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9 de mayo día de Europa

La “fiesta amarga” de Europa

El 9 de mayo de 1950, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schuman, pronunció un discurso conocido como la Declaración de Schuman, que todavía marca el certificado de nacimiento de una Europa unida. En esas palabras, el ministro francés celebró la esperanza y la necesidad de poner fin a las agudas hostilidades entre Francia y Alemania occidental que habían destrozado el continente europeo y extraeuropeo. El sueño de una Europa unida, una federación europea codiciada a través de la Giovine Europa de Giuseppe Mazzini, y concebida por Altiero Spinelli con el Movimiento Federalista Europeo de 1943 después de su famoso Manifiesto de Ventotene (1941), trajo consigo un deseo de solidaridad, de compartir, un impulso creativo hacia la cooperación, integración y construcción de una nueva Europa.

Sin embargo, el 70 cumpleaños de Europa no se celebrará con el “Himno a la Alegría” de la novena sinfonía de Beethoven, que puso en marcha la obra escrita por Friedrich von Schiller con la que esperaba una hermandad entre los hombres.

La Unión Europea nació en realidad como una Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) en 1951 para asegurarse, como dijo Schuman, de que una guerra entre Francia y Alemania fuera un hecho «no solo impensable, sino materialmente imposible». La Comunidad Económica Europea (CEE), la Comunidad Europea (CE) hasta la Unión Europea (UE) no fueron solo un rediseño terminológico, sino un esfuerzo continuo en la construcción de una arquitectura institucional para que se volviera imposible un conflicto y para empujar una armonización de ciertos valores considerados fundamentales: de la legislación en ciertas materias, de los derechos humanos, de ciertas políticas, de la moneda, de las finanzas, de las obligaciones, de austeridades, de riesgos, de muertes (Covid-19), y construir un tejido social que se reconozca en él. Esto sí, es un clímax ascendente.

A menudo se invoca el problema genético del déficit democrático[1], una expresión que indica la escasez de los poderes atribuidos al Parlamento Europeo que representa a la institución elegida directamente por los votantes, mientras que otras instituciones, cuyos miembros son nominados políticamente por los países, tienen mayor peso como la Comisión Europea y el Consejo de la Unión Europea. Hoy, en realidad, los poderes del Parlamento Europeo se han mejorado enormemente, sin embargo la desafección hacia la política europea ha aumentado. La tecnificación supranacional de la burocracia europea no ha logrado constituir un margen legítimo o creíble para los ciudadanos europeos. La integración europea se ha convertido en un proyecto entre Estados y no en una unión entre pueblos.

Precisamente en este sentido el Tribunal Constitucional alemán, en la sentencia del 30 de junio de 2009[2], había definido en términos de estructuralidad sistémica el déficit democrático de las instituciones de la Unión Europea, y del Parlamento Europeo en particular, designando al Bundestag para minimizar la transferencia de nuevos poderes a la UE y modificando la ley de ratificación del Tratado de Lisboa.

La actitud más que euroescéptica de Alemania, declarada expresamente a través de una sentencia del más alto tribunal alemán ya en 2009, y su actitud de legibus solutus en asuntos bancarios[3], llegó a su momento apical con una nueva sentencia del Tribunal Constitucional del pasado 5 de mayo. El Tribunal alemán evaluó el mecanismo denominado «flexibilización cuantitativa» (QE), creado por Mario Draghi durante su papel como Presidente del Banco Central Europeo, como parcialmente adecuado, autoestableciéndose como el Tribunal competente no sólo para evaluar la legitimidad de las medidas adoptadas por el BCE, sino también como tribunal de legitimidad con respecto a las decisiones tomadas por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Este último, de hecho, en 2018 había analizado el QE definiéndolo como un sistema de financiamiento adecuado. Pero eso no es todo: el Tribunal Constitucional alemán también ha dado un ultimátum, un aut aut, al BCE para justificar la «proporcionalidad» del QE en tres meses, de lo contrario el Bundesbank tendrá que retirarse del programa. Y aquí, la amenaza que se avecina es manifiesta: el principio alemán de proporcionalidad se propone como un principio absoluto, al que se tendrá que someter el BCE secola secolarum. Amén.

Entonces, en el día de Europa, cabe preguntarse ¿qué queda de Europa?

Alemania es un firme defensor de la ideología europea, de la “evangelización” europeísta para los demás Estados miembros, pero desde 2009 su Tribunal Constitucional revela un nacionalismo puro, que no quiere renunciar a ninguno de sus intereses particulares, incluso ante una crisis global desencadenada por una virulenta pandemia.

Parece que hoy celebraremos la fiesta de la retórica europea, de la auto-narrativa, del conflicto latente detrás de una unión que parece forzar la coexistencia de visiones extremadamente diferenciadas, con profundas tensiones aumentadas por el estado de emergencia.

Por lo tanto, está surgiendo una “Unión Eeuropea mediterránea” de los Estados del sur de Europa que no puede alinearse con ciertos niveles técnicos. El aumento de la sofisticación de la técnica financiera de la Unión Europea, en general, es un problema filosófico. Alain Supiot ya había advertido sobre la tecnificación extrema de nuestra existencia y proponía el derecho como la única técnica capaz de «humanizar» las otras técnicas. Quizás este es el verdadero problema que se está desarrollando en Europa, la humanización o la tecnificación de la ley. En el primer caso, se debe esperar un “nuevo humanismo jurídico”, como respuesta a la pandemia, como un “antídoto social” a la dramática crisis que estamos presenciando. Por el contrario, parece que el pronóstico de Supiot ha sido demasiado optimista, la ley parece haber sido invertida por Alemania como una nueva herramienta técnica para afirmar la técnica financiera nacionalista.

Referencias:

[1] Tan difundida es la expresión que hasta está en el glosario del sitio web de la Ue: https://eur-lex.europa.eu/summary/glossary/democratic_deficit.html?locale=es

[2]http://www.senato.it/documenti/repository/lavori/affarieuropei/schede_informative/scheda%20sintesi%20sentenza%20tedesca.pdf

[3]  http://www.iri.edu.ar/index.php/2020/03/18/covid-19-el-epilogo-de-la-ue-no-del-sueno-europeo/

 

 

Maria Francesca Staiano
Integrante
Departamento de Europa
IRI – UNLP