Qué cambio y qué no tras la histórica cumbre EE.UU. – Corea del Norte

A diferencia de lo que publican la mayoría de los medios del mundo, la cumbre sí fue fructífera y dejó muchos gestos y compromisos de incalculable valor simbólico, principalmente mirando a mediano plazo.

Todos esperaban que Kim Jong-un se comprometiera a desnuclearizar su nación, pero esperar eso es pecar de increíble ingenuidad y desconocimientos de las realidades y contextos internacionales. La única razón por la que un presidente de EE.UU. se dignó a tener una reunión con el presidente de Corea del Norte es debido a que este país desarrolló un arsenal nuclear y eso impone respeto, muy a pesar de la llamada “comunidad internacional‟. Entonces siendo ésta la única razón por la que se respeta a este mandatario, justamente desmantelar su arsenal nuclear significaría perder soberanía y arriesgarse a una intervención militar en su territorio.

Por otra parte Kim exige también a Trump que retire sus tropas y todo tipo de armamento estadounidense de la península coreana, incluidos los sistemas de misiles Patriot en la frontera con Corea del Norte y el probable armamento nuclear desplegado en la nación del sur.

Era evidente para todos los especialistas y estudiosos de los conflictos en esta región que esta clase de compromisos no se iban a dar, porque significaba una clara derrota diplomática para uno u otro mandatario. Sin embargo, eso no implica que la cumbre haya sido un fracaso: Trump se comprometió a cancelar los ejercicios conjuntos que anualmente realizan las armadas de Corea del Sur y USA, y que son motivo de irritación para Kim. A su vez, el mandatario de la nación del norte de la península coreana se comprometió (hace un mes aproximadamente) a detener el desarrollo de su arsenal nuclear y de toda prueba nuclear, como muestra de esto destruyó su centro de pruebas de armas nucleares.

A los fines prácticos puede sonar que en realidad no ha habido grandes diferencias, pero a los fines de gestos diplomáticos ha sido un gran cambio en las relaciones de ambas naciones, y abre las puertas a futuros acuerdos y profundización de ciertas medidas. Tal vez se levanten algunas de las sanciones, tal vez Corea del Norte destruya parte de su arsenal, tal vez se retomen las relaciones comerciales entre ambas coreas; son muchos “tal vez”, pero ninguno de ellos era concebible tan sólo un año atrás cuando el mundo parecía contar los minutos que faltaban para un choque a gran escala en esa región.

Marcelo Costantino
Centro de Estudios Coreanos