“Espero que los malvinenses decidan algún día votarnos con los pies a nosotros, por eso buscamos hacer de Argentina una potencia tal que ellos prefieran ser argentinos”; Javier Gerardo Milei, Presidente de la Nación Argentina
El 2 de abril de 2025, en un acto oficial realizado en el recinto cerrado del Cenotafio de los Caídos en Malvinas levantado en la Plaza San Martín de la ciudad de Buenos Aires, al que solo se permitió concurrir a invitados del Poder Ejecutivo Nacional: un grupo reducido integrado por altos mandos de las Fuerzas Armadas, Ministros y otros funcionarios del gobierno, y algunos Veteranos de Guerra de Malvinas rigurosamente seleccionados, el Presidente de la Nación Argentina, Javier Gerardo Milei, pronunció esta frase inaudita que alertó a todos los que desde hace 43 años venimos estudiando el tema tratando de encontrar las ideas fuerza necesarias para la construcción de una política de Estado que nos permita recuperar el islario usurpado por el Reino Unido desde hace 192 años.
La República Argentina es el único país del mundo que nunca renunció al reclamo de la usurpación de parte de su territorio por la Corona Británica, o lo mediatizó con la firma de algún tratado o haciendo concesiones al invasor, como ocurrió por ejemplo con España en el caso del Peñón de Gibraltar o Mauricio en relación al archipiélago de Chagos. Además, durante este año se cumplen 60 años que nuestra diplomacia logró que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara la Resolución 2065 que reconoce la existencia del conflicto argentino-británico por la soberanía de las Islas Malvinas, estableció el mecanismo para su solución y declaró expresamente que durante el proceso de descolonización se deben tener en cuenta los “intereses” de los isleños, no sus deseos, como pretendía el Reino Unido.
Todos sabemos que no existen “malvinenses”, ya que los habitantes del territorio usurpado por el Reino Unido son los descendientes de los colonos originales que estableció el invasor, previo a expulsar a la población argentina, y que desde el 3 de enero de 1833 a la fecha la administración colonial se ha ocupado de ejercer una política migratoria extremadamente restrictiva para ciudadanos de nuestra nacionalidad. Hablar de “malvinenses” es reconocerles la categoría jurídica de “pueblo” y en ese caso estaríamos aceptando el principio de autodeterminación, lo que les niega la Resolución 2065 de la Asamblea General y ha sido el principio monolítico de la política exterior argentina de todos los tiempos. Esa política exterior, que con sus éxitos y errores, constituyó una embrionaria política de Estado y a la que el presidente Javier Milei descalificara con desprecio en su alocución del día 2 de abril.
Además, hablar de “malvinenses” en un día de conmemoración de los Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas resulta una afrenta para los mismos y su memoria, pues los kelpers participaron activamente en contra de las tropas argentinas, ya sea con orientación logística a los británicos, como en servicios de apoyo de combate y en algunos casos en los propios enfrentamientos bélicos, especialmente los Civiles Voluntarios para la Defensa. Esto ha quedado inmortalizado en numerosos monumentos erigidos en las islas después del conflicto.
Como lo expresáramos en reiteradas oportunidades: nunca los kelpers “van a elegir ser argentinos” porque son culturalmente británicos y porque están orgullosos de su contribución a la derrota de las tropas argentinas en 1982.
Pero hablar de “malvinenses” y “que nos van a votar algún día” es directamente reconocerle a la población colonial el estatus jurídico de “pueblo” y otorgarles el derecho de autodeterminación. De ello se dieron cuenta algunos funcionarios presentes en el acto que al instante salieron a relativizar los dichos del Presidente de la Nación ante los periodistas acreditados en el lugar. Pero el presidente Javier Milei, no conforme con ese yerro, dijo que iba a sentar a los kelpers en la mesa de las negociaciones entre argentinos y británicos: precisamente lo que viene reclamando desde la década de los 70 del siglo pasado el Reino Unido.
La frase inaudita es de una enorme gravedad porque la ha pronunciado el Presidente de la Nación y puede crear un precedente a nivel internacional, rompe con la coherencia de la política exterior argentina de siempre y puede poner en crisis los argumentos esenciales en los que fundamentamos nuestro reclamo. Además, se contradice con el espíritu y la letra de la Resolución 2065 de la Asamblea General.
A diferencia del acto central realizado en el ámbito íntimo del Cenotafio de los Caídos en Malvinas de la Plaza San Martín la sociedad civil, los Veteranos de Guerra de Malvinas de todo el país, algunas fuerzas políticas no vinculadas a la administración nacional, gobiernos provinciales y municipales, y hasta la propia Vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel –que participó en el acto que todos los años se realiza en la Plaza Islas Malvinas de la ciudad de Ushuaia- se diferenciaron en su mensaje con lo expresado por el Presidente Milei bregando al unísimo -aún con diferencia de matices- por enfrentar el proceso de “desmalvinización” y dejando en claro que la autodeterminación de los pueblos no corresponde en la Cuestión Malvinas porque los kelpers no son un pueblo originario sino que constituyen una población transplantada para perfeccionar la usurpación.
La Confederación Nacional de Ex Combatientes de Malvinas, que es la organización de Veteranos más numerosa pues tiene representación de los que residen en prácticamente todas las provincias argentinas, ha advertido que va a denunciar al Presidente Javier Milei, por traición a la Patria y violación de los deberes de funcionario público por estar contraviniendo con su actitud la cláusula transitoria primera de la Constitución Nacional de 1994. Más allá de esta actitud, que es legítima pero de resultado imprevisible, yo estimo que le corresponde al Congreso de la Nación Argentina tomar las medidas pertinentes pues más allá que el manejo de las relaciones exteriores sean funciones delegadas al Poder Ejecutivo Nacional, éste no puede, violentando la letra de la Constitución Nacional, poner en indefensión al país en el conflicto más importante que ha tenido en los últimos 192 años y que ha costado la vida a 649 argentinos que nos son contemporáneos, más los suicidados por estrés post traumático por el abandono al que los condenó el Estado argentino durante la post guerra, que supera el número de 300.
Como Coordinador del Departamento del Atlántico Sur del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata me veo en la obligación de denunciar este hecho: una frase inaudita que puede poner en crisis la defensa de nuestros derechos, pronunciada por la más alta magistratura del país.
Carlos Alberto Biangardi Delgado
Coordinador
Departamento del Atlántico Sur
IRI-UNLP