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Los BRICS y el desafío al orden económico internacional

Departamento de Relaciones Económicas Internacionales

Artículos

Los BRICS y el desafío al orden económico internacional

Lilia Alcira Mohanna

Este último año, el grupo BRICS reafirmó su protagonismo cuando el expresidente Donald Trump amenazó con imponer un arancel adicional del 10 % a cualquier país alineado con las políticas “antiestadounidenses” promovidas por sus integrantes.  En 2025, el bloque BRICS —originalmente conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— ha consolidado su transformación en una plataforma global más inclusiva y con ambiciones institucionales concretas, al mismo tiempo que es visto como un grupo que desafía el orden establecido.

Antecedentes

Hacia la década del 2000, fue cada vez más llamativa la consolidación de las economías emergentes. Esto se habría consolidado por las oportunidades que les brindó el sistema internacional, lo que se profundizó por la crisis de las hipotecas en Estados Unidos y sus consecuencias en Europa. En este marco, nació el acrónimo BRIC.  En un estudio de la consultora Goldman Sachs, el economista Jim O´Neill, destacaba la performance de Brasil, Rusia, India y China, en los documentos Better global economics brics en el año 2001, y Dreaming With BRICs: The Path to 2050 en 2003.  Según O¨Neill, la tasa de crecimiento de los BRIC sería mayor que la del G-7, y su PBI en dólares constituirá el 23% del PBI mundial para el 2050. Los BRIC ocupaban el 25% del territorio mundial, y contaban con el 40% de la población del planeta , con un peso en la economía mundial creciente y sostenido.

El estudio de Goldman Sachs fue significativo, pues sin proponérselo, propuso un modelo con nuevos y varios polos de poder . Sin embargo, la idea de unirse para formar un bloque, recién se materializó hacia el 2009, cuando los gobiernos de los BRIC tomaron conciencia de aprovechar sus potencialidades. En junio de ese año, se llevó a cabo en Rusia la primera cumbre de los BRIC, justamente en el contexto de la crisis económica que afectaba a los países industrializados. En el 2011, se adhirió Sudáfrica, que inicialmente no figuraba en la tesis original y que provocó la modificación del acrónimo por BRICS.

Cabe destacar que los BRICS no son un bloque económico; en realidad, se trata de una coalición blanda, que, al tomar conciencia de su potencial a futuro, ha decidido aunar esfuerzos a fin de lograr una serie de objetivos políticos y económicos a nivel global. Este tipo de coaliciones forman parte de lo que el politólogo Andrew F. Cooper ha denominado «el impulso de concertación en la política mundial», en el que entidades menos estructuradas, como el G20 o los BRICS, facilitan la acción colectiva donde otras más rígidas y amplias, como la ONU, no pueden. (Papa, 2024)

Este foro ha planteado promover intereses comunes, De hecho, en las sucesivas cumbres, los BRICS han destacado la necesidad de construir un nuevo orden mundial más justo, más equitativo, más equilibrado e inclusivo; un orden centrado en un renovado multilateralismo que pueda brindar soluciones a problemas tales como la pobreza, el hambre y el subdesarrollo.

Ampliación de los BRICS

En agosto del año 2023 se llevó a cabo la cumbre de Johannesburgo, ocasión en la cual se invitó a seis países para ser miembros plenos a partir del 1 de enero de 2024: Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. En la XV Cumbre de los BRICS (Sudáfrica), se anunció la incorporación de seis nuevos países, con efectos a partir del 1 de enero de 2024: Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

Solo Egipto, Etiopía, Irán y EAU aceptaron y formalizaron su ingreso. Argentina declinó la invitación, a raíz de un cambio de rumbo de su política exterior.

Ya en el año 2024, en la cumbre de Kazán, Se creó una nueva categoría de países asociados (partner) Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia (posteriormente avanzó a pleno), Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.

Esta ampliación ha implicado cierto desplazamiento del eje de poder hacia el Sur Global, y así el bloque comenzó a configurarse como una alternativa al orden establecido, con autonomía económica y diplomática respecto de un Occidente liderado por el modelo norteamericano. Los BRICS promueven una narrativa de “multipolaridad” y soberanía, en contraposición al unilateralismo de Estados Unidos, presentándose como defensores de un orden internacional más democrático, donde los países del Sur Global tengan mayor voz.

Sin embargo, a pesar de la retórica del grupo, algunos autores destacan que en la práctica no subvierten el sistema, sino que buscan insertarse en él bajo nuevas condiciones, es decir, simplemente representan una redistribución de poder dentro del mismo marco, sin modificar los fundamentos estructurales del orden global. (Gil Gandía, 2025). De esta manera, el grupo BRICS representa un desafío moderado al orden internacional, ya que busca reformas inclusivas sin romper el sistema.

Esa idea se advierte más aún cuando se analizan los países por separado. Por un lado, China se despega del resto del grupo en lo que se refiere a indicadores económicos, y Rusia tiene una relevancia político-militar propia. La agenda de los países que integran los BRICS son muy heterogéneas, y puede ser discutible incluir a todos los integrantes en la categoría de Sur Global. A pesar de ello, se va constituyendo como un canalizador de demandas e intereses alternativos al statu quo.

Instituciones alternativas

Los BRICS han buscado crear nuevas instituciones, como contrapeso o alternativa a las opciones ya consolidadas para el financiamiento de los países y el intercambio comercial.

Entre las nuevas instituciones creadas, se encuentra el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) , a través del cual, promueven financiamiento para proyectos de infraestructura y desarrollo sin las condiciones estrictas impuestas por Occidente y las instituciones de Bretton Woods (Banco Mundial y FMI). El Nuevo Banco de Desarrollo es un instrumento estratégico de los BRICS para disputar el dominio de las instituciones financieras occidentales, fortaleciendo la multipolaridad financiera y promoviendo formas alternativas de financiamiento al desarrollo.  (NDB, 2025). Si bien no rivaliza en escala con el Banco Mundial o el FMI, su crecimiento y expansión indican una clara intencionalidad de cambio estructural en el sistema financiero internacional.

Dentro de ese marco, existe un instrumento complementario al Nuevo Banco de Desarrollo, pero centrado exclusivamente en la estabilidad financiera de corto plazo, denominado Contingent Reserve Arrangement (CRA). Se trata de un fondo de reservas multilaterales creado por los países BRICS en 2014, con el objetivo de proporcionar liquidez y apoyo financiero a corto plazo a sus miembros en caso de tensiones en la balanza de pagos o crisis financieras externas, especialmente aquellas asociadas a la volatilidad del dólar o los mercados internacionales. China tiene la mayor participación, pero el CRA está estructurado para que ningún país tenga poder de veto unilateral.

Este tipo de instrumentos lleva a la práctica la intención de disminuir la dependencia del dólar como moneda de reserva e intercambio internacional.  En las últimas reuniones, los BRICS están interesados en crear una nueva moneda que compita con el dólar estadounidense y recientemente anunciaron planes para implementar un nuevo sistema de pagos, se trata de la propuesta de un sistema de pago alternativos (BRICS Pay), para realizar pagos en monedas locales, con la idea de una unidad monetaria común hacia el futuro.

En ese proceso hacia la desdolarización, aunque más no sea de modo parcial, cabe destacar que en la cumbre XVII de Rio de Janeiro, Luiz Inácio Lula da Silva declaró: “Nadie determinó que el dólar sea la moneda de referencia, y es obvio que tenemos toda la responsabilidad de hacer esto con mucho cuidado (…) pero es algo que no tiene marcha atrás, es algo que va sucediendo poco a poco, hasta que esté consolidado». (BAE Negocios, 2025)

Reacciones norteamericanas

Donald Trump reaccionó fuertemente ante la última cumbre de los BRICS en Rio de Janeiro, y catalogó las políticas de los BRICS como políticas antiestadounidense. En la red social Truth Social, en enero del año 2025 ya había declarado:  «Exigimos a estos países el compromiso de no crear una nueva moneda BRICS ni respaldar ninguna otra que sustituya al poderoso dólar estadounidense, o se enfrentarán a aranceles del 100 % y deberían esperar despedirse de las ventas a la maravillosa economía estadounidense«. (Reuters, 2024)

En respuesta a la exigencia de Trump de un «compromiso» de los países BRICS de no desafiar la supremacía del dólar estadounidense, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, expresó: «Cada vez más países están adoptando el uso de monedas nacionales en sus actividades comerciales y económicas internacionalesSi Estados Unidos recurre a la fuerza, como se dice, la fuerza económica, para obligar a los países a usar el dólar, reforzará aún más la tendencia a adoptar monedas nacionales (en el comercio internacional)». (Reuters, 2024)

Este contexto se produce en el marco de una política más agresiva por parte del gobierno estadounidense, lo que incentiva a los países a intentar desvincularse de las cambiantes decisiones de la administración de Donald Trump. No obstante, las represalias económicas continúan teniendo relevancia e inciden en los procesos de toma de decisiones de los miembros del grupo BRICS. El impacto final dependerá del grado de interacción entre Estados Unidos y cada uno de los países integrantes del grupo.

FUENTE: Atlantic Council

Por otro lado, en lo que se refiere a la moneda norteamericana, a pesar de las intenciones del grupo BRICS, los datos siguen mostrando la hegemonía del dólar en las finanzas internacionales, por ejemplo, aún es la divisa que mayor uso tiene como moneda de reserva internacional o como moneda de pago de deuda. El predominio del dólar sigue siendo fuerte en las reservas, el comercio y las transacciones, de hecho, tiene el 88% participación en las transacciones de divisas, el 54% en la facturación de exportaciones y el 57% de las reservas mundiales. (Atlantic Council, 2025)

FUENTE: Atlantic Council

El ascenso de nuevas monedas que reemplacen al dólar no es inminente. Dentro del grupo BRICS, no todos los miembros comparten la necesidad o el deseo de un cambio de esta naturaleza. No obstante, países como Rusia promueven con firmeza la reorientación hacia otras monedas como estrategia para eludir las severas sanciones económicas impuestas desde 2014, tras la anexión de Crimea y los acontecimientos en Ucrania.

A pesar de las limitaciones para el bloque provenientes de las diferencias económicas y geopolíticas entre los miembros, los BRICS se han constituido como un grupo relevante que, más allá de logros concretos, constituye un foro capaz de articular demandas de países emergentes.

El accionar de los BRICS no generará cambios inmediatos en el orden económico internacional, pero su retórica y algunas de sus políticas, lo convierten en un foro atractivo para canalizar demandas del Sur Global, que busquen reformas al status quo. Sin embargo, la afirmación precedente no implica necesariamente un proceso inminente de declive o reemplazo del orden vigente, sino, en todo caso, una posibilidad.