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10 de diciembre de 1983: Asunción de Ricardo Alfonsín

Nuestras efemérides tienen por objetivo recordar hechos y procesos del pasado en la vida internacional. Esta efeméride alude a un hecho de nuestra historia, sin embargo, hemos decidido publicarla debido a la importancia y la repercusión que tuvo en el mundo, el retorno a la democracia de nuestro país.

La historia de las naciones es una construcción colectiva y progresiva que tiene por objeto cohesionar las realidades individuales de un pueblo en torno a valores, hechos, personas y cosmovisiones más o menos homogéneas, con el objeto de construir una identidad común basada en un pasado compartido, el cual cumple la función de punto de partida para la construcción de identidades colectivas.


En este sentido existen hechos que, por su trascendencia y resonancia, marcan a fuego la vida la de las naciones, ya sea por su insoslayable envergadura, o por lo radical de las transformaciones que implican. En síntesis, representan un punto de no retorno para las identidades colectivas constituyendo, simultáneamente, hitos fundacionales de nuevos relatos y mitos nacionales sobre los cuales se construye la historia de un país.
Para el caso argentino, la asunción de Ricardo Alfonsín como Presidente de la República, el 10 de Diciembre de 1983 es el hito más reciente y resonante capaz de cumplir con las características que hemos mencionado anteriormente.

El final, precipitado por el resultado del conflicto bélico en el atlántico sur, del Proceso de Reorganización Nacional, también marcó un final de época. Durante ese año y medio de transición, la sociedad argentina no sólo revivió, sino que se ilusionó con las posibilidades de recuperación democrática. Todo ello se canalizó en una actividad política renovada. Al respecto del papel de Alfonsín, sostiene Romero que él “encarnó las ilusiones de la democracia, y la esperanza de doblegar con ella los escollos que desde hacía varias décadas impedían que el país lograra simultáneamente una forma de convivencia civilizada, una estabilidad política y la posibilidad de crecimiento económico”1.
Tras los comicios democráticos inaugurales, la ilusión por la restauración democrática ocultó la magnitud de los problemas que el nuevo gobierno heredaba, así como las limitaciones de su poder, en este sentido, a su llegada al ejecutivo nacional, Alfonsín tuvo un doble desafío: por un lado, el de garantizar y fortalecer la estabilidad democrática en el seno de un país que, salvo un breve interregno a principio de los
años „70, había pasado más de una década y media bajo el mando de gobiernos militares de facto; y por el otro, el desafío de modificar la imagen argentina en el plano internacional, gravemente afectada por el conflicto del atlántico sur en primer lugar, y en segunda instancia, por las repetidas denuncias de violaciones de derecho humanos que se habían producido en el marco del Proceso de Reorganización Nacional.
Patricio Nicolás Adorno
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP
1 Romero, José Luis. “Breve Historia de la Argentina”. Ed. Fondo de Cultura Económico. Bs. As.
2005. Pág.194