VIII Cumbre Iberoamericana
Declaración sobre la situación financiera internacional
Oporto,
18 de octubre de 1998
Convencidos
de que el origen de dicha
crisis es ajeno a los países iberoamericanos;
Conscientes,
sin embargo, de que esta
crisis global requiere soluciones globales y la participación de todos los
actores públicos y privados de la economía internacional para enfrentarla;
Convencidos
de que para complementar
ese esfuerzo se requiere de la especial participación de las economías mas
avanzadas y de la acción oportuna de los organismos financieros internacionales;
Conscientes
también de que, ante la
persistencia de la inestabilidad financiera, podrían resurgir practicas proteccionistas
ya superadas, o registrarse demandas para implantar barreras al libre flujo
de capitales;
Ciertos
de que la inadecuada regulación
de los sistemas bancarios ha contribuido en forma importante a la actual crisis,
por lo que es indispensable fortalecerlos;
Persuadidos
de que el avance en la justicia
social no se puede alcanzar sin crecimiento económico y que el libre flujo
de bienes y capitales constituye un importante motor de ese crecimiento;
Acuerdan:
Continuar
aplicando políticas económicas
sanas, basadas ea la disciplina fiscal y monetaria, la liberalización y el
cambio estructural;
Urgir
a Japón, a Estados Unidos de América y a la Unión
Europea a asumir el liderazgo y tomar la iniciativa de poner en práctica,
de inmediato, medidas necesarias para continuar los procesos de apertura comercial,
evitar la desaceleración de sus economías, afianzar su estabilidad financiera,
y prevenir una recesión mundial, mediante la reducción de las tasas de interés,
entre otras medidas.
Exhortar
a dicho grupo de países
a participar en el Fondo de Contingencia, en el ámbito del Fondo Monetario
Internacional, pasa disminuir el riesgo de un contagio indiscriminado de la
crisis a las economías que han realizado reformas estructurales y cuentan,
por ello, con fundamentos económicos sólidos;
Alentar
al gobierno del Japón, de
la misma forma que nosotros nos hemos comprometido, a concluir el saneamiento
de su sistema bancario, a reactivar su economía y a retomar la ruta del crecimiento,
impulsando a las economías asiáticas y contribuyendo así al crecimiento de
la economía mundial;
Exhortar
a los países más avanzados
a propiciar las condiciones que favorezcan el acceso de todos los países iberoamericanos
a los mercados financieros internacionales, aumentando substancialmente la
liquidez internacional;
Requerir
una particular atención
y apoyo para los países de economías mas pequeñas y de menor desarrollo, de
manera que sus procesos productivos continúen el ritmo ascendente que han
mantenido hasta el momento de la actual crisis. Para ello es indispensable
estimular la inversión productiva en dichos países y asegurarles financiamiento
en condiciones favorables;
Alentar
a los países que aun no
lo han hecho, a adoptar de inmediato políticas económicas y financieras que
corrijan sus desequilibrios internos;
Estimular
el flujo de inversiones
de mediano y largo plazo, que aumenten la capacidad productiva de las economías
iberoamericanas y contribuyan a su desarrollo;
Establecer
mecanismos adecuados y transparentes
de regulación y supervisión de los sistemas bancarios y contribuir a la adopción
y aplicación efectiva de criterios internacionales para asegurar buenas prácticas
bancarias, tanto públicas como privadas;
Impulsar
a los organismos financieros
internacionales, en particular al Fondo Monetario Internacional, al Banco
Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo, a promover la adopción de
políticas fiscales monetarias y bancarias adecuadas, instrumentar mecanismos
que permitan detectar tempranamente situaciones de riesgo y, mediante el establecimiento
de medidas como garantías parciales a los créditos o la asignación de derechos
especiales de giro, contribuir a solucionar dificultades financieras como
las actuales.