Departamento de Relaciones Económicas Internacionales
Artículos
El costo del aislamiento europeo: impacto geopolítico sobre los costos de producción industrial
Camila Marchetti
Introducción
En el actual escenario internacional atravesado por conflictos bélicos, competencia por recursos estratégicos y el avance de nuevas potencias emergentes, la Unión Europea enfrenta una reconfiguración de su inserción en el orden económico global. En particular, la guerra en Ucrania, la ruptura de los lazos energéticos con Rusia y la pérdida de influencia en regiones históricamente clave como África del Norte, sumado a las nuevas medidas económicas que el presidente actual de los Estados Unidos impuso sobre sus socios comerciales, han provocado una serie de impactos económicos concretos que evidencian un proceso de aislamiento geoeconómico del bloque.
Este artículo se propone analizar el costo de ese aislamiento, entendido no como una figura retórica sino como una categoría económica observable y medible. Lejos de limitarse al plano diplomático o comercial, el aislamiento europeo tiene efectos directos sobre las estructuras productivas del continente: el aumento de los costos de producción industrial en sectores estratégicos como la industria química, metalúrgica y automotriz, que constituye uno de sus impactos más inmediatos y críticos. Estos sectores, tradicionalmente sólidos dentro del corazón industrial europeo (especialmente en Alemania, Francia e Italia) se ven actualmente presionados por una combinación de factores externos: el encarecimiento del suministro energético tras el corte con Rusia, la volatilidad de los precios del gas natural licuado (GNL), y la pérdida de acceso preferencial a materias primas esenciales provenientes del norte de África, como el uranio, el gas y los fosfatos.
La hipótesis que guía este artículo sostiene que el aislamiento de Europa en un mundo en transición multipolar no solo reduce su margen de maniobra estratégica, sino que deteriora su competitividad industrial concreta. En este sentido, el aumento de los costos energéticos no responde exclusivamente a lógicas de mercado, sino a disputas por poder, acceso y control geoeconómico, en las que Europa hoy se encuentra en desventaja relativa frente a actores como Rusia, China y los países del BRICS, que avanzan sobre antiguos espacios de influencia europeos.
Desde una perspectiva teórica, el análisis se sustenta en dos enfoques complementarios. Por un lado, el realismo económico, que permite entender el comercio, la energía y las materias primas no como variables neutras sino como herramientas de poder estatal y competencia interestatal. Por otro, la teoría de la interdependencia compleja, que explica cómo las decisiones geopolíticas y los conflictos externos impactan indirectamente (pero con fuerza estructural) en las economías nacionales, incluso sin vínculos comerciales directos, como en el caso del pago en rublos para importaciones energéticas, o el efecto dominó en cadenas de valor afectadas por la disputa global por recursos críticos.
La metodología del artículo combina la revisión de literatura especializada e informes técnicos, el análisis sectorial de datos económicos en países centrales de la UE y la comparación con regiones competidoras como Asia y EE. UU. A partir de este recorte, se buscará mostrar cómo el costo del aislamiento europeo se expresa hoy en el terreno más concreto: la industria.
El caso alemán: industrias estratégicas bajo presión
Para comenzar el análisis, se debe colocar el foco en el actor más importante de la economía europea. En este sentido, Alemania constituye el corazón industrial de la Unión Europea y, por lo tanto, un caso paradigmático para observar cómo el aislamiento geoeconómico impacta directamente en los costos de producción de sectores estratégicos. El corte del suministro de gas natural ruso —que representaba antes de la guerra el 55% de las importaciones energéticas alemanas— forzó al país a recurrir al GNL, una fuente más cara, menos estable y de difícil previsión presupuestaria. Esto generó un encarecimiento transversal de los costos energéticos industriales, afectando especialmente a las ramas más intensivas en consumo energético.
Uno de los casos más emblemáticos es el de BASF, la mayor empresa química del mundo con sede en Ludwigshafen. A fines de 2022, la firma anunció una reducción significativa de sus operaciones en Alemania debido al incremento de sus costos energéticos, que alcanzaron los 3.200 millones de euros adicionales ese año[1]. Parte de su producción fue trasladada a mercados con energía más barata, como China y Estados Unidos, lo que dejó al descubierto los límites de la competitividad industrial alemana en el nuevo contexto geopolítico.
El sector metalúrgico también resultó gravemente afectado. Según datos de European Aluminium y Eurometaux, entre 2021 y 2023 más del 50% de la capacidad de producción europea de aluminio y zinc fue suspendida, siendo Alemania uno de los países más impactados[2]. La razón central fue el precio del gas, insumo crítico para la fundición de metales no ferrosos, lo cual no solo implicó pérdidas económicas y cierres temporales de plantas, sino también una creciente dependencia de importaciones de terceros países, especialmente China.
Por su parte, la industria automotriz —pilar del superávit comercial alemán— enfrenta hoy una pérdida acelerada de competitividad. Las grandes automotrices (Volkswagen, Mercedes-Benz, BMW) han debido asumir costos logísticos y energéticos crecientes, lo que encarece los procesos manufactureros y debilita su posición frente a competidores asiáticos y norteamericanos. Como respuesta, parte de la producción está siendo relocalizada fuera de Europa, y la expansión de fábricas en Estados Unidos y China se ha intensificado en los últimos dos años: en 2024, la inversión directa de fabricantes alemanes fuera de Europa alcanzó un récord de 13.000 millones de euros, con foco en mercados energéticamente más competitivos como Estados Unidos y México[3].
Esta situación revela una contradicción estructural: Europa mantiene una matriz productiva industrial altamente intensiva en energía, sin contar ya con un suministro energético competitivo ni estable. El corte con Rusia, sumado a la falta de contratos a largo plazo accesibles, ha debilitado la base de costos de su modelo productivo, lo que expone no solo a Alemania, sino al conjunto del proyecto económico europeo.
Como si fuera poco, el proceso de reubicación de inversiones revela una dinámica coherente con el enfoque del realismo económico: en contextos de competencia interestatal, las decisiones empresariales y de política industrial responden a lógicas estratégicas más que a la eficiencia de mercado. Alemania, como potencia exportadora, ya no puede sostener su ventaja comparativa si no accede a energía abundante y barata, lo que obliga a sus empresas a deslocalizar parte de su producción hacia regiones que ofrecen mejores condiciones estructurales, incluso fuera del espacio comunitario.
Al mismo tiempo, la interdependencia compleja muestra cómo una decisión geopolítica como lo es el corte energético con Rusia, genera efectos encadenados no solo en el precio de la energía, sino en toda la arquitectura industrial de Europa, afectando tanto a proveedores como a empleos, logística e inversión transnacional. La competitividad europea ya no depende exclusivamente de innovaciones tecnológicas o políticas fiscales, sino de su capacidad para garantizar acceso estable y estratégico a los insumos esenciales del poder económico: energía, metales y materias primas.
Energía como variable crítica del aislamiento
La ruptura energética entre la Unión Europea y Rusia, mencionada en la sección que antecede, ha transformado profundamente la estructura de costos industriales del continente. La finalización de los contratos de suministro de gas a largo plazo con Rusia, que anteriormente ofrecían precios estables y previsibles, obligó a Europa a depender del mercado externo, caracterizado por su volatilidad y precios elevados. Esta transición ha expuesto a las industrias europeas a una mayor incertidumbre y ha incrementado significativamente los costos de producción[4].
En respuesta a la pérdida del gas ruso, Europa ha incrementado sus importaciones de GNL desde Estados Unidos, siendo esta una alternativa que ha demostrado ser más costosa y menos adaptable a las necesidades industriales europeas. Si bien hubo conocimiento de una disminución en los precios del gas estadounidense en 2024, los volúmenes exportados a Europa también han caído, reflejando la inestabilidad de esta fuente de energía[5]. Por otro lado, la política energética de la administración Trump ha añadido una capa adicional de complejidad: tras su reelección el año anterior, el presidente estadounidense ha promovido una expansión agresiva de las exportaciones de este gas, eliminando restricciones existentes y utilizando el suministro energético como herramienta de presión comercial. Esta estrategia ha generado tensiones con la UE, que se enfrenta a la paradoja de buscar autonomía energética mientras aumenta su dependencia de un socio que impone condiciones comerciales desfavorables[6].
Otro desafío significativo es la falta de un precio de referencia que refleje adecuadamente los costos reales de adquisición de energía en el contexto post-Ucrania. La volatilidad del mercado y la ausencia de contratos a largo plazo han dificultado la planificación y la inversión en sectores industriales clave, exacerbando la incertidumbre económica en la región[7]. Además, la respuesta de los Estados miembros de la UE ha sido desigual: Alemania, por ejemplo, ha proporcionado más de la mitad de las subvenciones industriales otorgadas en la UE durante la crisis energética, mientras que otros países, especialmente en el sur y este de Europa, carecen de los recursos para implementar medidas similares. Esta disparidad ha llevado a una fragmentación de la estructura energética europea, creando un entorno volátil que eleva los costos industriales y amenaza la cohesión del mercado único[8].
Por último, otro ejemplo particularmente revelador de cómo los factores geopolíticos alteraron los mecanismos económicos tradicionales es la decisión del gobierno ruso de exigir el pago del gas en rublos. Esta medida, implementada a partir de 2022, obligó a las empresas europeas a convertir euros a la moneda rusa mediante cuentas específicas en Gazprombank. Más allá del impacto simbólico, la exigencia de pagos en rublos reforzó la moneda rusa, encareció las importaciones energéticas y expuso a Europa a mecanismos de dependencia monetaria y financiera frente a un actor con el cual ya no mantenía relaciones diplomáticas estables. En este punto, la interdependencia compleja arroja luz sobre cómo decisiones tomadas por un Estado externo pueden alterar directamente la estabilidad macroeconómica y energética de un bloque supuestamente soberano.
África del Norte y el acceso a insumos estratégicos
La dependencia estratégica de Europa no se agota en su vínculo con Rusia. Si bien el corte energético con Moscú forzó al bloque a reorganizar sus fuentes de suministro, su zona sur (especialmente África del Norte y el Sahel) se presenta como otro frente crítico en la disputa por recursos. En esta región, Europa se juega el acceso a insumos industriales esenciales como el uranio, el gas natural y los fosfatos, cuyas interrupciones o encarecimientos pueden tener consecuencias directas sobre la productividad y la competitividad de su aparato industrial.
Dicho lo anterior, lo que sucede es que la relación de Europa con África del Norte se ve afectada por un proceso en curso de desestabilización poscolonial, que diversos autores han caracterizado como una “segunda independencia”. En países como Malí, Burkina Faso y Níger, esta etapa se expresa en un creciente rechazo a la injerencia europea (particularmente francesa), en golpes de Estado que reconfiguran las alianzas geopolíticas, y en una apertura explícita a potencias emergentes como Rusia, que gana terreno diplomático, económico y militar en regiones históricamente bajo influencia europea. Y aunque la cuestión migratoria no constituye el eje central de este análisis, debe señalarse que la presión migratoria hacia Europa desde esta región también actúa como un factor desestabilizante adicional, agravando las tensiones políticas y desgastando los canales de diálogo económico.
En este contexto, la posición de Europa frente a tres proveedores clave se ha deteriorado visiblemente:
- Níger, que hasta 2023 era uno de los principales proveedores de uranio para Francia (que depende de la energía nuclear para más del 70% de su matriz eléctrica), suspendió sus acuerdos con la empresa estatal francesa Orano tras el golpe militar de julio de ese año. Las nuevas autoridades del país revocaron licencias de extracción, detuvieron a ejecutivos franceses y pusieron en cuestión la presencia comercial de Francia en el sector. La posibilidad de que Europa asegure un suministro estable de uranio para sus reactores se vio directamente afectada.
- Argelia, proveedor tradicional de gas natural para el sur de Europa, especialmente Italia y España, incrementó sus exportaciones a la UE en 2023 y 2024, superando incluso a Rusia. Sin embargo, esta relación no es del todo estable: las exportaciones de gas natural licuado (GNL) han disminuido por mantenimientos técnicos y por la limitada capacidad argelina para satisfacer simultáneamente a su mercado interno y a Europa. Además, las tensiones políticas con Francia por la cuestión migratoria y la memoria colonial dificultan una cooperación fluida.
- Marruecos es el principal proveedor de fosfatos, fundamentales para la industria química y agrícola europea. La empresa estatal OCP Group controla gran parte del comercio mundial, y una de sus minas más importantes se encuentra en el Sáhara Occidental, un territorio en disputa. Esta situación ha generado cuestionamientos legales sobre la legitimidad de las importaciones europeas de fosfatos provenientes de zonas bajo ocupación, abriendo un frente diplomático incómodo para Bruselas.
Al mismo tiempo, Rusia ha capitalizado el vacío dejado por Francia. A través de acuerdos bilaterales, presencia militar y cooperación energética, ha ganado influencia en Malí, Burkina Faso, Níger y Argelia, en una estrategia que no solo tiene fines geopolíticos, sino también económicos: la consolidación del acceso ruso a recursos estratégicos africanos y el bloqueo a la expansión de la Ruta de la Seda de China por el norte del continente, en asociación con ciertos intereses compartidos con Estados Unidos[9]. La paradoja es que, aunque estas maniobras no estén dirigidas directamente contra Europa, el continente se ve igualmente afectado, quedando al margen de la disputa o como actor subordinado.
Desde el marco del realismo económico, esta pérdida de influencia implica una reducción concreta del acceso a recursos críticos para el funcionamiento de la industria europea, lo que debilita su soberanía económica y capacidad de acción internacional. Y desde la interdependencia compleja, se observa cómo transformaciones políticas en terceros países (a veces subestimadas por Bruselas) pueden alterar la estabilidad de las cadenas de suministro europeas, incluso en sectores que parecían consolidados.
Consecuencias sobre la competitividad europea
Las transformaciones geoeconómicas recientes no solo han afectado el acceso europeo a energía e insumos clave, sino que también han comenzado a redefinir su lugar en la economía global. La presión sobre los costos industriales, la desestabilización de proveedores estratégicos y la falta de una respuesta coordinada desde Bruselas están erosionando la capacidad competitiva del bloque frente a regiones como Estados Unidos y Asia. La consecuencia inmediata no es únicamente una pérdida de influencia externa, sino el riesgo concreto de que la Unión Europea deje de ser un polo de atracción para la inversión productiva internacional, dando lugar a un proceso de desindustrialización parcial, especialmente en su núcleo histórico: Alemania, Francia e Italia.
Para dar lugar al análisis de forma ordenada, podemos empezar diciendo que los costos energéticos en Europa han aumentado considerablemente, superando a los de Estados Unidos y China. Este diferencial se debe, en parte, a la carga fiscal sobre la energía en la UE, que es significativamente más alta que en Estados Unidos: en 2024, la carga fiscal en la factura eléctrica europea era seis veces mayor que la estadounidense, afectando directamente la competitividad de las industrias eléctricas.
Otra cuestión de vital relevancia se centra en el aumento de los costos energéticos, que ha llevado a muchas empresas a reconsiderar sus inversiones en Europa. Por ejemplo, la empresa química alemana BASF ha anunciado planes para reducir su presencia en Europa y aumentar sus inversiones en Estados Unidos y China, citando el encarecimiento de la energía y la sobrerregulación como factores determinantes². Asimismo, el 32% de las empresas industriales alemanas encuestadas en 2023 expresaron su preferencia por invertir en el extranjero en lugar de expandirse internamente.
Además, la deslocalización de inversiones ha provocado una reconfiguración de las cadenas de valor, con Europa perdiendo su posición como nodo central en la producción industrial global. Sectores clave como la automoción y la industria química están trasladando sus operaciones a regiones con costos más bajos y políticas más favorables, debilitando la estructura industrial europea. Por si fuera poco, la falta de acceso a energía propia y a insumos estratégicos ha estancado los esfuerzos de Europa por lograr una autonomía estratégica. Sin una política industrial viable respaldada por recursos internos, la UE enfrenta dificultades para mantener su independencia económica y tecnológica.
Dicho lo anterior, se puede concluir parcialmente diciendo que la combinación de altos costos energéticos, deslocalización de inversiones y pérdida de acceso a insumos críticos ha generado un riesgo real de desindustrialización en el corazón productivo de Europa, y tal es así, que sus empresas clave en sectores como el acero y la química han advertido sobre la posibilidad de trasladar sus operaciones fuera de la UE si no se abordan estos desafíos de manera efectiva.
Análisis final y conclusiones
Finalizando con el análisis, se puede recopilar lo visto en las secciones anteriores de este artículo diciendo que el aislamiento geopolítico de la Unión Europea no es una figura discursiva, sino un fenómeno estructural que se manifiesta de forma tangible en su economía real. El encarecimiento sostenido de los costos de producción, la pérdida de proveedores estratégicos y el deterioro de su infraestructura industrial demuestran que el bloque ya no controla plenamente las condiciones materiales que sustentaron su competitividad global durante las últimas décadas.
Desde la perspectiva del realismo económico, los Estados no sólo comercian: utilizan la economía como un instrumento de poder para alcanzar objetivos nacionales. Aunque ninguna potencia parece haber diseñado un plan explícito para debilitar a Europa, los hechos demuestran que los efectos colaterales de los juegos de poder global terminan golpeando con fuerza a actores intermedios como la UE. En este marco, Estados Unidos aplica aranceles a China en una estrategia abierta de contención económica, busca estrechar lazos diplomáticos con Rusia para gestionar la guerra en Ucrania, y presiona comercialmente a sus aliados europeos sin ofrecerles concesiones preferenciales como lo hacía en el pasado.
Lejos de actuar para proteger a la industria europea, Washington parece buscar un socio subordinado en su disputa con China, sin reparar en los daños colaterales que su estrategia genera sobre el aparato productivo europeo. A esto se suma la pérdida de influencia francesa en África, la militarización del vínculo energético con Rusia, y la parálisis de proyectos de autonomía estratégica en Bruselas. Así, lo que para EE. UU. y Rusia son movimientos tácticos en la arena global, para Europa se convierte en un proceso de debilitamiento estructural de su economía real.
Desde la teoría de la interdependencia compleja, este escenario deja en claro cómo las decisiones de actores dominantes (aunque no tengan a Europa como blanco) pueden tener efectos sistémicos devastadores sobre su estabilidad energética, financiera e industrial. Las cadenas de suministro fragmentadas, los precios energéticos distorsionados y la competencia desigual entre Estados miembros reflejan un continente atrapado entre su dependencia y su falta de coordinación interna.
El aumento de los costos de producción no es un problema coyuntural, sino un síntoma profundo de una transformación en curso. Para revertir esta tendencia, Europa necesita:
- Reorganizar su política energética externa, diversificando proveedores y recuperando márgenes de soberanía.
- Redefinir sus alianzas geopolíticas, evitando una dependencia excesiva de actores que no priorizan sus intereses estratégicos.
- Avanzar hacia una política industrial común, que coordine subsidios, proteja sectores clave y recupere capacidad de planificación económica.
De no hacerlo, el bloque corre el riesgo de una pérdida irreversible de competitividad global. La pregunta ya no es si la UE enfrenta una crisis, sino si estamos frente a la caída definitiva de Europa como potencia económica mundial. Quedará por verse cómo se reconfiguran los equilibrios globales en el marco de estos intrincados juegos de poder, donde la economía funciona cada vez más como una herramienta estratégica y menos como un espacio neutral de cooperación.
Bibliografía
Alto Nivel. (2024). Navegando la tormenta eléctrica: La industria automotriz europea en crisis. https://www.altonivel.com.mx/navegando-la-tormenta-electrica-la-industria-automotriz-europea-en-crisis
Banco de España. (2023). La traslación del aumento de los costes de producción a los precios de venta. https://www.bde.es/f/webbe/SES/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/BoletinEconomico/23/T3/Fich/be2303-art11.pdf
BBC News Mundo. (2023, 17 de mayo). Cómo Rusia está reemplazando a Francia en sus antiguas colonias en África. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-65614016
BCG (Boston Consulting Group). (2023). Europe’s energy crisis: The urgent need for a green transformation. https://www.bcg.com/publications/2023/europe-energy-crisis-need-green-transformation
Clean Energy Wire. (2024, 10 de enero). Germany accounted for more than half of industry subsidies granted in EU during energy crisis — report. https://www.cleanenergywire.org/news/germany-accounted-more-half-industry-subsidies-granted-eu-during-energy-crisis-report
Consejo de la Unión Europea. (s.f.). Política industrial de la UE. Recuperado de: https://www.consilium.europa.eu/es/policies/eu-industrial-policy/
Discovery Alert. (2023). EU energy crisis: A catalyst for decline in metals production. https://discoveryalert.com.au/news/eu-energy-crisis-a-catalyst-for-decline-in-metals-production/
Discovery Alert. (2023, 15 de octubre). EU energy crisis a catalyst for decline in metals production. https://discoveryalert.com.au/news/eu-energy-crisis-a-catalyst-for-decline-in-metals-production/
Dómez, K. (2023). La revolución de las boinas: África y el nuevo desorden poscolonial. Ediciones L’Harmattan.
Economist Intelligence Unit. (2023). The energy crisis will erode Europe’s competitiveness in 2023. https://www.eiu.com/n/energy-crisis-will-erode-europe-competitiveness-in-2023/
Energy Europe. (2023, 14 de diciembre). A Spotless Strategy: the EU’s Return to Long-term Gas Contracts. https://energy-europe.eu/oil-and-gas-en/a-spotless-strategy-the-eus-return-to-long-term-gas-contracts/
Energy Worldwide Recruitment. (2023). Desafíos en la industria energética tras el conflicto Rusia-Ucrania. https://energy.worldwiderecruitment.org/industria-energetica-rusia-ucrania/
European Central Bank (ECB). (2023a). Box 2: The impact of the energy crisis on euro area inflation and output. Economic Bulletin, Issue 1/2023. https://www.ecb.europa.eu/press/economic-bulletin/focus/2023/html/ecb.ebbox202301_02~8d6f1214ae.en.html
European Central Bank (ECB). (2023b). Box 3: The impact of high energy prices on euro area manufacturing firms. Economic Bulletin, Issue 3/2023. https://www.ecb.europa.eu/press/economic-bulletin/focus/2023/html/ecb.ebbox202303_03~23c48fe595.en.html
European Central Bank (ECB). (2025). Integrating EU energy markets to foster resilience and growth. https://www.ecb.europa.eu/press/economic-bulletin/articles/2025/html/ecb.ebart202408_01~1d16a30700.es.html
European Central Bank. (2023, 16 de febrero). The euro area’s exposure to Russia through trade and financial linkages. https://www.ecb.europa.eu/press/economic-bulletin/focus/2023/html/ecb.ebbox202301_02~8d6f1214ae.en.html
European Economic and Social Committee. (2023). Impact of high energy prices on the agricultural sector and rural areas. https://www.eesc.europa.eu/es/news-media/press-summaries/impact-high-energy-prices-agricultural-sector-and-rural-areas
Financial Times. (2023). Spain’s electricity taxes put strain on industry. https://www.ft.com/content/820543cf-a41f-4fbb-a887-0330f07d1b8f
International Monetary Fund (IMF). (2025). Integrating the EU energy market to foster growth and resilience. https://www.imf.org/en/News/Articles/2025/01/13/sp-integrating-the-eu-energy-market-to-foster-growth-and-resilience
International Monetary Fund. (2024). Europe Needs a Coordinated Approach to Industrial Policy. https://www.imf.org/en/Blogs/Articles/2024/12/16/europe-needs-a-coordinated-approach-to-industrial-policy
Keohane, R. O., & Nye, J. S. (1977). Power and Interdependence: World Politics in Transition. Little, Brown.
KPMG Tendencias. (2025, marzo). Europa y la estrategia para competir en la industria global de automoción. https://www.tendencias.kpmg.es/2025/03/europa-estrategia-competir-industria-global-automocion/
Le Grand Continent. (2024). Romper con Rusia: 10 puntos sobre el despertar energético de Europa. https://legrandcontinent.eu/es/2024/11/19/romper-con-rusia-10-puntos-sobre-el-despertar-energetico-de-europa/
Le Monde. (2024). Europe’s reindustrialization: A challenging work in progress. https://www.lemonde.fr/en/economy/article/2024/05/09/europe-s-reindustrialization-a-challenging-work-in-progress_6670854_19.html
McKinsey & Company. (2024). Industria automotriz europea: Lo que necesita para recuperar la competitividad. https://www.mckinsey.com/featured-insights/destacados/industria-automotriz-europea-lo-que-necesita-para-recuperar-la-competitividad/es
Natural Gas World. (2025, 27 de enero). European demand to tighten global LNG market in 2025, Trump policies in spotlight. https://www.naturalgasworld.com/european-demand-to-tighten-global-lng-market-in-2025-trump-policies-in-spotlight-119052
Newsletter European. (2023). The potential economic and social impact of the new energy crisis in the EU. https://www.newslettereuropean.eu/the-potential-economic-and-social-impact-of-the-new-energy-crisis-in-the-eu/
Parlamento Europeo. (s.f.). Una nueva estrategia industrial para Europa. Recuperado de: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/A-9-2020-0197_ES.html
Proceso. (2025, 12 de febrero). Aranceles de EU al acero y aluminio aumentarán costos de autos. https://www.proceso.com.mx/economia/2025/2/12/aranceles-de-eu-al-acero-aluminio-aumentaran-costos-de-autos-alertan-lideres-de-la-industria-345466.html
S&P Global. (2024, 12 de diciembre). Trump vows tariffs on EU unless it increases US oil and gas imports. https://www.spglobal.com/commodity-insights/en/news-research/latest-news/natural-gas/122024-trump-vows-tariffs-on-eu-unless-it-increases-us-oil-and-gas-imports
StockExchange.eu. (2023). How is Germany’s manufacturing sector coping with the ongoing energy crisis and high energy prices? https://www.stockexchange.eu/how-is-germanys-manufacturing-sector-coping-with-the-ongoing-energy-crisis-and-high-energy-prices/
The Guardian. (2023, 24 de febrero). BASF to cut 2,600 jobs as high energy costs and China slowdown hit profits. https://www.theguardian.com/business/2023/feb/24/basf-cut-jobs-energy-crisis-germany-recession
Wikipedia contributors. (2024). German economic crisis (2022–present). Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/German_economic_crisis_%282022%E2%80%93present%29
World-Energy. (2024, 10 de octubre). US LNG Exports Hit Record Highs in 2024 Despite Price Pressures. https://www.world-energy.org/article/47996.html
Xataka. (2024). Europa está atrapada en contratos de gas con Rusia. Ahora busca la forma de romperlos y pagar el precio. https://www.xataka.com/energia/europa-esta-atrapada-contratos-gas-rusia-ahora-busca-forma-romperlos-pagar-precio
[1] The Guardian. (2023, 24 de febrero). BASF to cut 2,600 jobs as high energy costs and China slowdown hit profits. https://www.theguardian.com/business/2023/feb/24/basf-cut-jobs-energy-crisis-germany-recession
[2] Discovery Alert. (2023, 15 de octubre). EU energy crisis a catalyst for decline in metals production. https://discoveryalert.com.au/news/eu-energy-crisis-a-catalyst-for-decline-in-metals-production/
[3] KPMG Tendencias. (2025, marzo). Europa y la estrategia para competir en la industria global de automoción. https://www.tendencias.kpmg.es/2025/03/europa-estrategia-competir-industria-global-automocion/
[4] Energy Europe. (2023, 14 de diciembre). A Spotless Strategy: the EU’s Return to Long-term Gas Contracts. https://energy-europe.eu/oil-and-gas-en/a-spotless-strategy-the-eus-return-to-long-term-gas-contracts/
[5] World-Energy. (2024, 10 de octubre). US LNG Exports Hit Record Highs in 2024 Despite Price Pressures. https://www.world-energy.org/article/47996.html
[6] S&P Global. (2024, 12 de diciembre). Trump vows tariffs on EU unless it increases US oil and gas imports. https://www.spglobal.com/commodity-insights/en/news-research/latest-news/natural-gas/122024-trump-vows-tariffs-on-eu-unless-it-increases-us-oil-and-gas-imports
[7] Natural Gas World. (2025, 27 de enero). European demand to tighten global LNG market in 2025, Trump policies in spotlight. https://www.naturalgasworld.com/european-demand-to-tighten-global-lng-market-in-2025-trump-policies-in-spotlight-119052
[8] Clean Energy Wire. (2024, 10 de enero). Germany accounted for more than half of industry subsidies granted in EU during energy crisis — report. https://www.cleanenergywire.org/news/germany-accounted-more-half-industry-subsidies-granted-eu-during-energy-crisis-report
[9] Cabe aclarar que Estados Unidos y Rusia no coordinan formalmente sus políticas exteriores contra China. Sin embargo, sus acciones independientes —motivadas por el interés común de contener la expansión económica de la Iniciativa de la Franja y la Ruta— generan en algunos casos una asociación funcional de efectos, que no debe confundirse con una alineación estratégica. Esta distinción es clave para evitar interpretaciones erróneas sobre una eventual convergencia estructurada entre ambas potencias.