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2 de Diciembre de 1931: primer Golpe de Estado en El Salvador.

La historia política de El Salvador durante el siglo XX, contiene rasgos similares a los procesos históricos del mismo período, en el resto de los estados de América Latina.
A fines del Siglo XIX, se decretaron reformas que rompieron con los tradicionales sistemas comunales de reparto de tierras y “ejidos”, lo que facilitó la adquisición de tierras cultivables a grandes terratenientes provenientes de Europa, quienes desarrollaron la industria del Café.¹ Al consolidarse el modelo agroexportador, que sustentaba a la economía del país, la elite devenida en oligarquía, se hizo también del poder político, por lo que la etapa desde 1898 a 1931 es conocida como la “República cafetalera”.
Al final de éste período, se organizaron elecciones libres de las que resultó electo Arturo Araujo, del Partido Laborista, de base obrera, estudiantil, campesina y también del incipiente partido comunista (PCS).
La crisis mundial de 1929 que impactó de distintas formas en las economías de cada región, influyó en la caída de los precios del café, lo que produjo una intensa crisis económica en el país. Las presiones de la elite cafetalera no se hicieron esperar y con su apoyo, el 2 de Diciembre de 1931 se produjo el primer derrocamiento de un presidente constitucional en El Salvador, dando inicio a un período de casi 50 años de
inestabilidad política y social, gobiernos autoritarios y un férreo control de las fuerzas armadas. En ese momento, asumió al gobierno el Vicepresidente, Gral. Maximiliano Hernández Martínez, quien además era el Ministro de Guerra.²
El descontento popular por las medidas del nuevo gobierno, sumado al fusilamiento de estudiantes pro-comunistas, provocó un masivo levantamiento campesino en 1932, con ataques a terratenientes. Esta insurrección fue sofocada rápidamente y concluyó con el fusilamiento de los principales líderes de izquierda, líderes campesinos y estudiantiles. Esta represión acabó con la vida de entre 10.000 y 30.000 civiles; la mayoría miembros de pueblos indígenas. Esto justificó que, para aludir a ese hecho, hoy se hable de etnocidio.
En 1935, HernándezMartínez renunció a la presidencia por seis meses, para presentarse como único candidato presidencial a las elecciones de ese año. A partir de ese momento prolongó su presidencia de este modo y a través de ratificaciones del poder legislativo por trece años. (En 1932, 1935, 1939 y 1944).
Debido a las intenciones del presidente de continuar en el poder, y por la inconformidad de sectores militares por fusilamientos de oficiales opositores, se produjo un alzamiento militar en 1944, que fue sofocado en pocos días. Es en ese momento cuando la mayor parte de la sociedad civil se manifestó en contra de los fusilamientos y en clara señal de hartazgo, en lo que se llamó:“Huelga de brazos
caídos” que apresuró la renuncia de Hernández Martínez, y la toma del poder, nuevamente por el ejército y la oligarquía.
Desde ese momento, se sucedieron gobiernos militares, elecciones fraudulentas y nuevos golpes de estado hasta 1980, año en que se desata una cruenta guerra civil que durará 12 años.
Ismael Elías Adriss
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP