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El Despertar del Mercosur Periférico: referencias que deja la Cumbre de Buenos Aires

La reciente Cumbre del Mercosur celebrada en Buenos Aires el pasado 3 de julio de 2025 no solo dejó en evidencia las tensiones ideológicas entre sus principales líderes. También reveló algo más profundo y duradero: el retorno de una discusión inconclusa para la región, la falta de desarrollo de las regiones del llamado MERCOSUR periférico, y esto aparece en relación a la referencia que se hizo del Corredor Bioceánico de Capricornio, como eje estratégico para la integración física, comercial y productiva de la región. El nuevo trazado responde a la solución/opción que ofrecen los Estados de Brasil y Paraguay para el sector de los agronegocios de sus países, poniendo en la mesa del MERCOSUR, el priorizar obras de infraestructura que les permitan resignificar las regiones interiores y poder ser competitivas, ventajas que venían siendo negadas con un modelo que gira sólo desde el eje Sao Paulo-Buenos Aires-Santiago de Chile. La emergencia de la demanda china que da cuenta de la expansión agrícola del centro oeste de Brasil y el límite de los puertos del atlántico para poder llegar en tiempo y forma -especialmente al mercado chino-, presionaron para que la mirada del bloque regional -por primera vez en 34 años de vida- se dirija hacia las regiones de menor desarrollo relativo.

Esta es la segunda vez en una cumbre presidencial del Mercosur que se menciona explícitamente al nuevo trazado del CBC. La primera fue en la Cumbre de Asunción en diciembre de 2015, donde se adoptó la Declaración de Asunción sobre Corredores Bioceánicos, documento fundacional para quienes creemos que la competitividad y la integración real deben comenzar por los territorios históricamente relegados del bloque.

Durante su intervención en Buenos Aires, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue claro y remarcó como uno de los cinco temas prioritarios, el fortalecimiento del comercio intra MERCOSUR y con los socios externos, y como subpunto hizo referencia a la propuesta de inclusión de los sectores automotor y azucarero en la unión aduanera, algo que preocupa y mucho en el NOA porque salir de la excepcionalidad, sería lógicamente el acta de defunción de la Industria sucroalcoholera nacional, que cuenta en la actualidad con 20 ingenios azucareros,  70.000 puestos de trabajo directos y 140.000 indirectos y no podría competir con la eficiencia de su par brasilero, lo mismo pasaría con el mismo sector en Paraguay y Bolivia. Una de cal y una de arena, porque del mismo modo destacó la necesidad de vincularse con el Asia, especialmente el poder llegar a China más rápido y con menor costo; nombrando el programa brasileño de rutas de la integración sudamericana, dijo Lula:  “acortar distancia y disminuir costos, la ruta bioceánica reducirá hasta en dos semanas el tiempo de viaje hacia el Asia”, y el FOCEM en ese sentido aprobó dos proyectos cuyo objetivo es mejorar la zonas fronterizas de Corumbá (en la frontera de Brasil con Bolivia, el principio de la hidrovía Paraguay Paraná) y Ponta Porá en la frontera de Brasil con Paraguay.

Por este motivo se presenta el nuevo trazado bioceánico priorizado desde 2015 (desde Mato Grosso do Sul) que a ciencia cierta lo importante no es el vínculo Atlántico Pacífico sino la salida que conecte al hinterland del centro oeste de Brasil y Paraguay con los puertos chilenos de las regiones del norte (Regiones de Antofagasta y Tarapacá), a través del Paso de Jama en Jujuy. Acompañó esta visión el presidente de Paraguay, Santiago Peña, quien resaltó el impacto que estas obras tendrán para vincular de forma más eficiente a los sectores productivos del interior continental.

Esta nueva mención no es menor. El Corredor de Capricornio no es solo una ruta logística, es la vía de salida del Mercosur Periférico, una herramienta para que territorios como Mato Grosso do Sul, el Chaco paraguayo y el NOA  dejen de ser periferias desconectadas y pasen a ser protagonistas activos en las cadenas de valor globales, poniendo en valor y generando la ruta de salida para minerales estratégicos, los agronegocios (en especial la soja), pero también una región con mucha agua al ser parte importante del acuífero guaraní, y la puesta en valor de la cultura con el aporte del sector del turismo (Bonito y la Quebrada de Humahuaca son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO); es decir un mejor comercio extrarregional sin dejar de lado, la idea del desarrollo y fortalecimiento intra MERCOSUR.

Desde esta perspectiva, lo que está en juego no es simplemente un ahorro en tiempo o fletes. Es un nuevo trazado geoeconómico del Mercosur, una transformación del mapa del comercio y de la integración, una lucha por liberarse del centralismo político y económico de Sao Paulo y Buenos Aires. Porque cuando el Atlántico deja de ser la única salida posible, emerge una oportunidad para romper el encierro histórico de las llamadas economías regionales.

Ese es el despertar del Mercosur Periférico: cuando la infraestructura, la logística y la voluntad política convergen en una misma dirección. Cuando la geografía deja de ser obstáculo para convertirse en puente. Y cuando las cumbres del Mercosur dejan de hablar solo desde el centro para comenzar a escuchar a las regiones que hasta ahora habían quedado en silencio; no es solo un concepto analítico: es una hoja de ruta. Implica repensar la integración desde abajo hacia arriba, desde las fronteras hacia los centros, desde la logística hacia la producción. Exige una mirada transversal que combine infraestructura con sostenibilidad, diplomacia con innovación, comercio con cohesión territorial.

El futuro del Mercosur no está solo en firmar acuerdos comerciales con la Unión Europea o la EFTA. Está también en garantizar que esos acuerdos se traduzcan en desarrollo real para todos los territorios del bloque, no solo para sus capitales. El Corredor Bioceánico de Capricornio es hoy una herramienta más, un activo más para que eso suceda. Pero no bastan los discursos: se necesitan decisiones políticas, financiamiento internacional, articulación multinivel y visión de largo plazo.

Si ese camino se consolida, el Mercosur dejará de ser una promesa inconclusa y empezará a ser una fuerza concreta de transformación para los pueblos del interior sudamericano.

 

Alejandro G. Safarov
Integrante
Departamento de América Latina y el caribe
IRI-UNLP
Integrante del Consejo Federal de Estudios Internacionales -CoFEI-