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Albert Einstein, A cien años de su visita a la UNLP y su influencia en el desarrollo nuclear argentino

Grupo de Estudios Espaciales y Nucleares (GEEyN)

Artículos

Albert Einstein, A cien años de su visita a la UNLP y su influencia en el desarrollo nuclear argentino

Carlos Alberto Villulla[1]

El día 2 de abril de 1925, la ciudad de La Plata y nuestra prestigiosa universidad disfrutaron de la visita del físico más brillante del pasado siglo. Albert Einstein fue Premio Nobel de Física en el año 1921 por su explicación del efecto fotoeléctrico y no por su teoría de la relatividad que, para ese momento, todavía era discutida en el mundo científico. Sin embargo, fue este último postulado el que abrió la puerta a la fisión nuclear y constituyó el punto de partida para la Bomba Atómica y posterior aplicación con fines pacíficos en el campo de la energía, hecho a partir del cual el científico fue históricamente conocido.

Participó en distintos eventos como “el acto de apertura de los cursos universitarios del Colegio Nacional, compartió un almuerzo con las autoridades de la UNLP, caminó por las calles del Paseo del Bosque y se maravilló con las colecciones del Museo de Ciencias Naturales”. (Facultad de Ciencias Exactas, UNLP, 2015)

Sus viajes tuvieron como finalidad difundir y debatir sus teorías científicas, acudir a actos y celebraciones ensalzados con su famosa presencia y apoyar la causa judía en su búsqueda de un territorio nacional. (Antonio Moreno González, 2005)

Algunos trabajos lo muestran como un personaje colmado de contradicciones ya que, si bien se lo recuerda por su activismo pacifista, en sus diarios personales dejó plasmadas opiniones despectivas respecto de sus impresiones de Latinoamérica; expresión de la mirada eurocentrista de esa época, que en algunas ocasiones se reproduce en la actualidad.

No obstante lo expuesto, se debe destacar que la ciencia argentina logró importantes descubrimientos desde ese entonces, los que no hubieran podido existir de no ser por el prestigioso sistema universitario nacional que Einstein elogió en su momento. (Toledo, en Nota al Pie, 2025)

En cuanto a nuestra ciudad y específicamente a la Universidad Nacional de La Plata, según expresiones recogidas por los diarios La Prensa del 24/4/2025 y La Nación 25/4/1925 (como citó Paolantonio, 2025), el científico manifestó: “se encuentra perfectamente organizada y donde se estudia con entusiasmo y seriedad”. “Sentí gran satisfacción en mi visita a dicha ciudad, donde las autoridades universitarias me recibieron solemnemente…”. Y en su diario la califica como “una bonita y tranquila ciudad de estilo italiano con magníficos edificios universitarios decorados al estilo norteamericano”.

Retomando la importancia de su visita con relación al desarrollo científico de la UNLP, es dable mencionar que la misma tenía como objetivo personal explicar y divulgar su Teoría de la Relatividad, sobre la cual expuso en varias conferencias dadas en Buenos Aires, La Plata y Córdoba. Pero más allá del impacto científico y académico corresponde destacar la influencia de sus descubrimientos y conclusiones, su aptitud como docente universitario y su sabiduría en general, que constituyeron fuertes pilares en la construcción del desarrollo y pensamiento científico argentino.

Lo precedentemente expuesto es conteste con lo expresado por el Profesor español Alberto Galindo Tixaire (2020), al sostener que:

El impacto de Einstein no se reduce a la física y ciencias próximas. Sus ideas han dejado también huella en la cultura moderna, desde la plástica a la poesía. Asimismo han afectado a la teoría del conocimiento y a la filosofía. Einstein rechazó una explicación empírica del origen de los conceptos físicos, que consideraba libre creación del espíritu humano. Pero el mero pensamiento lógico no nos proporciona conocimiento del mundo exterior, que solo la experiencia nos da. Los conceptos ayudan sin embargo a ordenar las experiencias sensoriales y hasta el presente la Naturaleza se nos ha mostrado siempre del lado de la simplicidad y de la belleza matemática. (en Donostia International Physics Center, 2020)

Este conjunto de conocimiento científico, emanado de una personalidad tan particular, fue absorbido por sus pares de nuestra Universidad, resaltando también que muchos de estos profesores se habían preparado junto a él o habían trabajado a su lado como Guido Beck, profesor del doctorado de grandes científicos como Mario Bunge, José Balseiro y Ernesto Sábato. Beck fue recomendado para trabajar en nuestro país por otro genio de la física, el argentino Enrique Gaviola, quien luego se vincularía con la temática nuclear y que cuenta, entre sus logros más relevantes, la recuperación del Observatorio Astronómico de Córdoba, la creación de la Asociación Física Argentina y del Instituto de Matemática, Astronomía y Física de Córdoba, participando en el proyecto originario de creación del actual Instituto Balseiro. Estudió en Berlín, con calificación «sobresaliente». Su trabajo de Proseminar fue dirigido por Von Laue y la mesa examinadora estuvo integrada por Lise Meitner, Albert Einstein y Peter Pringsheim. Fue el mismo Albert Einstein quien intercedió por Gaviola para que obtuviera una beca en el International Education Board, que le había sido negada por su origen latinoamericano.

En el plano nuclear nuestro científico más importante fue José Antonio Balseiro, fiel seguidor de las enseñanzas de Albert Einstein, en particular en el ámbito de la física nuclear y en la preparación y formación de científicos. Impulsor clave del desarrollo de la física nuclear en nuestro país, egresó de la Universidad Nacional de Córdoba, su provincia natal, en 1938 con excelente promedio y con posterioridad solicitó una beca para estudiar Fisicomatemáticas en la Universidad Nacional de La Plata.

En la ciudad de La Plata conoció al científico Guido Beck, con quien luego trabajaría en el Observatorio Astronómico de Córdoba, en el estudio de temas relacionados con la física teórica.

Con posterioridad, luego de finalizada su labor con Beck, Balseiro decidió regresar a La Plata para iniciar una carrera académica. “Su contacto con Beck había hecho madurar en él una convicción de que la formación de discípulos, la transmisión de conocimientos a la gente más joven, era una cuestión crucial para el desarrollo del país”. (Lopez Dávalos y Badino, 2015, p. 79)

En el año 1950, mientras se desempeñaba como profesor, fue seleccionado para una beca del Consejo Británico, lo que le brindaría la posibilidad de estudiar en Manchester y conocer a Niels Bhor, el elaborador del Modelo Atómico, conocido como el Modelo Atómico de Bhor.

Llegado el año 1952 se desarrollaba en el país el “Proyecto Huemul”. Se había iniciado en 1948 y se localizaba en la isla del mismo nombre situada en el Lago Nahuel Huapi, bajo la dirección del científico de origen austríaco Ronald Richter. Este aseguró al General Perón, por ese entonces Presidente de la Nación, que había logrado la fusión nuclear, noticia que llegaría a los medios de comunicación y generaría un alerta a nivel internacional, en atención a que dicha forma de generación energética aún no se había conseguido en el mundo. El General Perón, advertido de esta situación, designa una comisión investigadora y Balseiro, que se encontraba en Manchester, fue convocado por el gobierno argentino para integrar esa comisión junto a Mario Báncora, Manuel Beninson, Pedro Bussolini y Otto Gamba.

Balseiro y Báncora, luego de estudiar la situación planteada por Ronald Ritcher, descalificaron por completo los dichos del físico austríaco, elaborando un contundente dictamen que sirvió para dar por concluido el fallido Proyecto Huemul. De esta forma, ambos científicos se incorporaron a la Comisión Nacional de Energía Atómica que había sido creada en 1950 por el Decreto 10.936 para colaborar con la tarea de la Isla Huemul.

Según lo sostenido por Mario Mariscotti (2016), en El Secreto Atómico del Huemul:

La creación de la CNEA significó hacer público el interés oficial en esta materia. Hasta ese momento, mayo de 1950 solo existían algunos rumores inevitables por los gigantescos movimientos que se podían apreciar en los alrededores de Bariloche de materiales de construcción y por la sensacional iluminación que brillaba desde la Isla Huemul todas las noches. Pero los rumores no se habían extendido mucho, a pesar de todo. Muy poco se sabía acerca de los planes y actividades que el gobierno venía impulsando entonces. El decreto oficializó el tema. (p. 153)

Ese mismo año, Balseiro fue nombrado director del Instituto de Física de la Universidad de Buenos Aires y, en el año 1954, aprovechando el apoyo y la organización del Centro Atómico Bariloche, comenzaron a dictarse cursos de verano para estudiantes de física. El 22 de abril de 1955 se firma el convenio entre la CNEA y la Universidad Nacional de Cuyo creando el Instituto de Física de Bariloche y el 1° de agosto del mismo año y bajo su dirección comienzan las clases y toma a su cargo el curso de Electromagnetismo.

Su visión se inspiró en la importancia que Einstein otorgaba a la investigación científica y a la formación de jóvenes talentos, allanando el camino para el desarrollo de la actividad nuclear en nuestro país. Esta labor, en compañía de genios como Enrique Gaviola y Mario Báncora, concluyó en un centro de formación de recursos humanos donde docentes, estudiantes e investigadores, gracias a becas aportadas por la CNEA, compartirían luego su aprendizaje en laboratorios de alta complejidad tecnológica e incluso en el funcionamiento de un reactor nuclear experimental, especialmente diseñado para la enseñanza. Estos actores fueron luego reconocidos en el mundo entero.

El Doctor en Física José Antonio Balseiro fallece el 26 de marzo del año 1962 y en su homenaje, el Instituto de Física de Bariloche recibe el nombre de su primer director llamándose, a partir de ese entonces, Instituto Balseiro.

Entre los logros del mundialmente prestigioso Instituto se encuentran:

– Formación de profesionales con un altísimo nivel de conocimiento, altamente capacitados en física e ingeniería con un excelente programa de estudios que también tiene en cuenta la investigación.

– Promoción de la investigación científica y tecnológica en las áreas de su incumbencia.

– Contribución al desarrollo tecnológico de nuestro país.

– Importante reconocimiento a nivel internacional, por la importancia de sus investigaciones y la capacitación de sus egresados.

Todos estos ítems forman parte del desarrollo tecnológico científico argentino en el campo de la energía nuclear, la que es destinada sólo para fines pacíficos. Se puede agregar que, el hecho de estar junto a la Comisión Nacional de Energía Atómica, llevó al Instituto al desarrollo de grandes emprendimientos, destacándose también la participación del INVAP (Investigaciones Aplicadas).

La unión de estas instituciones logró un importante desarrollo de la actividad nuclear en nuestro país, que fue el primero de América del Sur en tener una Central Nuclear para generación de energía eléctrica, como Atucha I que entró en estado de criticidad el 14 de julio de 1974. Con posterioridad se construyeron la Central Embalse de Río Tercero y Atucha II.

También se construyeron varios reactores nucleares experimentales que se emplean para la fabricación de radioisótopos, utilizados en la lucha contra el cáncer, ubicándonos en los lugares de mayor producción de estos elementos en el mundo.

Otro aspecto a resaltar es el enriquecimiento de uranio para centrales nucleares y no para armas de guerra, logrado a través del Proyecto Pilcaniyeu. Esta actividad se realiza en pocos lugares del planeta debido a que se requiere de una tecnología muy compleja y un amplio conocimiento en la materia.

Argentina además forma parte del Organismo Internacional de Energía Atómica, hoy presidido en segundo mandato por el argentino Rafael Grossi.

En términos generales el mundo respeta a nuestro país no sólo por su desarrollo nuclear sino también por mantener siempre su actividad con fines exclusivamente pacíficos.

Todos estos aspectos, que deben enorgullecernos, se deben a un grupo de tenaces científicos nacidos de nuestras universidades nacionales que, a pesar de los diferentes avatares políticos, mantienen su prestigio y calidad académica intacta. Aquí se formaron siguiendo la enseñanza de prestigiosos físicos como quien nos visitara hace cien años, el Doctor en Física Albert Einstein.

Bibliografía

Facultad de Ciencias Exactas (2 de abril de 2015). Einstein visitó nuestra Universidad. https://www.exactas.unlp.edu.ar/articulo/2015/4/2/einstein_visito_nuestra_universidad.

Galindo Tixaire, A. Impacto Científico. La Fundación Donostia International Physics Center (DIPC). https://dipc.ehu.eus/es/ciencia-sociedad/albert-einstein/impacto-cientifico.

López Dávalos, A. y Badino, N. (2015). J. A. Balseiro: crónica de una ilusión: una historia de la física en la Argentina. Mendoza, EDIUNC.

Mariscotti, M. (2016). El secreto atómico de Huemul. Crónica del origen de la energía atómica en Argentina. Lenguaje claro Editora.

Moreno González, A. (2005). Albert Einstein. La Fundación Donostia International Physics Center (DIPC). https://dipc.ehu.eus/es/ciencia-sociedad/albert-einstein.

Paolantonio, S. (2025). Recuerdos de la visita de Albert Einstein a Sudamérica. Historia de la Astronomía. https://historiadelaastronomia.wordpress.com/einstein2/.

Toledo, R (1 de abril de 2025). A 100 años del día que Albert Einstein visitó La Plata. Nota al Pie. https://www.notaalpie.com.ar/2025/04/01/einstein-visita-la-plata-100-anos/.

[1] Abogado, Docente Universitario de Derecho de Minería y Energía de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata y Docente Universitario de Derecho Ambiental de Minería y Energía en la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa.