Departamento de América del Norte
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¿Cuál es el objetivo de los aranceles de la administración Trump?
María Pereyra Sellart[1]
Introducción
Uno de los principales ejes del gobierno de Donald Trump que inició en enero de 2025 es el comercio internacional y las medidas implementadas en la búsqueda de su transformación. En este artículo se analizan los posibles objetivos detrás de los aranceles establecidos por Estados Unidos teniendo en cuenta distintas declaraciones o documentos elaborados por funcionarios del gobierno. En este sentido, se identifican referencias a los aranceles como forma de fortalecer la industria nacional estadounidense, como medida destinada a aumentar la recaudación del Tesoro, y como herramienta de negociación frente a otros países, objetivos que se presentan sin embargo como contradictorios entre sí. Finalmente, se aborda la posibilidad de un cuarto escenario, donde la disputa con China, fundamentalmente en el ámbito tecnológico, económico y militar, sería el foco de las medidas arancelarias.
El razonamiento detrás de los aranceles
El pasado 2 de abril fue el llamado “Día de la liberación”, en el cual el gobierno de Donald Trump anunció nuevos impuestos sobre los bienes importados por Estados Unidos. En este sentido, se aplicó un arancel universal del 10% mientras que se establecieron aranceles más altos a otros países según el caso particular. Días después, fluctuaciones en los mercados, debilitamiento del dólar y escaladas retaliatorias mediante, Trump declaró una pausa de 90 días a los aranceles más altos, manteniendo el 10% universal. En el caso particular de China, hubo un aumento vertiginoso de los impuestos a las importaciones entre ambos países hasta que, en el mes de mayo, se llegó a un acuerdo en Ginebra por el cual Washington reduce las tarifas sobre los productos chinos del 145% al 30% y Pekín lo hace del 125% al 10%, inicialmente por 90 días.
Más allá de las idas y vueltas en las declaraciones públicas, ¿cuál es el razonamiento detrás de los aranceles? Debemos primero hacer referencia al diagnóstico que realizan Trump y su círculo sobre el actual orden económico.
Tal como indican Actis y Busso (2016), hasta el inicio de la segunda década del siglo XXI la globalización implicaba ganancias para la potencia hegemónica a partir del control por parte de las empresas norteamericanas de los eslabones más importantes de las cadenas globales de valor (innovación tecnológica y conocimiento), mientras que la producción quedaba en manos de terceros países con ventajas comparativas en materia salarial. Sin embargo, la transformación económica de China de los últimos años llevó a que esta se convirtiera en un gigante tecnológico capaz de competir en los sectores más importantes de las cadenas globales de valor. A partir de esta situación, la globalización se ha “desviado” pasando a ser disfuncional a los intereses norteamericanos y utilitario a los intereses de China, por lo que desde muchos sectores en Estados Unidos se considera que la hegemonía estadounidense estaría en peligro de continuar por el actual camino de la globalización. A inicios del primer mandato de Trump, los autores marcan que “EEUU no busca desandar parte de la globalización y el libre comercio por una oposición ideológica. El principal objetivo es reformarla para que vuelva a ser funcional a los intereses americanos” (Actis y Busso, 2016, p. 56).
Dicha reforma implica la revisión del sistema de comercio internacional, el cual es visto por Trump como un sistema injusto donde otros países se aprovechan de Estados Unidos exportando productos baratos e imponiendo barreras arancelarias y paraarancelarias a las importaciones del país norteamericano, lo cual genera una baja competitividad e incluso una amenaza para la seguridad nacional. Esta relación con la seguridad nacional es de suma relevancia, dado que es a partir de la declaración del déficit comercial como una “emergencia nacional” que el presidente tiene la facultad de aplicar los aranceles sin la autorización del Congreso, algo que, sin dicha declaración, estaría prohibido por la Constitución (Zelicovich, 2025).
Sin embargo, al menos desde lo discursivo, al referirse a los aranceles como el instrumento para llevar adelante esta reforma del comercio internacional de manera que sea favorable a Estados Unidos, se mencionan una serie de objetivos que muchos analistas identifican como contradictorios entre sí. Por un lado, los aranceles permitirían reducir las importaciones y fortalecer la industria manufacturera estadounidense, mientras que por otro, lograrían una mayor recaudación del Tesoro a partir de las importaciones gravadas. Asimismo, se proponen como una herramienta de negociación a través de la cual lograr concesiones en materia comercial e incluso de seguridad.
Además de los dichos del propio Trump, a estos objetivos se refieren también funcionarios en puestos clave relacionados a la economía y al comercio, como el Secretario del Tesoro Scott Bessent, y el Presidente del Consejo de Asesores Económicos Stephen Miran. Este último publicó luego de la victoria de Trump y previo a su asunción, un ensayo titulado “A User’s Guide to Restructuring the Global Trading System” (2024), en el cual argumenta que el descontento con el actual orden económico está basado en la sobrevaluación del dólar (producto de su rol como moneda de reserva) y en condiciones de comercio asimétricas. El alto valor del dólar hace que las exportaciones estadounidenses sean menos competitivas y sus importaciones más baratas, lo que perjudica a la industria manufacturera generando la pérdida de trabajos de la industria y el cierre de fábricas. “Esta sobrevaluación ha pesado mucho sobre el sector manufacturero estadounidense, mientras que ha beneficiado a los sectores financiarizados de la economía de maneras que benefician a los estadounidenses ricos” (Miran, 2024, p. 3).
Miran se refiere al hecho de que, a su modo de ver, el tradeoff fundamental del orden económico actual implica que, si bien la función del dólar como moneda global de reserva perjudica la competitividad de la industria estadounidense, por otro lado otorga ventajas geopolíticas, permitiendo alcanzar objetivos fundamentales de seguridad nacional a un costo mínimo a través de la extraterritorialidad financiera. Esto último a raíz de que “Estados Unidos proporciona un escudo de defensa global a las democracias liberales y, a cambio, recibe los beneficios del estatus de reserva” (Miran, 2024, p. 11). Sin embargo, los costos de sostener ese estatus de reserva son cada vez mayores para Estados Unidos, léase sobrevaluación del dólar, déficit comercial y pérdida de capacidad industrial, por lo que ese tradeoff entre competitividad de las exportaciones y la proyección de poder financiero resulta cada vez menos atractivo, a lo cual Miran acota que si Estados Unidos no está dispuesto a soportar el status quo, tomará medidas para cambiarlo.
A partir de lo anterior, continúa el argumento de Miran, el objetivo de la administración Trump no es ponerle fin al uso del dólar como moneda de reserva global de valor, sino “recapturar” algunos de los beneficios que esto implica para otros países.
La relocalización de la demanda agregada desde otros países hacia Estados Unidos, un aumento de los ingresos del Tesoro estadounidense, o una combinación de ambas cosas, pueden ayudar a Estados Unidos a soportar el costo creciente de proporcionar activos de reserva para una economía global en crecimiento (Miran, 2024, p. 3).
En este sentido, se propone mejorar la competitividad de las manufacturas estadounidense utilizando tarifas y la política monetaria. Esto probablemente no implicaría una relocalización significativa de industrias de bajo valor agregado, pero si lograría preservar aquellas industrias de alto valor agregado, prevenir un mayor offshoring e incrementar la capacidad de negociación de Estados Unidos para lograr acuerdos y abrir otros países a sus exportaciones (Miran, 2024).
En relación a esto último, la utilización de los aranceles como herramienta de negociación ha sido evidente desde el inicio del gobierno de Trump. En los primeros días luego de la asunción se dió una lógica de imposición de aranceles y posterior suspensión con el objetivo de negociar con México y Canadá políticas más restrictivas en relación al flujo de la migración ilegal y de fentanilo hacia Estados Unidos. Luego del “Liberation Day”, y previo al anuncio de una pausa de 90 días para los aranceles más altos, Scott Bessent declaró que alrededor de 70 países se pusieron en contacto con la Casa Blanca para negociar acuerdos comerciales. Actualmente, ya cerraron acuerdos con Washington países como Japón, Filipinas, Reino Unido, Vietnam e Indonesia, además de la Unión Europea.
Los objetivos económicos y los objetivos políticos
En un principio, al observar los planteos de Trump y su círculo, no queda claro cuál es el objetivo económico prioritario de los aranceles. Este puede ser el fortalecimiento de la industria nacional frente a las importaciones, haciendo que estas, al ser más caras, se reduzcan, o puede ser el incremento de la recaudación a partir de las importaciones. Evidentemente, no puede ser ambas cosas. Si las manufacturas estadounidenses reemplazan a las importaciones, la recaudación por aranceles no es significativa. Además, si las tarifas son fundamentalmente un instrumento de negociación, se entiende que luego de alcanzado un acuerdo con otro país, estas se eliminarían o reducirían, lo cual no aporta al objetivo de la recaudación. Sumado a esto, la solución que se plantea para evitar que los aranceles deriven en inflación es que las monedas de los países exportadores devalúen en la misma proporción de la tarifa, lo cual es contrario a la búsqueda de que, devaluación del dólar mediante, las manufacturas estadounidenses sean más competitivas.
Sin embargo, es posible vislumbrar una cuarta alternativa en un contexto donde la disputa con China continúa siendo el principal objetivo. En este sentido, Actis y Creus (2025) plantean que el foco de esta disputa es el ámbito tecnológico, donde la percepción de Washington es que está perdiendo la carrera tanto en lo económico como en lo militar, y por lo tanto, la estrategia para enfrentar este escenario es más radical que la del primer mandato, buscando establecer un juego de lose-lose, es decir, donde ambos pierden, pero esperando que Estados Unidos pierda menos que China. Con este objetivo, los aranceles pueden entrar en juego como forma de negociar y forzar el desacople de otros países con China.
En esta línea, el economista conservador Oren Cass interpreta que el objetivo sería “una alianza económica y de seguridad que favorezca el libre comercio entre los países que puedan ponerse de acuerdo en un comercio equilibrado, el reparto de la carga y el «China-Out»” (El Grand Continent, 2025).
En definitiva, y más allá de la capacidad de Estados Unidos para lograr sus objetivos, la actual política arancelaria responde a un diagnóstico donde la hegemonía norteamericana está en peligro gracias al actual funcionamiento de la globalización, de la cual China es la principal beneficiaria y que por lo tanto debe ser transformada para no quedar atrás en la disputa tecnológica, económica y militar. Para esto, Estados Unidos busca el fortalecimiento de su industria y economía negociando con otros países para obtener mejores condiciones en el intercambio comercial y para lograr acompañamiento en el desacople con respecto a China.
Bibliografía
Abril, G. y Seisdedos, I. (2025). China y Estados Unidos llegan a un acuerdo para la reducción de aranceles durante 90 días. El País. https://elpais.com/internacional/2025-05-12/china-y-estados-unidos-llegan-a-un-acuerdo-para-la-reduccion-de-aranceles.html
Actis, E. y Creus, N. (2025). Trump, China y el reseteo de la globalización. El Economista. https://eleconomista.com.ar/internacional/trump-china-reseteo-globalizacion-n83803
Botros, A. (2025). Treasury Secretary Scott Bessent says negotiations over tariffs are happening, and about 70 countries have called the White House since ‘Liberation Day’ to talk trade. Fortune. https://fortune.com/2025/04/08/treasury-secretary-scott-bessent-tariff-negotiations-happening/
Busso, A. E. y Actis, E. (2016). Globalización ‘descarriada’ y ‘regionalismo desconcertado’ en la era Trump. Revista Interdisciplinaria de Ciencias Sociales; 2; 3; 10-2016; 51-64.
Corradini, L. (2025). EE.UU. y la UE anuncian un acuerdo comercial tras la reunión entre Trump y Von der Leyen. La Nación. https://www.lanacion.com.ar/estados-unidos/eeuu-y-la-ue-anuncian-un-acuerdo-comercial-tras-la-reunion-entre-trump-y-von-der-leyen-nid27072025/
From “Liberation Day” to Chaos: Trump Pauses Most Tariffs While Escalating Trade War with China. Democracy Now. https://www.democracynow.org/2025/4/10/tariffs_trade_war_china_markets
Hurlburt, H. (2025). “Trump’s ‘liberation day’ tariffs are likely just the beginning of a longer-term vision”. Chatham House. https://www.chathamhouse.org/2025/04/trumps-liberation-day-tariffs-are-likely-just-beginning-longer-term-vision
Merke, F. (2025). Cómo convertir a Estados Unidos en la fábrica del mundo y romper todo en el camino. Cenital. https://cenital.com/como-convertir-a-estados-unidos-en-la-fabrica-del-mundo-y-romper-todo-en-el-camino/
Miran, S. (2024). A User’s Guide to Restructuring the Global Trading System. Hudson Bay Capital Research Series. https://www.hudsonbaycapital.com/documents/FG/hudsonbay/research/638199_A_Users_Guide_to_Restructuring_the_Global_Trading_System.pdf
Racionalizar los aranceles de Trump: la teoría de Oren Cass para explicar el «Liberation Day». El Grand Continent. https://legrandcontinent.eu/es/2025/04/08/racionalizar-los-aranceles-de-trump-la-teoria-de-oren-cass-para-explicar-el-liberation-day/
Zelicovich, J. (14 de abril de 2025). Pateando el tablero mundial. Universidad Nacional de Rosario. https://unr.edu.ar/pateando-el-tablero-mundial/
[1] Estudiante avanzada de Relaciones Internacionales (Fcpolit-UNR), miembro del Grupo de Estudio sobre Política Internacional de América del Norte (GEPIAN) del Centro de Investigaciones en Política y Economía Internacional (CIPEI-UNR).