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CARTA ABIERTA

A quienes utilicen los vuelos del continente sudamericano a Malvinas

El 3 de enero de 1833 el Reino Unido -que había firmado siete años antes un tratado de «amistad, comercio y navegación» con las Provincias Unidas del Río de la Plata (hoy República Argentina)- ocupó con sus tropas militares el archipiélago de las Islas Malvinas, expulsó a los habitantes argentinos de las islas y usurpó el gobierno de las mismas.

A partir de ese momento nuestro país reclama la devolución de este territorio y los de los archipiélagos de las Islas Gerogias del Sur y Sandwich del Sur, así como sus espacios marítimos circundantes, a los que el Reino Unido fue extendiendo su usurpación teniendo como base la colonia británica de las Islas Malvinas.

Producido el atropello de 1833 contra un país con el que siete años antes había firmado un tratado de «amistad» el Reino Unido procedió a reocupar el archipiélago con colonos de ascendencia británica, en reemplazo de la población argentina que expulsó durante el acto de agresión.

Durante estos 186 años el Reino Unido impidió la radicación de ciudadanos argentinos en las Islas Malvinas y mucho menos que estos realizaran negocios o adquirieran propiedades en las mismas, pese a la buena relación que mantuvo durante todo este tiempo con los distintos gobiernos de la República Argentina, que siempre permitieron la radicación de súbditos británicos en su territorio continental y que estos comerciaran, adquirieran propiedades y realizaran inversiones económicas y financieras.

Por lo tanto, los habitantes de las Islas Malvinas no constituyen un «pueblo» en el sentido que establece el Derecho Internacional sino una «población transplantada» y no puede aplicarse a los mismos el principio de autodeterminación de los pueblos establecido por la Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Argumento con el que el Reino Unido intenta confundir a la Comunidad Internacional.

Esto se deduce claramente de la Resolución 2065 de esta Asamblea General, todas las resoluciones que se aprobaron en base a la misma por este órgano de las Naciones Unidas, y las distintas resoluciones de su Comité Especial de Descolonización.

Sin embargo, el Reino Unido ha falsificado la Historia y le enseña a los niños que nacen en la colonia y le cuenta a los viajeros que por distintos motivos visitan el archipiélago, una leyenda totalmente alejada de la realidad que pinta a los argentinos como hostiles a una pacífica comunidad británica instalada en el Atlántico Sur, cuando en verdad, esos colonos son el instrumento que utiliza el gobierno británico para perpetuarse en el territorio usurpado y usufructuar ilegalmente los recursos vivos marinos y los del lecho y el subsuelo que pertenecen a la República Argentina.

Aquellos que visitan las Islas Malvinas tienen que conocer la verdadera historia: que en pleno siglo XXI existe en el Atlántico Sur un enclave colonial del Reino Unido, un país que se presenta como un paradigma de la libertad y la democracia, que es fundador de la Organización de las Naciones Unidas, pero que en los hechos tiene una actitud dúplice, ya que no respeta las Resoluciones de la Asamblea General ni del Comité Especial de Descolonización, y continúa desde hace 186 años su agresión contra el país que durante todo este tiempo ha permitido la radicación en el mismo de sus capitales y negocios y en el que se ha formado una importante comunidad británica que ha podido vivir pacíficamente, lo que nunca pudieron hacer los argentinos en Malvinas.

Cuando lleguen a las Islas les van a contar una historia falsificada, los invito a confrontarla con la verdadera historia.

Carlos Alberto Biangardi Delgado
Coordinador
Departamento del Atlántico Sur
IRI – UNLP