En las últimas horas se dio a conocer el acuerdo en torno a un cese al fuego en la Franja de Gaza entre Israel y Hamas, gracias a la mediación de Egipto, Qatar y Estados Unidos.
Cabe recordar que este nuevo capítulo en la disputa entre palestinos-israelíes se inició con el ataque de Hamas sobre el Estado de Israel del mes de octubre de 2023, que arrojó por saldo la pérdida de 1200 vidas y la toma de unos 250 cautivos.
Como respuesta Israel, reclamando su derecho a la legítima defensa, dio origen a una ofensiva sobre la Franja de Gaza.
El resultado de la misma ha sido más de 46.000 palestinos muertos, entre ellos un amplio porcentaje de mujeres y niños, inseguridad alimentaria e infraestructura civil destruida, léase hospitales, escuelas, edificios, campos de refugiados.
Conforme al compromiso asumido, el acuerdo comenzaría a regir el próximo domingo y se extendería inicialmente por un plazo de 6 semanas. Está previsto que en esta etapa se inicie la liberación de los rehenes en manos de Hamas que serían intercambiados por prisioneros palestinos.
Asimismo, se espera la retirada de Israel hacia zonas menos pobladas, así como también el ingreso al enclave de ayuda humanitaria.
Por estas horas el gabinete de Israel debe aprobar el acuerdo. Ahora bien, la reflexión insondable respecto a este pacto gira en torno a que el mismo resulta tardía. Aunque los cautivos regresen a sus hogares, sus vidas y las de sus seres queridos ya no serán las mismas. Mucho menos para aquellas familias que recuperen los cuerpos de sus familiares.
Como contrapartida, si bien se espera que gracias al acuerdo los palestinos puedan regresar a sus casas, es factible preguntarse si existirán las mismas. Reconstruir, recuperar la infraestructura para que este territorio vuelva a resultar habitable, requerirá de mucho tiempo y dinero.
No obstante, y para concluir, se insiste en que lo verdaderamente irrecuperable son todas las vidas que este nuevo capítulo de la disputa entre ambos pueblos se ha cobrado.
Departamento de Medio Oriente
IRI-UNLP
