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Una nueva era para Gran Bretaña

Sin duda alguna el 31 de Enero de 2020 será una fecha recordada por la historia mundial. Ese día, luego de cuarenta y siete años de compartir un destino común, el Reino Unido por propia voluntad logró salir de la Unión Europea, el experimento de integración más antiguo y exitoso del planeta, convirtiéndose a la vez en el primer país que se retira de la misma.

Cabe recordar que la decisión de retirarse del bloque regional fue tomada por los ciudadanos británicos en el referéndum celebrado el 23 de junio de 2016 en el que se había impuesto la opción de abandonar la Unión por el 51,9 % de los votos, mientras que la alternativa a favor de la permanencia había cosechado el 48,1 % de las preferencias.

El dilatado y por demás complicado proceso de salida, la que se pudo concretar recién después que transcurrieran más de tres años y medio del aludido referéndum, causó una profunda división en los poderes gubernamentales y en la sociedad británica, habiéndole costado el cargo a dos Primeros Ministros, James Cameron, quien cometió un grave error de cálculo político al convocar y realizar la mencionada consulta, y Theresa May, la que lo sucedió y no pudo lograr que el Parlamento británico aprobrara el Acuerdo de salida que ella había negociado con las autoridades de la Unión Europea, siendo reemplazada por Boris Johnson, el que renegoció el citado Acuerdo y a partir de la rotunda victoria que obtuvo en las elecciones generales británicas del 12 de diciembre de 2019consiguió que la Cámara de los Comunes apruebe el Acuerdo de retirada de su país de la Unión.

A partir del 1º de Febrero de este año comienza el denominado período de transición en el que se mantendrá el “status quo”, con lo que las normas comunitarias seguirán aplicándose en el Reino Unido, y que se extenderá hasta el 31 de Diciembre de 2020, habiendo ya expresado el Primer Ministro británico Boris Johnson que no pedirá que el plazo del mismo sea prorrogado. Por tanto, en los próximos once meses Gran Bretaña deberá acordar su nueva relación con la Unión Europea principalmente en dos importantes temáticas, una de ellas la económica, la que incluye acuerdos de libre comercio, pesca y energía, y la otra es la seguridad, que contempla desde la cooperación policial hasta la acción exterior. Si no hay acuerdo comercial entre el Reino Unido y sus veintisiete ex socios europeos todavía se puede llegar a producir el llamado “Brexit salvaje” que hasta el momento ambas partes han tratado de evitar.

El objetivo de Gran Bretaña es lograr con sus exsocios un acuerdo comercial que imponga aranceles cero a sus productos, ya que el peso de la Unión Europea en la economía británica es gigantesco y será muy difícil reemplazarlo, es el destino del 45 % de sus exportaciones y representa el 53 % de sus importaciones.

También, la estrategia británica será concretar ampliosAcuerdos de libre comercio con otros países con los que mantiene fuertes e históricos vínculos como Canadá, Australia, Nueva Zelanda, pero especialmente con la primera economía mundial, los Estados Unidos, relanzando su tradicional“relación especial”, pero la negociación del mismo con los estadounidenses no será nada fácil teniendo en cuenta los antecedentes que en la materia que exhibe la administración del Presidente Donald Trump. Además, hay sectores como la agricultura y los productos farmacéuticos que a priori ya se presentan problemáticos, como asimismo el impuesto digital que el Reino Unido pretende aplicar a las gigantescas empresas norteamericanas del sector (Google, Amazon, Facebook y Apple), o también la petición de Estados Unidos para que los británicos acepten la importación de productos alimenticios con menos requisitos regulatorios.

Otra importante cuestión que se le presenta a los gobernantes británicos es mantener la integridad territorial del Reino Unido, seriamente amenazada por los deseos de independencia de Escocia y las aspiraciones irlandesas de unificación de Irlanda del Norte con la República de Irlanda.En el referéndum de 2016, Escocia se pronunció a favor de la permanencia en la Unión Europea obteniendo dicha alternativa el 62 % de los votos, imponiéndose asimismo dicha opción en Irlanda del Norte con el  56 % de las preferencias. No obstante ello, tres años y medio después los escoceses y los norirlandeses fueron obligados por el gobierno británico a abandonar la Unión Europea en contra de su voluntad. Al respecto también cabe mencionar, que en las elecciones generales del 12 de diciembre de 2019, el proindependentista Partido Nacional Escocés logró una arrolladora victoria obteniendo 48 de los 59 escaños para el Parlamento británico que estaban en juego en este territorio, y que en Irlanda del Norte los partidos nacionalistas opuestos al Brexit lograron por primera vez más plazas en la Cámara de los Comunes que las fuerzas unionistas probritánicas. Ya la Ministra Principal de Escocia, Nicola Sturgeon, le ha solicitado al Primer Ministro británico la realización de un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia, obteniendo una respuesta negativa de parte de Boris Johnson. En abierto desafío al gobierno de Londres, el Parlamento de Escocia ha decidido que la bandera de la Unión Europea seguirá flameando en la sede del mismo.      

El Primer Ministro británico Boris Johnson en su discurso pronunciado con motivo de la salida del Reino Unido de la Unión Europea dijo que el Brexit no era un fin sino un comienzo, un momento de renovación nacional y cambio, y que marcaba el nacimiento de una nueva era para su país. Ciertamente, Gran Bretaña comienza una etapa de enormes desafíos ya que deberá construir las alianzas políticas que le posibiliten mantener una influencia global por fuera de la Unión Europea, buscar nuevos socios comerciales que le permitan compensar su salida del bloque regional europeo reimpulsando su alicaída economía, conservar la integridad territorial del Reino Unido, y cauterizar las profundas heridas que el proceso del Brexit ocasionó en las instituciones, partidos políticos y sociedad británicas. Realmente, todo ello no se presenta para nada sencillo.


Juan Carlos Pérsico

Coordinador
Departamento de Europa
IRI – UNLP