El pasado lunes 1 de abril, el Secretario en Jefe del Gabinete Yoshihide Suga, fue el encargado de anunciar el nombre de la nueva era que se iniciará el 1 de mayo, con el ascenso al trono del actual príncipe Naruhito, tras el retiro de su padre, el emperador Akihito.
Desde 1868, año que marca el comienzo de la era moderna del Japón, se estableció el cambio de era con el ascenso de un nuevo emperador. La denominación de la era, era tomada de antiguos poemas chinos clásicos y representaban los buenos deseos para la etapa que se iniciaba.
Se puede señalar el ejemplo de la Era Showa (1926-1989) correspondiente al emperador Hirohito, cuyo significado era “paz luminosa”. Si prestamos atención a los sucesos de la historia, veremos que tuvo que atravesar los oscuros años del ascenso del nacionalismo, la guerra con China y luego la Guerra del Pacífico, con la catastrófica derrota coronada con las dos bombas nucleares. Pero el emperador Hirohiro tuvo una larga vida y pudo ver el resurgimiento, su rápido crecimiento económico y el florecimiento de una potencia industrial pacífica, cumpliéndose de algún modo la “paz luminosa”.
Su hijo, Akihito, quien visitara la Argentina en dos oportunidades, en 1967, entonces como príncipe heredero y luego en 1998 como emperador, asumió a comienzos de 1989 tras la muerte de su padre. A su era se la denominó “Heisei” o de realización de la paz. Si bien Japón no se involucró en conflictos bélicos, el estancamiento económico, catástrofes naturales y la búsqueda de una nueva senda que los lleve nuevamente al crecimiento ha caracterizado su era. En esta oportunidad, razones de salud han sido consideradas para aceptar su abdicación y el traspaso del trono a su hijo.
A diferencia de las oportunidades anteriores, la denominación “Reiwa”, no fue tomada de fuentes clásicas chinas, sino por primera vez, de fuentes japonesas tradicionales. El Manyoshu, la antología de poesía más antigua del Japón fue la fuente, y proviene exactamente de la “Canción del Ciruelo”.
En declaraciones del Primer Ministro, Shinzo Abe, destacó que esta antología es uno de los textos clásicos que representa la cultura y larga tradición del Japón. Incluye creaciones de personas de los más diversos estratos sociales, desde celebrados poetas y emperadores hasta guardias fronterizos y anónimos campesinos. Entre las consideraciones para su elección está el expresar el deseo de que cada individuo pueda alcanzar sus aspiraciones, que cada japonés pueda hacer florecer sus esperanzas y aspiraciones al igual que la flor del ciruelo que se abre en plenitud tras soportar el severo frío del invierno y surge como anuncio de la llegada de la primavera.
En declaraciones oficiales, publicadas por el períodico Asahi, la selección del nombre participaron investigadores especialistas de clásicos japoneses, clásicos chinos, historia japonesa e historia de Asia. Se tomó un conjunto de seis criterios: que tenga un sentido positivo que pueda ser abrazado como el ideal de los japoneses; que incluya dos caracteres chinos; que sea fácil de escribir y leer; no haya sido utilizado antes en otras eras o nombres póstumos de emperadores y que tampoco fuera utilizado corrientemente.
Dentro del grupo de expertos convocados está el nombre del profesor Susumu Nakanishi, experto en el estudio del Manyoshu. Entre otras actividades destacadas de su larga trayectoria, estuvo la de ser docente investigador en el International Research Center for Japanese Studies (Nichibunken), por lo cual es razonable pensar que tuvo directa relación con la propuesta seleccionada.
“Reiwa” combina dos caracteres chinos cuyo significado es “令”(rei) : orden (ley) y “和”(wa) paz o armonía.
Cecilia Onaha
Coordinadora
Departamento de Asia y el Pacífico
IRI – UNLP