entrevistó con el Presidente y con el Canciller. En la conferencia de prensa brindada por ambos responsables de los asuntos externos el Canciller argentino sostuvo que EE.UU. y Argentina mantenían excelentes relaciones y que acordaban sobre las políticas de estado, sobre los DD.HH, sobre la calidad institucional de la democracia, la lucha por la paz y por el desarrollo igualitario de los pueblos. Agregó que todos esos tópicos habían sido la base de las políticas que Albright ha implementado desde el Departamento de Estado y que Argentina siempre había apoyado esas políticas desde que ellas coincidían con nuestras políticas de estado, las que tenían el consentimiento de todos los partidos políticos y también el apoyo de diferentes legisladores en diferentes comisiones.[18]

Por su parte la Secretaria de Estado sostuvo que en años recientes ambos países habían llevado sus lazos de defensa a un nuevo nivel y agregó “somos colegas otra vez en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el apoyo fuerte de Argentina a las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz alrededor del mundo –en áreas tan diversas como Timor Oriental, Chipre y Kosovo- representa una contribución crítica a la paz mundial, y nosotros esperamos que continúe siendo una alta prioridad en los próximos años”. Además, sostuvo que en la reunión mantenida con el Canciller tuvieron la oportunidad de concentrarse especialmente sobre el apoyo mutuo de ambos países a la democracia en las Américas, incluyendo el respaldo al esfuerzo del presidente Pastrana para rescatar a Colombia del tráfico de drogas. También “discutimos sobre Haití, donde el proceso democrático es muy precario, y donde Argentina continúa jugando un papel muy importante reclamando la vigencia de la ley y la reforma institucional y enfatizamos la importancia de un auténtico diálogo que conduzca a la reforma política en Perú.”[19]

Su agenda también incluyó encuentros con hombres de negocios, con integrantes de la sociedad civil (Poder Ciudadano, Conciencia, Centro de Estudios Legales y Sociales, Mujeres en Igualdad, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Fundación de Ética Pública, Asamblea Permanente de DD.HH, Fundación Argentina de RR.HH. y visitó finalmente la sede de la AMIA siendo recibida por la AMIA, DAIA y BNAI BRITH.

Como lo demuestran las agendas tanto de funcionarios argentinos como estadounidenses cada vez son más los temas de política doméstica que son abordados en los distintos encuentros, a lo que se suman las visitas de parlamentarios[20], gobernadores[21], intendentes[22], ex - funcionarios[23] y académicos las cuales ponen de manifiesto la densidad de la relación bilateral y muestran que, más allá de los contactos políticos, existe una creciente vinculación a nivel de sociedad civil con su consecuente impacto cultural. Otra tendencia significativa que muestran los datos relevados refiere al fenómeno progresivo de difusión de poder del Estado nación, que como afirma Strange, se diluye hacia arriba, hacia los costados y hacia abajo. (STRANGE, 1998) Con esta idea quiero enfatizar como cada vez más las provincias y los municipios tratan de generar sus propios vínculos externos, modificando la tradición política y constitucional que afirma que la PE es un atributo exclusivo del Estado nacional.

2.  La búsqueda de un acercamiento con la administración de George W Bush en el marco de la creciente crisis política doméstica argentina

La acción externa de la República Argentina durante el 2001 estuvo marcada desde su inicio por las repercusiones de la crisis de consenso en la coalición gobernante. El año anterior había dejado la pesada herencia de incertidumbre generada por la renuncia del vicepresidente, Carlos Alvarez, a lo que se sumaría con el transcurrir de los meses la renuncia del Ministro de Economía José Luis Machinea, el paso de Ricardo López Murphy del Ministerio de Defensa al de Economía donde, en pocos días, fue reemplazado por Domingo Cavallo. Estos acontecimientos pusieron de manifiesto una incapacidad del gobierno para conducir la compleja situación económico – social de nuestro país y el deterioro del consenso no sólo ya entre los partidos que integran la Alianza, sino al interior de cada uno de ellos. Durante los primeros cinco meses del año el país tuvo tres ministros de economía con tres planes económicos diferentes lo que obliga tanto a Economía como a la Cancillería a trabajar permanentemente frente al mundo financiero y, muy especialmente frente a los organismos multilaterales de crédito y el gobierno de los EE.UU., para demostrar que Argentina cumplirá con sus compromisos, pero que necesita ayuda económica externa. En este marco, los condicionantes externos crecen proporcionalmente a la debilidad económica y, fundamentalmente, política del país. Como consecuencia de lo anterior, la agenda de PE incrementa su perfil económico, mientras que la presencia política del país a nivel regional se deteriora perdiendo capacidad de iniciativa política en los espacios multilaterales. Pasamos del exceso de protagonismo que caracterizó a la administración Menem a una quietud tan peligrosa como la sobreactuación. Un repaso de los hechos principales en las relaciones con Washington nos muestra la continuidad en los temas de agenda, en la prioridad otorgada a la relación bilateral, en la utilización de estrategias diplomáticas e indicadores para medir el estado del vínculo muy similares a los del gobierno anterior. Los resultados obtenidos son significativos. Sin embargo, la política exterior luce quieta e improductiva en tanto está opacada por los efectos de la política doméstica y los retrocesos que esta última impone cada vez que se produce un avance significativo. Es suficiente con recordar que a inicios de 2001 nuestro país recibió un “Blindaje” de 40.000 millones de dólares cifra semejante a la otorgada a Rusia, una ex potencia mundial, en el marco de su crisis financiera. En el momento en que se escribe este artículo nuestro país ya no recuerda el Blindaje y está cerrando una renegociación de la deuda externa conocido como “Megacanje” donde nuestro destino queda atado estructuralmente a los vaivenes de nuestra política doméstica medida vía el riesgo país y a la tasa de interés de los EE.UU.

Con este crecientemente complejo telón de fondo y después de las elecciones presidenciales en EE.UU. el gobierno argentino inició una serie de contactos destinados a aceitar las relaciones con la administración Bush demostrando cierta inquietud por los vínculos fluidos que mantenía Carlos Menem con la familia del nuevo presidente y por la supuesta repercusión política que dicha relación podría generar sobre los vínculos externos del gobierno de la Alianza con la nueva administración estadounidense. Consecuentemente, a partir de enero de 2001 la Cancillería argentina se dedicó a preparar un encuentro entre De la Rúa y Bush, la cual estaría precedida por una reunión entre los cancilleres de ambos países.

Durante el mes de febrero de 2001, sólo dos días antes del encuentro de los cancilleres, se produjo un contacto telefónico entre los presidentes Bush y De La Rúa donde se dejó en claro el buen estado de la relación, se repasaron los temas de agenda más significativos y se dijeron las cosas que cada uno de los presidentes quería escuchar.[24] Pero fueron los ministros Rodríguez Giavarini y Machinea quienes tuvieron la responsabilidad del primer contacto institucional de alto perfil político con el gobierno de Bush. Con posterioridad al encuentro entre el canciller argentino y el Secretario de Estado, Colin Powell este último declaró que “las relaciones bilaterales son muy fuertes y sólidas”, y calificó la reunión con Giavarini como una “discusión muy cordial entre dos amigos de dos países amigos”. Trascendió que durante el encuentro se tocó el tema Cuba y las declaraciones que hizo Fidel Castro sobre la Argentina, y sobre la Comisión de DD.HH. en Ginebra, pero el canciller explicó que todavía no había tomado ninguna decisión al respecto. Giavarini le explicó a Powell que Argentina negociará el ALCA desde el Mercosur y que la decisión o no de avanzar la fecha del 2005 al 2003 es una decisión política que deberá ser tomada por los presidentes en Quebec. Pese a todos los pronósticos, un tema que estuvo ausente en la reunión fue Colombia. En cambio sí hablaron de Malvinas. El canciller destacó la excelente relación de la Argentina con el Reino Unido, y se comprometió a mantener informado al gobierno de los EE.UU. sobre cómo evolucionan las conversaciones entre ambos países para intentar reanudar las conversaciones por las Malvinas.[25]

Los momentos “más delicados” fueron aquellos en los cuales los funcionarios argentinos tuvieron que referirse a la situación política doméstica de nuestro país y a las posibles incidencias sobre la economía. En ese contexto, el director gerente del FMI, Horst Kolher, le preguntó al ministro Machinea sobre la situación política en la Argentina. Machinea dijo luego que le había explicado a Kolher que la Alianza “ahora está más fuerte que hace dos o tres meses”. Por otra parte, según declaraciones de los funcionarios argentinos, la reunión en el Tesoro con Paul O’Neill en la que participaron Giavarini y Machinea, tuvo otro tono. “Estuvimos hablando de la arquitectura del sistema financiero internacional y de la importancia que tiene para la Argentina y para la región avanzar en un tema sobre el ALCA”, dijo Giavarini. La ofensiva terminó en la Reserva Federal con una entrevista entre Machinea y Alan Greenspan, en la cual el funcionario norteamericano afirmó: “la convertibilidad es un sistema muy demandante, pero con mucha potencialidad de éxito”, lo que fue tomado por Machinea como un elogio.[26] Además de los contactos gubernamentales el canciller se entrevistó con banqueros y empresarios[27] con la intención de despejar todas las dudas sobre la economía nacional. Explicó el objetivo del blindaje y las perspectivas de crecimiento económico que espera el Gobierno para el 2001.

El canciller se reunió también con la Directora del Consejo Nacional de Seguridad de EE.UU., Condoleezza Rice, con quien trató el tema de la reforma de la OEA. Posteriormente, Rodríguez Giavarini se dedicó a los temas de la agenda comercial: le solicitó a la Secretaria del Departamento de Agricultura, Ann Veneman, que los EE.UU. asuman un papel de liderazgo en los foros multilaterales de comercio contra los subsidios agrícolas que otorga Europa a sus productores y una mayor apertura del mercado estadounidense a los productos argentinos. A su vez la funcionaria solicitó el apoyo argentino contra las políticas proteccionistas en los grupos en los que nuestro país participa activamente. Finalmente, intercambiaron opiniones sobre el ALCA. Además, el canciller se entrevistó con el Secretario de Comercio de los EE.UU., Donald Evans, con quien abordó cuestiones como la necesidad de una nueva ronda mundial de negociaciones comerciales y la conveniencia de poner en marcha el ALCA lo antes posible.[28]

En marzo el Ministerio de Relaciones Exteriores recibió la confirmación que el presidente Bush recibiría a De la Rúa en Washington, un día antes de que comience la Cumbre de las Américas en Quebec. El encuentro se concretó el 19 de abril. Los presidentes[29] repasaron la situación por la que atraviesa el hemisferio incluyendo los casos de Colombia y Venezuela, mientras que excluyeron la cuestión cubana. Con la intención de incrementar el perfil político del encuentro y disminuir la expandida imagen de una Argentina en crisis De La Rúa aclaró “no he venido a pedirle dinero a Bush”, y agregó “tenemos relaciones con las instituciones internacionales y nuestras necesidades financieras están aseguradas”. El mandatario argentino reiteró la posición de nuestro país sobre temas de la agenda bilateral manifestando la continuidad de los compromisos en educación, misiones de paz, DD.HH., lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, y libertad de comercio. Bush elogió a De la Rúa por el trabajo duro realizado frente a las dificultades económicas y afirmó “estamos trabajando por el éxito de Argentina, porque será nuestro éxito”a lo que Bush agregó “voy a ser muy agresivo para adelantar la agenda de libre comercio (el ALCA) en el hemisferio y estoy contento de escuchar las mismas palabras del presidente”.[30]

CONCLUSIONES

A modo de cierre del análisis de la dimensión político – diplomática considero pertinente remarcar algunas de las ideas que ya fueron mencionadas a lo largo de este apartado: a- existe una continuidad en los temas de agenda; b- las relaciones con Washington pueden ser caracterizadas a través del concepto de micro – relaciones compuestas por una serie de temas puntuales vinculados a la agenda doméstica de cada uno de los países y con una creciente participación de actores gubernamentales y privados; c- la presencia y aumento de actores gubernamentales de jerarquía provincial y municipal muestra un claro proceso de difusión de poder del Estado nacional en todos los ámbitos, incluido el de la PE; d- la multiplicidad de temas y de actores evidencian la idea de “densidad” de vínculo bilateral dándole al mismo un perfil con pocas posibilidades de cambio en tanto éste a través de la última década ha adquirido un carácter estructural; e- en este marco el gobierno de la Alianza intenta continuar manteniendo “relaciones intensas” con los EE.UU. y utiliza los mismos instrumentos para operacionalizar dicho vínculo y los mismos indicadores que el gobierno anterior para medir la “temperatura” de la relación vis a vis Washington.

Sin embargo, a pesar de estos rasgos de continuidad la PEA hacia Washington aparece desdibujada, quieta y con una marcada pérdida de iniciativa en las acciones regionales que abarcan, en su gran mayoría, temas mediatizados por el poder de los EE.UU. La pregunta que corresponde es por qué si todo sigue igual los resultados, malos o buenos, no se perciben. La respuesta se encuentra, de acuerdo a mi hipótesis, en las condiciones domésticas caracterizadas por la crisis económica, la ausencia de liderazgo y la amenaza creciente de ingobernabilidad. Esta situación interna nos quita iniciativa y nos expone a los vaivenes propios y ajenos y, valga la aclaración, no sólo al juego de los poderosos. Pensemos, a modo de ejemplo, en las relaciones con Cuba, las cuales constituyen una referencia clara entre los temas mediatizados por Washington. La República Argentina ha votado afirmativamente para que la Comisión de DD.HH. de la ONU condene a Cuba por violación de los DD:HH. desde inicios de la administración Menem y si bien siempre fue un tema discutido y publicitado, nunca significó la amenaza de ruptura de relaciones diplomáticas ni un incremento de la agresión verbal entre ambos países más allá de los juegos de locución entre Menem y Castro en los encuentros multilaterales. Sin embargo, la misma decisión durante este gobierno funcionó como una parte aguas al interior de la Alianza.[31] Ante la falta de consenso en la coalición gobernante que, además, se manifestó públicamente y mostró luchas internas que iban más allá del tema mismo, el gobierno cubano se apoyó en ese debate doméstico para ridiculizar a nuestro país a nivel internacional y su Embajador en Buenos Aires pronunció discursos contra la posición argentina de un grado de agresividad que no registraba antecedentes en la relación bilateral.

Producto de la condición política doméstica pasamos de un exceso de protagonismo a un estado de quietud tan peligroso como la sobreactuación. Si el gobierno de la Alianza UCR-FREPASO no asume la conducción de las distintas políticas públicas las consecuencias continuarán siendo negativas y la PE no servirá como un instrumento que aporte soluciones o contribuya a disminuir la imagen internacional de inestabilidad que caracteriza a nuestro país en este momento.

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Anabella Busso[32]

Integrante del Departamento del América del Norte

 



[1] Según Carlos Escudé, las relaciones bilaterales entre los países pueden ser consideradas desde una perspectiva macro y/o micro. La macro relación bilateral implica tener en cuenta la totalidad de los vínculos, lo que incluye también las micro – relaciones bilaterales. El alineamiento así como otras medidas funcionales para una buena relación con una gran potencia, constituye parte de un marco global denominado macro – relación bilateral. Por otra parte, las micro relaciones bilaterales se articulan en torno a una cantidad de problemas puntuales a cargo de múltiples actores públicos y/o privados. La principal diferencia entre las macro y micro relaciones bilaterales, radica en que aquéllas dependen de la voluntad del más débil en tanto que las relaciones micro dependen tanto de la voluntad de la parte más débil como la de la más poderosa. Una buena relación macro dependerá de la parte débil en el sentido de ajustar sus objetivos a los de la gran potencia regional, pues la macro política exterior de aquella será un dato dado. En cambio las buenas relaciones micro dependerán de ambas parte por igual. Y es en ese ámbito donde se juegan los intereses importantes del país más débil, razón por la cual no debe hacerse concesiones gratuitas.

[2] Según Tulchin, la densidad de las relaciones internacionales se refiere a la frecuencia y la variedad de las interacciones. Que las relaciones entre dos naciones son más densas significa que son muy frecuentes y están compuestas por diferentes clases de interacciones.

[3] Para conocer las opiniones de Rice sobre política exterior y la influencia de Powell sobre los asuntos externos en los últimos años ver RICE, Condoleezza, “Promoting The National Interest” , en Revista Foreign Affairs, vol. 79, Nº 1, Januaruy /February 2000 y KOHN, Richard, “Out of Control”, en Revista “National Interest”, Spring, 1994.

[4] Temas como corrupción, independencia del sistema judicial, predominio de las cuestiones comerciales (patentes medicinales, cielos abiertos, desequilibrio en la balanza comercial y la discusión sobre cada uno de los productos con dificultades arancelarias o paraarancelarias para ingresar en el mercado estadounidense, los subsidios agrícolas), las negociaciones financieras argentinas mediatizadas por los EE.UU., las difíciles negociaciones ligadas a la relación ALCA/Mercosur, la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, la continuidad de la cooperación en el espacio estratégico militar y en el área espacial son, entre otros, ejemplos de la persistencia de los mismos contenidos en la composición de la agenda. A esto se suma la utilización de instrumentos diplomáticos semejantes a los de la gestión anterior. A saber: la permanente preocupación de la Cancillería por mantener vínculos fluidos con EE.UU., conseguir encuentros a nivel presidencial, las invariadas visitas de los funcionarios de Economía a Washington y Nueva York, los intercambios a nivel de poderes legislativos, los contactos empresariales y académicos. Estas características son muestra clara del predominio de la continuidad sobre el cambio.

[5] En octubre de 1999 Bill Clinton envió al presidente electo Fernando De la Rúa una misiva felicitándolo no sólo por la elección en general sino por su triunfo personal. Más tarde se hablaron telefónicamente y acordaron reunirse antes que Fernando De la Rúa asuma el gobierno. En noviembre de mismo año Clinton mandó una carta al presidente De la Rúa elogiando el proceso de transición democrática y prometiendo que la relación entre los dos países será la mejor. Finalmente en diciembre de 1999 el enviado presidencial, Kenneth MacKay y el subsecretario para Asuntos Latinoamericanos, Peter Romero, asistieron a la asunción de Fernando De La Rúa, quien luego los recibió en audiencia privada. Estos datos fueron tomados del ANUARIO 2000 publicado en CD por el Instituto de Relaciones Internacionales de la U.N.de La Plata y del Informe “Principales visitas y misiones a la Argentina de legisladores, altos funcionarios y personalidades de EE.UU. durante el 2000”elaborado por la Dirección de América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Buenos Aires, diciembre de 2000.

[6] Del encuentro participaron el Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Hemisféricos, Peter Romero; el Jefe de Gabinetede la Secretaría de Estado Elaine Shokas; el Vocero James Rubin; el Director de Brasil y Cono Sur, James Curtis Struble y el Sr. Asesor Alex Wolf. (informe Cancillería, año 2000)

[7] Estos datos fueron tomados del artículo de Ana Barón “Ahora hay relaciones intensas, dijo el Canciller”, Diario Clarín, Buenos Aires, 11 de febrero de 2000.

[8] Ibidem.

[9] Como consecuencia de ello citamos algunos ejemplos de colaboración en el ámbito judicial:

 * en marzo de 2000 el gobierno norteamericano remitió al juez federal Adolfo Bagnasco , quien investiga el caso IBM-Banco Nación ,un informe que involucra a tres directivos del Banco Baires con cuentas bancarias en una entidad de ese país , que fueron utilizadas para blanquear dinero tanto de este caso como del contrabando de oro.

* Durante el mismo mes el fiscal Noel Hillman a cargo del juicio a la mafia del oro en los EE.UU. confirmó que la Argentina pidió la extradición del empresario Enrique Piana.

* El 17 de marzo el fiscal norteamericano Robert Cleary envió un informe al Juez Adolfo Bagnasco donde abonó las sospechas que indican que los directivos del banco Baires son los dueños de una cuenta secreta abierta en MTB de New York, donde habrían sido desviados fondos provenientes del pago de coimas por el proyecto Centenario y además están implicados en una causa de contrabando ilegal de oro.

* En abril la Justicia norteamericano pidió la captura de cinco argentinos por el caso de la mafia del oro .

* Durante el mismo mes la embajada norteamericana en la Argentina informó al Juez Urso que William Daley, secretario de Comercio de los EE.UU. tiene categoría de embajador por lo cual la causa por injurias abierta contra él por los laboratorios argentinos debe pasar a la Corte Suprema de Justicia Argentina.

Todos estos datos fueron tomados de la cronología elaborada por el Departamento América de Norte y publicada en el Anuario 2000, IRI, UN La Plata y del Informe “Principales visitas y Misiones a la Argentina de Legisladores, Altos Funcionarios y Personalidades de EE.UU durante el 2000” elaborado por la Dirección de América de Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Buenos Aires, Diciembre de 2000..

[10] En marzo de 2000 El Director de la Oficina de Ética Publica norteamericano, Stephen Potts se reunió con el Director de Transparencia de la Oficina Anticorrupción Argentina y diversos funcionarios argentinos durante su visita a Buenos Aires. El funcionario norteamericano elogio la tarea de la Oficina Anticorrupción Argentina .En abril el mismo funcionario le envió una carta al Vicepresidente argentino Carlos Álvarez elogiando la tarea de la Oficina Anticorrupción argentina.

Con anterioridad a esta declaraciones, durante febrero de 2000, el informe anual del Departamento de Estado norteamericano sobre el Estado de los Derechos Humanos en el Mundo había criticado a la Policía Argentina, en particular a la Policía Bonaerense, por torturar, asesinar y recurrir a métodos brutales e inhumanos; también aseguró que hay corrupción en la policía. Por otro lado calificó de ineficiente al sistema judicial y denunció la existencia de amenazas y actos de violencia contra periodistas , mujeres y abuso de los niños.

[11] Entre las principales actividades desarrolladas por el Presidente en Nueva York y Washington podemos destacar: su reunión con empresarios argentinos; la cena que le ofreció Nicholas Brady, el desayuno organizado por American Society y co-auspiciado por el Council of America y la Cámara de Comercio Argentina – EE.UU., la reunión con editores del periódico The Wall Street Journal, la presentación de un plan que destaca a la Argentina como destino turístico, la reunión en el Council of Foreign Relations, la comida ofrecida por el Citicorp en honor al Presidente argentino, el desayuno del Presidente con representantes de los organismos multilaterales de crédito (FMI, Banco Mundial, BID) y con el Secretario de Tesoro de los EE.UU., el encuentro entre los Presidentes Clinton y De la Rúa y el posterior almuerzo, la visita al Museo del Holocausto y la reunión con las principales entidades judías en los EE.UU., la recepción en la Embajada argentina, una comida con los representantes de las principales empresas tecnológicas de los EE.UU., un desayuno ofrecido por la Cámara de Comercio, una entrevista con la CNN, una reunión con el Directorio de The Washington Post, un almuerzo organizado por el CSIS y la Sesión de la OEA en honor al Presidente.

[12] El propósito de la Cumbre del Milenio organizada por el Secretario General de la ONU, Koffi Anan fue debatir con los mandatarios el rol de la Organización en siglo XXI y tratar temas como paz, seguridad desarme, desarrollo económico y erradicación de la pobreza, el medio ambiente y el desarrollo sustentable y el fortalecimiento de las Naciones Unidas.

[13] Además de funcionarios políticos del Poder Ejecutivo y funcionarios de carrera de la Cancillería participaron en la delegación argentina como invitados especiales los gobernadores de las Provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Tucumán, Sergio Montiel, Carlos Reutemann y Julio Miranda respectivamente; los Senadores Nacionales Carlos Alberto Verna (PJ, La Pampa), Juan Ignacio Melgarejo (UCR, Santa Cruz) y los Diputados Nacionales Nilda Garre (Alianza, Capital Federal), Carlos Maestro (Alianza, Chubut). Informe “Principales... ” op.cit.

[14] Ibidem

[15] Curtis Strubble, Director de Asuntos del Cono Sur y Brasil de la Subsecretaría de Asuntos de Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de los EE.UU.; Sthepen Potts, Director de la Oficina de Ética Pública de los EE.UU; Directorio del Chicago Council on Foreing Relations encabezado por su Presidente el señor John Rielly; Jeff Irwing, Encargado del Desk Argentina de la Dirección de Brasil y Cono Sur del Departamento de Estado; Madeleine Korbel Albright, Secretaria de Estado de los EE.UU.; y Jacqueline Williams Bridgers Inspector General del Departamento de Estado.

[16] Informe “Principales...” op.cit.

[17] Estuvo acompañada por Peter Romero, Subsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, por Anthony Wayne, Subsecretario de Asuntos Económicos y Jhon Cramer, Secretario de la Oficina del Cono Sur.

[18] Office of the Spokesman U.S. Departament of State, “Secretary of State Madeleine K. Albright and Argentina Foreign Minister, Rodríguez Giavarini”, Press Availability, Palacio San Martín, Buenos Aires, Argentina, August 16, 2000.

[19] Ibidem, p. 1

[20] En abril de 2000 el Senador Antonio Cafiero visitó Washington invitado por el “Inter – American Dialogue” para participar en el Seminario “El Proceso Democrático Latinoamericano, organizado por dicha institución junto con la Georgetown University. El 11 de mayo una delegación del Senado de la Provincia de Buenos Aires viajó a EE.UU. invitados por el Civic Education Center, para participar del cierre del Programa “Nosotros el Pueblo” que desarrolló esa institución con el apoyo del Congreso de los EE.UU y el Departamento de Educación Americano, del cual en la Argentina se ocupa la ONG Asociación Conciencia. Entre el 5 y 8 de noviembre de 2000 una delegación de cuarenta asesores del Congreso conformada por asesores y funcionarios especializados en RR.II. visitaron Nueva York y Washington. Se entrevistaron con funcionarios de distintas instituciones estadounidenses, partidos políticos y organismos internacionales a fin de intercambiar y recoger experiencias en provecho de su función específica de asesoramiento, consulta política y legislativa. Informe “ Principales ...”, op. cit

[21] A modo de ejemplo, solamente durante el año 2000, se concretaron las visitas del Gobernador de San Luis, Dr. Rodríguez Saá y comitiva a Washington (11/05/00); el viaje de una delegación oficial chaqueña presidida por el Sr. Gobernador, Dr. Angel Rozas a la ciudad de Phoenix -Arizona- para desarrollar actividades de búsqueda de financiamiento internacional para vivienda y promoción de la provincia (29/05/00); el viaje del Sr. Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dr, Carlos Federico Ruckauf a las ciudades de Tampa y Miami y de la Delegación de la Provincia de Buenos Aires a la ciudad de Tallahassee, capital del Estado de Florida, con el fin de dar proyección internacional a la acción de gobierno que realiza la Provincia (24-25/06/00); la visita del Gobernador Carlos Ruckauf a la ciudades de Los Angeles y Miami acompañado del Secretario de Relaciones Económicas Internacionales y por el Presidente del Banco Provincia de Buenos Aires para efectuar una presentación sobre economía de la Provincia ante representantes de la Banca y potenciales inversores de la Costa Oeste.

[22] Durante el año 2000 pueden mencionarse el viaje del Dr. Enrique Olivera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y del Dr. Pablo Garzonio, Director de RR.II del mismo gobierno a Miami. Esta actividad fue seguida por una Misión Comercial donde también participó el Secretario de Industria, Comercio y Trabajo de la ciudad de Buenos Aires, Ing. Rafael Kohanoff. Los rubros promocionados fueron calzado, marroquinería, alimentos, indumentaria, diseño y tecnología (16 – 23/06/00); el viaje del Secretario de Asuntos Municipales del Ministerio de Interior, Dr. Rubén Martí a Miami para participar como disertante y representante del gobierno argentino en la Sexta Conferencia Interamericana de Alcaldes sobre el tema: “Construyendo Gobiernos locales: el rol nacional y el rol local-conflicto o cooperación” convocada por el Alcalde del condado de Miami Dade (27-29/06/00); el viaje del Secretario de Cultura de la ciudad de Buenos Aires Jorge Telerman a Nueva York, para entrevistarse con Joe Melillo, Director del Brooklyn Academy of Music y el Sr. Richard Peña, Director del Film Institute del Lincoln Center con quien trató temas vinculados al Festival de Cine Independiente y el Festival de Nueva York de Cine Judío cuya realización paralela se intentaría realizar el Buenos Aires (10/08/00).

[23] Entre el 6 y 7 de marzo de 2000 el ex Presidente Carlos Menem participó como orador, junto a otros funcionarios y profesores, en el Seminario organizado por la Reserva Federal de Dallas, Texas, denominado “Dolarización: una moneda común para las Américas y también visitó Austin para disertar ante el nuevo Centro de Estudios Argentinos del Instituto de Estudios latinoamericanos de la Universidad de Texas. El 26 de abril el ex Canciller Di Tella se entrevistó en Washington con importantes funcionarios del Departamento de Estado, la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional y la OEA.

[24] Bush mantuvo una conversación telefónica con De la Rúa, donde sostuvo que: “felicitaba a la Argentina por su rol en el mundo y su programa económico” y también le habló de realizar “acciones conjuntas”, aunque no especificó a qué se refería en particular. Ambos funcionarios coincidieron en la necesidad de encontrarse en el transcurso de la Cumbre de Presidentes de las Américas que se realizaría en Quebec a mediados de abril. Bush también agregó que “para que dos países sean amigos, los líderes que los gobiernan deben ser amigos entre sí”. A su vez el Presidente argentino sostuvo: “deseo que profundicemos nuestra amistad y tengamos una relación previsible, franca y transparente, aumentando la colaboración que podamos prestarnos, especialmente en los temas internacionales, en Naciones Unidas, en las fuerzas de paz, en los problemas continentales y en buscar soluciones para los pueblos”. Y continuó diciendo: “cuente con mi afecto y mi amistad y posición de Argentina en defensa de la paz que mejore la vida de los pueblos. También quiero expresarle el deseo de incrementar el intercambio bilateral y multilateral. Ejerzo la presidencia transitoria del ALCA, y le cuento que hemos tenido avances sustanciales en ese tema durante mi presidencia”. “Tengo deseos que nos reunamos y poder conversar y contarle cómo está funcionando esta primera experiencia preventiva en lo económico que tanto nos apoyan ustedes, los EE.UU., y coincido con usted, que se están dando en la economía argentina variables positivas”, agregó en alusión al blindaje financiero. “Realmente deseo que podamos reunirnos en Quebec, así que encomendemos a nuestros ministros que lo organicen porque para mí será una gran alegría”, concluyó De la Rúa. Diario Clarín, Buenos Aires, 4 de febrero de 2001.

[25] Diario Clarín, Buenos Aires, 6 de febrero de 2001.

[26] Ibidem

[27] Estuvieron presente directivos del Bank of America, Caterpillar, IBM, Delta Airlines, Hewlett Packard, Wal Mart y Bellsouth. Además se sumaron a esa reunión funcionarios del gobierno de Bush, como la Secretaria de Estado para Occidente, Linda Edelmann y equipos técnicos del Tesoro de EE.UU.,

[28] Diario Clarín, Buenos Aires, 7 de febrero de 2001.

[29] A De la Rúa lo acompañaron el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini; el secretario de Finanzas, Daniel Marx, y el embajador en Washington, Guillermo González.

[30] Diarios Clarín y La Nación, Buenos Aires, 20 de abril de 2001.

 

[31] Para más detalles sobre la posición de distintos funcionarios ver la nota de Andrea Centeno y Mariano Obarrio, “El voto en Cuba dividió a los ministros”, Diario La Nación, Buenos Aires, 19 de abril de 2000.

[32] Politóloga, Master en Ciencias Sociales especializada en Relaciones Internacionales. Investigadora Adjunta de CONICET y del Centro de Estudios en Relaciones Internacionales de Rosario, CERIR.