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30 de junio / 2 de julio de 1934. Operación Colibrí o la Noche de los Cuchillos Largos

La Noche de los Cuchillos Largos, también llamada Operación Colibrí, fue una purga que tuvo lugar en la Alemania nazi entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, cuando el régimen nazi llevó a cabo una serie de asesinatos políticos en importantes ciudades de Alemania, como Berlín y Múnich.
Hitler había sido nombrado canciller el 30 de enero de 1933, al frente de un gabinete mayoritariamente conservador y para afianzarse en el poder, atacó directamente a cuantos defendían otras ideas y no seguían su posición antisemita.
Entre los principales opositores al nazismo en Alemania, se encontraban los socialistas, los comunistas y los líderes de los sindicatos. Desde su posición de canciller, Hitler no tenía poderes constitucionales para dirigir el ejército, ya que éste estaba subordinado al presidente Paul von Hindenburg. Por lo tanto, él buscó reforzar su posición, enfrentándose a sus enemigos inmediatos, en este caso las S.A.
Las S.A. eran una especie de comando de asalto u organización paramilitar, dirigidas por Ernt Rohm, surgida luego del Tratado de Versalles. Estaba compuesta por veteranos alemanes de la Primera Guerra, los cuales no estaban de acuerdo con los términos de este tratado. Las S.A. , también conocidos como camisas pardas, eran usadas por Hitler como una fuerza propia para reprimir reuniones comunistas, pero una vez que ascendió al poder y eliminó los partidos de oposición, las S.A. no tenían un objetivo claro. En poco tiempo, y debido a sus demandas y exigencias, se convirtieron en un problema.
Las ambiciones políticas de Ernts Rohm y la desconfianza que inspiraba en los lideres nazis, fue uno de los motivos que desencadenaron la Operación Colibrí. Röhm pedía con insistencia la continuación de la revolución alemana, era fundador del partido nazi y había participado en el fallido golpe de Estado de Hitler en 1923. Se consideraba intocable, alardeaba de que ejecutaría a doce hombres por cada camisa parda asesinado y casi exigía a Hitler y al resto de los líderes del partido, que iniciasen una reforma a gran escala en Alemania, además presionó al canciller para que lo nombrase Ministro de Defensa. Fue entonces que Hitler organizó una reunión con el
alto mando del Ejército, en la cual se elaboró un documento que establecía que la S. A. se convertirían en una fuerza auxiliar del ejército. Sin embargo, terminada la reunión, Rohm aseguró que no se subordinaría y continúo abogando por un ejército dirigido por las S. A.
Debido a las presiones de sus colaboradores y del presidente Hindenburg, Hitler comenzó a organizar una purga junto a Himmler y Goring. Para ello, se elaboró un falso expediente en el que se acusaba a Rohm de haber recibido doce millones de marcos del gobierno francés para derrocar a Hitler y que pretendía usar las S. A. contra el gobierno.
Así, la noche de los cuchillos largos comenzó el 30 de Junio de 1934, a la madrugada en Múnich, donde se encontraban Rohm y sus seguidores en una reunión del alto mando de las S. A.
Hitler se había trasladado a Munich para arrestar a los altos cargos de la organización mientras que, al mismo tiempo, las SS también arrestaban y asesinaban a un gran grupo de jefes de la S.A.
Este golpe duró tres días y no fue solo contra las S.A; la ocasión también fue aprovechada para actuar contra los conservadores y algunos enemigos personales de Hitler y sus colaboradores.
El 3 de Julio, Hitler consiguió que su gabinete aprobase un decreto en el que se declaraba que las medidas tomadas durante esos días, habían sido implementadas para evitar asaltos de traición y que eran actos legales de autodefensa por parte del Estado, dando así un vuelco legal a esta masacre.
Una vez concluida esta matanza conocida como «La noche de los cuchillos largos» hubo un punto de giro en el gobierno alemán; el triunfo de Hitler le impulsó a convertirse en ‘’juez supremo del pueblo alemán’’, ya que fueron suprimidas las leyes
que prohibían los asesinatos extrajudiciales y nada podría limitar a Hitler en el uso del poder. Además, fue una clara advertencia para todos los sectores de la sociedad alemana de que cualquiera que se convirtiera en una amenaza para Hitler, estaría a su
merced.
Nahir Borges Licciardi
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP