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Las relaciones bilaterales sino-argentinas en materia aeroespacial desde los 80’ hasta la actualidad

Departamento de Asia y el Pacífico
Centro de Estudios Chinos

Artículos

Las relaciones bilaterales sino-argentinas en materia aeroespacial desde los 80’ hasta la actualidad[1]

Eduardo Esteban Petris[2]

Introducción

En el presente trabajo se hará un racconto histórico a través de la vinculación bilateral sino-argentina en materia de cooperación aeroespacial, destacando la importancia que poseen las tecnologías de este rublo en el contexto de la geopolítica actual y la “Cuarta Revolución Industrial”. En este sentido, también se abordarán los casos de cooperación entre Argentina y China en lo referente al envío de microsatélites por parte de la compañía privada Satellogic, la instalación de la Antena de Exploración de Espacio Profundo en la localidad de Bajada del Agrio en la Provincia de Neuquén y por último el Radiotelescopio CART, emplazado en la provincia de San Juan.

Relaciones bilaterales sino-argentinas en materia aeroespacial

Las relaciones bilaterales sino-argentinas en materia aeroespacial poseen larga data. Las mismas se inician al poco tiempo de normalizarse las relaciones bilaterales entre ambos países. Fue durante la administración del presidente Raúl Alfonsín, donde se firmó un convenio cultural entre ambos países, el cual tenía la finalidad de estrechar la cooperación en materia intelectual, cultural, artística y científica. En este marco y en el de la correspondiente visita de estado por parte del mandatario argentino al país asiático, es que se llevó adelante la signatura de otro tratado de cooperación e investigación en torno a la ciencia aeroespacial (Taiana, 2022: 229-231).

Durante el periodo de gobierno correspondiente al Kirchnerismo, se pueden observar tres proyectos de cooperación aeroespacial entre Argentina y China. Dos en materia estatal y uno realizado por iniciativa privada. En el caso de los capitales privados, nos encontramos con el envío de dos microsatélites por parte de la compañía Satellogic.

La empresa Satellogic, fue fundada en el año 2010 y cuenta en su haber con el envío de ocho satélites artificiales1 en cooperación con diversos países en los cuales tiene presencia. En este caso la I+D2 se efectúa en la Argentina, la integración en Uruguay, el desarrollo del software en Israel, el de los negocios y venta en los Estados Unidos, Canadá, Colombia y el ya nombrado Israel. La empresa cuenta con más de cien empleados (López, Pascuini y Ramos, 2019: 124).

En el año 2018, esta empresa lanzo al espacio dos microsatélites artificiales, los denominados ÑuSat 4 y 5, de 37 kg y de unas dimensiones que rondan los 43 por 45 por 75 cm. Los mismos fueron puestos en órbita terrestre desde el centro de lanzamientos satelitales de Jiuquan, en el desierto de Gobi en la República Popular de China. La carga del ÑuSat 4 y 5 consiste en un sistema de imágenes que opera en el espectro visible e infrarrojo, lo cual posibilita la generación de imágenes de la superficie terrestre con una detallada resolución. El cometido de estos microsatélites está en proporcionar servicios de monitoreo para campos de cultivo, así como de infraestructura crítica y para control de la industria petrolera y el medio ambiente. De todos modos, son escasos los datos sobre la penetración de esta compañía en el mercado (López, Pascuini y Ramos, 2019: 124).

Mas repercusión han tenido los proyectos llevados delante de modo directo por el estado argentino en cooperación con la RPC. En este caso hay que centrar la mirada en la antena de exploración de Espacio Profundo ubicada en Bajada del Agrio, provincia de Neuquén y en el Radiotelescopio CART, localizado en San Juan.

En el primer caso, el de la antena de exploración de Espacio Profundo, el proyecto data del año 2012 y por medio de él la CONAE brindara apoyo a la Agencia de Lanzamiento y Control de Satélites de China (CLTC) a través de una instalación de seguimiento terrestre emplazadas en el norte de la Patagonia. Según Colazo: “Cuenta con una antena de 35 metros de diámetro que también se dedicara a la investigación del espacio profundo, es decir más allá del sistema Tierra Luna. A través de la CONAE, la Argentina hará uso de estas instalaciones provistas con tecnología de avanzada, para el desarrollo de actividades de exploración interplanetaria e investigaciones en astronomía.” (Colazo, 2018: 1).

Si bien el mismo fue firmado en el año 2014 y posee una duración de cuatro años, el mismo tiene en cuenta la Declaración Conjunta firmada entre ambos estados en el año 2012. Este Plan de Acción Conjunta contempla como ámbitos de acción la Política y Social, la Educación, la Cultura, la Defensa, el Nuclear y el Espacial. Así mismo, también abarca aspectos referentes a la cooperación Sur-Sur, técnica y tecnológica (Castillo Argañarás, 2014: 10-11).

Por un lado, figuran las ventajas que posee para la Argentina la participación de un proyecto de semejantes características. Representa la posibilidad de participar en un importante proyecto científico de exploración lunar3 , así como el acceso a nuevas tecnologías en materia aeroespacial por parte de la CONAE y adquisición de información astronómica. Se resalta que la CONAE posee el acceso al 10% del tiempo de uso de la antena por año no acumulable, en el cual podrá instalar, mantener y operar los equipos de exploración de espacio lejano y coordinar las actividades locales con la CLTC (Colazo, 2018: 2).

El proyecto de la Antena de Exploración de Espacio Profundo se ha visto envuelto en no pocas controversias, esto se debe a la naturaleza del acuerdo firmado entre las partes, tanto china como argentina. En este sentido, el abogado Castillo Argañarás ha realizado un análisis crítico sobre el tema. El mismo sostiene que el proyecto posee una vigencia de 50 años, los cuales son prorrogables mediante instancias de negociación pertinentes entre las partes involucradas. Además, se suma el hecho de que la compañía publica CLTC, depende del Ejército de Liberación Popular, y por lo tanto el programa espacial chino se da en un ámbito de carácter dual, es decir civil-militar. En adición a la cuestión del comodato por 50 años del terreno de emplazamiento de la antena, se destaca que el Estado argentino exime de todo impuesto o derecho aduanero, impuestos internos y al consumo a la instalación china (Castillo Argañarás, 2022: 7-11).

De todas maneras, tanto la Argentina como la RPC son signatarios del Tratado del Espacio, el cual en su artículo n° 3 sostiene que: “Los Estados Partes en el Tratado deberán realizar sus actividades de exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, de conformidad con el derecho internacional, incluida la Carta de las Naciones Unidas, en interés del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y del fomento de la cooperación y la comprensión internacionales.” (Tratados y Principios de las Naciones Unidas sobre el Espacio Ultraterrestre, art. 3: 4).

La polémica se ha suscitado de manera esporádica y ha sido agitada por sectores del arco opositor al kirchnerismo, como es el caso de la alianza “Cambiemos” encabezada por el expresidente Mauricio Macri. Ya con anterioridad a su llegada al poder se había esgrimido el argumento de que la antena de exploración de Espacio Lejano era una base militar, y que su emplazamiento significaba una cesión de la soberanía territorial argentina hacia el gigante asiático. Durante la administración Macri, se firmó un protocolo adicional en torno a la antena situada en el norte patagónico, en donde se establecía que las instalaciones serian de uso exclusivamente civil y con objetivos científicos y pacíficos (Juste, 2019: 34). La discusión fue puesta sobre el tablero una vez más durante la campaña electoral de cara a las elecciones presidenciales del 2019. En este marco, el partido nacionalista-conservador Frente NOS y su candidato a la presidencia Juan José Gómez Centurión, argumentaron durante el debate presidencial la cuestión de la cesión de soberanía argentina hacia China con el comodato por 50 años en torno a la antena de Bajada del Agrio, a lo cual se le suma el temor por el uso dual de la instalación y la posibilidad de que la Argentina quede envuelta en un posible conflicto entre potencias mundiales (Taiana, 2022: 380). De todas maneras y a pesar de las suspicacias, el Tratado del Espacio en el cual se enmarca la colaboración sino-argentina en torno a la antena en cuestión sostiene en su artículo n° 4 que: “No se prohíbe la utilización de personal militar para investigaciones científicas ni para cualquier otro objetivo pacífico. Tampoco se prohíbe la utilización de cualquier equipo o medios necesarios para la exploración de la Luna y de otros cuerpos celestes con fines pacíficos” (Tratados y Principios de las Naciones Unidas sobre el Espacio Ultraterrestre, art. 4: 4).

Se destaca también que, en el año 2023, la subsiguiente base en la que se emplaza la Antena de exploración de Espacio Lejano abrió sus puertas a una comitiva de la Universidad Nacional del Comahue en la que se encontraban el vicerrector de la institución universitaria, Paul Osovinkar y el Secretario General de la misma, Santiago Núñez. También hizo presencia en esta visita la Oficina Provincial de Tecnologías de la Información y Comunicación (OPTIC) y miembros de la CONAE. Dicha visita finalizo con la firma de un convenio entre la UNCOMA y la CONAE (Ramírez Aburto, 2023: https://www.rionegro.com.ar/sociedad/la-universidad-del-comahue-firmo-un-acuerdo-con-la-base-espacial-china-en-neuquen-2905107/, consultado 28/03/2024).

Por último, la República Argentina ha tenido desde 1966 experiencia en observación e investigación radioastronómica y en este sentido, la Universidad Nacional de San Juan se ha revelado como uno de los casos más fructíferos en materia de cooperación aeroespacial y técnico- científica con la República Popular China. En este punto la UNSJ y la Academia China de Ciencias mantienen un convenio de cooperación científica desde 1992, el cual ya en 1989 había tenido como principio la instalación de un un telescopio Astrolabio Fotoeléctrico PAII en el Observatorio Astronómico Félix Aguilar (OAFA). Así mismo, también se instaló en el 2005 un satélite de fabricación china de tipo Satellite Laser Ranging (SLR), un telemetro laser en 2006 y dispositivos de GPS en el 2012. Esto, ha dado como resultado la vinculación en materia astronómica más duradera de China con un país latinoamericano (Malacalza, 2020: 81).

Esto ha sido el puntapié inicial para un proyecto de mayor envergadura, el de la construcción del Radiotelescopio China-Argentina (CART), localizado en San Juan y en el que participan las instituciones anteriormente referenciadas en este párrafo, a las cuales se sumaron el CONICET y en Observatorio Astronómico Nacional de China (NAOC). El proyecto comenzó en el año 2004 y se formalizo en un convenio en el año 2015, tras un retraso de 12 meses en su construcción, la misma se reanudo en el 2022 durante la presidencia de Alberto Fernández. Así mismo, en dicha administración, se ratificó el Plan de Acción para la Cooperación Espacial 2021-2025 entre Argentina y China, el cual contemplaba la puesta en marcha del radiotelescopio. Este instrumento, tiene por objetivo realizar estudios en materia de geodesia, georreferenciación y astrofísica, a su vez se avizoran mejoras en lo que hace al rastreo y telemetría de los proyectos espaciales tanto chinos como argentinos. La fabricación del instrumental capacitación del personal y pago de salarios corre por cuenta de la parte china, el armado y construcción de la estructura la realiza tanto la parte china como argentina, mientras que el acceso a la energía, internet y las rutas

de acceso son responsabilidad de la Argentina (Malacalza, 2020: 8; Taiana, 2022: 505-515). Así mismo, el radiotelescopio CART también prevé: “…mejorar la cobertura global de la red de radiotelescopios y, consecuentemente, la determinación de los parámetros astrogeodésicos del hemisferio y Argentina. Ello es fundamental si se tiene en cuenta que la red global de radiotelescopios usados con fines astrométricos y geodésicos cuenta con unos cincuenta instrumentos operativos, la gran mayoría de los cuales está concentrados en el hemisferio norte.” (Malacalza, 2020: 81).

Importancia de la tecnología aeroespacial en el contexto geopolítico actual

En la actualidad, la República Popular China se ha transformado en un actor geopolítico global de primer orden. Los Estados Unidos de América ya no ostentan su logar de “gran hegemón” que reforzaba una serie de reglas estatuidas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Con el proceso de Reforma y Apertura Económica, China ha logrado ponerse al nivel de una superpotencia mundial, e incluso superar a Estados Unidos en ciertos aspectos. Uno de los rubros en donde la rivalidad entre estos dos colosos de la geopolítica actual se manifiesta es el de la tecnología, el cual se la tiende a presentar como una “guerra comercial” (Girado, 2021: 191).

Si bien la mirada ha estado enfocada en la temática de los semiconductores y los progresos en esta materia, así como los intentos de aislar a empresas chinas como Huawei podrían tener resultados inesperados para Washington. Entre los cuales podría ser el acrecentamiento de la independencia tecnológica china (Girado, 2021: 192), se debe destacar que los semiconductores no son la única tecnología que está involucrada en esta contienda. En este sentido se encuadran la Tecnologías de Propósito General -TPG-, las cuales podrían ser caracterizadas por “…su aplicabilidad general a un gran número de productos o a la actividad productiva y por su dinamismo tecnológico y su capacidad de potenciar innovaciones en los sectores de la economía en los que se aplica.” (Rosenberg y Trajtenberg en Malacalza, 2020: 70). Así mismo, estas tecnologías forman parte de lo que se conoce como “Revolución Industrial 4.0”4 y en este sentido, el foco de la cooperación sino-argentina en materia de ciencia y tecnología está puesto -entre otros rubros como la integración de telefonía e informática -CTI-, en las TPG tales como: la biotecnología, la nanotecnología, la tecnología aeroespacial, la astronomía, las energías renovables y energía nuclear, etc. (Malacalza, 2020: 76).

Esto se convierte en un punto de fricción importante entre los dos gigantes de la geopolítica actual, Estados Unidos y China. Además de las cuestiones relacionadas al comercio, en donde firmas chinas como Huawei han avanzado a pasos agigantados en los últimos años, la preocupación del gobierno norteamericano se expresa en el sentido de que dichas firmas chinas pueden compartir la información que obtengan a lo largo y ancho del mundo con el gobierno del gigante asiático. A esto se suma, la puesta en marcha de una Política de Fusión Civil-Militar la cual posee antecedentes ya desde el 2007. La misma se basa en la canalización hacia la esfera civil de los desarrollos tecnológicos militares, así como la absorción de personal civil por parte de instituciones ligadas al EPL. A esta política, se le debe añadir la Ley de Inteligencia Nacional, la cual obliga a todas las entidades de China a compartir tecnología con las fuerzas armadas y los departamentos de inteligencia y seguridad de ese país (Sevares, 2023: 152-155).

La competencia entre Estados Unidos y China en el campo de las tecnologías y en el marco de una economía globalizada cobra patente importancia si tenemos en cuenta que dicha rivalidad podría llevar a serios desbalances geopolíticos y económicos. Todo eso sin contar que muchos de los problemas que aquejan al mundo de hoy -cambio climático, pandemias, falta de alimentos y recursos- no pueden ser solucionados por un solo Estado con pretensiones hegemónicas (Actis y Creus, 2020: 213). Hoy en día se tiende a hablar de una “Segunda Guerra Fría”, que según el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América supone un desafío nuevo y único, ya que China representa una civilización con una filosofía totalmente distinta de la de occidente y sería la primera vez que Estados Unidos enfrentaría la competencia de una potencia no caucásica (Heine,2022: 196).

Si bien puede discutirse hasta qué punto la rivalidad entre Estados Unidos y la RPC representa una versión actualizada de la Guerra Fría acontecida en el pasado siglo XX. Si se pueden observar fricciones en distintos puntos -como el tecnológico-, y en diversas zonas estratégicas -como Latinoamérica-. En este sentido, la noción de “poder espacial” viene siendo pertinente para profundizar en la importancia geopolítica que poseen las TPG vinculadas a la astronomía y los avances en materia aeroespacial. El “poder espacial” podría ser definido como: “…la facultad y voluntad del uso de las capacidades espaciales de carácter civil, militar y sus infraestructuras asociadas, en apoyo de las estrategias de seguridad y desarrollo nacionales, así como del logro de los intereses nacionales objetivos y subjetivos” (Álvarez Calderón, Murillo Colmenares, Hernández Jara y Urbina Carrero, 2019: 50).

Si tenemos en cuenta que uno de los objetivos de Xi Jinping es cristalizar y consolidar el llamado “sueño chino”: “En la cultura china se habla del <<sueño chino>> como la reconquista del lugar central que el país tuvo en la civilización y economía mundiales hasta el siglo XV” (Rosales, 2020: 14). El desarrollo de la presencia y poder chinos en materia espacial se encuadra dentro del proyecto revitalizador de China que está llevando adelante el presidente Xi. En este sentido, se destaca que: “…la República Popular de China estableció en 2016 la Fuerza de Apoyo Estratégico del Ejército Popular de Liberación, con el objetivo de consolidar las operaciones cibernéticas y espaciales.” (Álvarez Calderón, Murillo Colmenares, Hernández Jara y Urbina Carrero, 2019: 60).

De esta manera, China busca posicionarse geopolíticamente en torno a un área -como es el espacio exterior-, y a una serie de tecnologías -como las TPG- que en el contexto actual se están transformando en la punta de lanza de la competencia tecnológica con los Estados Unidos. En este sentido, se añade que:

Para que un Estado logre un poder espacial decisivo en apoyo de los intereses nacionales, debe contar con los medios para controlar el medio espacial. El control del espacio, o las operaciones espaciales, (…). Entonces, asegurar y negar el uso del medio espacial requeriría de una robusta arquitectura para la realización de operaciones espaciales: el conocimiento de la situación espacial (CSE), con los correspondientes medios para el desarrollo de operaciones espaciales ofensivas y defensivas (OEO/OED). (Álvarez Calderón, Murillo Colmenares, Hernández Jara y Urbina Carrero, 2019: 57).

Se aduce entonces, que el control del espacio, así como el desarrollo de tecnologías aeroespaciales civiles, militares o de carácter dual y el ejercicio del consiguiente poder espacial, es también un punto de competencia y puja geopolítica en el contexto del siglo XXI.

Consideraciones finales

Como reflexiones finales en torno al devenir sino-argentino en materia aeroespacial, podemos decir que en el plano latinoamericano la Argentina ha sido pionera en lo referente a exploraciones e indagaciones en materia de astronomía. La cooperación con la RPC se dio a partir de la normalización de relaciones entre ambos países, más específicamente durante la década de los 80’, en la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín. La misma se ha dado principalmente en el marco estatal e involucrando entidades de carácter público, siendo el caso de la UNSJ y la Academia China de Ciencias uno de los más fructíferos y duraderos. Así mismo, se destaca también el emplazamiento de la antena de Exploración de Espacio Lejano en la provincia de Neuquén y, en lo referido a la esfera privada, él envió de dos microsatélites por parte de la compañía Satellogic desde una estación de lanzamiento satelital localizada en el desierto de Gobi.

Así mismo, se debe tener en cuenta que entre los últimos avances tecnológicos que están marcando la pauta en materia científica, se encuentran aquellos vinculados a la exploración astronómica y aeroespacial. El espacio exterior se está transformando en un área de disputa entre grandes potencias -como son Estados Unidos y China-, así como también entre actores no estatales, y que involucra tecnologías civiles, militares y duales.

[1] Publicado originalmente en https://cechinounlp.wordpress.com/2025/04/21/las-relaciones-bilaterales-sino-argentinas-en-materia-aeroespacial-desde-los-80-hasta-la-actualidad/

[2] Estudiante de la Especialización en Estudios Chinos (IRI-UNLP)