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La figura de Albert Einstein en las revistas de la Reforma Universitaria en La Plata. 1925-1926

Grupo de Estudios Espaciales y Nucleares (GEEyN)

Artículos

La figura de Albert Einstein en las revistas de la Reforma Universitaria en La Plata. 1925-1926[1].

Andrés Dragowski[2]

Pensar la presencia de Albert Einstein a cien años de su visita a la Argentina en la ciudad de La Plata implica repensar su legado científico y cultural en un país atravesado por fuertes tensiones y discusiones en el sistema científico y tecnológico. Es decir, como sabemos, el estudio del pasado responde a las inquietudes y necesidades del presente, que dicta los modos en los que los historiadores buscan respuestas para mejor transitar el tiempo que les toca vivir. Como habitantes de la UNLP debemos, en ese sentido, entender que la presencia continua del legado de Einstein en nuestras aulas es un llamado constante a la excelencia y a la reflexión. Con miras a ese objetivo, es que proponemos en este breve articulo repensar los modos en que el físico alemán fue recibido y comentado en algunos espacios de difusión cultural y política del periodo de entreguerras en nuestro país, que coincide con la década de implantación y desarrollo de los estatutos universitarios reformados después de 1919 en nuestra casa platense de estudios.

La visita de Einsten a la Argentina es un tópico ampliamente visitado por los historiadores por la relevancia de la figura en concreto[3], como su importancia en el reconocimiento de la ciencia física argentina a través de sus interlocutores en nuestro país, tales como Ramón Loyarte, Teófilo Isnardi, y la red de científicos alemanes y germanofilos que caracterizaron las primeras cátedras e institutos de ciencias en la Argentina y gran parte de América Latina[4]. En ese sentido, si bien resulta de primera relevancia la revisión o puesta al día de la efeméride, no son pocos los historiadores que han puesto de manifiesto la larga y solida presencia de la colectividad inmigrante alemana en general y de alemanes científicos en particular como constitutiva de una comunidad científica de primera importancia en Argentina a inicios del siglo XX. Es relevante dicho marco social para comprender mejor la capacidad de recepción de la visita del físico alemán en territorio argentino y la capilaridad de su popularidad, a lo largo de todo el arco periodístico, desde la prensa gráfica nacional, pasando por revistas populares, iconografía de masas, llegando por fin a revistas universitarias como la que a continuación de releva.

Pensamos el el análisis de una revista, Valoraciones, cuya importancia dentro de la historia del reformismo de principios del siglo XX participa de la constitución de un conjunto de experiencias ideológicas y políticas en donde abrevaban diversidad de corrientes y trayectorias, que tenían en común la vocación juvenilista, generacional y el uso de determinadas estrategias de inserción y publicidad. Como parte de ese movimiento, la corriente antipositivista se destacó principalmente entre los universitarios de la UBA y la UNLP, configurando posiciones y dando origen a publicaciones que abarcaron todo el arco ideológico. En la ciudad de La Plata las publicaciones reformistas antipositivistas más importantes fueron Valoraciones y Sagitario. En ellas se construía y realizaba una agenda de producción de artículos organizados bajo el signo de la crítica, el americanismo, la cultura clásica y las ciencias[5]. Valoraciones surgió en 1923 y publicó 12 números hasta 1928. Tuvo dos líneas de trabajo claramente diferenciadas, textos sobre gnoseología y actualidad filosófica y textos sobre literatura hispanoamericana, en general atendidos por diversas figuras, pero los habitues de cada una eran Alejandro Korn y Francisco Romero.

Hay una personalidad que aparece y desaparece continuamente en ambas revistas pero específicamente en Valoraciones: Albert Einstein. No hay textos producidos por él mismo, solo referencias dispersas, alegorías, citas, comentarios, difusión de sus ideas, ponderación de su personalidad. En algunas ocasiones se elaboran grandes imágenes él, en otras simples menciones. ¿Cómo y a graves de qué elementos la revista construye estas imágenes de intelectuales? ¿Es posible observar alguna particularidad en los procedimientos seguidos? Un artículo titulado “Einstein” escrito por el físico Ramón Loyarte[6] permite observar mas.

“Es prodigioso el numero de hombres a quienes preocupan sus teorías; multitud inquieta y curiosa, ya trivial y pintoresca, ya sabihonda y austera. Y se mezclan en cambiantes ruidos las voces c laras de los físicos y los filósofos con los agudos chillones de los necios y los bajo stonos de los “prácticos” y pedantes.”[7]

Es observable allí varios elementos: en primer lugar la idea de que las teorías del físico alemán suponen una especie de reunión alegre donde es posible encontrar lugar para todo tipo de intereses. Al margen de si efectivamente así fue, es claro que por alguna razón hay un interés en establecer esa idea. Seguido la evidente mención de físicos y filósofos, dos grupos profesionales que para mediados de la década del 20 estaban solidamente posicionados en sus respectivos campos académicos,al menos en la UNLP. Esta reunión cordial solo es ensombrecida por los necios, los“prácticos” y los pedantes, tres expresiones que quedan niveladas construyendo una imagen de una figura distinta e inclusive opuesta. “Prácticos” aquí resulta ser una palabra extrañamente transformada en peyorativa. En el contexto de las mencionadas reflexiones criticas a la ciencia, parece ser que Loyarte se suma al antipositivismo franco. En rigor, Loyarte no persigue la demolición de la ciencia, sino de una ciencia, la de los “prácticos”. Su ponderación de las características del trabajo del científico no parecen estar muy alejadas de lo que los propios columnistas habitué de la revista consideran el típico trabajo del positivista. Loyarte sostiene que: “Una teoría física no puede a menos que tener sus fundamentos en la experiencia”[8] e inclusive que, en caso de dudar de la experiencia directa es “abandonar el postulado fundamental de la ciencia: la perfecta coherencia de los fenómenos de la naturaleza…”.Solo tenues matices indican que Loyarte posee una Imagen de ciencia en donde lo que establece la validez o falsedad de un argumento o postulado es la “idea de la contradicción (que) esta en nuestras representaciones, exclusivamente”[9]. En ese sentido Loyarte entiende que en el contexto de una física “prerelativista” los trabajos científicos se realizaban bajo el imperio de aprioris basados en la idea de la primacía de la experiencia desprovista de profundidad filosófica y lo que marcó el éxito de Einstein fue que este poseía un

“(…)espíritu profundo, a la vez que enteramente libre (…) para que interpretase los dictados de la naturaleza con plena independencia de las necesidades de la intuición y de las nociones llamadas apriorística antecitadas; que buscase la contradicción en nuestras representaciones no en los hechos de la experiencia.”[10]

En la idea de Einstein como “espíritu profundo” vemos un elemento típico de lo que podríamos llamar arielismo, de difícil constatación entendiendo que tal expresión de ideas data de la primer década del siglo XX, y que en los años 20, o bien se habría agotado o bien habría adquirido algún status de lugar común en el lenguaje antipositivista. En cualquier caso, es claro que lo que vemos es la construcción de un Einstein a la medida del pensamiento clásico, antipositivista e inclusive del contrareformismo posterior ala Huelga Grande de estudiantes platenses de 1918. La ponderación de un trabajo científico orientado en base a reflexiones puramente filosóficas tiene como correlato la exaltación del individuo libre de ataduras y solo guiado por alguna providencia intelectiva.

El proceso de elaboración de la teoría de la relatividad supone una especie de epopeya filosófica. La lenta disertación sobre los distintos niveles de discusión que mantuvo el físico alemán con el paradigma newtoniano que realiza Loyarte es una frugal síntesis de los descubrimientos, en donde el hecho principal esta en la sospecha de la evidencia de la experiencia directa sobre fenómenos fácilmente discutibles desde un punto de vista filosófico. El texto de Loyarte no se expide acerca del proceso sino para ponderar el juego que ocupo la personalidad del alemán. Todos los descubrimientos fueron realizados cuando Einstein “se deja conducir”[11],cuando “iluminada la mente por esos pensamientos descubre con los ojos puestos en la experiencia, las razones que deducen…”. Además, el rol de la intuición como parte intrínseca del proceso de descubrimiento es reiteradamente remarcado. En este contexto, la intuición es un rasgo que Einstein tiene por ser un “espíritu libre”.

En el mismo número, en la última sección de la revista, vemos otro breve texto también titulado “Eisntein” firmado por La Redacción. Allí se discute acerca de la visita del físico alemán en la misma semana o momento en donde habría visitado el país el Príncipe de Saboya. Con lapidarias palabras, la redacción critica el “snobismo petulante” de un país que recibe con mas gracia a un monarca que a un científico. La falta del país radica en no saber conocer a un hombre cuyo valor radica en haber acrecentado el conocimiento de la humanidad de un hombre cuyo valor viene dado simplemente por su nacimiento40. La escena no solo motiva críticas de índole meritocratista sino también contra la petulancia burguesa tanto de la sociedad como de la propia UNLP. Einstein aparece aquí como una especie de estoico soldado contra la mediocridad intelectual burguesa: “Él, que no es conferencista, ha debido hablar ante un publico mundano de damas y caballeros.” Podemos afirmar que, en términos de política intelectual y universitaria, Valoraciones tiene intereses en colocar en la escena pública figuras de la gestión, como Ramón Loyarte, definiéndose como comentarista y ponderador de Einstein, previa definición del alemán como estándar de científico emancipado de las limitaciones tanto positivistas como burguesas en general, con lo que podríamos decir recepción activa de la figura del físico quedaba así consumada y además, podemos agregar, devenida en una suerte de intelectual representativo de la nueva generación.

[1]Este artículo es una revisión de parte de trabajos previos: Dragowski, Andrés (2017). Los reformistas antipositivistas platenses y las ciencias exactas y naturales: recepción, critica y difusión. XVI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia. Facultad Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata; Dragowski, Andrés, (2021). El Instituto de Física de la UNLP durante la Reforma Universitaria, 1918-1921. Ciencias, gestión y educación en la mirada de Ricardo Gans. Tesis de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

[2] UNLP-UNTREF.

[3]Vease: Hurtado de Mendoza, Diego, (2000), “Las teorías de la relatividad y la filosofía en la Argentina”, en, Marcelo Monserrat (comp.), La ciencia en Argentina entre siglos. Textos, contextos e instituciones”, Ediciones Manantial SRL, Buenos Aires, pp. 35-52; De Asúa, Miguel y Hurtado de Mendoza, Diego, (2006), Imágenes de Einstein. Relatividad y cultura en el mundo y la Argentina, Eudeba, Buenos Aires.

[4]Vease: Chicote, Gloria y Gödel, Barbara (eds.), (2011), Ideas viajeras y sus objetos. El intercambio científico entre Alemania y América Austral, Iberoamericana-Vervuet, Madrid; Ferrari, Roberto, (2008), “La sociedad científica alemana en Buenos Aires (1897-1939), Actas Coloquio sobre inserción de la minoría alemana en la Argentina, Buenos Aires, Instituto de Estudios Germánicos, Universidad de Buenos Aires; Carreras, Sandra, (2013) “Gelehrte, Akademiker, Wissenschafthler. Científicos de origen alemán en Argentina”, Actas de las XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.

[5]Vease Bustelo, Natalia, (2018), Todo lo que necesitas saber sobre la Reforma Universitaria, Paidós, Buenos Aires; Graciano, Osvaldo, (2008),
Entre la torre de marfil y el compromiso político. Intelectuales de izquierda en la Argentina, 1918-1955, Universidad Nacional de Quilmes Editorial,
Bernal; Sonowski, Saúl, (ed.), (1999), La cultura de un siglo. América Latina en sus revistas, Buenos Aires, Alianza Editorial; Finocchiaro, Alejandro, (2018), El mito reformista, Eudeba, Buenos Aires.

[6]Ramón G. Loyarte (Concepción del Uruguay, 1888 – Buenos Aires, 1944). Físico. Formó parte de la primera camada de doctores de física nacidos en el país. Combinó una amplia trayectoria científica y política. En 1918 fue diputado del partido demócrata. Fue presidente de la UNLP en dos ocasiones: entre 1928 y 1930 y entre 1930 y 1932.

[7] Loyarte, Ramón,“Einstein”,en,Valoraciones. Humanidades, critica y polémica, año 1926, Tomo II, n 6, La Plata, 241-245.

[8] Loyarte, op.Cit., pp.240.

[9] Ibid.,pp.240.

[10] Ibid.,pp.241.

[11] Ibid.,pp.242.