Grupo de los Quince
VIII Reunión Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno
del Grupo de los Quince
El
Cairo, Egipto del 11 al 13 de mayo de 1998
Declaración conjunta
1. Nosotros, los Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los Quince,
nos hemos reunido en El Cairo, Egipto, del 11 al 13 de mayo de 1998, con motivo
de nuestra Octava Reunión Cumbre, para examinar conjuntamente la situación
económica internacional, en particular los acontecimientos acaecidos en los
mercados financieros, y para analizar sus consecuencias en la expansión de los
países en desarrollo y en la economía del mundo en general.
2. Somos testigos de resultados económicos positivos en ciertos países.
Sin embargo, en otros, el crecimiento económico ha sido modesto, y seguimos
asistiendo a una repartición desigual de los beneficios entre y en los países.
Algunos países en desarrollo sufren de efectos negativos derivadas de la
tendencia actual del comercio mundial. Además, los recientes acontecimientos
del Este y Sudeste Asiático son motivo de gran preocupación. Si bien las
repercusiones completas de la crisis financiera del Este y Sudeste Asiático
sobre la economía permanecen poco claras, se esta tomando cada vez más
conciencia de que se debe hacer mayor hincapié en un mejor enfoque de la
tendencia hacia un mercado financiero más globalmente interdependiente.
3. En nuestra Séptima Reunión Cumbre, que se celebro en Kuala Lumpur
(Malasia) en 1997, hemos hecho un llamamiento en pro de una respuesta global
adecuada que nos permita hacer frente a la crisis financiera del Este y Sudeste
asiático así como reforzar la cooperación regional e internacional con miras a
solventar dichas crisis en el futuro. Varias medidas han sido adoptadas y
acciones desempeñadas desde entonces. Nos alegraremos de proseguir, en los
meses venideros, unas amplias deliberaciones, consultas y evaluación en cierto
numero de foros, sobre las causas, las repercusiones, las respuestas y las
lecciones que han de derivarse de esta crisis. Se trata de un proceso continuo,
que la comunidad internacional debe proseguir activamente, habida cuenta de las
necesidades en materia de desarrollo de los países en desarrollo, tanto a breve
como a largo plazo.
4. La crisis financiera del Este y Sudeste asiático no es un fenómeno
aislado o desprovisto de precedentes. Se han ido produciendo crisis financieras
con mayor frecuencia, tanto en los países desarrollados como en los países en
desarrollo, con graves consecuencias para el crecimiento, el empleo y el
desarrollo.
5. Una serie de medidas que han tomado el sector privado y los gobiernos
han contribuido a desencadenar la crisis. Una supervisión inadecuada de los
prestamistas ha acarreado asimismo una toma de riesgos excesiva. Por
consiguiente, la carga de la crisis debería compartirse equitativamente entre
prestamistas privados, prestatarios y gobiernos. Invitamos además a las
instituciones financieras internacionales a incrementar el rol que desempeñan
en el aporte de asistencia especializada y en la intensificación de la cooperación
entre sus miembros con miras a promover la estabilidad financiera
internacional.
6. Las repercusiones globales de la crisis del Este y Sudeste asiático
dependen no sólo de la manera en que los países pertinentes hacen frente a la
crisis, sino también de las respuestas políticas que aportan las instituciones
financieras internacionales competentes y los principales países desarrollados
para aumentar la estabilidad en el sistema financiero internacional y preservar
un crecimiento adecuado de los mercados mundiales.
7. Tomamos nota de que los países afectados por la crisis, entre los
cuales se hallan algunos miembros del G-15, han adoptado medidas significativas
para reforzar la reglamentación cautelar y la supervisión de sus instituciones
financieras nacionales, así como la dirección de sus empresas y los fundamentos
macroeconómicos. Para restablecer plenamente la confianza del mercado y las
corrientes de capital y para reemprender el crecimiento, es esencial que dichas
medidas se basen en una mayor disponibilidad de recursos financieros
provenientes de las instituciones financieras internacionales monetarias y de
desarrollo, así como de países donantes. Al respecto, acogemos con satisfacción
la creación por el FMI del nuevo fondo de reserva suplementario. Insistimos,
sin embargo, en que no se debería someter la asistencia técnica a condiciones
adicionales
8. Observamos con gran preocupación la tensión social que están
actualmente provocando los disturbios financieros y el desorden económico en
los países afectados. Las medidas macroeconómicas diseñadas para restablecer la
confianza del mercado no producirán los resultados deseados si ocasionan
disensiones sociales. Conviene reforzar las redes de seguridad de la sociedad
como parte integrante de los programas de estabilización y de ajuste para
proteger a las capas mas vulnerables de la sociedad y para preservar las
ventajas adquiridas, a lo largo de varias décadas, en materia de alivio de la
pobreza.
9. No obstante el rol desempeñado por las medidas inmediatas destinadas
a detener la crisis, creemos que hay una necesidad urgente de examinar las
disposiciones financieras internacionales vigentes y de garantizar la
adecuación de las mismas habida cuenta de la rápida evolución de los mercados
financieros. Por consiguiente, apoyamos el llamamiento, lanzado por el G-24,
con miras a reforzar y coordinar la labor de las instituciones de vigilancia y
supervisión de los mercados financieros, así como a proseguir los debates y los
estudios relativos a unas disposiciones internacionales de supervisión y
reglamentación de instituciones y mercados financieros. También es necesario un
mayor diálogo sistemático entre países desarrollados y países en desarrollo,
para que puedan aceptar los retos que representan la rápida integración de los
mercados financieros y la expansión de las corrientes de capital
internacionales.
10. Asimismo, hemos examinado las medidas precautorias, y reglamentarias
que algunos países en desarrollo han tomado para dirigir las corrientes de
capital extranjero en sus economías. Estamos conscientes de la necesidad que
tienen los países en desarrollo de celebrar consultas y de cooperar de forma
seguida, intercambiando experiencias sobre el modo de hacer frente a las
consecuencias de la crisis financiera y de evitar otras en lo sucesivo.
Confiamos en que los países del Este y Sudeste asiático que atraviesan esta
crisis resolverán sus dificultades y saldrán reforzados con la experiencia
adquirida en el proceso.
11. Es imprescindible que, al hacer frente a la actual crisis, la
comunidad internacional no desvíe su atención de los problemas acuciantes con
que se enfrentan los países en desarrollo y los países menos adelantados (PMA)
en particular, la mayoría de los cuales se hallan en África. Habida cuenta de
las propuestas sometidas a examen, y en especial de la importancia de las
corrientes de capital, tanto privadas como públicas, para la expansión de los
países en desarrollo, subrayamos la necesidad de intensificar los esfuerzos
para poner en práctica los compromisos tendientes a proporcionar corrientes
concesionarias y tratar con flexibilidad la deuda externa de los países pobres
fuertemente endeudados. Una mayor asistencia oficial para el desarrollo (AOD)
que, en la actualidad, se halla en el nivel mas bajo de estas tres décadas,
contribuiría a aliviar la pobreza y reducir las desigualdades salariales que
podrían desembocar en tensiones sociales.
12. Creemos que el Este y Sudeste asiático podrán finalmente superar la
crisis financiera, y que las prolongadas y repetidas concesiones sobre sus
divisas y el subsiguiente coste social, incluido el desempleo masivo, requieren
una acción inmediata para afrontar el efecto desestabilizador de la
especulación sobre la moneda. EI G-15 urge a los países desarrollados para
actuar en concierto con los países en desarrollo, así como con el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial y las Naciones Unidas para acelerar
la revisión del sistema financiero mundial, con el fin de asegurarse de que los
flujos de capital a corto plazo estén respaldando la expansión del comercio, el
empleo y el desarrollo.
13. Los Ministros de Comercio y Economía del G-15, reunidos en EI Cairo
el 8 de mayo de 1998, trataron cuestiones relativas a la Organización Mundial
del Comercio (OMC) y su Segunda Conferencia Ministerial, el impacto de
desarrollos en los mercados financieros internacionales sobre el comercio, el
desarrollo y el seguimiento de la previa reunión de los Ministros de Comercio
en Kuala Lumpur y, en particular, para facilitar y promover la cooperación en
el comercio y la inversión entre los países en desarrollo. Los Ministros
tuvieron un provechoso intercambio de criterios con el Director General de la
OMC y el Secretario General de la Conferencia de las Naciones Unidas para el
Comercio y el Desarrollo (CNUCED), que contribuyo a una mejor comprensión de
las cuestiones tratadas. Los Ministros subrayaron el interés y las expectativas
de los países en desarrollo y acordaron seguir sus consultas y cooperación con
miras a promover sus intereses comunes, en la agenda de liberalización en el
sistema de comercio multilateral.
14. El quincuagésimo aniversario del establecimiento del sistema
comercial multilateral proporciona una ocasión oportuna de evaluar los logros y
las limitaciones, así como de los desafíos y las oportunidades que presenta el
sistema. Reconocemos el rol esencial que ha desempeñado el GATT y su sucesora,
la OMC, al fomentar regímenes comerciales abiertos y desmantelar las barreras
arancelarias y no arancelarias en el comercio de productos y de servicios.
Reafirmamos la primacía de un sistema comercial multilateral transparente,
justo y equitativo basado en normas con arreglo a la OMC, incluida la
elaboración de acuerdos comerciales regionales. Al respecto, acogemos con
beneplácito los resultados logrados por los países en desarrollo al concluir
varios acuerdos regionales compatibles con el sistema comercial multilateral.
15. No obstante, el sistema comercial multilateral todavía se enfrenta
con importantes desafíos. Entre ellos figuran la integración y participación
autentica de todos los países en desarrollo, incluidos los PMA, de tal manera
que aprovechen al máximo los beneficios del desarrollo y beneficios potenciales
que se deriven del sistema; el proporcionar un acceso significativo a los
mercados de productos que ofrecen un interés a la exportación para los países
en desarrollo, y en especial para los que se enfrentan con importantes barreras
arancelarias y no arancelarias en áreas tales como los productos agropecuarios
y agrícolas elaborados, los textiles y el vestido, los productos de cuero y
pieles, los productos tropicales, etc.; y el asegurar una repartición
equitativa de los beneficios derivados del sistema comercial multilateral.
Reiteramos nuestra convicción de que ciertas medidas unilaterales con efectos
extraterritoriales son incompatibles con el sistema comercial multilateral.
Pedimos con insistencia a los países desarrollados que resistan a los
llamamientos del proteccionismo y reiteramos nuestro rechazo al uso de medidas
o instrumentos comerciales, incluidas las disposiciones en materia de prácticas
antidumping y de derechos compensatorios, así como de normas y reglamentos, con
propósito de proteccionismo o tendientes a promover o realizar objetivos,
principios o disciplinas no relacionados con el comercio, incluidos aquellos
que están vinculados con las normas laborales y el medio ambiente.
16. La plena y eficaz puesta en practica de los acuerdos derivados de la
Ronda Uruguay debería ser una prioridad de la OMC. Se debería hacer especial
hincapié en la aplicación de disposiciones en materia de trato especial y
diferenciado, contenidas en varios acuerdos de la OMC. en favor de los países
en desarrollo, así como la aplicación de la Decisión relativa a las medidas en
favor de los países menos adelantados y la Decisión sobre medidas relativas a
los posibles efectos negativos del programa de reforma en los países menos
adelantados y en los países en desarrollo importadores netos de productos
alimenticios. Los países en desarrollo deberían examinar con regularidad la
puesta en practica de los compromisos de los países desarrollados en los
acuerdos derivados de la Ronda Uruguay, en particular en áreas que ofrecen un
interés a la exportación para los países en desarrollo, y solucionar
cualesquiera limitaciones con que se enfrenten.
17. Reafirmamos nuestro compromiso para que el sistema de comercio
multilateral alcance, a la mayor brevedad posible, el objetivo de universalidad.
La rápida adhesión de los países en desarrollo deseosos de convertirse en
miembros de la OMC, mediante un proceso transparente, ayudará a alcanzar dicho
objetivo. Con tal fin, las condiciones de adhesión de estos países deberían ser
conformes con las normas de la OMC.
18. La futura labor de la OMC debería ser otra prioridad. Debemos
garantizar que los intereses de los países en desarrollo sean plenamente
tomados en consideración en el programa incorporado de los acuerdos derivados
de la Ronda Uruguay y en cualesquiera negociaciones futuras de la OMC. Es
imprescindible que los países en desarrollo desempeñen un rol activo al modelar
el futuro de las relaciones económicas internacionales. Nuestra participación
activa en la OMC es la clave de la protección y de la promoción de nuestros
intereses en el sistema comercial multilateral. Es muy importante al respecto
que los países en desarrollo identifiquen sus intereses y elaboren una
"agenda positiva" proactiva con miras a promover dichos intereses.
Apreciamos la oferta realizada por la India de acoger una reunión
intergubernamental durante el segundo semestre de 1998 para identificar vías y
medios de implementar el tratamiento especial y diferenciado para los países en
desarrollo en la OMC.
19. Creemos que el comercio es un elemento esencial de la recuperación
económica del Asia Oriental. Con tal fin, debería favorecerse el mantenimiento
de mercados liberales y abiertos. También acogemos con satisfacción la
iniciativa lanzada por el G-8 de permitir a las economías afectadas el acceso a
un financiamiento a corto plazo para el comercio. No obstante, dicho
financiamiento no debería someterse a condiciones inútiles, ni dar pie a
subvenciones a la exportación encubiertas.
20. Reiteramos los principios contenidos en el Programa 21 y en el
Convenio sobre la biodiversidad relativo a la conservación de la biodiversidad
y la protección de los recursos biogenéticos. En particular, invitamos a
nuestros socios de países desarrollados a tomar las medidas adecuadas en pro de
una repartición justa y equitativa de los beneficios derivados de los recursos
genéticos y a desempeñar acciones destinadas a realizar los derechos de los
países de origen o de los países que proporcionan dichos recursos genéticos.
21. Apreciamos el rol de la CNUCED, al asegurar que la perspectiva del
desarrollo se contemple plenamente en los ámbitos financieros y comerciales.
22. Reiteramos nuestro compromiso en favor de la cooperación Sur- Sur;
reforzaremos nuestro apoyo a los proyectos del G-15 así como nuestra
participación en ellos. Nos comprometemos a incrementar la cooperación
económica y comercial del G-15, centrándonos en objetivos realistas y
factibles. Ello se conseguirá, entre otros medios, mejorando los mecanismos de
intercambio de actividades, de informaciones y de experiencias existentes, así
como las actividades de promoción del comercio y de las inversiones entre
países del G- 15.
23. Reiteramos nuestro llamamiento pidiendo que el sector privado del
G-15 refuerce sus redes de relaciones con miras a desarrollar el comercio y el
desarrollo en el G- 15. En este contexto, acogemos con satisfacción la decisión
de las Cámaras de Comercio del G-15 de instaurar la Federación de Cámaras de
Comercio y de Industria del G-15 y la firma de un acuerdo al respecto en El
Cairo el 7 de mayo de 1998. Acogemos con satisfacción la convocatoria del
Primer Seminario sobre normas y calidad organizado por la India y valoramos el
plan de acción que adoptó, incluido el establecimiento de un Foro del G-15 para
consultas y cooperación sobre normas, calidad y metrología. También acogemos
con beneplácito la oferta realizada por la India de proporcionar la Secretaria
de dicho foro.
24. Reiteramos nuestra convicción de que un diálogo Norte-Sur positivo
es una necesidad manifiesta. Se requieren consultas entre países desarrollados
y países en desarrollo, incluídos entre el G-15 y el G-8, sobre cuestiones
especificas y concretas, si pretendemos hacer frente con eficacia a los
desafíos de la mundialización y aprovechar al máximo las oportunidades que esta
puede ofrecer. Dicho diálogo puede emprenderse a nivel de nuestros
Representantes Personales y de Altos Representantes del G-8 como preparativo de
una reunión de Ministros de Asuntos Exteriores, que puede desembocar, a su
debido tiempo, en una reunión cumbre. Esperamos que este objetivo, transmitido
por el Presidente de Egipto al Primer Ministro del Reino Unido, pueda ser
asumido por el Primer Ministro de Jamaica, próximo Presidente del G-15.
25. Hemos debatido la amenaza que representa el terrorismo para la paz y
la estabilidad a nivel nacional e internacional. Los actos terroristas ponen en
peligro la integridad política, destruyen la estructura social y perturban las
instituciones democráticas. También comprometen el crecimiento y el desarrollo
económicos. Condenamos enérgicamente cualquier forma de terrorismo, sus autores
y a todos aquellos que los apoyen, cualquiera que fuese su clase. Insistimos en
el incremento de la cooperación internacional para prevenir y combatir esta
amenaza.
26. A la hora de conmemorar el quincuagésimo aniversario de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, es imprescindible que adoptemos
un enfoque equilibrado en el trato de todos los derechos humanos, incluido el
derecho al desarrollo, tal como lo reconoce la Declaración de Viena. Se
requiere un esfuerzo conjunto por parte de la comunidad internacional para la
realización práctica del derecho al desarrollo, habida cuenta de su importancia
considerable en una época en que nuestros pueblos deben hacer frente al doble
desafío de la mundialización y de la liberalización.
27 Acordamos aceptar la solicitud formal de Sri Lanka de ser miembro del
Grupo de los Quince e invitar a Sri Lanka a la IX Reunión Cumbre en Jamaica. En
lo que concierne a la cuestión de adhesiones futuras, nos orientaremos por las
conclusiones y recomendaciones establecidas en el documento titulado
"Experiencias Pasadas y Posibles Direcciones Futuras del Grupo de los
Quince en el Siglo XXI - Conclusiones y Recomendaciones", adoptado en la
VII Reunión Cumbre.
28. Expresamos nuestro reconocimiento a Egipto por su competente y
eficaz liderazgo de nuestro Grupo a lo largo de su presidencia. Agradecemos al
pueblo y al Gobierno de Egipto su cálida hospitalidad y su excelente
organización, que han permitido el éxito de la Octava Reunión Cumbre del Grupo
de los Quince.
29. Aceptamos el ofrecimiento por parte del Gobierno de Jamaica para
servir de anfitrión de la Novena Reunión Cumbre en febrero de 1999, y el del
Gobierno de Egipto para acoger la Décima Reunión Cumbre en el año 2000.