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El precio de la paz

Naciones Unidas informaba esta semana que catorce cascos azules y cinco soldados del ejército congolés fallecieron y al menos 44 resultaron heridos en un ataque contra la misión de la ONU en República Democrática del Congo (MONUSCO), ocurrido en el territorio de Beni, en la provincia oriental de Kivu del Norte.

El Secretario General, Antonio Guterres, condenó rotundamente el atentado, al cual calificó de “inaceptable”, a la vez que recordó que constituye un crimen de guerra.

“Este es el peor ataque a las fuerzas de paz de la ONU en la reciente historia de la Organización. Es una muestra más del enorme sacrificio en favor de la paz global por parte de los países que contribuyen con tropas. Estas mujeres y hombres valientes arriesgan a diario sus vidas alrededor del mundo por la paz y la protección de civiles”, declaró.

Por su parte, el embajador japonés Yasuhisa Kawamura habló en el nombre del Consejo de Seguridad de la Organización, al manifestar que «No puede haber impunidad para esos tipos de ataques… Los miembros del Consejo llaman al gobierno de la República Democrática del Congo a garantizar que se lleve rápidamente a los responsables ante la justicia».

Cabe recordar que las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP) no se contemplaron de manera expresa en la Carta, y surgieron en calidad de recurso alternativo ante la parálisis del sistema de seguridad colectiva y fruto también de su falta de acuerdo en lo relacionado a la necesaria implementación del artículo 43 de la Carta, lo que hubiera puesto a disposición de la Organización a una fuerza permanente, integrada mayoritariamente, por soldados provenientes de las principales potencias. Fueron concebidas para enfriar y controlar algunas contiendas, a los efectos de reemplazar aquellos mecanismos previstos en la Carta y que no pudieron ser utilizados con motivo de la Guerra Fría. Y, a diferencia de lo previsto con respecto a los acuerdos del art. 43 de la Carta, los soldados que son parte de las OMP provienen, mayoritariamente, de Asia y de África.

Desde el inicio de las Operaciones de Paz, en 1948, ya van más 71 operaciones durante las cuales sus integrantes han sufrido 3.600 víctimas fatales, acumulando 107 este año (un número cercano el de 2016). En la actualidad hay más de 91.000 efectivos provenientes de 125 países, desplegados en las 15 misiones que Naciones Unidas tiene alrededor del mundo. Se despliegan en lugares donde la tensión es enorme, la carencia de recursos es la regla, y donde las perspectivas de llegar a una solución pacífica duradera son una quimera.

Como lo informa la propia Organización, “… vienen de países grandes y pequeños, ricos y pobres. Traen diferentes culturas y experiencias al trabajo que realizan, pero están unidos en su determinación de promover la paz…” Esa determinación puede costarles la vida, y sin duda es un precio muy alto que se paga por un bien inapreciable: la paz.

Juan Alberto Rial
Coordinador
Departamento de Seguridad y Defensa
IRI – UNLP