Aldo Moro: después de 40 años de una de las páginas más oscuras de la historia italiana

El 9 de mayo del año 1978 fue asesinado Aldo Moro, después de 55 días de secuestro. El 16 de marzo en vía Fani en Roma el auto que llevaba a Aldo Moro de su casa a la Universidad Sapienza de Roma fue asaltado por las Brigadas Rojas, un grupo terrorista revolucionario de extrema izquierda. Los cinco policías que lo escoltaban fueron asesinados y el estadista fue secuestrado y encarcelado.

Aldo Moro fue uno de los padres fundadores de la Democracia Cristiana (DC); pronto asumió el cargo de representante de la DC durante la Constituyente, y se convirtió en secretario de la DC en el 1959. Fue ministro varias veces y cinco veces Presidente del Consejo de Ministros, dirigiendo gobiernos de centro-izquierda (1963-68).En el período entre los años 1974 y 1976 generó una sinergia muy estrecha con el Partido Comunista Italiano (CPI), fuerza política muy fuerte en aquel entonces y liderado por Enrico Berlinguer. El acercamiento de estos dos partidos fue un hito en la historia republicana italiana: Berlinguer había teorizado el así llamado “compromiso histórico”, y Moro la “estrategia de la atención”. Ambos proyectos políticos implicaban básicamente una colaboración orgánica entre los partidos de mayor representación nacional -DC, PCI y Partido Socialista Italiano (PSI)-, intentando conseguir el máximo consenso posible en torno a las instituciones democráticas y a través de una política reformista, evitando posibles caídas en autoritarismos. Moro había afirmado en su célebre discurso en el Congreso de la DC del 29 de junio 1969 que «es necesario hacer lo posible, dejando de lado la ambigüedad y la comodidad, para hacer que el diálogo sea lo más amplio en vista de una mayoría nueva y calificada».

Este proyecto de colaboración sinérgica entre fuerzas políticas lejanas, y que sin embargo compartían algunos objetivos comunes de interés general hacia el bien común del país, representaba un programa vanguardista en aquel período, en plena Guerra Fría. De hecho esta convergencia resultaba también de resonancia internacional. Por un lado, Estados Unidos, con su Secretario de Estado Henry Kissinger, no aceptaba la inclusión del Partido Comunista en las Instituciones italianas; por otro lado, Rusia no toleraba la cooperación del Partido Comunista con los democristianos en el Gobierno italiano, constituyendo un camino autónomo.

Durante los 55 días más dramáticos que la democracia italiana ha vivido, el Gobierno guiado por Giulio Andreotti eligió no tratar con el grupo terrorista, cosa que fue interpretada como clara voluntad política de no intervenir en este asunto, no haciendo todo lo posible para liberar a Moro. De hecho, también hoy en día la idea de una responsabilidad política de la muerte de Moro es una herencia que sigue en pie en muchos análisis y la misma sigue siendo un misterio no resuelto en la historia italiana.

Aldo Moro era profesor de Derecho Penal en la Universidad “Sapienza” de Roma. Nunca ha dejó su cargo docente a pesar de su constante trabajo político. En su tiempo en la Universidad, Moro siempre escuchaba a sus estudiantes, con los cuales, después de las clases, hablaba libremente de cine, de economía, de sociedad. Con la seriedad de su pensamiento político había conquistado el consenso de los representantes del Partido Comunista Italiano y del Partido Socialista Italiano, promoviendo una coalición nueva hacia el bienestar del país.

A 40 años de su secuestro y asesinato muchas son las manifestaciones públicas que lo conmemoran hoy en Italia. Sin embargo, los políticos actuales parecen no haber entendido su enseñanza, si pensamos que a dos meses de las elecciones del 4 marzo[1], las fuerzas políticas no logran encontrar un acuerdo para formar gobierno. Necesitarían implementar algunas palabras de Moro: «No importa cuán preocupados estemos, debemos mirar el núcleo esencial de la verdad, la forma de ser en nuestra sociedad, que predice sobre todo a una nueva persona que es más rica en la vida y más consciente de sus derechos. Gobernar significa hacer tantas cosas importantes y esperadas, pero en el fondo significa promover una nueva condición humana”.

María Francesca Staiano
Centro de Estudios Italianos

Referencias

[1] Ver: https://www.iri.edu.ar/wp-content/uploads/2018/03/opiniones-en-el-iri-staiano-persico-marzo.pdf