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Estados Unidos se suma a la ofensiva israelí sobre Irán

Si bien hace menos de 10 días, frente a los ataques de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) a la República Islámica, EE.UU declaró que se trataba de acciones exclusivamente unilaterales de Israel; en la madrugada del domingo 22 de junio, la administración estadounidense se alejó definitivamente de esa lógica y bombardeó las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán: Isfahán, Natanz y Fordow.

La antesala a la concreción de los ataques estuvo repleta de mensajes amenazantes y ambivalentes por parte del Presidente de EE.UU, Donald Trump. El 17 de junio, dijo saber dónde se encontraba el Líder Supremo iraní, Alí Jamenei, a través de su red social Truth “es un objetivo fácil, (…) no vamos a eliminarlo, al menos por ahora”. Al día siguiente, cuando le preguntaron si atacaría las instalaciones nucleares de la República Islámica, respondió “puede que lo haga, puede que no”. En tanto, el 19 de junio, el gobierno norteamericano estableció un plazo de dos semanas para definir si involucrarse directamente o no —según Irán se sentara a negociar— y dos días después se inició la ofensiva.

El ataque fue mediante seis bombarderos B-2, que lanzaron una docena de bombas antibúnker, sobre la instalación nuclear de Fordow, situada a entre 80 y 100 metros bajo tierra; dos bombas antibúnker sobre Natanz, y 30 misiles cruceros TLAM disparados por submarinos de la Armada contra los emplazamientos de Natanz e Isfahan, según las declaraciones de un funcionario estadounidense a The New York Times.

Como comentó recientemente Santiago Ott[1], miembro del DeMO, los bombarderos B-2 Spirit y B-52 Stratofortress, así como las bombas antibúnker de alta penetración GBU-57, son capacidades militares con las que cuenta EE.UU y que Israel no posee, sumamente estratégicas para avanzar sobre el programa nuclear de la República Islámica, ya que varias plantas de enriquecimiento de uranio como la de Fordow, incluyen áreas subterráneas altamente protegidas, lo que dificulta su destrucción por vía aérea.

El Jefe del Pentágono, Pete Hegseth, declaró en rueda de prensa que tres sitios atacados sufrieron “destrucción y daños extremadamente graves» e instó a los dirigentes iraníes a tomar el camino de la paz para evitar más bombardeos. A lo que añadió que la operación «no tuvo como objetivo a las tropas ni a los iraníes”.

Trump hizo sus declaraciones en esta misma línea: aseguró que los blancos fueron completa y totalmente destruidos, calificó los bombardeos como una “espectacular operación militar” y advirtió que “Irán se enfrente a una elección: paz o tragedia”.

Los líderes israelíes agradecieron el curso de acción tomado por EE.UU. Mediante X, Isaac Herzog, Presidente de Israel, compartió: “En las páginas de la historia de la humanidad, este es un momento en el que han triunfado los principios de libertad, responsabilidad y seguridad. Un momento decisivo entre el eje del terror y el mal, y el eje de la esperanza. Gracias Estados Unidos de América”. Por su parte, Benjamín Netanyahu aseguró que esta operación implica logros sin precedentes alcanzados de manera conjunta.

La Organización de Energía Atómica de Irán emitió un comunicado en el que confirmaba que las tres instalaciones nucleares iraníes “fueron atacadas en un acto violento contra las leyes internacionales, incluido el Tratado de No Proliferación, por los enemigos del Irán islámico”. El organismo afirmó que emprendería acciones legales contra Estados Unidos en los tribunales internacionales y que el programa nuclear iraní continuaría.

El ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, aseguró que los ataques “tendrán consecuencias duraderas” y reiteró que Irán “se reserva todas las opciones” para responder. Por su parte, Manan Raisa, legislador iraní de la zona de Qom, donde se encuentra Fordow, declaró a la agencia de noticias Tasnim que el ataque fue “superficial” y que “contrariamente a las afirmaciones del mentiroso presidente de EE.UU, la instalación nuclear (…) no ha sufrido daños graves (…)”.

Rafael Grossi, Director General de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó en diálogo con CCN, que todavía no pueden pronunciarse en cuanto a la evaluación del daño subterráneo en Fordow. “Puede ser significativo, pero nadie puede decir qué tanto daño se produjo”. Y a su vez, sobre el Natanz afirmó que “ese caso es diferente, donde sabemos que fue completamente destruido”. De todas formas la OIEA, así como la Organización de Energía Atómica de Irán, confirmaron que hasta el momento no se ha informado de ningún aumento de los niveles de radiación fuera de las instalaciones.

La respuesta de la comunidad internacional giró, en gran medida, en torno al pedido de desescalar las tensiones en la región y optar por la vía diplomática.  Si bien el gobierno de Javier Milei dejó ver su para nada sorpresivo apoyo al ataque en X donde mencionó “Hoy es un gran día para la civilización occidental”.

Los líderes de Egipto, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Qatar y Kuwait mantuvieron una serie de conversaciones telefónicas en las que subrayaron la importancia de evitar una guerra en Medio Oriente.

El presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi, habló con el sultán de Omán, Haitham bin Tariq, y le pidió “volver a la mesa de negociación” -en relación a las conversaciones nucleares que han tenido lugar en los últimos meses entre Irán y Estados Unidos y en las que Omán ha sido el principal mediador- con el objetivo de “evitar que la región se vea afectada por la guerra”.

Rusia condenó el ataque mediante un comunicado en el que tilda la decisión de bombardear un Estado soberano de “irresponsable”. La cancillería china se sumó a los repudios mediante un comunicado en el que menciona que las acciones cometidas por EE.UU. “violan seriamente los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas y la legalidad internacional”. Y, por su parte, Australia y Nueva Zelanda, instaron por retornar al diálogo y apurar la desescalada.

Antonio Guterres, Secretario de Naciones Unidas, dejó ver su preocupación vía X con sus declaraciones, “Existe un riesgo creciente de que este conflicto pueda salirse rápidamente de control, con consecuencias catastróficas para los civiles, la región y el mundo” y llamó a los Estados involucrados a distender. Asimismo, la Delegación de Guyana —que preside el Consejo de Seguridad durante el mes junio— convocó una reunión de emergencia.

Es lógico pensar que Irán responderá a los ataques suscitados por Estados Unidos. De hecho, el ejército israelí, horas después de los bombardeos, anunció que detectó dos oleadas de misiles lanzados desde Irán hacia su territorio. Qué comprenderá la totalidad de la respuesta iraní, está por verse. Por lo pronto la volatilidad del conflicto y la tensión de la escalada —en una región ya altamente convulsionada— no augura un buen pronóstico si, como expresó Leila Mohanna[2], miembro del DeMO, en diálogo con La Gaceta, los líderes no encarnan posturas más positivas que conduzcan a vías alternativas a la destrucción lisa y llana.

María Dominguez Aumirall
Integrante
Departamento de Medio Oriente
IRI – UNLP

Referencias

[1] Ver Israel bombardea el programa nuclear iraní – Instituto de Relaciones Internacionales

[2] Ver Crece la preocupación por la guerra entre Israel e Irán y su impacto global