A menos de un mes de la asunción del nuevo presidente estadounidense y en el marco de la visita del primer ministro japonés Shinzo Abe a ese país, Pyongyang realizó el pasado 11 de febrero la primera prueba de un misil balístico desde Octubre de 2016. Según informa la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA) se trata de un cohete balístico tierra-tierra de mediano y largo alcance bautizado como Pukguksong-2 que fue lanzado desde la base aérea de Banghyeon, en la provincia norcoreana Pyongan del Norte, y que cayó en el Mar de Japón luego de cubrir una trayectoria de 500 kilómetros.
Como es habitual los gobiernos de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur (al igual que la OTAN) salieron inmediatamente a condenar estas pruebas. Trump ha manifestado en una conferencia de prensa en conjunto con Shinzo Abe que “Estados Unidos respalda a Japón, su gran aliado, un 100%” sin hacer ninguna referencia directa a la prueba para evitar una escalada de tensiones, en consonancia con la línea de “paciencia estratégica” de su predecesor Barack Obama. Shinzo Abe sostuvo en esa misma rueda que este lanzamiento es “absolutamente intolerable” y que “Corea del Norte debe cumplir por completo con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”. Con esa misma orientación el gobierno surcoreano a través de un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores repudió la prueba y la caracterizó como “una grave amenaza para la paz y la estabilidad de la península”. En este marco solicitaron al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la urgente realización de una reunión para tratar este tema, que se llevará a cabo durante el día de hoy.
Por otra parte la Cancillería Argentina emitió un comunicado condenando la prueba en donde sostiene que “este hecho representa un nuevo acto de hostilidad y provocación a la comunidad internacional”. A continuación plantea que Corea del Norte se avenga al cumplimiento de las Resoluciones del Consejo de Seguridad para así poner fin a “esta metodología de actos hostiles en la región, que constituyen una nueva amenaza a la paz y la seguridad internacionales”.
Desde el Centro de Estudios Coreanos del Instituto de Relaciones Internacionales UNLP acompañamos la condena a los actos violentos y aspiramos a una resolución pacífica de las diferencias.
Matías Benítez
Centro de Estudios Coreanos
IRI – UNLP
