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4 de noviembre de 1995. Asesinan al primer ministro israelí Yitzhak Rabin, el hombre de la paz

El 4 de noviembre, según calendario occidental, se conmemora el asesinato al primer ministro de Israel, Yitzhak Rabin. Esta muerte para muchos significo el fin del proceso de paz que se estaba gestando con Palestina, un proceso engorroso que había tomado mucho tiempo y por fin se estaba dando, pero finalmente aquellas personas que no veían la pacificación como una opción lograron dar fin a este proceso.

Rabin pertenecía al partido laborista, había sido militar y tenía experiencia política, lo que le daba legitimidad. Pero esto no era suficiente para satisfacer a sus opositores. El problema con Palestina dominaba la agenda política y cuando le toco asumir existía una gran división no solo en el pais sino en su mismo partido, ya que no todos los miembros estaban totalmente de acuerdo con un proceso de acercamiento y reconciliación con sus vecinos.

El mayor problema para muchos y salvación para otros fue la firma de los Tratados de Oslo en 1993, bajo la supervisión de Bill Clinton. Estos tratados iniciaban un camino de apaciguamiento en el conflicto, ya que se reconocían mutuamente y se permitía de forma temporal un autogobierno a los palestinos en los territorios ocupados. Oslo fue un gran paso en el proceso de paz para Yitzhak Rabin y Yasser Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina como para las relaciones internacionales. Esto los convirtió en aliados (luego de largas tensiones entre ellos) hasta el día de la muerte del primer ministro israelí.

Estos acuerdos despertaron alegría y euforia entre los palestinos porque significaba una esperanza en poder normalizar su situación como en aquellos israelíes que respaldaban la paz. Contrariamente, otros actores significativos en la política de Israel se opusieron como la derecha y diversos grupos terroristas. Lamentablemente la firma trajo aparejado una oleada de ataques terroristas como de movilizaciones por los opositores al gobierno donde también pregonaban el odio en sus discursos. La mayor preocupación de estos era la quita de los ocupamientos.

Podemos considerar que el fin del proceso de pacificación se dio con el asesinato de Rabin. Un 4 de noviembre se había convocado a una marcha por la paz en la Plaza de los Reyes, misma que ahora lleva el nombre del primer ministro, la cual contó con la presencia de masas. Podemos rescatar de su discurso algunas frases significativas: “Este gobierno, que tengo el privilegio de encabezar junto con mi amigo Shimon Peres, decidió darle una oportunidad a la paz. Una paz que solucionará casi todos los problemas de Israel … Este es un camino lleno de dificultades y dolor. Para Israel, no hay camino sin dolor, pero el camino de la paz es preferible al camino de la guerra.”

Finalmente, esa tarde acabaría con el primer ministro asesinado por dos tiros en la espalda. El circulo cercano sabía que recibía amenazas constantemente y que la marcha podía significar un riesgo, pero nunca pensaban que iba a llegar hasta tal punto.

Quien perpetuo el cometido fue Igal Amir, un extremista de derecha que consideraba que con la muerte de Rabin se acabarían los intentos de acuerdos con los palestinos. Nunca se arrepintió de sus actos y se encuentra en cadena perpetua desde hace 25 años, mostrando el nivel de odio al que se puede llegar por las causas políticas e ideológicas.

El mismísimo Arafat lloro al enterarse de la noticia, como también lo hicieron muchos israelíes y palestinos que se habían ilusionado con poder llegar a una vida de tranquilidad y paz que por el momento no parece que pueda ocurrir en un futuro próximo.

María Emilia Fregenal
Colaboradora de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales (CoFEI)
Departamento de Historia
IRI – UNLP