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11 de marzo de 2020: la OMS declara pandemia a la enfermedad por coronavirus COVID-19

La pandemia del coronavirus ha transformado al mundo totalmente. Fronteras cerradas, vuelos cancelados, economías paradas, calles vacías, son solo algunas de las consecuencias de la enfermedad desatada a nivel global. Pero uno de los hechos mas controversiales, y para algunos el que derivo a la gravedad del problema, fue cuando se declaro oficialmente una pandemia mundial en el año 2020.

La más reciente experiencia en que la sociedad global experimento una enfermedad transmitida con tanta magnitud fue en 1981 con la enfermedad del VIH, que dejó más de 30 millones de muertos relacionados con la enfermedad al día de la fecha. Sin embargo, el COVID-19 podría reemplazar esta cifra en menos tiempo por la velocidad (actualmente más de dos millones de fallecimientos) y letalidad con la que se mueve y también a lo que muchos adjudican por el retraso en la toma de acciones. Cuando se reconoció el esparcimiento de la enfermedad como pandemia ya existían más de 118 mil casos confirmados en todo el mundo y más de 4 mil muertes, distribuidos en 114 países, y a pesar de esto la declaración fue demasiado liviana.

Sin embargo, el 30 de enero la OMS ya había comunicado que el virus y su transmisión se consideraba como PHEIC o emergencia sanitaria de preocupación mundial. Con esto ya se daba por sentada la consternación por el asunto como el riesgo del mismo y las autoridades del organismo llamaban a tomar medidas. La mayoría de los países que no contaban con gran cantidad de casos o directamente no tenían, no tomaron acciones al respecto ya sea por despreocupación, falta de información y hasta falta de recursos. Pero no fue hasta que se llegó a un consenso por parte de los miembros y declarar la pandemia el 11 de marzo de 2020, momento en que se desató el caos en todos los rincones del planeta.

Para esta fecha algunos países se mantenían indiferentes ya que en muchos casos el virus todavía no había azotado sus poblaciones, mientras que otros tomaron medidas más severas como el cierre de fronteras, cuarentenas estrictas, adquisición de insumos en cantidades gigantescas. A medida que corrían los días y la situación empeoraba, la carrera por adquirir los test como elementos necesarios para combatir y protegerse de la enfermedad comenzaron a escasear y considerarse recursos preciados.

En muchos casos, la enfermedad avanzo sin parar dejando a los gobiernos en jaque por no encontrarse preparados para enfrentarla rápidamente y trayendo como consecuencia la expansión sin precedentes a todos los rincones del planeta.

Para muchos la primera advertencia no era suficiente para que los Estados se preparen ante el virus, mientras que otros alegan que era suficiente y se decidió no prestarle atención. En la mayoría de las ocasiones se observó que aquellos que preventivamente obedecieron las recomendaciones y aplicaron restricciones anticipadas tuvieron mejores resultados como es el caso de Nueva Zelanda y Australia. Mientras que en otros podemos visualizar como, hasta el día de hoy, la inacción y la ignorancia al problema es tal que la enfermedad no hace más, sino que crecer como ocurre en Estados Unidos y Brasil.

Una vez que el Coronavirus sea solo un recuerdo del pasado podremos intentar resolver si es que una de las razones por la que nos afectó tanto esta enfermedad fue la tardía resolución de la OMS en brindar un nombre especifico a la enfermedad o si simplemente fueron nuestras acciones humanas en el desarrollo de la historia.

María Emilia Fregenal
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales (CoFEI)
Departamento de Historia
IRI – UNLP