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Metamorfosis global

Crisis, crisis sistémicas, policrisis, shocks sistémicos, transición (inversión de arquetipos, modelos), ¿metamorfosis? Del griego, metamòrfoṡi [μεταμόρϕωσις, de μεταμορϕόω “transformar”, compuesto de μετα- “meta-” y μορϕή “forma”] significa “Transformación, y en particular, la transformación de un ser u objeto en otro de naturaleza diferente”. ¿Cómo podemos traducirlo? ¿Más allá de la forma, contra la forma, tras la forma? Transformación, trashumancia de un modelo a otro… y, sin embargo, en nuestra mente, tenemos el ejemplo paradigmático de metamorfosis descrito en la obra maestra de Franz Kafka. La transformación de Gregor Samsa es la transformación de un último recurso, un débil entre los débiles, un alius, un otro, alguien que, a pesar de sus esfuerzos por trabajar para mantener a su familia, queda física y moralmente destruido por su transformación en un insecto, hasta el punto de dejarse morir. La negación universal de su metamorfosis conduce, en la obra maestra de Kafka, a una «deshumanización naturalizada» de su persona, que conlleva la demolición de lo diferente (ahora el más débil entre los supuestamente débiles). Esta actitud de «normalizar la metamorfosis», casi por descuido o aburrimiento, que se transforma en fastidio ante lo horrible, como lo demuestran la familia de Gregor y los invitados de la casa, nos proyecta desgraciadamente hacia la actitud actual de Occidente hacia la metamorfosis global. Occidente se siente débil, decadente, como la familia de Gregor, y al ver que quien una vez aseguró su sustento con su trabajo (el Sur Global) se ha transformado, se niega a aceptar el cambio; Se queja, lo repudia, lo odia, quiere desterrarlo como a un monstruo y no comprende la humanidad que se esconde tras su apariencia de insecto, ni su potencial.

Una metamorfosis global está en marcha: la reacción de Occidente es la de la familia de Gregor Samsa. No quieren explorar las causas; la transformación es aterradora porque altera el status quo; se la «acepta» con odio e ira, normalizándola en su dimensión de fastidio, y al hacerlo, conduce a la negación de la base de la legitimidad humana que Gregor, incluso ahora bajo la apariencia de insecto, aún conserva. La actitud negacionista de Occidente funciona de la misma manera: el rechazo a la multipolaridad, el abandono del derecho internacional y de las Naciones Unidas, la negación de los cambios en los modelos de desarrollo sostenible, la negación del genocidio palestino, la negación de los planes de paz en Ucrania, la negación del diálogo con Rusia, la negación de las fronteras del Estado de Israel (desde 1947), la negación de los países BRICS+, parecen perfectamente acordes con la novela de Kafka.

Muchos intelectuales se han refugiado en la no explicación, pidiendo ayuda al post, a la posmodernidad: posmodernismo, posthumanismo, postindustrialización. Sin embargo, quizás deberíamos empezar a hablar de meta humanismo, meta industrialización, meta desarrollo, en virtud de una metamorfosis sistémica que haga justicia a la era de transición en la que vivimos, que no es neutral, especialmente a la luz de las innovaciones tecnológicas que presenciamos y en las que estamos inmersos, sin una verdadera comprensión de los fenómenos.

De hecho, nos encontramos ante una transición trascendental que exige una “rectificación de nombres”, como propugnaba Confucio en su famoso diálogo con su discípulo Zi-Lu, en el que le advierte sobre la importancia de la coherencia entre el lenguaje y la realidad, que Karl Popper explicaría posteriormente como la primera regla de la epistemología científica en su famosa teoría de los Tres Mundos[1]. Confucio afirma: “El caballero, respecto a lo que desconoce, mantiene una prudente reserva. Si los nombres no son correctos, las palabras no serán apropiadas; si las palabras no son apropiadas, los negocios no prosperarán; si los negocios no prosperarán, los ritos y la música no prosperarán; si los ritos y la música no prosperarán, los castigos no serán justos; si los castigos no son justos, el pueblo ya no sabrá adónde recurrir. Por lo tanto, el caballero, al establecer nombres, debe ser capaz de hablar con claridad; y lo que dice debe ser capaz de ponerlo en práctica. El caballero no tolera la improvisación en sus palabras”. Por lo tanto, Occidente debería empezar a trabajar arduamente para rectificar los nombres que sigue utilizando sin comprender (Sur Global, BRICS, BRI, Comunidad humana de Destino Compartido, Estado Integral y Global del Derecho Internacional, guerra, paz, genocidio, sanciones unilaterales, Naciones Unidas, entre innumerables ejemplos), ignorando la metamorfosis en curso, negándola por considerarla horrible, dañina, sin comprender que el mundo está cambiando y ya no puede sostenerse (y quizás NUNCA se ha sostenido) con su narrativa deshumanizante.

En este punto, podríamos recurrir a las Metamorfosis de Ovidio, donde algún dios o diosa de la mitología griega podría salvarnos de este abismo en el que nos encontramos.

Las consecuencias de la metamorfosis y las aberraciones resultantes de la falta de rectificación de nombres. Pero esto no ocurrirá: ningún Dios puede reemplazarnos en nuestra labor continua de interpretación y guía hacia los principios esenciales de la existencia humana, de acuerdo con los valores compartidos del derecho internacional y los derechos humanos. Debemos comprender la necesidad de aceptar la metamorfosis como un cambio constante en la realidad, recuperando nuestra sabiduría, el Panta rei (Todo Fluye), que dialoga con el Libro de los Cambios 易经 (Yi Jing), y las innrmerables otras perspectivas que debemos desplegar para exigir una sociedad más justa y equitativa. Esto solo puede lograrse partiendo de la aceptación de la metamorfosis global, haciéndonos cargo de los fenómenos tal como se describen por sus nombres, sin manipular la realidad mediante narrativas deshumanizantes y simplificadoras que normalizan prácticas que se han vuelto injustificables.

Maria Francesca Staiano
Coordinadora
Centro de Estudios Chinos
IRI-UNLP

Bibliografía

Confucio (2006). Dialoghi. (A cura di) Tiziana Lippiello. Einaudi.
Ovidio (2023). Le Metamorfosi. (A cura di) Daniele Catalli – Alice Patrioli. L’ippocampo.
Popper, Karl (2012). I tre mondi. Corpi, opinioni e oggetti del pensiero. Il Mulino.

Referencias

[1] Según la teoría de los tres mundos de Popper, el mundo 1 designa el mundo de las entidades físicas, el mundo 2 representa las experiencias subjetivas y el mundo 3 consiste en los productos objetivos e invariables del pensamiento humano, es decir, los resultados del mundo 2 como interpretación del mundo 1.