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Derechos Humanos: entre el Rightside Up y el Upside Down

“En un mundo en el que se multiplican los conflictos y las crisis, el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, es una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso inquebrantable con esa visión de una humanidad común, arraigada en valores compartidos, porque, cuando los derechos fundamentales se ven amenazados, lo que está en peligro son nuestras sociedades en su conjunto.”[1] 

 

El 10 de diciembre de 1948 se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la Asamblea General de Naciones Unidas. Dos años después, la AGNU oficializó el Día de los Derechos Humanos cada 10 de diciembre.

La Declaración es una hoja de ruta para que la sociedad internacional adopte medidas positivas y progresivas, en el orden nacional e internacional, a fin de lograr el reconocimiento, observancia y efectividad de los derechos y libertades allí plasmados y tener así una sociedad más justa y pacífica. Se entiende como una norma común de conducta para todos los seres humanos, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

El Upside Down (o Mundo del Revés), se nos presenta como una dimensión paralela, oscura, congelada en el tiempo, del Rightside Up (Nuestro Mundo). Un mundo hostil, plagado de criaturas (demogorgons), pero sin población humana, con una atmósfera tóxica. Pero la barrera entre uno y otro mundo es muy frágil, sufre fracturas, y el Upside Down irrumpe en el Rightside Up (o viceversa).

“En un mundo en el que se multiplican los conflictos y las crisis…”, donde la pobreza, la crisis ambiental y las desigualdades estructurales siguen golpeando a millones de personas, los principios consagrados en la Declaración son tan relevantes hoy como lo fueron en 1948. Los conflictos armados, la migración forzosa, la hambruna, son moneda corriente. Como criaturas del Upside Down entre nosotros.

La sociedad internacional ha evolucionado, y mucho, desde aquel 10 de diciembre de 1948. Pero hoy, 77 años después, aquellos “valores compartidos”, que sirvieron para consensuar el texto de la Declaración, siguen en jaque, como una situación congelada en el tiempo.

La persona más pesimista diría que, en realidad, vivimos en el Upside Down viendo atisbos de un Rightside Up. Otras personas pueden decir que somos el equilibrista sobre la soga que divide ambos mundos. Pero no. Estamos en el Rightside Up, con las herramientas suficientes (y el poder para crear otras), para ir cerrando todas y cada una de las fracturas (crisis, conflictos). Los Estados, las Organizaciones Internacionales, los individuos, los instrumentos de Derechos Humanos (vinculantes y no vinculantes), y toda la maquinaria que gira en torno a ellos, la cooperación internacional; pero también tenemos herramientas para seguir fracturando más nuestro mundo (y personas que hacen un efectivo uso de ellas).

Ante esto, la pregunta que cabe hacerse es ¿qué hacer en nuestro Rightside Up frente a las irrupciones del Upside Down? ¿Por qué las herramientas actuales no pueden evitar nuevas fracturas? ¿Modificamos las que tenemos o creamos nuevas?

Son muy conocidas las frases: “Una imagen vale más que mil palabras” y “Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. El mundo real, nuestro mundo, no es una serie, una película o un juego. Pero cuando se nos presenta de esa manera puede generar un gran impacto. La sociedad internacional debe tener capacidad y voluntad de reacción. Mientras tanto, el mundo enfrenta una variedad de crisis, lo que deriva en una violación general y sistemática de los derechos humanos, como antes de 1948, como si estuviera congelado en el tiempo.

Noeli Scarpelli
Coordinadora
Departamento de Derechos Humanos
IRI-UNLP

Referencias

[1] Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO