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A 50 años de los atentados de Munich

La organización de los Juegos Olímpicos en Munich en 1972 tenía, entre unos de sus objetivos primordiales, mostrar una Alemania distinta de aquella de la década del treinta, la cual se encontraba en pleno apogeo del poder nazi. Sin embargo, debido a los acontecimientos acaecidos asociados a los atentados perpetrados contra los atletas israelíes, persiste hoy en la comunidad internacional aún una sensación de impunidad, encubrimiento e injusticia.

Por la noche entraron a la Villa Olímpica de Munich ocho miembros del grupo extremista palestino Septiembre Negro. Tras ingresar por una cerca de dos metros de alto y abrir la puerta que daba al vestíbulo de los apartamentos, entraron a la habitación de los atletas israelíes. Forcejearon logrando matar a dos de ellos y tomaron como rehenes al resto del equipo. En las negociaciones exigían la liberación de más de 200 palestinos que habían sido capturados por Israel. La primera ministra de Israel Golda Meir rechazó la liberación de los prisioneros e instó el ingreso de un grupo de élite para liberar a los prisioneros. Las autoridades alemanas le negaron la petición y asumieron hacerse cargo del operativo de seguridad: las consecuencias fueron desastrosas. El equipo alemán que se hizo cargo de la negociación con Septiembre Negro prometió un intercambio y su traslado en avión hacia Egipto. En el aeropuerto militar Fürstenfeldbruck de la capital bávara, se encontraban ocultos francotiradores alemanes, que, según informes de inteligencia israelíes, carecían de preparación y equipamiento adecuado. Las impericias llevaron a la matanza de los rehenes israelíes: un policía alemán y cinco de los ocho terroristas. Los tres que sobrevivieron fueron, identificados como Adnan Al-Gashey, Jamal Al-Gashey, y Mohammed Safady, quienes fueron capturados por la policía alemana que posteriormente los liberó.

Hace unos años varios documentos del gobierno alemán fueron desclasificados y tomaron estado público. La información que se dio a conocer caló muy hondo en la comunidad internacional. En las conversaciones mantenidas entre el gobierno alemán, el Comité Olímpico y el gobierno israelí, los primeros se negaron a suspender la celebración de los Juegos porque no se contaba con una programación alternativa.

En un nuevo aniversario doloroso para la comunidad internacional se publicó nueva información. El semanario Der Spiegel sostuvo que el grupo terrorista recibió ayuda logística de un grupo de neonazis y que las fuerzas de seguridad contaron con varias alertas y amenazas en vísperas de los Juegos que fueron ignoradas. Otro dato que surge de los análisis de los documentos desclasificados se vincula con el hecho de que el gobierno alemán no exigió a los terroristas la eliminación de la violencia, sino que las misma no se llevara a cabo en territorio alemán, así como el reconocimiento de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

En un nuevo aniversario de los atentados, se reunirán el presidente alemán, Frank-Walker Steinmeier y el presidente israelí Isaac Herzog, para conmemorar el cincuentenario de los atentados de Septiembre Negro con el acuerdo de indemnización. El presidente alemán sostuvo que “de hecho, que hayan pasado cincuenta años hasta este entendimiento es vergonzoso y Alemania asume su parte de responsabilidad y reconoce el sufrimiento de los asesinados y de sus familiares”. En contrapartida, Herzog agradeció al presidente alemán por su “compromiso moral con la justicia histórica» y por lograr un acuerdo en relación con este “doloroso episodio”. Dejó en claro también, que la aceptación de la responsabilidad por los fallos en la seguridad y el rescate de los rehenes, así como la indemnización a los familiares y la investigación dan “esperanza de que a partir de ahora puedan continuar “recordando, invocando y, lo que es más importante, reafirmando las lecciones de esta tragedia, incluida la importancia de la lucha contra el terror, para las generaciones futuras”.

En un mundo que se nos presenta cada vez más interdependiente pero inseguro e incierto, donde las amenazas transnacionales como el terrorismo, que parecían lejanas nos golpean la puerta de la cotidianeidad y nos hacen sentir cada vez más vulnerables, requerimos de consensos transversales en la comunidad internacional que nos conduzcan hacia un conocimiento compartido que nos brinde luz sobre el accionar a seguir y nos acerque a puntos de acuerdo en momentos de turbulencia.

Gonzalo Salimena
Secretario
Observatorio Universitario de Terrorismo
IRI – UNLP