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Toda la sangre al corazón

El coronavirus y las consecuencias para la política internacional

El 12 de diciembre de 2019 en la provincia china de Wuhan se detectaron los primeros casos del ahora conocido con COVID-19 o coronavirus. Esa fue la primera ficha de dominó que empujó las otras del tablero para llegar a la actual crisis mundial que padecemos. A la fecha, nuestro país cierra las fronteras decretando la cuarentena obligatoria para toda su población al igual que muchos otros países alrededor del globo ¿cómo sigue y qué consecuencias puede tener la pandemia para el mundo?

Maquiavelo en pleno Renacimiento (por cierto, muy cercano a la gran peste que azotó Europa) comenzaba su obra El príncipe señalando que “Todos los Estados, todos los dominios que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados” (Maquiavelo, 2008, p.21). La razón por la que Maquiavelo, un amante de la república romana, se extiende durante toda la obra en consideraciones sobre el príncipe y su tarea se debe enteramente al contexto. Una Italia dividida, atomizada y destruida por las ambiciones de la Iglesia por una parte y de las potencias extranjeras (Francia) por la otra. A Maquiavelo le gustaría una patria republicana pero el momento exige orden y centralización, es decir, al príncipe, el cual debe disponer de los medios para llegar al objetivo de una Italia unificada. El Estado debería actuar de la misma manera que lo hace un cuerpo que sufre hipotermia, para sobrevivir la sangre debe ir de las extremidades hacia el corazón. He aquí el punto principal de la breve exposición que pretendemos realizar en este escrito, ya que la pandemia ocasionó que los Estados se retraigan sobre sí mismos y la sangre fluya directamente hacia el corazón estatal, el poder ejecutivo. La canciller alemana, Angela Merkel, señaló, en una cadena televisiva durante la última semana, que el Estado deberá tomar “restricciones como nunca antes se han visto en la república federal” las que “en una democracia, nunca deben ser decididas a la ligera y solo temporalmente. Pero, por el momento, son indispensables para salvar vidas” (Carbajosa, 2020, p. 2). De la misma forma todos los países están tomando medidas de esta talla, lo que genera y generará cambios en el panorama internacional que debemos indagar aún cuando no tengamos todavía las certezas de cómo reaccionarán algunas variables. Una las virtudes de la ciencia social es la posibilidad de corrección en el tiempo y de acuerdo a la evolución de los sucesos que analizamos.

Por lo tanto avanzamos intentando sacar algunas conclusiones preliminares de cómo se puede mover el tablero actual ante el retraimiento sobre el Estado debido a la actual crisis.

I- Fortalecimiento del Estado-nación

Quizás este es el punto más importante para quienes pronosticaban, bajo la consigna de «fronteras porosas», el fin del Estado o al menos el detrimento de su ámbito de influencia a nivel internacional. La convergencia en el Estado que produjo la crisis se dio en dos sentidos: uno ascendente y otro descendente. En el plano ascendente, crece la presión desde el ciudadano individual sobre el Estado en forma de demandas para paliar la crisis, incluso de aquellos que no gustan de pedir intervención estatal. Respecto al plano descendente podemos hablar de una «desaparición» de los organismos internacionales y regionales. La capacidad de coordinación internacional se develó inexistente y esto permitió, al caer los ámbitos decisorios “sobre” él, que las respuestas provengan enteramente del Estado. Para dar solo un ejemplo: la Unión Europea, el bloque más integrado del mundo, ni siquiera improvisó un protocolo unitario y terminó en un gran «sálvese quien pueda». Solo son dos los organismos que se nombran en las últimas semanas: la OMS en su rol sanitario, dando avisos, publicando informes y recomendando medidas, pero de ninguna forma coordinando algún tipo de acción internacional, y, el FMI, ofreciendo un alinea de crédito especial para la crisis. La pandemia probablemente provoque la conciencia de la necesidad de mayor coordinación internacional en el largo plazo, pero en el corto la inhibe completamente. La rapidez de las respuestas hizo saltar todos los resortes internacionales y los Estados debieron tomar el tema en sus propias manos, lo que solo puede redundar en un afianzamiento de su importancia. En el mismo sentido, Stephen Walt, teórico neorrealista, en un artículo para Foreign Policy en la última semana observaba que «la presente emergencia nos recuerda que los Estados siguen siendo el actor principal en la política global» (Walt, 2020, p.1).

II- Regímenes y eficiencia.

Junto con la pandemia se abrió un desafío para alimentar el debate en torno a qué régimen puede responder mejor a una situación de crisis. En la palestra están puestas, ya desde hace tiempo, las democracias occidentales frente al modelo chino, por lo que esta oportunidad de comparación no fue una excepción.

Es manifiesto que la convergencia en el Estado no fue la misma en todos los países al igual que las medidas tomadas. Esto también lo analiza Walt con una comparación entre las democracias y el ya nombrado régimen chino, el cual al día de hoy logró aplanar la curva de casos del virus. Los argumentos que desarrolla son los típicos en la oposición clásica entre gobierno autoritarios y gobiernos democráticos. En el caso de los autoritarios se posee una gran capacidad de movilizar recursos y dar respuestas de forma veloz, solo si los que se encuentran en la cima del ámbito decisorio caen en la cuenta de la necesidad de mover esos recursos y dar esas respuestas. Las democracias no adolecen de este problema, la deliberación puede prender la atención rápidamente de quienes deben dar las respuestas, más la capacidad para movilizar recursos es lenta o inexistente en algunos casos. El análisis es certero pero insuficiente para dar cuenta de las ventajas y desventajas de los modelos, para ello debemos ubicarlo en otro nivel categorial.

Puede ser útil una diferencia esencial establecida por Michael Mann entre poder despótico y poder infraestructural en su conocido libro La fuente del poder social. El poder despótico es caracterizado como la capacidad de disponer de medidas sobre terceros sin mediaciones de tipo burocrática y de negociación con la sociedad civil, un auténtico Estado despótico no tiene restricciones y es a su vez menor el poder de resistirlo por quienes lo sufren. En el caso del poder infraestructural se define con el que se ejerce no sobre otras personas, sino con otras personas. Es la capacidad organizativa de imponer decisiones a través de la sociedad civil y no sobre ella. Las capacidades del Estado de imponer la ley, controlar territorios, curar y prevenir enfermedades cuentan dentro de esta categoría. Un gobernante puede ser un déspota, pero carecer de este último poder, y viceversa. En el caso chino, lo que el mundo comprendió como la gran ventaja de su modelo fue su capacidad de resolver problemas, responder a demandas e imponer decisiones en el momento de la crisis, a decir, su poder infraestructural, más que su carácter represivo. La represión no fue condición suficiente para solventar la crisis. Esto se ha visto en la construcción de dos hospitales en menos de diez días, la colocación de extensas ciudades en cuarentena y el seguimiento de infectados mediante inteligencia artificial. En el caso estadounidense, modelo de la democracia occidental, podríamos decir que cuenta con los dos tipos de poder. Posee una extensa red de coordinación capaz de dar respuesta a serios problemas como catástrofes naturales. Sin embargo esta red se vio impedida por la infravaloración de la potencia del virus de parte del presidente Trump. Fue menester convencer al presidente para tomar las acciones necesarias que al momento están en marcha. Por lo que podemos afirmar que en la primera batalla “ideológica” que plantea la nueva situación China ha tomado la delantera. Lo más probable es que el mundo mire con otros ojos hacia el régimen chino en la etapa post-crisis.

En el mismo sentido los países están intentando mostrar sus “músculos”, la infraestructuralidad de su poder, llevando la sangre hacia el corazón y dando las respuestas necesarias. Con esto y con las expectativas puestas en ellos hacen crecer su poder real como simbólico. Abonando las conclusiones del punto número uno el mundo post-crisis puede prever Estados-nación fortalecidos con su rol dentro del ámbito internacional revalorizado. El príncipe está teniendo su papel protagónico durante la crisis.

III- La globalización. 

En relación con el tópico anterior, la crisis ralentiza o al menos frena y segmenta la globalización. Con las fronteras cerradas en una gran cantidad de países, los flujos que hacen al mundo global disminuyen hasta nuevo aviso. Probablemente se volverá a la normalidad pasado el virus, pero sin duda esto va a resentir los lazos que unen a nuestro mundo «hiperconectado». Por otro lado, esta hiperconectividad para muchos fue una de las causas de que el virus se expanda de forma rápida y desproporcionada por lo que va a dar que hablar en la formulación de las nuevas políticas exteriores de los países. No es que podamos esperar un mundo más cerrado, pero sí un mundo más cauteloso en extender lazos de dependencia efectivos.

Todo lo dicho afecta especialmente al plano económico donde puede hablarse de un movimiento hacia dentro a lo que Branko Milanovic llama una “economía natural” (Milanovic, 2020, p.2), es decir, una economía de autosuficiencia. Mientras que la globalización impone la división del trabajo a nivel internacional, el retorno a una economía de autosuficiencia en los países iría totalmente en el sentido contrario. Los países buscaron ante la crisis la ayuda de sus elementos internos para organizar los recursos con que contaban dentro de sus fronteras y utilizarlos para solventar la crisis. Milanovic señala que si la crisis puede ser sobrellevada rápidamente en los próximos seis meses la globalización podría volver a su camino ascendente pero aún el miedo a otra pandemia o crisis de este tipo puede permanecer en las agendas de los diferentes países. En la misma línea la actual crisis premia a quienes se acercan a la autosuficiencia y castiga a aquellos países más dependientes y conectados en las cadenas de distribución globales. Estos van a ser los grandes perjudicados al final de día. Aunque, insistimos, en que la tendencia al mundo global se seguirá extendiendo pero las percepciones negativas y de resguardo lo harán en el mismo sentido acabada la crisis.

VI- China

El caso chino es el del actor más importante para el tablero mundial en este momento. Al comienzo de la crisis parecía ser que la baja de las tasas de crecimiento esperadas para la economía china debido al coronavirus iba a frenar el avance de China en el plano internacional. Pero habida cuenta del impacto que tuvo en las economías de los otros países del globo en las últimas semanas, China no será la única perjudicada, por lo que si todos caen el gigante asiático buscará ser el que menos cae. Como respuestas a los desafíos de la crisis el gobierno chino articuló una estrategia de mercado arriesgada que le permitió comprar acciones de las empresas radicadas en su país. Debido al impacto inicial que tuvo la pandemia en su país la moneda china comenzó a devaluarse, mientras, el Banco Central no tomo ninguna medida para detener este colapso. El precio de las acciones en la industria química y tecnológicas chinas continuaron cayendo y los financistas comenzaron a desprenderse de dichas acciones, nadie quería comprarlas y se devaluaron por completo. Dándole espacio de una semana a este proceso Xi Jinping, a la espera de que las acciones caigan, dio la orden de comprar todas las acciones europeas y estadounidenses de los rubros mencionados en un solo movimiento. Con esto China se hizo dueña de las empresas de industria pesada de las que dependen la UE, EEUU y el mundo entero, y al mismo tiempo permitió, a futuro, que la rentabilidad de dichas empresas devenga en riquezas que se quedaran dentro del país. Muchos hablan de un movimiento brillante del gobierno chino en el mercado de valores y el Heraldo de Baja California la titula “Operación Jaque Mate”. Atrás quedaron las noticias rimbombantes sobre la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Hoy por hoy parece que el gran ganador en la economía internacional post-crisis será el gigante asiático. Claro que especuladores estadounidenses también están al acecho de oportunidades de comprar acciones baratas pero ninguno realizó una jugada de este estilo. El río está revuelto, los pescadores esperando el momento, pero parece ser China quien se adelantó y sacó el pez más gordo.

Sin embargo, el soft power es el ámbito donde China puede sacar la tajada más grande. El presidente de Serbia hace una semana declaró «el único país que puede ayudarnos es China» (Alonso, 2020, p.2). El gobierno chino se encargó distribuir elementos de emergencia a los países que comenzaron a sufrir la pandemia (incluido Argentina) además de ofrecer asistencia médica y logística. Si uno quiere ser el líder del grupo debe preocuparse e interesarse en resolver los problemas del grupo entero. China no está haciendo menos. La solidaridad europea muere con la crisis mientras que la china continúa extendiéndose, intentando tender lazos y extender su poder simbólico e ideológico. Más aún, en contraste, con las acciones unilaterales de Estados Unidos, el que buscaba monopolizar el acceso a la cura como última medida. Sumadas esta ayuda a lo ya dicho sobre la exportación del modelo chino como un ejemplo de sobrellevar la actual crisis, se forma un cúmulo significativo de soft power que China va a utilizar en el mundo post-crisis para consolidar su liderazgo.

V- El sistema de salud 

Un último punto de interés en relación con el primer ítem de nuestra exposición es la relación del mercado con la prestación de servicios en la crisis. Fundamentalmente los servicios médicos. El mismo Stephen Walt nombraba en su artículo un tweet de Derek Thompson: «No hay libertarios en una pandemia». Y es que la necesidad de actuación del Estado ante la eventualidad llevó a muchos liberales a atenuar sus discursos, entre ellos el presidente francés Macron quien dio declaraciones públicas sobre la importancia del Estado de Bienestar y del sistema de salud pública (Sardiña, 2020, p.1). Con ello abrió el debate público sobre la importancia de desmercantilizar la salud y constituir un sistema de salud pública centralizada en aquellos países que carecen de dicho sistema. Por el momento, los Estados con más o menos eficacia intentan coordinar el ámbito privado con el público para dar una respuesta a la cantidad de contagios y la necesidad de tests para identificar el virus, sin embargo, no podemos descartar una fuerte presión post-crisis hacia la desmercantilización de la salud como primera medida.

VI- Conclusión

La actual crisis tomó de sorpresa a la mayoría de los países del mundo. Nadie esperaba que sólo doce años después de la quiebra de Lehmann en el año 2008 llegara otro periodo de recesión y de caos en los mercados globales. Cada país tomó sus debidas medidas y esa es una de las conclusiones de este breve artículo: ausencia de coordinación internacional y retraimiento sobre el Estado. La segunda es la importancia creciente de la hegemonía china; si en un principio se creía todo lo contrario, la manera en que el gobierno del gigante asiático manejó la crisis, con una mezcla de restricciones, saneamiento de su población y jugadas en el mercado de valores, hasta llegar hoy en día a no tener nuevos casos del virus, lo llevó a despuntar nuevamente como el núcleo de articulación de la política internacional. Sin embargo, la “trampa de Tucídides” se cierne siempre sobre los análisis de lo que llamamos transición hegemónica. Las tensiones estructurales que genera la amenaza china sobre los Estados Unidos creen muchos llevará a la guerra entre las dos potencias, siendo la guerra comercial que estaban manteniendo hasta la crisis sólo un preludio. Pero hoy, con el tablero revuelto, y con la consideración que hacen muchos de que estaríamos en un estado de guerra formal deberíamos hacernos la pregunta ¿podría actuar la pandemia como la guerra entre las dos potencias? ¿podría solventarse la transición con el avance de China sobre los mercados mundiales durante la crisis? Por lo pronto, podemos darle seguridad a la primera conclusión, el Estado-nación saldrá fortalecido de la crisis además de que se darán nuevos debates en su seno que lo revitalizan; la sangre corrió rápidamente hacia el corazón. En relación a la segunda conclusión, el avance inexorable de china y su modelo en el ámbito internacional, quedará como una incógnita a la que el tiempo se encarga de dar respuesta. Solo el concienzudo análisis de los próximos movimientos en el avance del virus podría darnos las claves para seguir construyendo el difícil entramado de la dinámica internacional.

 

Bibliografía: 

-Alonso, Ana (2020). Serbia acusa a la UE: «La solidaridad europea no existe. China es la única solidaria”. El independiente. Recuperado de https://www.elindependiente.com/politica/2020/03/16/serbia-acusa-a-la-ue-la-solidaridad-europa-no-existe-china-es-la-unica-solidaria/

-Carbajosa, Ana (2020). Merkel pide colaboración ciudadana ante “el mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial”. El País. Recuperado de

https://elpais.com/sociedad/2020-03-18/merkel-pide-colaboracion-ciudadana-ante-el-mayor-desafio-desde-la-segunda-guerra-mundial.html

-Mann, Michael (1986) The source of social power: a history of power from the beginning to A.D 1760, vol 1. Cambridge University Press. Recuperado en https://uniteyouthdublin.files.wordpress.com/2015/01/the-sources-of-social-power-michael-mann.pdf

-Maquiavelo, N. (2008). El príncipe. Buenos Aires: Gradifco. 

-Milanovic, Branko (2020). The real pandemic danger is social collapse: As the Global Economy Comes Apart, Societies May, Too. Foreign Affairs. Recuperado de https://www.foreignaffairs.com/articles/2020-03-19/real-pandemic-danger-social-collapse

-Sardiña, Marina (2020). «Estamos en guerra sanitaria»: Macron anuncia medidas para enfrentar el Covid-19. France24. Recuperado de https://www.france24.com/es/20200316-macron-francia-coronavirus-medidas-guerra-sanitaria

-Walt, Stephen.M (2020). The Realist’s Guide to the Coronavirus Outbreak. Foreign Policy. Recuperado de 

https://foreignpolicy.com/2020/03/09/coronavirus-economy-globalization-virus-icu-realism/

-China aprovechó el pánico de los “mercados” por el coronavirus y compró acciones de empresas a precios regalados. Misiones Plural. Recuperado de https://misionesplural.net/2020/03/10/china-aprovecho-el-panico-de-los-mercados-por-el-coronavirus-y-compro-acciones-de-empresas-a-precios-regalados/


Lautaro Marcotti
Integrante
Centro de Reflexión en Política Internacional (CeRPI)
IRI – UNLP