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5g en Latinoamérica. La implicancia geopolítica de la nueva tecnología de comunicaciones móviles[1]

Gabriel Balbo
El despliegue de la nueva tecnología de comunicaciones móviles ya es una realidad difundida globalmente. Dicho escenario crece al ritmo de un millón de nuevas líneas por día y se espera que cierre el año 2021 con cerca de 700 millones de suscripciones, particularmente concentradas en China y, complementariamente, en los mercados de América del Norte, otros de Asia del Pacífico y Europa.Así, en el gigante asiático se han alcanzado 500 millones de suscripciones 5G al cierre del primer semestre de este año, de la mano de más de 1,4 millones de base stations instaladas a lo largo del país por las tres grandes operadoras: China Mobile, China Unicom y China Telecom. En tanto que en Estados Unidos cerca de 50 millones de suscriptores en 280 ciudades ya cuentan con el servicio de 5G prestado por operadoras como Verizon, T-Mobile y AT&T. Por su parte, Europa corre más atrás en los despliegues de 5G, esperando alcanzar 40 millones de suscripciones hacia fin de 2021 con las grandes operadoras liderando: Vodafone, Deustche Telekom, Telefónica y TIM, entre otras.

Detrás de los números mencionados subyace la guerra tecnológica entre Estados Unidos, y sus aliados, contra la China emergente de Ji Xinping. La mayoría de países europeos le han dado la espalda al campeón nacional chino de equipamiento de telecomunicaciones, Huawei, priorizando los productos de sus propios líderes en telefonía, como Ericsson y Nokia, más allá de saber que ambos se encuentran en desventaja frente a los chinos en tecnología y precios. En tal sentido, países como Reino Unido hicieron pesar las buenas relaciones con los hermanos norteamericanos (y han honrado los estrechos lazos en seguridad e inteligencia que mantienen) a costa de perder mucho dinero por expulsar a Huawei de las islas: se calcula que la ruptura de contratos con la firma de Shenzhen representan un quebranto estimado de más de 33 mil de millones de dólares para la economía británica, que se perfilaba para liderar el cambio de tecnología y, por lo tanto, para obtener una importante ganancia de competitividad.

¿Qué está ocurriendo en América Latina?

Comercialmente, el escenario latinoamericano se presenta mucho menos atractivo para la implementación de 5G, pero no deja de conservar su relevancia geopolítica. Las naciones de la región no deberían descuidar la transición hacia lo nuevo, ya que podría costarles económicamente muy caro en el mediano plazo, en especial a aquellas con algún desarrollo industrial. Es necesario que países como Brasil, México y Argentina adopten lo más rápidamente posible el 5G, a los fines de mantenerse como opción competitiva para las cadenas globales de producción: el Internet de Todo está a la vuelta de la esquina y requiere de 5G. China sabe que es una gran oportunidad para avanzar en la región, arropada bajo el rol de proveedor de tecnología.

En este punto comienzan a jugar un papel destacado las cancillerías. Más allá de las propias voluntades nacionales de desarrollo, los países de la región son parte del tablero internacional en disputa con respecto al 5G. Así, deben balancear sus relaciones entre Estados Unidos y China en un delgado espacio de maniobra, ya que, por una parte, la mayoría de ellos mantiene lazos consolidados de seguridad con Washington y económicos muy arraigados a Beijing, representados en elocuentes números en las diferentes balanzas comerciales

El ejemplo paradigmático de esta realidad es Brasil, quien se encuentra actualmente en una encrucijada entre los dos contendientes de la guerra tecnológica. Considerando este escenario, el gobierno chino ha inducido al Planalto a no manifestarse en contra de la libre concurrencia de Huawei en las futuras licitaciones locales para proveer de equipamiento a las redes 5G. El Gabinete de Segurança Institucional da Presidencia da República (GSI/PR) ha actuado en ese sentido, publicando un protocolo de seguridad cibernética que deberán cumplir cualquiera de los posibles proveedores y concesionarios que compitan, sin mencionar prohibición ni restricción alguna a ninguna empresa en particular. Luego de la reciente visita del enviado de la Casa Blanca, el asesor en Seguridad Nacional, Jake Sullivan, las presiones han arreciado, sobrevolando por Brasilia la posibilidad de limitar la participación de Huawei en redes gubernamentales, una forma elegante de mantener una equidistancia en la disputa.

No obstante, esta suerte de soporte a Huawei, las estrechas relaciones que Brasilia tiene con Washington hacen pensar que seguirá dilatándose la decisión sobre quienes serán definitivamente los proveedores de equipamiento para 5G.

Como sea, las medidas a tomar tienen implicaciones muy significativas, tanto para las relaciones internacionales como para la industria. La adopción más temprana posible de la nueva tecnología permitirá a los países de la región modernizarse y evitar el estancamiento de sus economías, tomando impulso en la senda del necesario desarrollo. Pero el cálculo debe ser lo más preciso posible, porque lo que se gane por un lado puede tener consecuencias negativas por el otro. Arduo trabajo para la política y para la diplomacia.

Notas

[1] Publicado en Opiniones Iri el día 13 de diciembre de 2021.