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Diciembre de 1813: vuelta de Fernando VII al trono de España

Implicancia histórica.
La vuelta del “rey deseado” al trono del gobierno español no fue un acontecimiento aislado, sino uno de los episodios de una estrategia política diseñada por el Congreso de Viena de 1815 para retornar al absolutismo. Desde la perspectiva de los congresistas, ésta era la única forma de equilibrar los diferentes intereses en el mapa europeo. Para entender su trascendencia histórica es necesario tomar marcos contextuales.
Dentro del plan de conquista de Napoleón Bonaparte, la península ibérica jugó un papel especial. Por el tratado de Fointenableau en 1807, Francia y España acordaron el reparto de Portugal debido a que el país se negó a adherirse al bloqueo continental contra Inglaterra decretado por el emperador francés. Sin embargo, rápidamente, Napoleón rompió el tratado e invadió España. De acuerdo a la interpretación de algunos historiadores, esta decisión fue motivada por la inestabilidad de los Borbones.
De hecho, las intrigas y las conspiraciones complicaban el reinado de Carlos IV y ponían en peligro el futuro de la corona.
Se suscitó así, un clima de tensión entre ambos países. Por un lado Napoleón denunciaba a los monarcas españoles de no colaborar a su causa, obrando de mala fe con el tratado y exigiéndoles más territorios dentro de España. Por otro lado, en la Corte española se especulaba con que el emperador estaba tendiéndoles una trampa.
El punto culmine de las tensiones se dio con el famoso “Motín de Aranjuez” cuya consecuencia más importante fue la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII.
Las intenciones de Fernando de recibir apoyo del general Joaquín Murat (cuñado de Napoleón) eran utópicas ya que, a tan solo 4 días de su asunción, Murat invadió Madrid. En nombre de Napoleón, invalidó la abdicación del rey Carlos IV y los convocó, a él y a su hijo, a Bayona para dirimir el conflicto. En las abdicaciones de Bayona, el Emperador logró convencer a ambos para que cedieran la corona a su hermano José a cambio de dinero y promesas de integridad territorial y religiosa.
Desde entonces, Fernando estuvo en cautiverio en un palacio en Valençay.
Años después, Fernando fue liberado por el mismo Napoleón debido a que el emperador tenía la esperanza de que la figura del rey cautivo contribuyera a subsanar los problemas internos que estaban suscitándose en la España Bonaparte. José Bonaparte nunca contó con el apoyo popular suficiente para sostenerse en el poder y el pueblo, levantado en armas, había dado inicio desde 1808 a la guerra de independencia española.
El rechazo al monarca francés, se materializó también con la invalidación de la abdicación de Bayona y la proclamación de “rey en cautiverio” por parte del Consejo de Castilla, que elaboró una constitución en 1812, en esta Carta, Fernando VII era reconocido como verdadero rey.
El 11 de diciembre de 1813, Napoleón firmó el tratado de Valençay reconociendo a Fernando VII como rey de España. El retorno del monarca al trono tuvo varias consecuencias. Una de las más significativas fue la aceleración del proceso independentista en América.
Como primeras medidas, Fernando VII decidió invalidar todo aquello que la Junta Central de Sevilla (órgano político que nucleaba las distintas juntas que resistían a Napoleón) había establecido. En principio, la Junta había intentado que Fernando VII jurara la constitución de 1812; sin embargo esto no fue posible. Por el contrario, en España se materializó la restauración al régimen absolutista, que supuso el
restablecimiento delas viejas instituciones, delrégimen señorial, de la inquisición, de la censura, de los privilegios a nobleza y al clero, de la represión a liberales, etc. Por otra parte, para reconquistar sus posesiones americanas, Fernando envió diferentes expediciones militares, declarando así una guerra sin cuartel, lo que condujo a las colonias al camino de la independencia.
Los primeros años fueron de gran adversidad. Los intentos de resolver la aguda crisis en la que se veía sumida España, terminaron en fracasos. Además, la pérdida del mercado americano perjudicó la economía. El rey ya no contaba con asesores calificados y todas las medidas repercutieron negativamente. La implantación del proteccionismo, solo estimuló el contrabando y lo que siguió fue una larga etapa de
deflación.
«El Deseado» pronto se convirtió en el indeseable; sus súbditos lo consideraban un monarca despótico, oportunista y vengativo, rodeado de aduladores, que no amaba a su pueblo. Los últimos años de su reinado también estuvieron marcados por los conflictos por la sucesión. Fernando sólo tenía una hija, Isabel, que, de acuerdo a las leyes españolas, no podía ascender al trono por ser mujer. En 1830, el rey promulgó la Pragmática Sanción por la cual se eliminaba este impedimento. Sin embargo, su hermano Carlos (que a su vez, reclamaba el trono) se opuso a esta disposición. Se inició así un periodo de guerra civil que marcó duramente la vida de los españoles.
Fernando murió el 29 de septiembre de 1833 y fue enterrado el 3 de octubre en el palacio del Escorial.
Augusto Gabriel Arnone
Colaborador de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Departamento de Historia
IRI – UNLP