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A2022 Alatina Articulo Rojas Elecciones

Departamento de América Latina y el Caribe

Artículos

Elecciones presidenciales en Colombia[1]

Elizabeth Rojas Londoño[2]

El pasado domingo 19 de junio se llevó a cabo en Colombia la elección presidencial para el periodo 2022-2026. Al ser ésta una república unitaria y presidencialista, dicha elección fue determinante para el país, al tratarse de un sistema centralizado que, aunque desde hace algunas décadas otorga cierta autonomía a las regiones, las decisiones más importantes en materia política, económica, fiscal, entre otras, son tomadas por el gobierno central.

Más allá de la importancia que todo evento electoral conlleva y que en el caso colombiano determina un gobierno para los siguientes 4 años, este proceso en particular generó en la ciudadanía un interés especial. Los resultados obtenidos, enfrentarán a muchas personas a un evento de tal magnitud que, para bien o para mal, sin dudas cambiará la historia del país. Esto se debe no solo a que por primera vez en décadas la clase y los partidos políticos dominantes quedaron por fuera de la contienda, sino también por los enormes retos que ha venido enfrentando el país como consecuencia de la pandemia generada por el COVID-19.

Como en la mayor parte de América Latina, en Colombia la pandemia generó una profunda crisis humanitaria, desencadenando hambre, pobreza, desempleo, que produjo en el país un retroceso de más de una década en materia de calidad de vida y equidad[3]. Ante este panorama y sumado al recrudecimiento de la violencia y el conflicto en diferentes zonas, la elección del nuevo presidente significará(o no) la posibilidad de recomponer el camino.

La “carrera” por la presidencia tuvo un profundo significado, ya que luego de diferentes procesos de selección dejó atrás a una gran cantidad de candidatos, incluidos aquellos representantes de los partidos políticos más poderosos del país y los pertenecientes a las élites que gobernaron durante décadas. Sin lugar a dudas, los grandes perdedores de esta contienda fueron la derecha colombiana junto al partido de gobierno del presidente actual, quienes no encontraron una figura lo suficientemente convocante, capaz de asegurar el poder durante los próximos cuatro años.

Por primera vez en Colombia un candidato de izquierda contaba con una posibilidad real de llegar al poder. Sin embargo, el hecho de tratarse de un exguerrillero, en un país conservador, golpeado por la guerra, el miedo, el odio y el rencor, abrió el camino para todo tipo de señalamientos y especulaciones. Esto generó un gran temor alrededor de la posibilidad del triunfo de la izquierda colombiana, en cabeza de una figura como la de Gustavo Petro, quien durante los últimos años había estado sometido a campañas de desprestigio y de noticias falsas generando preocupación y especulación en gran parte de la ciudadanía, lo que a su vez abrió paso a otra candidatura de características muy particulares.

Llegó así a la recta final del proceso electoral junto a Petro, un ingeniero, empresario y multimillonario colombiano conocido por su particular forma de decir las cosas, sus enfrentamientos con políticos y medios de comunicación y por su campaña en redes sociales. Se trató de Rodolfo Hernández quien terminaría por recoger aquel descontento de una parte del país hacia los líderes políticos tradicionales y la corrupción creciente, así como también el temor de la derecha colombiana por la llegada de Petro a la presidencia y el peligro que este hecho representaba, según ellos, para la democracia, las libertades individuales y el libre mercado.

Así las cosas, el 19 de junio se enfrentaron en las urnas las dos candidaturas que mejor supieron leer el momento que atravesaba el país. El rechazo hacia la política tradicional junto al abandono del Estado y el estallido social ocurrido en Colombia en los años anteriores pusieron al descubierto el descontento de gran parte de la población sumado a la existencia de problemáticas que durante décadas habían estado presentes y que ningún gobierno supo solucionar.

El proceso electoral arrojó como ganador en segunda vuelta a Gustavo Petro, un economista desmovilizado de una de las guerrillas que había entrado en proceso de negociación con el Estado Colombiano en los años 90 (el M-19). Líder de una izquierda que durante décadas se había dedicado a hacer contrapeso y a denunciar desde el Congreso de la República los nexos entre el Estado y el crimen organizado. Petro, después de dos intentos fallidos, llega a la presidencia del país, de la mano de una de las activistas más relevantes de los últimos tiempos en Colombia, su vicepresidenta Francia Márquez. Una mujer afrodescendiente, víctima de la violencia y la segregación, que durante años se había dedicado a la defensa del medio ambiente y de los territorios olvidados. Gracias a su acompañamiento Petro consiguió el voto de miles de mujeres, de minorías y territorios alejados y abandonados por la mayoría de los gobiernos anteriores.

Durante su campaña, Gustavo Petro y Francia Márquez, le prometieron a esos millones de colombianos sumidos en la pobreza, a la clase trabajadora y a la juventud inconforme, mejores condiciones de vida, educación, salud, redistribución de la riqueza, trabajo por la paz y el cuidado del ambiente y el territorio. Promesas que los llevó a la presidencia con una diferencia de alrededor de setecientos mil votos a favor que, aunque no dejaron duda de su triunfo, en términos porcentuales no los ubicó muy lejos del otro candidato Rodolfo Hernández.

Este último hecho deja en evidencia un país dividido y muy polarizado. Un factor determinante para la gobernabilidad del próximo presidente, que se enfrentará, por un lado a grandes expectativas de millones de colombianos que han esperado por décadas un Estado presente y comprometido con su bienestar, y por otro, a la preocupación de millones que no se sienten representados por sus propuestas. Así las cosas, los próximos cuatro años de gobierno serán un reto enorme para este líder que pretende transformar a Colombia, pero que tendrá que encontrar la forma de incluir a la mitad de un país en oposición, que también necesita ser escuchado y atendido si lo que se busca es, como el mismo Petro lo ha expresado[4], un país en paz, mucho más equitativo y basado en la justicia social.

Notas

[1] Publicado en Opiniones IRI, el día 24 de junio de 2022. https://www.iri.edu.ar/index.php/2022/06/24/opinion/
[2] Magíster en Relaciones Internacionales (IRI – UNLP)
[3] La República (2020). El Covid devuelve la economía a cifras del 2009. https://www.larepublica.co/opinion/editorial/el-covid-devuelve-la-economia-a-cifras-de-2009-3023446
[4] Portafolio (2022). ¨No es un cambio para vengarnos, ni construir más odios¨. Petro.https://www.portafolio.co/elecciones-2022/las-primeras-declaraciones-de-petro-tras-ganar-las-elecciones-567163